jueves, 19 de junio de 2014

Por la Gracia de Dios

 Las primeras medidas del nuevo monarca han causado conmoción.

"Yo, Felipe VI, el discreto, mando que a partir de hoy que nadie vuelva a pasar hambre ni se eche a nadie de su casa, que nadie acumule patrimonios escandalosos mientras otros compatriotas viven en la pobreza, que nadie sea desdichado para que todo el mundo pueda ser feliz, que los servidores del Estado sean limpios y puros de corazón, que los hombres y mujeres del Reino tengan las mismas oportunidades, que nadie sea abandonado a su suerte, que no haya miedo ni rencores. Que la tierra de nuestro Reino sea tierra de acogida para sanar las heridas del mundo. Que no haya muerte, odio ni desprecio. Que nadie sea más que nadie, si no hace más y mejor por los demás (eso de verdad que lo he dicho. No es mío, sino de Cervantes y lo cumpliré o moriré en el empeño). Que todos podamos vivir en paz".

"Y para que así ocurra, pongo mi sello real y mi firma, YO, EL REY. A Dios pongo por testigo que he de ir a las Cruzadas como Ricardo Corazón de León, pero no serán los sarracenos mis enemigos, sino los Jinetes del Apocalipsis que traen la desgracia y la oscuridad al mundo.

Y he de jugarme la vida para que mi pueblo y, por extensión, todos los pueblos del mundo sean felices y dichosos. Dormiré apoyado en mi lanza si es preciso, no comeré hasta que haya comido el último de mis hombres y marcharé a la cabeza de las tropas, corriendo la misma suerte.

Los jardines de palacio estarán abiertos para acoger a los niños que arriesgan sus vidas cruzando el Estrecho de la Muerte.

Si alguien de mi familia mete la mano en la lata, será desterrado al Este del Edén.

La Reina y Leonor están totalmente de acuerdo. Sabido es que la mujer es muy superior al hombre en todo aquello que realmente tiene importancia".

Me he quedado atónito leyendo estas palabras. ¡Viva el Rey! ¡Viva la Monarquía! Ahora sí, claro. Un superhéroe digno de MARVEL que vivirá 24 horas del día sacrificándose por todos nosotros. ¡Qué más se puede pedir! ¡El Santo de la Espada! ¡Un Libertador!

Estoy valorando seriamente ingresar en alguna agrupación monárquica. Voy a esperar un tiempo prudencial para ver si todo esto que ordena el Rey se convierte en Realidad. Unos cincuenta años o así.

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