viernes, 14 de agosto de 2009

El pingüinazo que no cesa

Parece que a la justicia argentina empieza a preocuparle la sorprendente evolución de la fortuna personal de nuestra primera pareja, The Kirchners.
En el anterior post sobre la harrypotterización del patrimonio del matrimonio K recibí comentarios muy interesantes de Alma y de Raúl. Entrar a analizar cuáles son las diferencias entre la izquierda y la derecha en la política actual es complejo y "pantanoso". Ambas posiciones tienden a parecerse cada día más, sobre todo en la conservadora Europa, donde puedes encontrar jóvenes de 30 años con el pensamiento de un viejo de 90 (un viejo de 90 a la derecha de Franco, se entiende, ya que hay gente de 90 que pasó la Guerra Civil y aún conserva el riego sanguíneo con la presión adecuada para ver las desigualdades del mundo). Creo que en América Latina las cosas son diferentes y por eso duele más que un gobierno supuestamente de centro-izquierda se vea envuelto en este tipo de cosas (aún está siendo investigado pero la duda ya significa mucho).
Ya sabemos cómo es la derecha de nuestros países. La época de Menem lo dice todo. Pero el hecho de que la derecha robe o robe más no significa que la izquierda pueda "robar poquito". Se supone que si alguna diferencia existe entre derecha e izquierda, esta debe radicar en el interés social y los valores humanos: el interés en los más débiles, en los que están más allá de cualquier protección del sistema. Todo ello debe estar acompañado de un sentido de la austeridad y de la no ostentación. Un sentido de la honestidad para con el país. Eso y algunos matices en educación y en los derechos civiles marcan la diferencia entre un gobierno progresista o uno de la Inquisición (que suelen ser mejores administradores, dicho sea de paso. Claro, heredar las empresas de papá con todos sus esclavos ayuda un montón y así, uno aprende a convertirse en un cabroncete desde pequeño, con naturalidad). En último término, en Occidente los gobiernos de derechas o de izquierdas están maniatados por los intereses de los grandes grupos económicos, que son quienes realmente controlan el tinglado. Los mismos capullos que nos han estado exprimiendo con sus coches traga gasolina y ahora se sacan de la manga el VOLT que promete circular 100 kilómetros con sólo un litro de combustible. En sus yates, en sus mansiones o en sus múltiples residencias de verano, estos simpáticos hijos de una gran puta viven la vida loca. A ellos qué carajo les importa. Après moi le déluge!
Nadie está libre de pecado, pero a nuestros gobernantes australes hay que exigirles al menos un comportamiento como el de Lula o de la señora Bachelet. De momento, parece que se limitan a cobrar sus respectivos sueldos, que no es moco de pavo.
Aquí va la nota -publicada en El País y firmada por A. Rebossio- en la que continúa el culebrón K. Don't cry, pampa mía.

"La riqueza de los Kirchner, que se ha multiplicado por siete en los seis años que llevan gobernando Argentina, ha quedado bajo la mira judicial. Un juez federal, Norberto Oyarbide, comenzó esta semana a recopilar datos para indagar sobre una denuncia por presunto enriquecimiento ilícito, un mes después de que se difundiera la declaración patrimonial de la presidenta argentina, Cristina Fernández, de 2008.
El fiscal Eduardo Taiano pidió el pasado lunes al juez que se investigara esa declaración de la jefa de Estado, que demuestra que en su primer año de gobierno su patrimonio ha aumentado un 158%. Oyarbide aceptó la solicitud y requirió a la Oficina Anticorrupción y a la Agencia Tributaria que le enviasen las declaraciones de 2008 y 2007, según anticipó ayer el periódico La Nación.
En el Gobierno de Néstor Kirchner (2003- 2007), la riqueza del matrimonio se había elevado ya un 160%, pero otro juez federal, Rodolfo Canicoba Corral, desestimó que la pareja peronista hubiera acumulado tanto con métodos ilegales. Está por ver cómo concluye esta nueva investigación, que comenzó con la denuncia de un abogado particular, Enrique Piragini.
El juez Oyarbide reconoció ayer en Radio Continental que "comenzó el trabajo de recolección de datos", aunque aclaró que se trata de una tarea "normal, hasta ahora", ante cualquier denuncia por enriquecimiento ilícito. En tanto, el abogado Piragini advirtió en el canal TN que observó "falsedad" en la declaración de Fernández. Por ejemplo, ella valoró su participación en un hotel en la ciudad sureña de El Calafate en 148.000 euros, mientras que la declaración de su esposo la cotizó en 774.000. "Seguramente debe haber otros bienes a nombre de testaferros", añadió Piragini.
Diputados de la opositora Coalición Cívica, que integra el Acuerdo Cívico y Social con el radicalismo, han sumado la declaración patrimonial de 2008 a su denuncia judicial por presunta asociación ilícita contra la presidenta, su marido, varios funcionarios y empresarios.
Fernández defendió la semana pasada su declaración. "Pocas declaraciones juradas están tan claras en Internet", contestó a la prensa, en alusión a antecesores que habían ocultado bienes".

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