domingo, 16 de agosto de 2009

Os Pastéis de Belém

Nos conocimos en la década de los ochenta. Yo andaba perdido, sin rumbo. Fue amor a primer mordisco. Desde entonces, siempre han estado ahí. Los años pasan, las caras, las traiciones, los trabajos, los días. Y ellos vienen siempre a mi encuentro. Y no piden nada a cambio. Son como parecen, sin vueltas extrañas. Bem quentinhos. Ñam, ñam, ñam, ñammmmm.... Os pastéis de Belém... o de nata, como los denominó el pastelero cuando los vi por primera vez. Con canela a discreción. Definitivamente, hay cosas por las que merece la pena vivir. Sardinhas grelhadas, un cajón de cervezas, la voz de Amália, café y 7.548.000 pastéis de Belém. Pasteles de una ciudad, Lisboa, donde soñar es un oficio socialmente reconocido.
Ahí va una muestra que alimenta...


2 comentarios:

Unknown dijo...

quiero dos docenas!

la stessa ma altra dijo...

se ven muuuuuuy tentadores!!! y con lo que me gusta comerrrr!!! : ) : )