sábado, 21 de mayo de 2011

Arde Madrid

Se acabó la joda. La gente llegó al límite y se ha lanzado a las calles exigiendo un cambio profundo y la democracia real. Al igual que Internet demuestra que la anarquía es viable, los comités que se están formando en la Puerta del Sol de Madrid y en cientos de ciudades españolas están dando una lección de participación ciudadana y de madurez política.

Basta de bipartidismo de "lo mismo", de candidatos corruptos (la lista de imputados por corrupción que concurren a las elecciones del domingo es vergonzosa) y de políticas que sólo tienen en cuenta los intereses de los grupos de poder.

La pregunta es qué va a ocurrir después de las elecciones. De momento, la indignación ha calado en los corazones de los herederos de la Segunda República. Esto suena como el preludio de algo nuevo.

Todos a la Puerta del Sol!

1 comentario:

Joseba dijo...

Hola Martin,
Gracias por tu visión sobre LvTrier.
Respecto a la concentración de Sol, creo que van a pasar varias cosas, y espero equivocarme. Una, que sólo la izquierda se va a dar por aludida con el asunto Sol, y la derecha votará en masa; dos, que la presión contra Rodríguez Zapatero va a ser terrible, con arietes como Aguirre; tres, que esto no es sino un paso en el acercamiento español a la Italia de la Tangentopolis, y que en consecuencia debemos estar atentos a la eclosión del Berlusconi ibérico.
Como puedes suponer, estoy ardiendo en deseos de equivocarme.
También tengo toda mi simpatía puesta en las múltiples razones que pueden mover a exteriorizar tanto hartazgo, pero no evito ver más insatisfechos que indignados, en la medida en que la indignación supone una postura ético/política, mientras que la insatisfacción tiene como razón un quebranto material sostenido. Por eso me ofende profundamente que los partidarios de la acampada la llamen "revolución" mientras se autorretratan con su Iphone y se exhiben en las redes con un simple, paupérrimo: yo estuve allí.
Hay causas, pero no motivaciones; hay pancartas, pero no propuestas.
Quizás es que en el S. XXI las revoluciones sólo pueden ser guais.