martes, 2 de junio de 2009

La zona de sombra

Un avión desaparece de pronto y se lo engulle el Atlántico. A horas de morir la última superviviente del Titanic se produce la catástrofe. Otra vez el mismo océano, la misma tragedia.
Nadie te cuenta que, cuando se cruza el Atlántico sur en avión, se atraviesa una zona de sombra, la zona en la que el avión no es tutelado por radar alguno, donde se viaja a la antigua, utilizando la radio como único nexo con el mundo de los vivos.
La zona de sombra... así nos adentramos nosotros también en territorios extraños cuando perdemos pie, cuando se acaba la seguridad familiar, cuando estamos solos.
Hay algo que nos fascina hasta decir basta en las catástrofes. Vaya usted a saber qué región oscura del alma iluminan. El Titanic, el Hindenburg, el tsunami...
El vuelo 447 de Air France se decidió a cruzar el Atlántico con dirección a Francia y desapareció del radar de Fernando de Noronha. Las pantallas caboverdianas no llegaron a captarlo.
Ahora, el tiempo de las hipótesis. Un rayo o varios que alcanzaron la aeronave (es lo que al menos apunta el presidente de Air France)... Pero ¿acaso los aviones no funcionan como una jaula de Faraday? ¿No era que no había peligro con los rayos en vuelo? ¿Y qué pasa con la zona intertropical? ¿Los aviones modernos no cuentan con instrumental para evitar las tormentas a tiempo? ¿Tendrá todo esto algo que ver con la crisis y la reducción de los controles para ahorrarse unos eurillos...?
Preguntas en el aire. Gente que se adentra en la zona de sombra y no regresa más. Sombras.
Hay cosas extrañas en el vuelo 447. No se recibió ningún MayDay de la tripulación. A la altura a la que sucedió el incidente, en medio de la noche atlántica, igual que ocurrió con el Titanic, los aviones de esa clase pueden planear por espacio de unos 40 minutos.
Nada. Todavía no se sabe nada de qué fue realmente lo que ocurrió. Una tripulación con miles de horas de vuelo, un aparato moderno perfectamente equipado para la navegación aérea en condiciones difíciles, una ruta bien conocida.
Nuestra ilusión de seguridad se resquebraja. Guarda dinero para tu jubilación, trabaja para mañana, sacrifícate por el futuro. La recompensa vendrá "después".
Existen ciertas dudas razonables sobre la existencia de Dios. La única verdad eterna, inmutable, es que todo se puede ir al carajo en cualquier momento.

1 comentario:

la stessa ma altra dijo...

Es así, tal cual. Sin más palabras.