lunes, 24 de enero de 2022

Vos

De todas las mujeres que fuiste, también fuiste aquella que me hizo enmudecer. 

Y mirá que soy porteño...

sábado, 22 de enero de 2022

Los dos para los dos

Llevábamos un tiempo mal. En realidad, "mal" no lo describe a cabalidad. De recriminaciones y broncas constantes. La misma intensidad que poníamos al amarnos la empleábamos para lanzarnos torpedos tipo Armada Soviética, división Flota de Murmansk, a la línea de flotación. El horror, el horrrrroooorrrr..., que diría Conrad.

Para tratar de salvar lo nuestro contratamos una terapia de pareja en la superficie lunar a pagar en cómodos plazos. Según los científicos la ausencia de gravedad le quita hierro a las discusiones maritales y te entra la risa tonta.

En nuestro caso ni por esas. Teníamos energía de sobra para hacer el amor en modo leones de la sabana entre las ídem, llamarnos de todo menos guapo, volver a la cama, discutir por cualquier gilipollez y así hasta el amanecer y más p'allá. Y al día siguiente vuelta a empezar. Zombies estábamos de no dormir. Pasión animal.

El tratamiento lunar fracasó. Estrepitosamente. Y por si fuera poco, regresando a la Tierra, nuestra nave para dos explotó. Salimos eyectados en nuestros trajes espaciales y cuando quisimos darnos cuenta caíamos al vacío en dirección a casa. La gravedad es así de desalmada.

Empezamos a discutir por radio. Ahora no podíamos tocarnos.

—Mira que te lo dije... "viajes a la luna". Como si no tuviéramos suficientes problemas. Eres un subnormal.

—Que me olvides, hombre. Siempre dando por saco. No puedes parar, ¿eh?

—No te soporto. En qué hora... y mira en la que nos hemos metido.

—Estamos de acuerdo. Tampoco te soporto. Ni un minuto más. No puedo contigo.

—Te odio como no sabía que se podía odiar...

—¡Maldigo el día en que te encontré!

—¡¡¡So mamón!!!

—¡¡¡Desgraciada!!!

[...] [...]

—Oye... ¿qué va a suceder ahora?

—En diez minutos o menos entraremos en la atmósfera y arderemos como antorchas.

—Diez minutos... ¿sabes? Ya no podré tocarte nunca más. Solo tengo tu voz, como al principio, ¿te acuerdas?

—Sí, claro. A mí también me sucedía. Oía tu voz y me volvía loco. Escuchaba los audios que me enviabas una y otra vez. Me sigue gustando oírte. Me matas de deseo.

—Y tú a mí, vida. Vivimos cosas maravillosas... ¿verdad?

—Sí, mi amor. Así fue. Siempre en el extremo, pero maravillosas. Irrepetibles.

—No he amado nunca con tanta intensidad. No sabía que era posible perder el sueño, la razón, el equilibrio. Me dolías físicamente cada vez que te sentía lejos. Dolor real.

—Cariño... somos cielo e infierno. Con todas las letras. Pero no te cambio por nadie. Ni cambio un solo instante juntos.

—¡Te quiero, loco! Daría cualquier cosa por poder abrazarte.

—¡Te amo, fea! Cierro los ojos y vuelvo a besarte. Lo recuerdo todo...!

—¡Te llevo conmigo!

—¡Estás en mí!

*

Dos niños jugando en las playas del sur de España. Uno señala al cielo.

—¡Dos estrellas fugaces juntas! Rápido... ¡pide un deseo!

—Ya lo he hecho. Deseo sentir como una estrella.

—¡Yo también!

—¡Copiota!

miércoles, 12 de enero de 2022

El tren más solitario del mundo

Si te quedás conmigo te haré la mujer más feliz del mundo.

Si te vas, me mato. No quiero seguir viviendo.

¿Con qué cuento para tamaña empresa?

Poca cosa. Mi vida, mis manos y mis sueños.

Llovía y te ofrecí el último café.


El olvido no me curó de vos.

lunes, 10 de enero de 2022

Ella

Ella creía que los lápices crecían en los árboles (con su mina y todo). Tampoco sabía en qué hemisferio vivimos.

Solo sabía amar.

viernes, 7 de enero de 2022

Mi hermano

 El soldado pidió a su capitán que le diera permiso para regresar al campo de batalla.

—Mi  mejor amigo quedó allí, mi capitán. No puedo dejarlo abandonado. ¡Es mi hermano!

—Es inútil. Tu amigo está muerto. ¡Están todos muertos!

El soldado se saltó la guardia. Atravesó las líneas y llegó al campo de batalla. Regresó cargando el cuerpo de su amigo, ya muerto.

—¿Lo ve, soldado? Estaba muerto... arriesgó su vida de forma estúpida.

—No, mi capitán. Cuando llegué hasta él aún estaba vivo. Antes de morir alcanzó a decirme ..."sabía que ibas a venir".

Había que ver a esos guerreros llorando como niños. Como mineros que rescatan a un compañero arriesgándolo todo y se quiebran fundiéndose en un abrazo que contiene el dolor y la belleza de este mundo.

lunes, 3 de enero de 2022

Levante y Sudestada

Ella fue la primera en amarme 

y la última en abandonarme.

Suspendimos el tiempo, 

la vida, el mañana. 

Todo porvenir se tornó infancia.

Sin red quisimos soñar. Y a fe mía que lo hicimos.

Qué más da si duró un día o veinte años. 

Pusimos las almenas en fuego. 

Construimos catedrales en el vacío.

Fuimos una sola espada. Entre grito y risa. 

Pisamos las calles, bailamos en la cocina.

Nos alimentamos de palabras, de labios,

manos y susurros de amanecida,

fortalezas erguidas en tierras yermas,

de un tiempo heroico, lejano e infiel.

Tu voz y la mía

Decidieron casarse.

La casa llena de flores

Restos de una nave

cóncava

que explotó en vuelo.

Abrazos como de la cólera de Dios

desde antes de tu llegada

al mundo, junto a un mar ebrio

de otoños, siempre embravecido.

Hollarás las arenas que no caminé contigo.

Verás arder mil fuegos lejos de mí.


No envejeceremos juntos. 

No me verás morir, amor.

sábado, 1 de enero de 2022

Las palabras

En esta época donde la puerta siempre está entreabierta -puedes estar cenando con tu pareja y ambos, tú y ella, recibís cincuenta mensajes "proponiendo" cosas, alabando tus/sus virtudes, incordiando en resumidas cuentas. Hasta aparece gente del más remoto pasado porque justo acaba de separarse y entra en pánico. Y tu teléfono o el de ella están a mano. La facilidad es lo contrario de la profundidad.

Mensajes que aseguran que la hierba del vecino siempre es la más verde. Una pérdida de tiempo atroz... pero el ser humano siempre sucumbe al halago, de una forma u otra- ¿cómo reconocer entonces el amor que deja marca indeleble?

Por el ruido inmisericorde que hace al marcharse para siempre. El ruido de los camposantos. El silencio perfecto.

De las palabras a la realidad. Y a las palabras nuevamente.