sábado, 29 de julio de 2017

Tania

Mi amiga Tania vive en Managua. La conocí en un curso que di en 2011 en el Centro Cultural de España, un lugar al que tengo mucho cariño y que he visitado en varias ocasiones.

Managua fue, junto con Córdoba, Madrid, Santiago de Chile, México DF, Lima, Salvador de Bahía, Santo Domingo y San Salvador, uno de los centros del proyecto Artenet, un proyecto de cooperación realizado en colaboración con la AECID y los gobiernos locales.

Los recuerdos que atesoro de aquel proyecto son innumerables, como incontable es el número de personas que colaboraron en él. Gente de ley, recia, la mejor gente que uno pueda encontrar.
Se trataba de crear unidades de acción para que los nuestros, los que hablamos, pensamos y soñamos en español, no creyeran que la única forma de salir adelante era emigrar, algo difícil de asumir para una persona joven que vive día a día las limitaciones que le impone su patria y es sometida al bombardeo constante de opciones, a cual más apetecible, vía los crueles medios de comunicación de nuestro tiempo.

Tania es arquitecta y, a mi modo de ver, representa lo mejor de nuestra mejor juventud, la que puede cambiar las cosas. No solo trabaja incansablemente en toda clase de proyectos de arquitectura, sino que da clases hasta caer rendida y siempre está dispuesta a enrolarse en proyectos solidarios. Son precisamente las Tanias de Latinoamérica las que pueden darle la vuelta al continente como un calcetín.

Para empezar, nuestra tierra sigue siendo machista y muy atrasada. Todavía pervive la imagen del caudillo, el hombre omnisciente y todopoderoso. Así nos va. No es preciso ser un lince para ver que las sociedades en las que la calidad de vida está por encima de la media hace tiempo que se han desmarcado de este modelo patriarcal.

El proyecto Artenet-Autoempleo Digital se creó en 2005. En aquella época en España los perros se ataban con longanizas y logré que hasta la SGAE -para lograr fondos para la cooperación uno hace extraños amigos- pusiera dinero e instalaciones.

A partir de 2008, las cosas en España experimentaron un cambio radical. Eso ya es historia. Aparecieron nuevos partidos y siguen los mismos en el poder. Blesa, Rato, Rita, Bárcenas, Ignacio González... para qué seguir. Lampedusa se quedó corto.

A pesar del tiempo transcurrido, rara es la semana que no me escribe algún participante del proyecto desde Chile, Perú, Nicaragua o Cuba para comentarme cómo le va con su pequeña start-up o qué ideas tiene para el futuro. Y no oculto que esas cartas me emocionan muchísimo.

Nuestra gente tiene todo para triunfar y no tiene por qué emigrar a EEUU o a Europa para vivir una cultura diferente, separados de sus afectos y donde siempre serán "los de fuera". Otra cosa es venir a formarse, a colaborar de igual a igual o a buscar aliados.

Hay que confiar en nuestras posibilidades. Si Wenceslao Casares le pudo colocar Patagon al Santander (todavía se acordarán de él en el banco rojo. Bueno, donde las dan las toman. Hoy la Botín se hace con el Popular por un euro y ayer su padre compraba el hoy denominado Openbank por mucho más) es que cualquier latinoamericano puede llegar con ideas y realidades a cualquier parte.

Confiar en nosotros, en nuestro patrimonio común, nuestro idioma, tener el descaro suficiente para pensar que si no se ha hecho antes razón de más para intentarlo y trabajar como un poseso. Inteligencia colectiva, colaboración en red, intercambio de bienes y servicios mediante modelos alternativos, trasvase de conocimiento.

Dentro de 10 años, ¿cuántas empresas supuestamente eternas sufrirán el mismo proceso que acaba de destruir el Banco Popular? A mi modo de ver, no solo se trata de una gestión deplorable por parte de sus responsables, es todo el modelo de negocio el que quedó superado. ¿Cuántos bancos lograrán sobrevivir a las Fintechs? El BBVA parece haber captado el mensaje. ¿Cuántas empresas superarán el efecto Amazon, que genera disrupción en todo lo que toca? ¿Qué sentido tiene tener un coche en propiedad si cada vez que te apetezca o lo necesites puedes conducir un Tesla o un Model 3 y dejarlo en cualquier parte que ya se ocuparán de la ITV, el impuesto de circulación, las averías, recargar el "tanque" y un largo etcétera? ¿Para qué tener las cosas en propiedad si se puede pagar por su uso estricto?

Si tienes un ordenador/computadora y puedes acceder a la red tienes un cóctel Molotov que se rellena solo de combustible. Las empresas lo saben, la gente no se conforma con cualquier cosa y tarda 20 segundos en marcharse a la competencia. Que se lo pregunten al Banco Popular.

Tania, Jader, Bárbara, Martín, Rodrigo, Jairo, José Ángel, Laura, Sonia, Ernesto, Jacobo, León, Tomás, Francisco, Nuria, Santos, Carmen, Sergio, Bernando... hasta Carlinhos Brown que acogió el proyecto en su escuela Pracatum.

El futuro de América Latina está en sus manos. Que emigre Rita... que los europeos y los norteamericanos aprendan a limpiar sus casas. No es tan difícil. Hay muchos tutoriales en Youtube. Si ponen atención les quedará de maravilla.

Tania, como buena nica, además de arquitecta es poeta. Los nicaragüenses -en tierra de volcanes y poetas- no pueden evitarlo. Único lugar del mundo en el que he estado y donde la gente se despedía de una fiesta o de una conversación apasionante diciendo "me voy a un recital de poesía". Otro deporte nacional muy renombrado es clavar cuchillos por la espalda, pero hay que reconocer que lo hacen con mucho arte. En cuanto uno se da la vuelta, lo fusilan. Una vez que se comprende el juego resulta muy divertido. ¡Hablemos mal de alguien!

Ella me dijo que compra pocos libros y que termina prestándolos. Pero no para de leer. Siempre que tiene tiempo libre va a las bibliotecas porque, según me confesó, siente pena por los libros, tan solitos, en prisión incomunicada. Tania visita las bibliotecas de Managua, la ciudad donde las calles tienen nombres imposibles, la ciudad dispersa, donde los frutos y los amores son violentamente dulces, para que los libros puedan salir al patio y estirar las piernas.

Finalmente.













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