martes, 23 de junio de 2009

Linda noche...

Siempre sucede. A veces antes, a veces más tarde... La venganza de Moctezuma -en este caso sería la venganza de Nicarao- alcanza a los blancos de lleno. El calor, el agua, la alimentación del trópico.
He pasado una noche de órdago, instalado en el cuarto de baño como abrazado a un rencor. Oí cantar al gallo y vi cómo el cielo de Managua se iba aclarando hasta contemplar el lago. El lago mutante.
Es mi segundo viaje a Nicaragua y hasta ahorita todo había ido como la seda. En cualquier caso, lo que realmente me jode es que si alguien se decide a dar una fiesta en mi estómago no tenga el detalle de invitarme. Es lo mínimo...

1 comentario:

Silvia Vega dijo...

Ja ja ja ... qué ocurrente forma de relatarnos tu malestar estomacal. Me hacés reír con ganas, a pesar de ciertos resultados eleccionarios en estas tierras del Plata. Y le quitás un poco de bella pero densa melancolía a esta lluviosa noche en Buenos Aires.
Un abrazo