Recuerdo a Manuel. 1986. Su casa de Pozuelo, que era casa y local de ensayo. Llena de música, mate y sonrisas. Han pasado tantos años...
Manuel Picón, además de ser un poeta, cantante y músico de una sensibilidad y un talento especiales, había sido jugador de fútbol profesional en su juventud. Saltó de Uruguay a Atlanta, club de primera en la liga argentina. Modesto. Pero Maradona empezó en uno aún más modesto, Argentinos Juniors.
Muchas veces, después de los conciertos, jugábamos unos pases. Era increíble lo que lograba hacer con el balón. La tenía pegada al pie, como le ocurre al ratón, que hoy se tomó vacaciones. Merecidas.
Argentina vuelve a la final de un mundial. Y es la quinta. Han pasado 24 años desde la última vez. También contra Alemania.
Fue en 1990. En Córdoba. Aún no entiendo bien por qué no me quedé a vivir en algún patio, disfrazado de geranio. Córdoba tiene arte. El día que por fin encajan las piezas del rompecabezas es el del túnel. Ya sabes, ve hacia la luz... la luz.
1978 fue el primer año aquí. El año de los descubrimientos y de la soledad. Ahora 2014. Según Bradbury, Marte a tiro de piedra. Cuándo se plegará la realidad a la literatura.
El año en que pude conocer a Cortázar.
Cifras. Muertos. Abrazos. Gente que cambió para siempre.
El último gol, el 3 a 2 de Valdano. Un estallido de alegría. Rompimos un par de estanterías de la emoción. Recuerdo los libros de Neruda volando. Todos juntos. Manuel desconocía que le quedaban pocos años de vida.
Lo recuerdo todos los días.
jueves, 10 de julio de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Bellísimo, Martin. Nosotros hemos saltado de alegria, no hace falta que te explique por qué.
Ahora, que brille la Cruz del Sur.
Publicar un comentario