viernes, 19 de enero de 2018

María

María vive en uno de los países más pobres del mundo, Malawi. Abandonó los hábitos hace algunos años y adoptó a 10 niños con los que tira para adelante. Diez.

Ahora ha conseguido levantar fondos para crear una guardería, un emprendimiento suyo.

María es una fuerza de la naturaleza. En octubre pasado fue operada de los ojos en Sudáfrica y vuelve a la carga. No vuelve, continúa, porque con diez niños a cuestas ya me dirás.

En este decrépito continente europeo además de egoísmos sin límite y ombliguismos recurrentes, -mi obra, mis proyectos, yo, yo y por último yo- solo se oyen quejas. No puedo hacer esto, nadie me echa una mano, no doy abasto. Gilipolleces de niños malcriados. Hemorroides en el alma.

Gente angustiada porque se acercan las fiestas, porque ya estamos en fiestas, porque se han acabado las putas fiestas y empieza la cuesta de enero, el Blue Monday, las rebajas de El Corte Inglés. Los ponía a cavar una zanja hasta Vladivostok. El vodka me lo bebo yo.

Nadie se pregunta qué puede hacer uno por el país, por su gente. Cómo se logra que no haya soledad. Hasta aquellos con fuerza e ideales la desperdician en guerras donde no es amor la empresa. Guerras para desunir, para separar, para ser más débiles si cabe. La República es un ideal para todos los españoles, no para una minoría de privilegiados. En una República Española cabemos todos. Hasta la familia real. Seguro que descubren un montón de cosas que pueden hacer en un mundo en el que no haya españoles con la Flor de Lis. Hay muchísimos sellos por catalogar después de lo de Afinsa.

Es como si la realidad nos debiera algo, por ser quienes somos. Nada menos...

Pues yo te diré lo que somos. Un putísimo pedo cósmico. De nosotros no quedarán ni las risas que provocamos en cuanto doblamos la esquina. Nada de nada. Cero absoluto.

En la Gran Bretaña -ese prodigio de solidaridad europea- acaban de crear una Secretaría de Estado de la Soledad. Luego será ministerio y, finalmente, terminará siendo la única prioridad gubernamental. He ahí el destino de Europa: vivir solo, no hacer nada por nadie y cagar fuego solo, pegado a una repugnante pantalla. Con dinero por gastar en la cuenta corriente.

Tres Marías situadas en puntos estratégicos de la antaño pujante Vieja Dama y llegábamos a Marte el año que viene.

Hay gente que merece el título de ser humano. María de Malawi es un ser humano con todas las letras. Una diosa.

Esa es mi gente. ¡A África, avante a toda señor Rasskin!


1 comentario:

Unknown dijo...

Esta mañana me levante con una pregunta, y ahora me acuesto con una respuesta. No era nada que no supiera, sino algo que no recordaba. Gracias Martin