Me escriben amigos muy queridos para decirme que me pasé unos cuantos pueblos hablando del tema de la gente que realiza servicios domésticos y de sus empleadores.
En primer lugar, mis sinceras disculpas si alguien se ha sentido directamente aludido. No era mi intención ofender a nadie. Me dejé llevar por la pasión del momento, la imagen del niño levantando un pico de su propia altura. Creo que es un tema complejo que levanta ampollas.
Intentaré hilar más fino, como corresponde a un señor majete de mi edad. Un hombre que peina canas -cuando peina algo- y que resulta a ratos cómico, a ratos venerable. Hasta puede que haya personas que emplearan el vocablo "adorable", pero será por simple similitud sonora, una confusión, vaya.
Vayamos por partes (Jack, siempre te citamos...)
¿El hecho de contratar personal de servicio nos convierte automáticamente en deleznables burgueses? No. No es así. Hay casos en que la ayuda en casa resulta esencial y la familia o el individuo en cuestión difícilmente podría funcionar sin esa asistencia.
Cabe afirmar, por otro lado, que a día de hoy el personal de servicio difícilmente encontraría colocación en otro puesto de trabajo.
Quede claro que considero el trabajo tan digno como cualquier otro. No es eso. Hablaba de una estructura de pensamiento e intentaré explicarme.
Mi comentario estaba centrado en América Latina porque pude comprobarlo personalmente en mis viajes. La mano de obra para realizar las tareas domésticas es muy barata. La contratación "en blanco" con todos los derechos sociales es una novedad reciente o en muchos casos se salta a la torera. Pero hay algo que creo más profundo: no verás muchos "hombres o mujeres de piel nívea" realizando estas tareas. No. Suelen ser personas con la piel oscura y con formación escasa o nula, que aceptan agradecidos lo que se les da y no plantean ninguna clase de reivindicación: es eso o nada. También se podría decir lo mismo del trabajo en el campo, el trabajo de peón en una estancia o de cosechador en una zafra.
La élite blanca ocupa los mejores puestos de la sociedad. Hágase una estadística de los presidentes desde la Independencia de América hasta el día de hoy. ¿Qué presidentes son siquiera mestizos? Hay que buscar los nombres con lupa.
Ni siquiera la Revolución Cubana, que en su momento fue un faro de esperanza para nuestra gente. Fidel Castro y Ernesto Guevara eran hijos de la burguesía y blancos. Como lo fueron la mayor parte de los revolucionarios franceses o el propio Marx.
El cambio siempre viene desde adentro. Son los hijos de la clase media los que aún tienen la capacidad de conmoverse ante el dolor humano. Los macris y demás pijos/recontrachetos son mudos, sordos y ciegos al sufrimiento. No lo perciben. Están programados para dar órdenes y decir "muy rico, Edelmira, puede retirarse". Es problema de todo el software, agravado por un hardware duro como la roca.
Quise llamar la atención sobre cuestiones cotidianas que damos por sentado. Que la composición demográfica de nuestros territorios sea la que es y el hecho de que haya una bolsa enorme de gente que nunca ha contado para los "estados nacionales latinoamericanos", salvo cuando se trataba de utilizarlos como carne de cañón, como se vio en la cobarde y salvaje guerra de la Triple Alianza, que diezmó el Paraguay y desequilibró su población durante décadas, no debe distraernos del hecho de que nunca podremos ser realmente libres si no integramos a esa parte de la población, si no logramos que se sientan ciudadanos de primera clase.
Ocurre igual que con la incorporación de la mujer a la sociedad moderna. Hace siete décadas se publicaban aberraciones como la que pueden ver más abajo, manuales de la Sección Femenina para dar consejos a las esposas. Cosas que resultan hasta graciosas de lo absurdas.
Hoy la mujer ha dejado de hacer "trabajos no remunerados y no reconocidos como tales" prácticamente en exclusiva -me dirán: y queda un mundo por hacer. Así es- y se ha incorporado al mercado de trabajo. Cuando se la ha dejado volar libremente, no ha tenido inconveniente en llegar a lo más alto, tanto en la política mundial como en los consejos de dirección de las grandes empresas.
Durante años se afirmó que las ingenierías industriales eran cosa de hombres. Véase la composición del alumnado hoy en día. Compárense los expedientes académicos de hombres y mujeres. Viví con una arquitecta española de la nueva horneada durante una década, una persona muchísimo más inteligente y preparada que yo.
Con el personal de servicio, con la gente de origen humilde que vende su fuerza de trabajo al precio que sea y en las condiciones que dicte el empleador, sucede igual. El daño es mayúsculo: es la propia persona la que termina creyendo que no sirve para nada mejor. Ni siquiera puede llegar a imaginar un futuro alternativo, no tiene las herramientas para hacerlo. Ha visto a sus padres y a sus abuelos servir, bajar la cabeza.
La mujer no tenía ningún defecto estructural que le impidiera tener una vida digna. Obama demostró que un negro puede ocupar la presidencia del país más poderoso del mundo (ahora lo estamos pagando con intereses insoportables. Un payaso capaz de negar el cambio climático y, al mismo tiempo, lanzar planes inmobiliarios en Groenlandia). Las mujeres, los negros, los mestizos, los indios, no tienen ninguna tara genética que les impida vivir sin servir a otros. Es un cambio de perspectiva.
El personal de servicio, las prostitutas, la gente que hace cosas que nadie querría hacer... todos contribuimos con nuestro silencio a perpetuar el statu quo.
Y se oye la frase constante: "este es un negro resentido" o "negro tenía que ser". Pregúntate tú cómo actuarías si estuvieras en esa situación.
La denostada Revolución Cubana -normalmente habla a gritos de ella gente que ni la conoce ni se ha acercado a Cuba jamás- cambió el destino de la población negra de la isla. Y estamos hablando de un porcentaje importante de la población.
La Revolución Rusa aplastó a la Alemania nazi en solitario. La historia de la Segunda Guerra Mundial debe reescribirse de cero. Los aliados entraron en Europa cuando los soviéticos ya habían perdido más de 20 millones de personas. Cifras de sufrimiento humano que ningún cerebro puede siquiera llegar a imaginar. Y puso a un hombre en órbita por primera vez en 1957. Cuarenta años después de haber salido de un régimen feudal que enviaba a los soldados al frente sin botas para la nieve y sin armas. Miento. Había un arma para cada cuatro soldados. Cuando caía uno la tomaba el que venía detrás.
La revolución fracasó, pero nos puso en el límite de las posibilidades. Y después de la revolución las cosas no pueden volver atrás. ¿Alguien cree que los avances sociales en Occidente son concesiones de los dueños del mundo por su simple "bondad natural"? Costaron toda la sangre y el dolor del mundo.
Voy a ver si localizo el apunte que hizo en su diario personal el Zar Nicolás II la misma tarde en que su guardia cosaca abrió fuego contra una multitud desarmada - hombres, mujeres y niños- en San Petersburgo. Habla de una partida de caza y de que el tiempo está cambiando creo recordar. Pedazo de mierda. Sorry... otra vez habla el siberiano, el Dersu Uzala que habita en mí. Tómate un vodka, anda.
La historia de la infamia se construye día a día. Con cada acto, con cada decisión. Y cuando un hombre o una mujer -así, tomados de uno en uno- toma conciencia de la injusticia, de que hay algo que está intrínsecame mal, entonces cabe avanzar.
¿Es una utopía pensar que resulta posible liberar a los verdaderos parias de la tierra? Aquellos que resultan invisibles. No. En ningún caso. Estamos asistiendo a cambios vertiginosos de la mano de la evolución tecnológica.
Empezando por la velocidad de diseminación de las ideas y los debates hasta la Inteligencia Artifical y la robótica. Estamos a las puertas de una revolución industrial que modificará el mundo hasta volverlo irreconocible. Decenas de millones de puestos de trabajo dejarán de existir en tiempo récord. Aún no sabemos ni cómo se llamarán las profesiones más demandas en los próximos 10 años. ¿Quién oyó hablar de Big Data, de Blockchain, de criptodivisas, de aprendizaje de máquina, de tantas cosas, hace solo unos años?
Hasta el momento, los cambios nos están trayendo lo peor. Gente espantosa sube a lo más alto apoyándose justamente en Twitter o cualquier red social. Es el imperio de la posverdad. Pero lo mismo que ha servido para fabricar engendros puede tener un potencial liberador. Solo es cuestión de corregir el tiro y redefinir las prioridades.
De qué lado estamos. Qué podemos hacer cada uno para mejorar el statu quo. Cada decisión cuenta.
Y hoy más que nunca, quien salva a una sola persona -de las miles de formas en que se puede salvar a un ser humano- salva a la Humanidad entera.
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jueves, 29 de agosto de 2019
domingo, 27 de marzo de 2016
Leyva cumple años
Mi gente de La Habana está de enhorabuena. Leyva cumple años. Leyva no es un tipo cualquiera, no. Es un músico como la copa de un pino. Pero no responde al estereotipo de genio sociópata, escrutador de su propio ombligo y usador de la gente. Qué va. Leyva siempre está dispuesto a embarcarse en nuevas aventuras, sonoras y humanas. En la Escuela de San Antonio de los Baños, donde junto a su inseparable Taby -¡ya han cumplido 27 años de casados!- son profesores de la cátedra de sonido para cine desde hace añares, en su propio estudio o en cualquier esquina del mundo.
Una curiosidad insaciable y ganas de vivir, de hacer, de compartir.
Ellos inventan espacios, crean el suelo donde pisar. Como aquel loco que me presentaron en 2008 y que acababa de dar la vuelta a Cuba en su Harley Davidson. ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Ahora....? Me voy pa Oriente... ¿En la moto? ¿En qué si no...? Y partió con viento fresco y un pañuelo en la cabeza.
Vivir es un arte. Quemar las naves, una y otra vez, sentir que estás vivo, correr el riesgo de naufragar. Hasta el fin del mundo. En esa disciplina Leyva y Taby no solo son maestros décimotercer dan, sino que son seres humanos únicos, siempre dispuestos a armar una descarga en casa o a echar una mano a músicos anónimos del mundo.
Quien no es revolucionario a los veinte no tiene corazón. Quien lo sigue siendo a los cuarenta carece de cerebro. Eso dicen los biempensantes. No va con ellos. No han dejado que el corazón se necrose, la puta enfermedad de Occidente, con sus hemorroides en el alma de aprendiz de burgués.
Leyva es un pope, un babalao, un orisha de la sabiduría vital. Él sabe. Todo lo que vale la pena saber. La regla es muy sencilla: si Leyva no lo sabe es que no vale la pena saberlo.
Hermano del alma, ¡larga vida! Dentro de 30 años, en marzo de 2046, quiero verte recorriendo el mundo como los locos de Buena Vista. Que no se acabe nunca la madeja de LE MISME. Un abrazo eterno.
Una curiosidad insaciable y ganas de vivir, de hacer, de compartir.
Ellos inventan espacios, crean el suelo donde pisar. Como aquel loco que me presentaron en 2008 y que acababa de dar la vuelta a Cuba en su Harley Davidson. ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Ahora....? Me voy pa Oriente... ¿En la moto? ¿En qué si no...? Y partió con viento fresco y un pañuelo en la cabeza.
Vivir es un arte. Quemar las naves, una y otra vez, sentir que estás vivo, correr el riesgo de naufragar. Hasta el fin del mundo. En esa disciplina Leyva y Taby no solo son maestros décimotercer dan, sino que son seres humanos únicos, siempre dispuestos a armar una descarga en casa o a echar una mano a músicos anónimos del mundo.
Quien no es revolucionario a los veinte no tiene corazón. Quien lo sigue siendo a los cuarenta carece de cerebro. Eso dicen los biempensantes. No va con ellos. No han dejado que el corazón se necrose, la puta enfermedad de Occidente, con sus hemorroides en el alma de aprendiz de burgués.
Leyva es un pope, un babalao, un orisha de la sabiduría vital. Él sabe. Todo lo que vale la pena saber. La regla es muy sencilla: si Leyva no lo sabe es que no vale la pena saberlo.
Hermano del alma, ¡larga vida! Dentro de 30 años, en marzo de 2046, quiero verte recorriendo el mundo como los locos de Buena Vista. Que no se acabe nunca la madeja de LE MISME. Un abrazo eterno.
miércoles, 17 de diciembre de 2014
Paz
Cuba y EEUU acaban de anunciar el "cese de hostilidades", la apertura a algo nuevo. Obama ha dicho textualmente: "lo que hemos hecho durante 5 décadas no ha servido. Probemos otra cosa". Aplica la fórmula de Einstein a los procesos lógicos. Ole, ole y ole.
Y el Papa Francisco ha estado detrás de la jugada, que se ha materializado por el momento con intercambio de prisioneros. La derecha se llena la boca repitiendo que "este Papa se mete en todo" (he oído esta frase más de una vez). ¡Bienvenido un Papa que se mete en todo! ¡Por fin alguien útil que se preocupa por abrir puertas y castigar a los corruptos! ¿Acaso Cristo no clamó contra los ricos insolidarios y los mercaderes de almas con fervor revolucionario?
Las primeras palabras de Jesús que se conocen (Lucas 4: 16-21) van dirigidas a los pobres y a los oprimidos: “…para evangelizar a los pobres me ha enviado, (…) para libertar a los oprimidos”. En Lucas 6: 20,24: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” y “¡ay de vosotros los ricos porque en las riquezas tenéis vuestra consolación!”. En Lucas 12: 15: “Atended y guardaos de toda codicia”, a continuación, en 16-21, la parábola del rico necio que solo se preocupaba de comer, beber y darse buena vida. Y en 34 una frase que bien pudiera llevar las firmas de los autores clásicos del socialismo: “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
La de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos es la de toda la vida.
Imagino el espíritu que debe estar sobrevolando La Habana en estos momentos. el glorioso Malecón, la Plaza de la Revolución, el Hotel Nacional, la Casa de las Cariátides, la Habana Vieja. Gente recia, hecha al sacrificio. Gente que no habla de la crisis porque nace, vive, se reproduce y muere permanentemente en crisis. Ya era hora... Los abrazo a todos, ustedes que bailan con la sonrisa y aprietan la mano hasta hacer sangre.
¿Es una simple casualidad que Obama sea negro? ¿Alguien que habla de sanidad universal, de legalizar a millones de indocumentados, de romper bloqueos eternos (ya se las verá con la oposición republicana que se cerrará en banda)?
Un presidente negro en EEUU y un Papa latinoamericano. Queremos más. Mucho más.
El siguiente paso es el reconocimiento de Palestina como nación soberana. Y que se acabe la muerte.
Y el Papa Francisco ha estado detrás de la jugada, que se ha materializado por el momento con intercambio de prisioneros. La derecha se llena la boca repitiendo que "este Papa se mete en todo" (he oído esta frase más de una vez). ¡Bienvenido un Papa que se mete en todo! ¡Por fin alguien útil que se preocupa por abrir puertas y castigar a los corruptos! ¿Acaso Cristo no clamó contra los ricos insolidarios y los mercaderes de almas con fervor revolucionario?
Las primeras palabras de Jesús que se conocen (Lucas 4: 16-21) van dirigidas a los pobres y a los oprimidos: “…para evangelizar a los pobres me ha enviado, (…) para libertar a los oprimidos”. En Lucas 6: 20,24: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios” y “¡ay de vosotros los ricos porque en las riquezas tenéis vuestra consolación!”. En Lucas 12: 15: “Atended y guardaos de toda codicia”, a continuación, en 16-21, la parábola del rico necio que solo se preocupaba de comer, beber y darse buena vida. Y en 34 una frase que bien pudiera llevar las firmas de los autores clásicos del socialismo: “donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
La de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos es la de toda la vida.
Imagino el espíritu que debe estar sobrevolando La Habana en estos momentos. el glorioso Malecón, la Plaza de la Revolución, el Hotel Nacional, la Casa de las Cariátides, la Habana Vieja. Gente recia, hecha al sacrificio. Gente que no habla de la crisis porque nace, vive, se reproduce y muere permanentemente en crisis. Ya era hora... Los abrazo a todos, ustedes que bailan con la sonrisa y aprietan la mano hasta hacer sangre.
¿Es una simple casualidad que Obama sea negro? ¿Alguien que habla de sanidad universal, de legalizar a millones de indocumentados, de romper bloqueos eternos (ya se las verá con la oposición republicana que se cerrará en banda)?
Un presidente negro en EEUU y un Papa latinoamericano. Queremos más. Mucho más.
El siguiente paso es el reconocimiento de Palestina como nación soberana. Y que se acabe la muerte.
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lunes, 1 de septiembre de 2014
Natalia Bolívar
Mi amiga Natalia Bolívar, una persona fascinante, cumple en este mes de septiembre una serie de años con cifra redonda. Sus incontables amigos de La Habana han organizado un homenaje en su honor.
He aquí un cuento basado en algo que me transmitió en su casa de la capital cubana, una tarde mágica, de ron y gentes maravillosas.
Va por ti.
He aquí un cuento basado en algo que me transmitió en su casa de la capital cubana, una tarde mágica, de ron y gentes maravillosas.
Va por ti.
HACIA EL ESTE
Entonces todo el mundo vivía deprisa. Haciendo el amor a todas horas, en cualquier sitio. En las cocinas, los cuartuchos, los parques, los coches. Después de todo, la muerte podía sorprenderte al doblar una esquina. La opción de la policía política no era mejor. Nadie regresó de allí para contarlo.
Dicen que antes de la caída de Berlín, mientras se acercaban los rusos, los habitantes de la ciudad en ruinas se lanzaron a una orgía desenfrenada. No era raro encontrar extrañas parejas, con grandes diferencias de edades, en los búnkeres o los sucios túneles del metro. Niñas que se ofrecían al primero que pasaba para evitar ser desvirgadas por los salvajes rojos, de los que se contaban historias de terror.
La Habana. Finales de los cincuenta. No era Berlín ni mucho menos, pero los que colaborábamos con la Revolución sabíamos a lo que nos exponíamos.
Todo se hacía con intensidad y entrega. La intensidad que en tiempos de paz brilla por su ausencia.
En los años previos a la Revolución yo había sido campeona de natación de Cuba. No era una mujer al uso. Si algún tipo intentaba someterme, terminaba huyendo con el rabo entre las piernas. No había quién pudiera conmigo. En el barrio me llamaban Tremenda, Tremendita.
Edson era un negro gigantesco, descomunal. Estaba con la Revolución y la gente lo respetaba. En cuanto lo vi me dije, “este es pa mí”, pasándome a toda mi familia blanca por el arco del triunfo. Me importaba poco y nada lo que pensaran.
Desde un principio, nuestras relaciones fueron huracanadas. No sabíamos estar en la misma habitación sin discutir y nos decíamos barbaridades irreproducibles. Teníamos una capacidad infinita para torturarnos mutuamente y hacernos daño. Cuando alcanzaba el límite de ebullición, aquel negrón solía abalanzarse sobre mí con la intención de aplicarme un serio correctivo, pero era inútil. Yo le tiraba todo lo que tenía a mi alcance o le mordía hasta hacerle sangre.
Nuestras discusiones terminaban a grito pelado y nos daba igual que nos escucharan. El impulso destructivo era más fuerte que nosotros. No servíamos para agentes secretos.
Eso sí, cuando nos enganchábamos la intensidad se duplicaba. Y estallaban hasta las luces incandescentes. Los muebles rotos. Las sábanas revueltas. Parecía una sangrienta ceremonia iniciática. Desde la noche de los tiempos. El Caos, el gran bostezo de la Madre Tierra. No sé qué era peor.
La misión se la comunicaron a Edson. Había que llevar suministros urgentemente a los barbudos. La cosa se estaba poniendo fea y las tropas de Batista podían pasarles por encima.
Los dos sabíamos pilotar avionetas. No había nada que él hiciera que yo no hiciera mejor.
Despegamos de una pista –por decir algo– oculta al oeste de La Habana. La discusión empezó no me acuerdo muy bien por qué. En realidad cualquier cosa valía: para qué mierda negociar si podíamos darnos en el centro del alma.
El día estaba raro, brumoso. Llevábamos armas y municiones. Desde el mismo momento en que carreteamos por aquel campo empezamos a gritar a todo pulmón.
–Me estás haciendo la vida imposible, desgraciado...
–Conocerte ha sido el mayor error de todos. Lo feliz que era yo antes. Es mejor estar solo y morirse solo a tener que soportarte un solo minuto más.
–Eres el mismísimo demonio, pero sin poderes que valgan para nada.
–¡Si sigues por ese camino te voy a tirar al vacío cuando subamos y nadie te va a echar de menos, Tormento!
Volábamos haciendo eses, más atentos a desbaratarnos. La trayectoria nos daba lo mismo. Sabíamos de memoria el camino y confiábamos en encontrar la ruta correcta.
Seguimos así durante una hora y apenas oíamos lo que nos decían por radio. Nubes bajas, poca visibilidad...
Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos volando a escasa altitud, paralelos a la línea de costa.
En un momento dado, Edson estalló en rayos y truenos y me alargó una roca granítica en forma de puño. Como en aquel combate entre Firpo y Jack Dempsey que solía recordar mi padre. Venía directo hacia mi cara y lo vi a cámara lenta. Un peso pesado de los de verdad. Logré esquivar el tremendo impacto y me desabroché el cinturón de seguridad lanzándome a su cuello, como un resorte sometido a una presión de siglos. El motor empezó a ratear. Dábamos vueltas en todos los sentidos.
El hombre intentaba estabilizar el avión, pero yo había perdido la chaveta. A la mierda la Revolución.
Perdimos el rumbo y amerizamos estrepitosamente. La cabina empezó a llenarse de agua. Apenas nos enteramos del desastre. Nosotros seguíamos a lo nuestro: golpes y mordiscos.
–¡Perra rabiosa!
–¡Hijoeputa...! ¡Maricón!
De repente, me acordé de que ese condenado negrón no sabía nadar. ¡Carajo! Estábamos a punto de hundirnos. Edson empezó a tragar agua y su rostro se hinchó en una mueca de dolor. Junté toda mi rabia y le pegué una patada a la puerta de la cabina con ambas piernas. Piernas de nadadora. Fuertes como robles. Me servían para volver locos a los hombres y para dar golpes en la madre.
Habrá sido la desesperación o la suerte. Qué importa. La puerta se abrió y salí del avión. Agarré a Edson por las solapas de su chaqueta de aviador. Estaba inconsciente.
Cien kilos generosos de negro rebelde. De negro en carne viva, que no puede más, que corre como alma en pena. Esta noche nos iremos de la plantación y vendré a buscarte. Lejos de toda esta mierda. Si algún blanco hijodeunagranputa se interpone me lo llevo por delante a machetazos. Más les vale que me maten a la primera de cambio porque no les daré una segunda oportunidad.
Logré sacarlo de la cabina y lo agarré por el cuello. Me puse a nadar como posesa.
Los muchachos habían visto el desastre de vuelo desde la costa y se habían lanzado al agua. Imagino que los suministros importaban más que nuestras vidas, pero el caso es que vinieron hacia nosotros.
Aguanté lo que pude y mi siguiente recuerdo es despertar en la sierra, en un hospital de campaña. Apenas tenía unos rasguños.
Edson se salvó. Es decir, yo lo salvé.
Me quedé despierta a los pies de su cama. Velando su sueño intranquilo al borde de la muerte.
Echaba de menos su intensidad.
Entonces todo el mundo vivía deprisa. Haciendo el amor a todas horas, en cualquier sitio. En las cocinas, los cuartuchos, los parques, los coches. Después de todo, la muerte podía sorprenderte al doblar una esquina. La opción de la policía política no era mejor. Nadie regresó de allí para contarlo.
Dicen que antes de la caída de Berlín, mientras se acercaban los rusos, los habitantes de la ciudad en ruinas se lanzaron a una orgía desenfrenada. No era raro encontrar extrañas parejas, con grandes diferencias de edades, en los búnkeres o los sucios túneles del metro. Niñas que se ofrecían al primero que pasaba para evitar ser desvirgadas por los salvajes rojos, de los que se contaban historias de terror.
La Habana. Finales de los cincuenta. No era Berlín ni mucho menos, pero los que colaborábamos con la Revolución sabíamos a lo que nos exponíamos.
Todo se hacía con intensidad y entrega. La intensidad que en tiempos de paz brilla por su ausencia.
En los años previos a la Revolución yo había sido campeona de natación de Cuba. No era una mujer al uso. Si algún tipo intentaba someterme, terminaba huyendo con el rabo entre las piernas. No había quién pudiera conmigo. En el barrio me llamaban Tremenda, Tremendita.
Edson era un negro gigantesco, descomunal. Estaba con la Revolución y la gente lo respetaba. En cuanto lo vi me dije, “este es pa mí”, pasándome a toda mi familia blanca por el arco del triunfo. Me importaba poco y nada lo que pensaran.
Desde un principio, nuestras relaciones fueron huracanadas. No sabíamos estar en la misma habitación sin discutir y nos decíamos barbaridades irreproducibles. Teníamos una capacidad infinita para torturarnos mutuamente y hacernos daño. Cuando alcanzaba el límite de ebullición, aquel negrón solía abalanzarse sobre mí con la intención de aplicarme un serio correctivo, pero era inútil. Yo le tiraba todo lo que tenía a mi alcance o le mordía hasta hacerle sangre.
Nuestras discusiones terminaban a grito pelado y nos daba igual que nos escucharan. El impulso destructivo era más fuerte que nosotros. No servíamos para agentes secretos.
Eso sí, cuando nos enganchábamos la intensidad se duplicaba. Y estallaban hasta las luces incandescentes. Los muebles rotos. Las sábanas revueltas. Parecía una sangrienta ceremonia iniciática. Desde la noche de los tiempos. El Caos, el gran bostezo de la Madre Tierra. No sé qué era peor.
La misión se la comunicaron a Edson. Había que llevar suministros urgentemente a los barbudos. La cosa se estaba poniendo fea y las tropas de Batista podían pasarles por encima.
Los dos sabíamos pilotar avionetas. No había nada que él hiciera que yo no hiciera mejor.
Despegamos de una pista –por decir algo– oculta al oeste de La Habana. La discusión empezó no me acuerdo muy bien por qué. En realidad cualquier cosa valía: para qué mierda negociar si podíamos darnos en el centro del alma.
El día estaba raro, brumoso. Llevábamos armas y municiones. Desde el mismo momento en que carreteamos por aquel campo empezamos a gritar a todo pulmón.
–Me estás haciendo la vida imposible, desgraciado...
–Conocerte ha sido el mayor error de todos. Lo feliz que era yo antes. Es mejor estar solo y morirse solo a tener que soportarte un solo minuto más.
–Eres el mismísimo demonio, pero sin poderes que valgan para nada.
–¡Si sigues por ese camino te voy a tirar al vacío cuando subamos y nadie te va a echar de menos, Tormento!
Volábamos haciendo eses, más atentos a desbaratarnos. La trayectoria nos daba lo mismo. Sabíamos de memoria el camino y confiábamos en encontrar la ruta correcta.
Seguimos así durante una hora y apenas oíamos lo que nos decían por radio. Nubes bajas, poca visibilidad...
Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos volando a escasa altitud, paralelos a la línea de costa.
En un momento dado, Edson estalló en rayos y truenos y me alargó una roca granítica en forma de puño. Como en aquel combate entre Firpo y Jack Dempsey que solía recordar mi padre. Venía directo hacia mi cara y lo vi a cámara lenta. Un peso pesado de los de verdad. Logré esquivar el tremendo impacto y me desabroché el cinturón de seguridad lanzándome a su cuello, como un resorte sometido a una presión de siglos. El motor empezó a ratear. Dábamos vueltas en todos los sentidos.
El hombre intentaba estabilizar el avión, pero yo había perdido la chaveta. A la mierda la Revolución.
Perdimos el rumbo y amerizamos estrepitosamente. La cabina empezó a llenarse de agua. Apenas nos enteramos del desastre. Nosotros seguíamos a lo nuestro: golpes y mordiscos.
–¡Perra rabiosa!
–¡Hijoeputa...! ¡Maricón!
De repente, me acordé de que ese condenado negrón no sabía nadar. ¡Carajo! Estábamos a punto de hundirnos. Edson empezó a tragar agua y su rostro se hinchó en una mueca de dolor. Junté toda mi rabia y le pegué una patada a la puerta de la cabina con ambas piernas. Piernas de nadadora. Fuertes como robles. Me servían para volver locos a los hombres y para dar golpes en la madre.
Habrá sido la desesperación o la suerte. Qué importa. La puerta se abrió y salí del avión. Agarré a Edson por las solapas de su chaqueta de aviador. Estaba inconsciente.
Cien kilos generosos de negro rebelde. De negro en carne viva, que no puede más, que corre como alma en pena. Esta noche nos iremos de la plantación y vendré a buscarte. Lejos de toda esta mierda. Si algún blanco hijodeunagranputa se interpone me lo llevo por delante a machetazos. Más les vale que me maten a la primera de cambio porque no les daré una segunda oportunidad.
Logré sacarlo de la cabina y lo agarré por el cuello. Me puse a nadar como posesa.
Los muchachos habían visto el desastre de vuelo desde la costa y se habían lanzado al agua. Imagino que los suministros importaban más que nuestras vidas, pero el caso es que vinieron hacia nosotros.
Aguanté lo que pude y mi siguiente recuerdo es despertar en la sierra, en un hospital de campaña. Apenas tenía unos rasguños.
Edson se salvó. Es decir, yo lo salvé.
Me quedé despierta a los pies de su cama. Velando su sueño intranquilo al borde de la muerte.
Echaba de menos su intensidad.
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lunes, 15 de julio de 2013
La vida que dejé en La Habana
Leyva y Taby son gente de otro mundo. Desayunan a medianoche, suben las escaleras hacia atrás y su casa está llena de soñadores y locos de toda condición. A todas horas. Viven entre partituras, entre instrumentos musicales, en busca del sonido perfecto. Las convenciones sociales les traen sin cuidado y tienen muy poca paciencia con los pijos y la gente sin alma.
Son lo que hablando en plata y sin gilipolleces de intelectual de tres al cuarto se suele denominar "gente de puta madre". Solidaria. Gente de fierro.
La Revolución tendrá todos los peros que se quiera, pero en los países del entorno que practican el noble arte de chupar el culo de los gringos un negro tendría más posibilidades de desarrollar una exitosa carrera como juntacaca antes que ser un artista reconocido y respetado como es el caso de Leyva. Y ojo con decir cosas como "gente de color" o zarandajas por el estilo. ¡NEGRO!, te responderá orgulloso Leyva. Qué carajo.
Ambos son uno. No es posible entenderlos por separado.
Leyva y Taby hacen magia en La Habana. En Cuba. No existen las casualidades: Oshún y Changó los enviaron a mi vida.
Y yo los quiero cada día más.
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jueves, 22 de marzo de 2012
Diferencias culturales

Mis amigos locos de La Habana que no duermen y por tanto viven dos veces me envían un apunte sobre las diferencias culturales entre Cuba y la Madre Patria.
sábado, 9 de julio de 2011
Manuel Galbán

Se nos fue Manuel Galbán, el inmortal guitarrista de Los Zafiros y de Buenavista Social Club. No tuve la suerte de conocerlo personalmente, porque siempre que he viajado a La Habana, el bueno de Don Manuel estaba de gira. Se puede decir que Galbán murió con las botas puestas.
Sin embargo, conozco mil historias del grupo Buenavista por intermedio de mis queridos amigos Leyva y Taby. Los viejos eran -y son- un caso. Baste como muestra que entre ellos hay uno al que llaman "el políglota" que es el que se encarga de hablar en "otras lenguas" cuando están lejos de La Habana. Cuando se encuentran en París, por ejemplo, y alguno quiere otro trago, el políglota se encara con el camarero y le espeta sin anestesia:
-¡LE MISME!
Representan una manera de estar en el mundo, de no tomarse la vida demasiado en serio, de hacer tiempo para la joda siempre que se pueda. Ibrahim Ferrer, Omara Portuondo, Eliades, Cachao... todos músicos de otra época, de una época gloriosa, sin aparatitos del demonio, donde la gente SABÍA tocar y COMUNICABA.
Galbán era digno representante de la escuela cubana de la guitarra, una manera de tocar especial, con creativos juegos contrapuntísticos que llevan el instrumento a otras tierras, de bajos poderosos y polirritmias sabrosas. Guitarras mágicas donde confluyen el "filin", la música popular cubana con sus guarachas, sus sones y sus guaguancós, la herencia africana y lo mejor del jazz norteamericano, en la época dorada del be-bop y de los crooners.
Don Manuel tenía un toque elegante, con un sonido redondo y pastoso, pero al mismo tiempo juguetón e innovador, como cabe observar en las grabaciones de Los Zafiros, que alcanzaron la gloria en los sesenta.
Su casa era y es un hervidero de arte. Un sitio para quedarse a vivir. Porque allí no hay de nada, salvo lo que realmente importa y no se compra con dinero.
Me dice la dulce Taby, su hija, que junto con Leyva forman una pareja de músicos excepcionales que son un faro en La Habana para todo aquel que tenga música en las venas, que Galbán creía que todo hay que darlo en vida, porque "desde allá arriba, tú sabes, hay demasiadas nubes...". Hasta en eso tenía poesía el viejo.
Una gran tristeza por alguien querido y de valor que se marcha. Y alegría también, porque vivió como quiso, navegó los siete mares, amó, bebió y tocó como los ángeles.
Seguro que ya está organizada la descarga de esta noche allá arriba, no les quepa duda. Cuando se acabe el ron pedirán todos al unísono y a compás: ¡Otra de LE MISME! Y seguirán tocando hasta el amanecer.
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Manuel Galbán
domingo, 2 de enero de 2011
Mi vida en La Habana

Voy caminando por el Malecón hacia la casa de las Cariátides. El sol cae a pico en la acera de los bobos. Me voy a pasar el día escribiendo en un café. Sí, ese que está a la vuelta de la Catedral, el que se cae a trozos. Comeré en casa de Lola (...) Comida cubana de toda la vida. Ropa vieja, mayormente. Me voy a fumar un cigarro interminable y políticamente bien incorrecto. Cuando termine ese cigarro me fumaré otro. A las 9 vendrá el negro Dávila para llevarme a la Casa de la Música. Iremos a toda hostia por Quinta hacia la marina Hemingway en su Lincoln rojo del año 52. Los semáforos no funcionan o no existen o no los vemos. Hoy toca Manolito y su Trabuco.
Las putas nos conocen bien y nos quieren a morir, después de todo somos músicos y en la escala social estamos un paso por debajo de las jineteras, pero si alguien, por ejemplo un turista hijodeunagranputa, se pasa un pelo con ellas tiramos de cuchillo. Vivir en la cárcel o vivir como músico, me dirás tú dónde está la diferencia, nosotros ya vivimos en una jaula y sus barrotes son el mundo. Todos hemos de morir, un día u otro. Muchos ni siquiera han vivido. Casa particular, casa particular... Maté mi jugada, ¡ya hice mi pan!
Tremenda descarga. Bailaremos toda la noche. Castellano, qué bueno baila usted...! Chico, para ser blanco no bailas mal. ¿Tú sabes? ¿Has visto a esa mulata...? Sí, ya la conozco, es un pozo de líos. Un pozo sin fondo. Pero es una diosa de ébano. Aléjate de ella, mi helmano. Hazme caso. Acabarás en un hotel de mala muerte con un dolor de cabeza monumental y sin un peso en la cartera, y sin cartera, sin ná. Ya, pero después del polvo del siglo. Vete de mi casa, que no tienes ni un kilo prieto. Aprende a cocinar. Tus camisas te las planchas tú. Que te aguante tu abuela, arroz con habichuelas. Devuélveme las llaves. Por qué me tiraste los instrumentos desde un décimo piso, desgraciada.
Con las primeras luces nos daremos un baño en el mar. Daiquiris en el Riviera. Por la tarde quedamos para ensayar en lo de Leyva. Vienen 2 trompetas, un percusionista del carajo y una mina que tiene terciopelo en la garganta. Y una pena clavada en lo más hondo. Cuando canta nos hace llorar a todos, por eso no podemos parar de beber, nos deshidrata el alma. Leo trajo malanga de Pinar del Río. A los vecinos que les den por culo. Que corra el ron, invito yo. A saber dónde amanezco.
El cielo está en llamas y enciendo un cigarro. Bebo apoyado en mi lanza. Estoy vivo, carajo. Va a regresar a casa su puta madre. Tipo cero, factor RH negativo. Nacido bajo el signo de Escorpio. El año del Dragón. Abran cancha!
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domingo, 7 de noviembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
Inventiva socialista
En Cuba las cosas son duras. Pero la gente supera toda clase de dificultades gracias, en parte, a su sólida formación y a su inevitable espíritu "emprendedor". Estilo "emprende o muere".
Leyva y Taby, siempre atentos a la noticia, me envían este nuevo modelo de repisa cubana que bien vale para poner libros, discos, fotos de humanos, una reproducción en peluche del Gran Líder Coreano, etc.
Me dicen que está -como prácticamente todo en esta vida- en venta. Y está tolerado por el gobierno, que intenta desesperadamente generar nuevos puestos de trabajo y fomentar la proverbial creatividad cubana.
Está claro que el capitalismo tiene los días contados.
Leyva y Taby, siempre atentos a la noticia, me envían este nuevo modelo de repisa cubana que bien vale para poner libros, discos, fotos de humanos, una reproducción en peluche del Gran Líder Coreano, etc.
Me dicen que está -como prácticamente todo en esta vida- en venta. Y está tolerado por el gobierno, que intenta desesperadamente generar nuevos puestos de trabajo y fomentar la proverbial creatividad cubana.
Está claro que el capitalismo tiene los días contados.

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lunes, 27 de septiembre de 2010
El incipiente capitalismo cubano
Amigos cubanos me envían este importante documento que muestra a las claras la desesperación del gobierno revolucionario de La Habana buscando salidas viables a la crisis. Después de 50 años pensando, las soluciones finalmente llegan.
Se acabó el empleo subvencionado por Papá Estado. Welcome to the real world...
La solicitud se publica tal como ha salido en los medios cubanos. Se trata de ideas que bien se podrían adaptar en la costa española. Hay que consultar a ver si la mafia georgiana da su permiso. Últimamente la mafia está demasiado conservadora.
CONCURSO PÚBLICO
Cargo: MANIOBRISTA DE BURROS
Con el motivo del proceso de reducción de plantillas, y en cumplimiento de la proyección 2011-2015, el Poder Popular de Varadero creó 3 plazas como alternativa para los trabajadores que hayan quedado excedentes y quieran ejercer como cuentapropistas. El cargo en cuestión se llama "Maniobrista de Burros".
Aquí los detalles:
CONCURSO PÚBLICO DEL PODER POPULAR DE VARADERO
Cargo: Maniobrista de Burros
Sexo: Masculino
Lugar de trabajo: playa
Plazas disponibles : 3 (tres)
Tasa de inscripción - CUC$150.00
Exámenes e Inscripciones en el lugar.
Se acabó el empleo subvencionado por Papá Estado. Welcome to the real world...
La solicitud se publica tal como ha salido en los medios cubanos. Se trata de ideas que bien se podrían adaptar en la costa española. Hay que consultar a ver si la mafia georgiana da su permiso. Últimamente la mafia está demasiado conservadora.
CONCURSO PÚBLICO
Cargo: MANIOBRISTA DE BURROS
Con el motivo del proceso de reducción de plantillas, y en cumplimiento de la proyección 2011-2015, el Poder Popular de Varadero creó 3 plazas como alternativa para los trabajadores que hayan quedado excedentes y quieran ejercer como cuentapropistas. El cargo en cuestión se llama "Maniobrista de Burros".
Aquí los detalles:
CONCURSO PÚBLICO DEL PODER POPULAR DE VARADERO
Cargo: Maniobrista de Burros
Sexo: Masculino
Lugar de trabajo: playa
Plazas disponibles : 3 (tres)
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sábado, 24 de julio de 2010
Lula
Nuestra época está huérfana de gente de altura. En todos los ámbitos. En el caso concreto de los políticos, los códigos éticos, la grandeza o el liderazgo moral que impulsa a los pueblos a ir más allá no forman parte del credo habitual. El fair play tampoco interesa a nadie. Importa ganar, no cómo. Véase el reciente caso de Contador o el fallido intento de la selección holandesa en la final del Campeonato del Mundo.
Más allá de cuestiones ideológicas y apetencias mesiánicas -el propio debate ideológico ha dejado de tener interés, si a la masa se le cuenta que hay una crisis y que hay que darle dinero a los bancos -que han sido quienes han generado la propia crisis- nadie se rasga las vestiduras, a todo el mundo le parece bien- personajes como Azaña, Allende, el propio Perón, Lázaro Cárdenas, en cuanto tensión humana resultan infinitamente más ricos que los "estadistas" de hoy en día. Una simple cuestión de cultura, entrega, pasión y temple. De capacidad de seducción también.
Con todos los aciertos y los errores, la revolución cubana fue -digo fue, hoy se ha convertido en un sainete familiar, cruel para el pueblo cubano y con tintes de novela de Valle-Inclán- un faro de esperanza para los pueblos latinoamericanos. Compárense los discursos de Fidel o el Che en los sesenta con las ocurrencias de Chávez. Es como comparar a Lope de Vega o a Cervantes con Chiquito de la Calzada. La revolución se ha convertido en un chiste agrio, movida por personajes sin preparación y sin norte, que salen en la tele haciendo gala de una incultura ilimitada y se congratulan de su propia cortedad, individuos que parecen sacados de un engendro monstruoso como Gran Hermano o cualquier estupidez por el estilo. Un cajón desastre -sic- en donde entran el taxista de Teherán, la dinastía comunista de Corea del Norte, Gadafi... ¿Qué pensaría Lenin de todos estos personajes? ¿Y Trotsky...? Patético. La Biblia llora junto a un calefón.
Y sin embargo, Lula. En una reciente entrevista, Lula llora ante las cámaras. Y su figura se agiganta. En Brasil, un país de una desigualdad monstruosa en donde aún existe la esclavitud, el antiguo líder obrero, obrero metalúrgico, gente cabal y de una pieza como mi abuelo Lázaro, una de las mejores personas que he conocido y que nunca tuvo nada, ha hecho maravillas en una década. Lula representa otro estilo de líder latinoamericano. Que no habla a los gritos y que hace cosas sin aspavientos. Sin formación académica ni falta que le hace. Se puede tener títulos por doquier y ser un malnacido sin fisuras.
Que se sepa, Lula no ha acumulado durante su gobierno tierras o propiedades como los Kirchner en Argentina. Tampoco ha hecho falta que un paniaguado del gobierno salga a decir que el "patrimonio del matrimonio presidencial de la República Argentina está vivo y tiene todo el derecho a crecer naturalmente", tratándonos a todos de imbéciles.
Opinión de un amigo brasileño: La gente se dará cuenta más y más con el paso del tiempo que la dimensión de lo que ha hecho este señor no tiene parangón en Brasil. Cerca de cincuenta millones de personas mejoraron sustancialmente su calidad de vida en los últimos ocho años. Sacó de la pobreza a unos veinte millones de personas, al tiempo que otros 31 millones ascendían en la escala social. Convirtió a Brasil en una potencia emergente clave, Río 2014, JO 2016, etc., etc. Llora Lula con la satisfacción del deber cumplido.
Personajes como Lula son una necesidad absoluta en nuestra América (y en el resto del mundo). En un momento de la entrevista, alcanza a decir "me estoy volviendo viejo". Me recordó un relato inmortal de Jorge Amado: Os Velhos Marinheiros. Un relato que cambió el curso de mi vida cuando tenía venticinco años.
El problema sigue ahí. Mientras la revolución se rearma y se redefine, analizando las razones del estrepitoso fracaso del siglo veinte y generando nuevas respuestas para nuevos problemas, la esperanza vive en los obreros íntegros como Lula. Personas capaces de emocionarse ante la deproporcionada tarea que supone enfrentarse al mal, a la pobreza, a la ignorancia. La moral de esos médicos que salvan vidas a miles de kilómetros de sus casas, de los cooperantes anónimos, de los mineros que rescatan a sus compañeros jugándose la vida y se quiebran como un niño cuando alcanzan la meta. Gente de mirada limpia.
Lejos de los uniformes verde oliva, los payasos catódicos que no hacen gracia a nadie o los consumidores naturales de bótox cuyo patrimonio se multiplica solo por obra y gracia de Harry Potter.
Uribe, Calderón, Chávez, la familia Castro, el matrimonio Kirchner, Alan García, Evo el nutricionista... todos de vacaciones -los tontos en casa y pagados por la Seguridad Social- en algún planeta muy, muy lejano. Más allá de la Puerta de Tannhauser. Seguro que América Latina tiene 20 Lulas entre sus jóvenes, la generación más preparada de su historia.
El viejo marinero llora por todo lo que aún queda por hacer.
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miércoles, 7 de julio de 2010
Avances sin precedentes

Tras arduas pesquisas, Taby y Leyva han logrado obtener en primicia mundial un documento esclarecedor que puede darnos pistas sobre el futuro. En plena era digital se trata de simplificar al máximo. Llega la PIEDRA METEOROLÓGICA de Evo Morales. Sin pilas ni cables. Todo NATURAL.
Taby y Leyva son dos músicos cubanos, habaneros por más señas, que son queridos y respetados en su tierra y allende los mares. Nos conocimos en el 2000, en un curso que se organizó en La Habana y en el cual yo hice de profesor, aunque T&L, así como unos cuantos de los que acudieron allí, bien podían haberme dado clases a mí. Nos enamoramos a primera vista y el amor nos dura hasta hoy.
Trabajan juntos y cada día se quieren más. Han hecho cientos de bandas sonoras, entre ellas Habana Blues con la que ganaron un Goya, han obtenido incontables premios y han producido a cuanto artista con talento les haya salido al paso. Así se hacen las cosas en Cuba. Allí no hay Mediamarkt ni Xanadú ni chorradas en las que dejar el sueldo. Allí las cosas son duras y cuando Taby y Leyva dicen, "me gusta lo que haces, ¿cómo puedo ayudarte?" no están pensando en la guita que te van a pedir, sino en la música que les emociona. No sé si fue la Revolución, el hecho de ser cubano o es que ellos personalmente son así de solidarios y generosos. De su mano he conocido gente maravillosa como Jerónimo, jefe de cátedra de sonido en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, a Natalia Bolívar, mujer que emana magia por los cuatro costados, al Pulpo, semidiós que toca las tumbadoras con una mano y con la otra el bajo eléctrico mejor que Stanley Clarke. A la vez.
Juntos hemos quemado las calles de La Habana en el viejo batimóvil que olía a queroseno de aviación y a cerveza alemana. 2008. Cuba on my mind. Y Bolivia.
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lunes, 28 de junio de 2010
Humor cubano
En Cuba se cagan de risa de todo, empezando por ellos mismos. Leyva y Taby me envían este cuento al viejo estilo latino. Para los que trabajan de sol a sol. ¡Levantando España!
Un hombre caminaba por el cementerio y al pasar junto a una lápida sintió curiosidad por la inscripción que tenía:
"AQUI YACE VICENTE,
QUE VIVIÒ CIEN AÑOS
Y MURIO A LOS VEINTE".
Este hombre, sin entender muy bien, miró a ver si veía a alguien que se lo pudiera explicar. Un rato después se encontró con uno de los operarios del cementerio que recorría el lugar con un cincel y un pequeño martillo; se acercó a él para preguntarle sobre ese curioso epitafio:
- Buen día, caballero, tengo curiosidad por lo que dice esa lápida, ¿podría explicarme su significado, quién la escribió y a quien hace referencia?
- Sí, por supuesto, lo escribí yo, pues me encargo de tallar los epitafios a pedido, ese en particular hace referencia a un chico joven, de unos veinte años que un día ganó una fortuna cuando salió su número en la lotería y su vida se desenfrenó. Comenzó a salir con todo tipo de mujeres de la noche, su vida se fue volcando hacia todos los placeres, incluso a los prohibidos, cochazos, barcos donde practicaba sexo sin medida, viajes exóticos, noches sin fin, comilonas, bebida. Finalmente llegó a las drogas y a los veintitantos, murió quemado por la intensidad con que vivía su vida, pero, vivió más que muchos en 100 años, por eso le escribí aquello.
- ¡Qué interesante! Muy justo el epitafio... ¿quién podría escribir algo así de original en mi lápida cuando fallezca?
- Yo mismo, pero primero he de hacerle algunas preguntas.
- Muy bien, empiece.
- ¿Trabaja?
- Si, entro a la 7 de la mañana y no paro en todo el día, hasta que me acuesto a las 12:00 p.m. más o menos, aunque sin dejar de pensar en el negocio.
- ¿Bebe?
- No, no me gusta el alcohol.
- ¿Sale con alguna chica?
- No, mi trabajo es muy importante y absorbe todo mi tiempo.
- ¿Viaja, tiene aficiones, se da algún tipo de gusto?
- No, no me van esas cosas.
- ¿Cuál es su nombre?
- Emeterio.
- ¡Muy bien! ¡Ya tengo su inscripción!
- ¿Cuál es?
AQUÍ YACE EL PENDEJO DE EMETERIO:
DE LA VAGINA DE SU MADRE
FUE DIRECTO AL CEMENTERIO
Un hombre caminaba por el cementerio y al pasar junto a una lápida sintió curiosidad por la inscripción que tenía:
"AQUI YACE VICENTE,
QUE VIVIÒ CIEN AÑOS
Y MURIO A LOS VEINTE".
Este hombre, sin entender muy bien, miró a ver si veía a alguien que se lo pudiera explicar. Un rato después se encontró con uno de los operarios del cementerio que recorría el lugar con un cincel y un pequeño martillo; se acercó a él para preguntarle sobre ese curioso epitafio:
- Buen día, caballero, tengo curiosidad por lo que dice esa lápida, ¿podría explicarme su significado, quién la escribió y a quien hace referencia?
- Sí, por supuesto, lo escribí yo, pues me encargo de tallar los epitafios a pedido, ese en particular hace referencia a un chico joven, de unos veinte años que un día ganó una fortuna cuando salió su número en la lotería y su vida se desenfrenó. Comenzó a salir con todo tipo de mujeres de la noche, su vida se fue volcando hacia todos los placeres, incluso a los prohibidos, cochazos, barcos donde practicaba sexo sin medida, viajes exóticos, noches sin fin, comilonas, bebida. Finalmente llegó a las drogas y a los veintitantos, murió quemado por la intensidad con que vivía su vida, pero, vivió más que muchos en 100 años, por eso le escribí aquello.
- ¡Qué interesante! Muy justo el epitafio... ¿quién podría escribir algo así de original en mi lápida cuando fallezca?
- Yo mismo, pero primero he de hacerle algunas preguntas.
- Muy bien, empiece.
- ¿Trabaja?
- Si, entro a la 7 de la mañana y no paro en todo el día, hasta que me acuesto a las 12:00 p.m. más o menos, aunque sin dejar de pensar en el negocio.
- ¿Bebe?
- No, no me gusta el alcohol.
- ¿Sale con alguna chica?
- No, mi trabajo es muy importante y absorbe todo mi tiempo.
- ¿Viaja, tiene aficiones, se da algún tipo de gusto?
- No, no me van esas cosas.
- ¿Cuál es su nombre?
- Emeterio.
- ¡Muy bien! ¡Ya tengo su inscripción!
- ¿Cuál es?
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