viernes, 16 de septiembre de 2011

Bajo el sol de otro cielo

Si cierras los ojos, desaparezco. ¿Eres tú? ¿De verdad pasó tanto tiempo? Estás cambiado. Más guapo. Más guasap.

En los parques todavía palpitan los bancos donde nos amamos furtivamente. ¿Qué pasa? ¿No tenéis casa? Sí tenemos. Varias.

Estuvimos bailando en el Andanças. Debió de ser en 2011, ¿recuerdas? Luego nos bañamos desnudos en la playa. “Todavía arrastro costumbres de otros”, dijiste, poniéndome a la altura del betún.

Esa manía de buscarnos en otros cuerpos, de pensar que la hierba del vecino es siempre, siempre más verde. Un cuerpo desnudo atrapado en una pantallita de 4 por 8. Pobriño, estará algo apretadiño. Inventos del demonio. I-phones, teléfonos que suenan en plena madrugada, ordenadores, e-mails… un completo arsenal para la infidelidad a distancia porque otra cosa es estar de verdad y soportar las olas en plena marea viva, para buscar oxígeno cuando aprieta la angustia y los demonios trepan hasta tu boca, los años se nos van, los amigos se nos van, la muerte avanza día tras día, lenta, redonda, el frío en las extremidades. Antes tenía que sacar los pies de la cama en pleno invierno, ardía por dentro.

-¿Dónde estuviste?
-Por ahí. Buscando.
-¿Y qué encontraste?
-El camino de vuelta a casa.

Ahora duermes, otra vez a mi lado. Dentro de mí, yo dentro de ti. Que no acabe nunca la madeja del te quiero me quieres. Los corazones que dibujaste con él eran para mí, las flores que le di a ella eran para ti. Amores simultáneos. Amores multipantalla. Con todos al mismo tiempo. Pico y pala. Pico y pala. Y después naranjitas de la China maoísta.
¿Cuántos gallegos hacen falta para cambiar una bombilla? Cinco. Qué pregunta.

Mi amor de caramelo, pao de açucar. No alcanzo a saber cómo, pero tú y yo somos
reales.

Mejor no conocer lo que bulle dentro de las cabecitas. En tus sueños me confundías a mí con él. En cuanto cierras los ojos ya estás con otros: hormigón con vibrador.

Y yo te confundía a ti con ella o con ellas. Vaya usted a saber.

Le hablaste de María, incluso. En qué estarías pensando.
Pudimos haber acabado con todo. Es terrible saber lo que no debes saber.
Tú que me amas, con esta persona que soy. Yo que te amo, con esta persona meravigliosa que tú eres. Mi pequeña, mi yonki del amor.

Tú que me has sido siempre fiel y nunca pensaste siquiera en dificultar mi tránsito por las puertas. Qué va. Nunca quisiste a otros. Nunca. Nunca me traicionaste. Bueno, tal vez sí. Pero sólo un poquito. Sólo una, dos, tres o veintiocho veces. Y para de contar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uy! Es para mííííííí, dijo ruborizáda ocultando sus ojos en un pausado pestañeo..., para mííííííí? Grito desafinada mas com o coração batendo no fundo do peito - obrigada Jobim-
No sé, no sé..., levantó la mirada, hay algo tan familiar en sus palabras..., María!, María! Chega cá! O pai espera!