jueves, 4 de febrero de 2016

Al otro lado

Tras las paredes de mi casa se ha instalado una simpática y joven pareja. Tienen un hijo pequeño que se llama Adrián, como mi sobrino.

Gracias a las excelentes calidades de construcción que nos ha dejado como legado la burbuja inmobiliaria y a la presunta sordera de mis vecinos, que hablan a gritos, oigo a la perfección todas las andanzas del bueno de Adrián.

—¿Te vas a portar bien? ¡¿Te vas a portar bien...?!— le grita repetitivamente su madre a la hora de la cena, 20:15 UTC.

No. No se va a portar bien. Nunca se va a portar bien. Perded toda esperanza, como dicen los portavoces de esta nuestra fragmentada España. Se portará mal hasta que muráis de agotamiento. Después podéis comenzar a ser amigos.

Ouija de por medio.

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