martes, 28 de septiembre de 2010

Confianza ciega

Mi hermano Diego el científico me envía este vídeo (ver más abajo, "A Seguro lo enterraron ayer mismo") que habla por sí solo. Como siempre, lo que nos mata no es lo que no sabemos, sino lo que damos por sentado que sabemos pero NO ES ASÍ. Confianza, la base de la estabilidad mental. Lo que mantiene cohesionado a este nuestro absurdo sistema de vida. ¿Cómo sabes que tu novia no se ha enamorado de otro -con más pelo, más pasta, más todo- y en este preciso momento está pensando en huir con él a las selvas tropicales? ¿Cómo confiar en las personas que supuestamente son de "toda confianza"? ¿Y si los bancos fueran inmensos corralitos? ¿Tu dinero existe realmente o es un simple número en una pantalla de ordenador? ¿Cómo saber que ese amigo solícito, ese fantástico compañero de trabajo, amigo de sus amigos, que te ríe las gracias no es peor que el tío de Ghost o que Eva al desnudo? Y lo más difícil, ¿cómo confiar en uno mismo? Yo sería incapaz... Que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda. ¿Eso era de la Biblia o del libro blanco del PSOE? ¿O era el General Perón? Si no quieres respuestas que te resulten desagradables, lo mejor es no hacer preguntas.

Como siempre, esa fuente inagotable de sabiduría, mesura y contención que es el tango nos da la clave.

Estás desorientado y no sabés
qué "trole" hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó
-¡qué vas a hacer!- (nada... qué vas a hacer)
y el hombre que ayudaste te hizo mal
-¡dale nomás!-
Y todo el carnaval
gritando pisoteó
la mano fraternal
que Dios te dio.

Es que ahora al fútbol juega cualquiera... (mensaje cifrado)

A Seguro lo enterraron ayer mismo

1 comentario:

Raúl dijo...

jajaja...buenísimo!! No sólo cualquiera juega al fútbol. Yo me quedaría pensando en todo aquello que no escribís. (mensaje dos)