viernes, 6 de noviembre de 2009

Aparecidos

Mientras me ducho me gusta escuchar la radio. Normalmente pongo música, pero hoy cambié el menú y puse Radio Nacional.

Alcanzo a oír el número noventa y ocho... El periodista vuelve sobre sus pasos y repite que las abuelas han logrado rescatar al bebé robado número noventa y ocho.

Las abuelas son las Abuelas de la Plaza de Mayo y lo que han logrado es identificar a un niño que fue arrancado a sus padres en las salas de tortura de la Escuela de Mecánica de la Armada. Ella cargaba con 17 y él con 19. Robado y entregado a una familia "de bien" para su crianza, como en los peores tiempos de la Alemania nazi.

Parece que todo esto hubiera pasado hace mil años y sigue aquí, palpitando en las calles de esa ciudad mitad recinto amurallado mitad manicomio que es Buenos Aires. Mordiendo las esquinas como baldosas de difícil encaje.

Lo que me dejó helado es oír al pibe, hoy un hombre de 32 años. Entero, hablando de los veinte días que pasó entre los brazos de su madre, de los datos fragmentarios que fue reuniendo aquí y allá para saber cómo fueron aquellos instantes, qué aspecto tenía mamá, cómo miraba papá, de cómo superar el dolor insuperable, de cómo seguir viviendo sin incubar un odio negro.

Me he acordado de Naúm Minsburg, de Mary Carriquiry, de Raúl, a quien quiero tanto.

Nunca le hicieron daño a nadie. Raúl Minsburg es hoy un músico excelente, original y con carácter. No se trata de venganza, eso sería utilizar el mismo código, ponerse a la altura del verdugo. No. Se trata de la diferencia. Gente de luz.

1977. Pronto comenzará 2010.

Sigue apareciendo gente.

3 comentarios:

la stessa ma altra dijo...

gracias por esta entrada Martín... lo que uno siente cuando "aparece" alguien; una mezcla de alegría, agradecimiento a todos los que trabajan en pos de recuperar hijos y nietos...es como si nos reconstruyeran el alma de a poco...pero también esta sensación de dolor y de porqué...me estaba acordando de "el aparecido" de Victor Jara...

Silvia Vega dijo...

Gente de luz... en clara oposiciòn a la "gente" (???) de las tinieblas... Sì, Martìn, hombre de luz: eso es Raùl. No conocì a Naum y no conozco a Mary, pero me basta con la luz de Raùl para intuir sus propios brillos.
"No hay tùnel que dure cien años/mirà còmo se arruga la tiniebla", dice Marìa Elena Walsh en un poema que va desgranando esperanza por entre la "procesiòn de pàlidas que se desbarrancan". Raùl y su obra, hacen que las tinieblas se arruguen. Las enfrentan. Les oponen arte. Vida. Sonidos que son luz en la oscuridad. "Estaciòn claridad, vamos llegando", termina la Walsh... Gente de luz, decìs vos.
Gracias

Joseba dijo...

Una entrada preciosa