martes, 7 de diciembre de 2010

Controladores aéreos volviendo a Barajas

Los controladores aéreos han generado un caos tremendo durante 72 horas, que ha desembocado en la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno de España.

La noticia ha sido cubierta abundantemente por todos los medios de comunicación del país. El pueblo pide que se reinstalen las hogueras en la Plaza Mayor y se vendan entradas por Internet para presenciar los autos de fe. Ellos, colectivo privilegiado durante décadas, se defienden como gato panza arriba por medio de blogs como el de una tal C.A. (A ver si nos entendemos). Que si no cobran lo que se dice, que si están muy estresados. Va a resultar ahora que, ante la cercanía de las Navidades, deberíamos plantearnos apadrinar a un controlador. Colaboro con una moneda de 1 peseta. Una rubia de las de antes.

Dado el tono en que se expresa, me lo pensaría muy mucho antes de subir a un avión controlado por esta señora. Recuerda a la cantante de un grupo punki satánico en sus peores días. A su lado, Amy Winehouse es Heidi.

En fin, Serafín... La verdad, esa dama tan esquiva.

Este blog, en un esfuerzo informativo sin precedentes, quiere colaborar en la documentación de un hecho único en la historia de la democracia española.

Desplazados nuestros colaboradores a las puertas de Barajas -en realidad, nonagenarios ociosos que se dedican a fotografiar aviones como hobby, el último hobby- hemos captado las imágenes de los controladores aéreos y sus ecológicos vehículos volviendo a sus puestos de trabajo POR COJONES.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Resulta incomprensible que pueda ser posible que un grupo de privilegiados pueda poner al Estado en jaque. En un pais donde el 40% de los que trabajan tiene un sueldo de 1000 €, donde el 20% no tiene ni eso porque está en paro, una casta de bienpagados con dinero público se siente legitimado de poner al pais patas arriba para mejorar, todavia más, sus condiciones laborales de lujo. Y todo eso haciendo de cada español su enemigo, de forma masiva y sin calcular las consecuencias personales y como colectivo de su sctitud.

Algunos de ellos le han tomado gusto a los medios de comunicación y se prodigan por television enseñando su careto a diestro y siniestro, haciéndose ver ante sus millones de enemigos. A estos enemigos anónimos los van a encontrar en restaurantes, hospitales, en el cine, en todas partes y los sufridores de sus hazañas se han quedado con su cara.

No se puede estar enemistado con el mundo y esperar que millones de personas actuarán civilizadamente y racionalmente cuando han sido agredidos de forma irracional y no civilizada, además de ilegal.