jueves, 26 de marzo de 2009

El próximo Chernóbil

El comportamiento del ser humano no deja de sorprender. Desde un punto de vista creativo, resulta sumamente estimulante. Cabe imaginar a Dios pasándoselo en grande, tronando entre risas "a ver por dónde nos va a salir éste ahora". Esto explicaría la existencia del libre albedrío: hay que darle cuerda al cómico para que se ahorque. Como divertimento para las aburridas tardes de domingo en Cinema Paradiso no tenemos parangón.
Lo de la energía nuclear en nuestras manos es muy, muy divertido. Dejando a un lado la posibilidad de conflicto estilo destrucción mutua asegurada, fórmula que ha dejado de estar momentáneamente de moda, el uso civil de la energía nuclear —a la luz de accidentes como el de Chernóbil— es otra pirueta humana estilo "mira Padre —Padre Celestial, se entiende— ¡ahora sin manos!". En lugar de desarrollar a gran escala otros sistemas (llámese solar, eólica, mareomotriz, biomasa, etc.) en los que no nos juguemos la vida de generaciones, preferimos caminar por el filo de la cuchilla de forma cotidiana. Con dos... Si hay que acabar con esta farsa, que sea a lo grande.
"Con todos esos sistemas juntos no tenemos ni para un 20 por ciento de lo que consumimos", me dirán los marchantes encorbatados, sobre todo aquellos que están en nómina de las grandes corporaciones con intereses en lo atómico. Pues habrá que poner en cuestión el modelo energético de nuestra civilización y dejar de vivir como si interpretáramos un guión de Ed Wood. Pero no mañana, sino HOY. ¿Acaso es de seres racionales —esos que toman raciones en los bares, Siniestro Total dixit— exponerse a que pueda ocurrir otro Chernóbil? Si ya ocurrió, volverá a ocurrir. Es una simple cuestión de tiempo y extensión del uso de la energía nuclear. Sólo hay que imaginar a la delegación iraní contratando tecnología rusa marca ACME.
Oficialmente, sólo unas decenas de muertos. En la realidad, una nube radioactiva que recorrió media Europa y dejará secuelas durantes generaciones. El accidente ocurrió en Ucrania, pero afecta a niños de Bielorrusia, Polonia, Eslovaquia y a saber cuántos países más. Te comes una zanahoria o un filete en ciertos sitios y te vuelves apto para vivir en Venus. Un gran avance para el programa espacial.
Lo verdaderamente gracioso de la energía nuclear, es que cuando las cosas van mal (e incluso cuando van bien), sus efectos duran, duran y duran. Cuando nosotros seamos el último grano de polvo —espero que nos dé tiempo al último ídem—, los efectos de Chernóbil seguirán ahí. Qué risa, tía Marisa. Eso es una herencia y no un pisito lleno de deudas. Nuclear is fun! Será un gran ahorro en Halloween: ya no hará falta invertir en caretas.
Al igual que un parquímetro transforma un pacífico ciudadano capaz de tragarse pateras, pederastas, torturas y muertos de hambre varios en el menú cotidiano en un paladín de la libertad, en un San Jorge capaz de vérselas con cualquier clase de dragón, decidido de una vez por todas a acabar con la injusticia de este nuestro mundo (la probabilidad de un levantamiento social en Occidente es directamente proporcional al número de parquímetros instalados por la empresa de algún repeinado), Chernóbil no debería pasar inadvertido, incluso para los que defienden el uso de la energía nuclear: la nube no entenderá de paniaguados.
¡Esto no puede suceder en Occidente! ¡Esto es cosa de los rusos! ¡Nuestra cazalla no tiene comparación con su vodka!— dirá Mister "Mira cómo me lo llevo".
¿Y quién nos garantiza que en el turno de Navidad la empresa de contratación temporal no envíe a Homer Simpson in person? ¿Qué hará el bueno de Homer cuando abra el tupper de chopped, se recueste sobre el botón equivocado y comience la reacción en cadena? Ahora que lo pienso, el presidente de Endesa, que siempre parece soliviantado, tiene cierto aire al señor Burns. Quizá Homer ya está en su puesto de trabajo (contrato temporal, se entiende). Quizá ya está sucediendo.
Mientras tanto, sigamos utilizando el coche para ir a la esquina a ver si llueve y hagámonos fuertes en el sillón con el aire acondicionado a mil: si llega el fin del mundo, que nos coja fresquitos. Que no decaiga. ¡¡El espectáculo debe continuar!! ¡¡Pasen y vean!! ¡¡Nuestra imagen y semejanza en busca de su media naranja mutante!! ¡¡La novia del átomo!! ¡¡El bebé barbudo!! ¡¡El hombre de tres sexos!! ¡¡El banquero sentimental!! ¡¡El militar melancólico!! ¡¡¡Pasen, pasen y vean!!! ¡¡¡Risas aseguradas!!!

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