martes, 28 de septiembre de 2010

Confianza ciega

Mi hermano Diego el científico me envía este vídeo (ver más abajo, "A Seguro lo enterraron ayer mismo") que habla por sí solo. Como siempre, lo que nos mata no es lo que no sabemos, sino lo que damos por sentado que sabemos pero NO ES ASÍ. Confianza, la base de la estabilidad mental. Lo que mantiene cohesionado a este nuestro absurdo sistema de vida. ¿Cómo sabes que tu novia no se ha enamorado de otro -con más pelo, más pasta, más todo- y en este preciso momento está pensando en huir con él a las selvas tropicales? ¿Cómo confiar en las personas que supuestamente son de "toda confianza"? ¿Y si los bancos fueran inmensos corralitos? ¿Tu dinero existe realmente o es un simple número en una pantalla de ordenador? ¿Cómo saber que ese amigo solícito, ese fantástico compañero de trabajo, amigo de sus amigos, que te ríe las gracias no es peor que el tío de Ghost o que Eva al desnudo? Y lo más difícil, ¿cómo confiar en uno mismo? Yo sería incapaz... Que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda. ¿Eso era de la Biblia o del libro blanco del PSOE? ¿O era el General Perón? Si no quieres respuestas que te resulten desagradables, lo mejor es no hacer preguntas.

Como siempre, esa fuente inagotable de sabiduría, mesura y contención que es el tango nos da la clave.

Estás desorientado y no sabés
qué "trole" hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó
-¡qué vas a hacer!- (nada... qué vas a hacer)
y el hombre que ayudaste te hizo mal
-¡dale nomás!-
Y todo el carnaval
gritando pisoteó
la mano fraternal
que Dios te dio.

Es que ahora al fútbol juega cualquiera... (mensaje cifrado)

A Seguro lo enterraron ayer mismo

lunes, 27 de septiembre de 2010

El incipiente capitalismo cubano

Amigos cubanos me envían este importante documento que muestra a las claras la desesperación del gobierno revolucionario de La Habana buscando salidas viables a la crisis. Después de 50 años pensando, las soluciones finalmente llegan.

Se acabó el empleo subvencionado por Papá Estado. Welcome to the real world...

La solicitud se publica tal como ha salido en los medios cubanos. Se trata de ideas que bien se podrían adaptar en la costa española. Hay que consultar a ver si la mafia georgiana da su permiso. Últimamente la mafia está demasiado conservadora.

CONCURSO PÚBLICO

Cargo: MANIOBRISTA DE BURROS

Con el motivo del proceso de reducción de plantillas, y en cumplimiento de la proyección 2011-2015, el Poder Popular de Varadero creó 3 plazas como alternativa para los trabajadores que hayan quedado excedentes y quieran ejercer como cuentapropistas. El cargo en cuestión se llama "Maniobrista de Burros".

Aquí los detalles:
CONCURSO PÚBLICO DEL PODER POPULAR DE VARADERO
Cargo: Maniobrista de Burros
Sexo: Masculino
Lugar de trabajo: playa
Plazas disponibles : 3 (tres)
Tasa de inscripción - CUC$150.00
Exámenes e Inscripciones en el lugar.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Carancho


Acabo de ver una película que me parece muy buena. Se trata de "Carancho" del director argentino Pablo Trapero. Desde que vi "Mundo grúa", realizada en blanco y negro y en 16 milímetros, lo catalogué como un director con mayúsculas, un artista con personalidad y voz propia que posee un poderoso discurso audiovisual.

Pablo Trapero es una de esas personas que me reconcilian con mi país natal. Llenos de talento por los cuatro costados, recuperan una y otra vez la imagen de la gente sencilla que hace maravillas con lo que tiene. El talento se abre camino frente a todas las dificultades. Se envalentona ante ellas, se hace mucho más fuerte y más resolutivo.

Una de las pocas cosas que he aprendido en estos años es que da igual lo que tengas o no tengas. Lo que verdaderamente importa es qué carajo hace uno con lo que tiene. En todos los órdenes de la vida. Y Trapero hace cine superlativo: en la línea del genial Jacques Audiard (De battre mon coeur s'est arrêté o Un Prophète). Deben verlas si no lo han hecho ya. También cabe nombrar al realizador español Enrique Urbizu y su Caja 507. En los tres casos se trata de gente que pisa fuerte.

El personaje que interpreta Darín está de vuelta de todo, cansado hasta decir basta. Sabe cómo funciona el mundo. Sabe que lo que hace todos los días para sobrevivir es asqueroso. La inercia es lo único que lo mantiene con vida. Porteño, demasiado porteño. De la misma forma, el policía que interpreta José Coronado en la Caja 507 o la figura del director de banco que encarna Antonio Resines no pueden sino ser españoles. Sic, el protagonista de Tant de battre... (parisino de pro).

Estos tres directores no intentan parecerse a nadie. Roban, pero no copian. La diferencia es importante.

La película es REAL. Es la Argentina real -podría ser tantos lugares...- con unos tipos repugnantes que se dedican a timar a personas que han sufrido un accidente de tráfico (la reflexión inicial que hace el director sobre el número de accidentes viales en Argentina pone los pelos de punta). El timo es doble, porque se trata de cagar a las aseguradoras y mentirle a las víctimas para hacer una diferencia. Quedaste hecho bolsa, te largo el verso de que la compañía de seguros te puede dar 30.000 sopes, cobro 125.000 y me quedo con el resto. Encima vos me abrazás agradecido como si fuera tu padre. Lindo "métier". La poesía es un arma cargada de futuro.

También está la variante de los tipos que intentan engañar al seguro fingiendo un accidente preparado. La empresa ofrece asesoramiento e incluso orquesta ciertos casos. Es una empresa muy diversificada...

Ricardo Darín labura en ese sitio. El actor está 10 puntos. Más envejecido, algo entrado en carnes, pesado, como la mano de la propia película. Todos los personajes son unos soretes (cagarros se diría en español) de marca mayor. Están todos metidos en el ajo: abogados, médicos, conductores de ambulancia, la policía al más alto nivel. Todo vale. No hay "inocentes" ni boluditos. No hay "crecimiento psicológico de los personajes" ni memeces por el estilo a que nos tiene acostumbrado el cine para oligofrénicos.

Si Pablo Trapero hubiera nacido en EEUU tendría por delante el futuro de Scorsese o Coppola, pero nació en el país en donde todo se ata con alambre. Y a mucha honra. Ellos tienen el rock'n'roll y la comida basura y nosotros el tango y el asado. A ver qué preferís vos...

Carancho es genial. Vayan a verla y me cuentan (o vayan a ver la última de Julia Roberts, pero no olviden el cargamento de sobres de Almax y Alcaseltzer). Los personajes son veraces, de carne y hueso. La narrativa tiene tensión y una estructura bien elaborada. Se siente el peso de la humedad y la imposibilidad de otra vida, la asfixia de un destino que es para siempre. La atmósfera de un planeta en descomposición, cargada de amoníaco y gases innobles. Sin más vuelta de hoja. Sin falsas esperanzas. Hay una escena en la que si son capaces de mantener la vista sobre la pantalla... Bien, Trapero, carajo!!!

La actriz que intepreta el papel de médico -Martina Gusman- está fenomenal. La escena en la que se pincha en el pie en un baño de hospital lleno de desperdicios es todo un poema. Como el plano del final del combate de Darín contra su repugnante ex jefe que muestra una banderita argentina -azulunada, del color del cielo- para rematar la faena. Todo un símbolo de los que han utilizado la enseña patria para hacer cualquier barbaridad. El cana metido hasta las cejas en toda la merda... Tal cual.

Y el clímax final. Con recursos que ya utilizó Amenábar con maestría. Te tiene atornillado a la butaca. A ver de qué película de los últimos tiempos podemos decir lo mismo, eh, Tom Cruise, a vos te hablo.

Trapero, no me canso de decirlo, sos Gardel y me enorgullece que la patria dé hijos tan creativos y jugados con su profesión. Bravo, viejo. Bravo. Últimamente estábamos demasiado acostumbrados -por fuerza- a otra clase de hijos.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El enano del Elíseo

Unión Europea. Un continente de 500 millones de consumidores atentos a sus propios ombligos. Porque sólo así cabe explicar las tibias reacciones -cuando no abiertamente aprobatorias, como en el caso de Berlusconi, pero qué podemos esperar del payaso fascista- que han suscitado las medidas del gobierno de Sarkozy en relación con la expulsión de los gitanos rumanos a su país de origen.

A diferencia de los colectivos gitanos de España, la comunidad gitana rumana constituye un problema social. Su integración es muy compleja, nadie lo niega: se acepta como un hecho la vinculación de una parte de dicho colectivo con actividades ilícitas. No digo que sea algo sencillo de resolver. Pero ¿expulsión? ¿de un colectivo étnicamente bien definido en un continente que ha visto toda clase de barbaridades en este sentido? Las últimas en los Balcanes en fechas bien recientes...

Francia, la pretendida tierra de la libertad. ¿Expulsados a otro país de la Unión Europea? De la misma forma que regresan a Bucarest volverán a introducirse en tierras galas. Las fronteras están abiertas. Entonces, desde un punto de vista práctico ¿qué sentido tiene esta expulsión? ¿No es posible encontrar otra forma, algo que concilie la educación con la integración y el respeto a sus formas de vida ancestrales?

¿Hay que culpabilizar a TODO el colectivo, niños incluidos? Así actuaban los nazis con los judíos europeos. Cuando se enternecían porque algún niño judío era suficientemente rubio, lo daban en adopción a una familia aria para su reeducación. También lo hicieron los genocidas argentinos con los hijos de los desaparecidos. Modos fascistas.

En los años cuarenta circulaban trenes por toda Europa transportando judíos. Incluso los países neutrales miraban para otro lado. Los trenes pasaban por Suiza, preferentemente de noche y sin hacer paradas, procedentes de Italia o los Balcanes. Nadie vió. Nadie oyó nada. Es obvio que la comparación con lo que hicieron los nazis resulta desmedida, pero activa la huella del recuerdo: expulsión por motivos étnicos. El recuerdo de lo que nunca debió suceder.

Esa facilidad que tiene nuestra especie para transmitir el estrés a terceros. Siempre buscando cabezas de turco: los gitanos, los judíos, los palestinos, los chechenos, los bosnios, todo aquel que se ponga por delante y esté en minoría o en inferioridad de condiciones.

La comisaria Reding -ole, ole y ole- se ha enfrentado con gran valentía casi en soledad a los que, con la ley en la mano, dictaminan: deben irse. A ellos y a sus hijos no les toca. De momento.

Esta noche, el enano de apellido húngaro (¿correrá algo de sangre gitana por sus venas? Seguramente no. No lo veo cantando una bulería que te parta el alma, bailando como un dios o tocando la guitarra como Django) bajará en batín a cenar con su lúbrica esposa de diseño, hábilmente recauchutada por los cirujanos más exclusivos.

Distraídamente, Fifi roe su hueso perfumado en su canastilla de mimbre del Nilo. Suena música suave de Debussy.

A los postres, Monsieur Le Président ingerirá una pastillita azul traída en bandeja de plata por un ujier ataviado como el almirante Nelson e intentará estar a la altura de las circunstancias. Algo que, en su caso, resulta triplemente difícil.

Europa entera mira para otro lado.

Qué planeta de mierda.

sábado, 11 de septiembre de 2010

¿Fidel se ha vuelto anticastrista?

Hace apenas unos días, en una entrevista que realizó el periodista Jeffrey Goldberg para la revista 'The Atlantic', Fidel Castro, líder indiscutible de la Revolución Cubana, salía diciendo que "el modelo de la revolución cubana no nos sirve ni a nosotros". La frase es demasiado buena para ser inventada.

Hoy, Castro desmiente dichas declaraciones y afirma que sus palabras se malinterpretaron, queriendo decir justo lo contrario.

La polémica sobre la veracidad de lo que aparece en la prensa me resulta indiferente. El 90 por ciento de lo que se publica es mentira o está muy tergiversado. Me parece interesante reflexionar sobre la figura del ser omnisciente. "Aquel que todo lo sabe". "La luz que ilumina nuestros pasos". "Dios", en resumidas cuentas.

En nuestro hormiguero global contamos con numerosos ejemplos de esta clase de seres. A lo largo de mi vida, me ha tocado trabajar con alguno. Ellos dirían trabajar "para" ellos, ya que la idea de la colaboración no entra en sus cabezas cuadradas (por poco tiempo, me generan náuseas en grado sumo y siempre he acabado a las tortas). Están en todos los campos: la politica, el pensamiento, el arte, la ciencia. Son personajes acostumbrados a que cuando ellos hablan, los demás callan. Y asienten. Pueden incluso decir las mayores sandeces que nadie se atreverá a llevarles la contraria, tal es el miedo reverencial que generan a su alrededor.

Cuando el cóctel se complementa con la inexistencia del sentido del humor y la incapacidad crónica para reírse de uno mismo que de ello suele derivarse, lo que se genera es una personalidad patológica, cercana a la locura y a los abismos de la estupidez máxima. En general, resulta patético. Vallejo Nájera los denominaba "locos egregios".

Si patéticos resultan esta clase de seres, mucho peor son los integrantes del coro de pelotas -chupamedias- y genuflexos que les ríen las gracias como si fuera el matón del barrio. Nadie les para los pies.

En el caso de Fidel, más allá de valoraciones ideológicas, se dan todos los elementos propios de un caso típico: el hombre que todo lo sabe, que lanza discursos de 9 horas y habla de lo que sea, que se cree imprescindible porque sin él todo se derrumba. Qué estupidez, no hay más que divorciarse o morirse: tu mujer florece cual flor de loto en los jardines de la Ciudad Prohibida. En fin.

Por eso tendría gracia que, sobre el final de su vida, y habiendo estado a punto de iniciar el viaje sin retorno al Más Allá, el viejo líder tuviera un momento de duda y se cuestionara todo lo que ha defendido a capa y espada. Demostraría que, a fin de cuentas, es un ser humano.

Da exactamente igual si dijo o no dijo lo que se publicó. En caso de haberlo dicho, su hermano Raúl, a la sazón Gran Timonel de la Revolución Cubana, tendría el penoso deber de mandarlo apresar y de ahí a las mazmorras de la inteligencia del Estado. Claro que en su "estado", es posible que no soportara un interrogatorio en toda regla. Se repetiría la terrible historia de La Máscara de Hierro. Dos hermanos enfrentados por el poder terrenal: Caín y Abel Castro. Propongo la Isla de la Juventud como destino final.

¿Fidel balsero? ¿Arribando a Miami en un camión Ford anfibio del año 52? Esto no se le ocurre ni a Woody Allen.

Sobre el debate socialismo-capitalismo hay cosas que llaman poderosamente la atención. Nuestro sistema (el capitalismo) es una mierda. Eso está claro. Está fundamentado sobre lo peor del ser humano y fomenta nuestros bajos instintos. Pero desde que se puso en práctica el "socialismo real" con la creación de la Unión Soviética en 1917 es difícil citar movimientos de población desesperada por instalarse en el paraíso comunista. Cuando se creó el Muro de Berlín en el 61 la gente intentaba saltarlo en dirección a Occidente, nunca hacia Oriente (imprescindible ver la genial película "Goodbye, Lenin").

En las últimas décadas, los cubanos se han lanzado al Caribe en barcos caseros que superan los modelos inolvidables de los autos locos -Pedro Bello, Penélope Glamour, los Hermanos Macana, Pierre Nodoyuna y su perro PATÁN- para recorrer las 90 millas que separan Cuba de Miami. En un mar infestado de simpáticos tiburones. Hay que estar bastante mal para hacer eso. ¿Alguien puede aportar documentos sobre migraciones masivas de desesperados en dirección a Cuba en estos últimos 50 años? ¿Tipos que salen con lo puesto de Veracruz, de Cancún, de Key West, de las Bahamas, de Sto. Domingo para llegar a Cuba como sea? Y no valen los ejemplos de los haitianos cruzando al extremo oriental de la isla. Haití es la nación más desgraciada de América y cualquier cosa es mejor. Si pudieran, los haitianos emigrarían a Gaza.

Cuando cayó el Muro en Europa, empezaron a llegar oleadas de rumanos, búlgaros, checos, eslovacos, rusos, etc. a Europa Occidental. He hablado con todos los que he podido. Muchos de ellos gente con 3 y 4 carreras (un logro de la revolución). Nadie NUNCA me habló bien de aquel supuesto paraíso. Nadie tenía ganas de volver. A nadie le importaba un carajo. Hmmm... very strange, Penny Lane...

Si esta clase de hechos no conducen a reflexionar sobre la naturaleza del ser humano y sobre las posibilidades de alternativas al darwinismo social en que nos movemos, es que el pensamiento no sirve para nada. Ah... perdón. Sirve para llenar las universidades y para justificar muchos sueldos. ¿Transformar la realidad? ¿Para qué? Lo que importa es tener muchos proyectos de investigación en marcha y realizar muchos congresos. En sitios exóticos si es posible. Los científicos a competir por ser los primeros que es de lo que se trata, los técnicos a tratar de colocarse bien en empresas de fuste y los filósofos... los filósofos.... ¿eh? ¿pero es que hay filósofos? ¿así como Simone de Beauvoir y Sartre? Pues no me había enterado, oiga, y eso que tenemos todo un MINISTRO DE EDUCACIÓN que es METAFÍSICO, el señor Gabilondo. Claro, ya entiendo..., por eso el gobierno del señor Zapatero tiene esa marcada deriva aristotélica y neotomista que le caracteriza. Es el ABGRUND de Heidegger. Joseph Weiss.

He estado en la casa de Trotsky tres veces. En la Avenida Río Churubusco 410, en México DF. Un sudor frío te recorre la espina dorsal al contemplar la casa donde trabajó sus últimos meses, con la guerra mundial avanzando como un cáncer. Donde tuvo fuerzas para liarse con Frida Kahlo y escribir durante 14 horas al día. Un dictáfono antediluviano, enciclopedias, notas, la cocina, la cama del hombre que organizó el Ejército Rojo, que mantuvo la Revolución con vida contra todo pronóstico. El hombre que defendió que el cambio social debía producirse en TODO EL MUNDO ya que en caso contrario, la revolución sería una especie de anomalía y terminaría por caer. La casa donde el líder revolucionario sería asesinado por Ramón Mercader.

Pero en el camino se encontró a Stalin. Otro loco egregio.

Trotsky vendría a ser a Stalin lo que el Che Guevara a Fidel.

En el final de su vida, sabiendo que la muerte está a la vuelta de la esquina, Fidel Castro reflexiona y se da cuenta de que todo lo que ha hecho, la Revolución, permanecer 50 años en el poder, gobernar el país con mano férrea, está mal. Se arrepiente. Pero no puede huir de sí mismo. No puede dejar de ser FIDEL CASTRO. Tiene que representar la tragicomedia hasta el final. En realidad lo único que le importa a estas alturas es cómo va a quedar su inconmensurable figura de cara a la Historia, así, con mayúsculas. La personalidad patológica tiene que autoafirmarse hasta la extenuación, caiga quien caiga. Pero no contaban con "el otro yo" de Fidel, que en los momentos menos oportunos, gracias a los buenos oficios de una copita de ron, ¡hip!, pugna por salir a la superficie... es un buen comienzo...

En abril de 1945, bajo toneladas de bombas aliadas, cercados como ratas en el búnker de la Cancillería de Berlín, Adolf Hitler llama a su secretaria favorita, Traudl Junge, para dictarle su testamento político. La secretaria tiembla de pies a cabeza: va a ser la primera persona del mundo en conocer las VERDADERAS RAZONES. Próximo a morir, y ante su sorpresa como confesaría años después, el Führer le dicta un montón de frases inconexas de odio hacia todos: Occidente, los judíos -cómo no-, sus propios generales que los han traicionado y su idolatrado pueblo alemán que, según su parecer, no merece sobrevivir ya que no ha logrado prevalecer en esta "lucha por la vida". No hay explicación. Dios no puede equivocarse. Ni un sólo atisbo de arrepentimiento, ni la más mínima sombra de duda. Un caso de manual.

He conocido nazis e hijos de nazis. He intentado razonar con ellos. Me interesaba conocer su punto de vista: nunca he aprendido nada escuchándome a mí mismo.

Su interpretación de lo que sucedió en la guerra es que Hitler se equivocó. Pero no porque lo que pretendiera hacer fuera monstruoso, sino porque hizo la guerra en dos frentes a destiempo y porque no utilizó a los judíos para sus propios fines. Podría haber usado sus recursos económicos y humanos para ganar la guerra y luego se habría ocupado de ellos. No es una valoración moral: lo que hizo Hitler estuvo mal porque la forma en que lo hizo no le condujo a la victoria. Según ellos, se equivocó de táctica, no de proyecto. No comment.

¿Acaso Fidel está siendo visitado por el fantasma de Ernesto Guevara?

-Qué hacés, barbas, ¿todavía seguís en el poder?

-No, yo no. Ahora está mi hermano Raúl.

-¿Raúl? ¿¡Ese boludo!? ¿Pero esto qué es...? ¿Una dinastía? Mirá qué clase de viejo estás hecho... ¿y seguís diciendo las mismas cosas que a los treinta...? ¡qué papa frita! ¿No aprendiste nada? Mirame a mí. Fui a Bolivia y me asesinaron con treinta y nueve años. Mirá qué bien quedo en las fotos. Largá, viejo. Let it be. Cheeeee...

Debates a muerte en las universidades, en los barrios, en las reuniones, cómo mejorar esto que tenemos, aunque eso suponga poner todo en cuestión, cómo ser dignos de gente como Vicente Ferrer, como el doctor Alfred Jahn, de los miles de cooperantes anónimos que se dejan la vida en las esquinas más olvidadas del mundo.

Tenemos las generaciones más preparadas de la historia de Occidente: a mayor preparación menos pelotas.

Los dejo que empieza mi programa favorito en Telecinco. Hablan del Príncipe y de Letizia. La monarquía proporciona tranquilidad metafísica y espiritual. Después viene el Telecupón. Ciao.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Diez años de gracia

Jacques Attali, antiguo oráculo de François Miterrand, hombre de letras, ingeniero, director de orquesta y pianista, periodista interesado en la transformación que las nuevas tecnologías -no tan nuevas- están produciendo en la sociedad, y un largo etcétera, comenta en una breve entrevista publicada en El País que a Europa le quedan 10 años antes de sucumbir ante las potencias emergentes.

Según Attali, la hora de Europa ya pasó y a la Vieja Dama le espera un acusado declive y una "argentinización" de la economía -Sic.

Es la hora de los países del BRIC y de los propios Estados Unidos que, siempre según el francés, lograrán capear el temporal.

Nótese lo que costó el desayuno de Attali con el periodista (hasta él mismo está sorprendido) y se encontrarán algunas de las causas del fin de fiesta europeo. Tirando manteca al techo. Atando los perros con longanizas.

Hay que ir aprendiendo chino cuanto antes.

Cuando el escritor y economista francés Jacques Attali llega a la cita (las siete y media de la mañana en un lujoso café de París, a un paso de los Campos Elíseos, elegido por él), ya lleva, según confiesa, tres horas levantado, escribiendo en su casa. Elige con determinación una tarrina con queso, una ensalada de frutas y un té. El periodista, algo dormido, elige otra ensalada de frutas por imitación y un café doble por necesidad. Attali habla mientras come, sin dejar de mirar los continuos mensajes que estremecen su Blackberry. Atildado, algo distante, este antiguo consejero de François Mitterrand ha publicado un libro que ha pasado varias semanas entre los más vendidos de Francia, de título intimidante: ¿Todos arruinados en 10 años? Dada la factura del desayuno, se diría que eso se debe a lo que se gasta uno en determinados sitios. Pero Attali tiene otra teoría.

El economista y asesor de Mitterrand pronostica la ruina de Occidente

"Bueno, como todas las sociedades algo agotadas, Occidente ha tendido a superendeudarse para mantener su nivel de vida. Así, hemos mantenido, desde los años ochenta, una especie de ilusión de crecimiento económico basado, esencialmente, en la deuda. No es algo nuevo: recuerde Venecia... También ellos pensaban que lo de arruinarse era algo que les pasaba solo a otros".

La pregunta se impone: ¿Y solo nos quedan 10 años? Sin dejar de comer queso responde tranquilamente: "Es difícil saberlo con exactitud, pero sí, no creo que nos queden más de 10 años".

El periodista, claro, a estas alturas de la revelación ya está completamente despierto. ¿Y qué pasará?

"Asistiremos a la victoria de los más fuertes: China, EE UU y los bancos estadounidenses, que no están a las órdenes de EE UU. Y ganarán, me temo, los mercados. En Europa, veremos un lento declive del nivel de vida, como lo conocieron Venecia, o Argentina, en su tiempo. Todo dentro de un círculo vicioso, porque las élites, los jóvenes bien preparados que podrían sacarnos de esto, se irán a trabajar a otros sitios, a EE UU, a China o a Australia. De hecho, ya lo están haciendo".

¿Y qué se puede hacer?

Attali sonríe. Ya ha terminado de desayunar. El periodista también. Solo queda flotando en el aire una confusa sensación de apocalipsis que el economista disipa con una sonrisita algo indescifrable. "Actualmente, en un mundo globalizado, no hay cabina de piloto. La última reunión del G-20 lo prueba. Y triunfa la economía ilegal, los paraísos fiscales. Y en esos paraísos fiscales se hacen cosas que en cualquier otro Estado estarían prohibidas. Y eso afecta a todo y a todos. Hace falta una especie de policía económica internacional".

Mira la minipantalla de la Blackberry y repite que no tiene más tiempo del acordado (media hora). "Soy director de orquesta, escritor, economista, novelista: como no estoy seguro de poder reencarnarme siete veces, trato de vivir siete vidas a la vez".

De su etapa de asesor presidencial le quedan dos certezas. Una: "Para prevenir, para pronosticar, lo mejor es ponerse verdaderamente en la piel de otro". La segunda devuelve al ambiente esa sensación molesta de que el fin del mundo ya está en marcha y nadie se ha enterado: "La realidad avanza siempre más rápido de lo que uno se cree".
Café Baretto. París

- Un desayuno bufé: 29 euros.

- Un café: 7 euros.

- Una ensalada de frutas: 9 euros.

Total: 45 euros.