jueves, 15 de febrero de 2018

Troilo y Fiorentino

Esta dupla es un clásico en las milongas. Hay compás pero también hay emoción contenida en el fraseo de Fiorentino. Una dicción impecable y una manera de enlazar cromáticamente que, como bien observó una amiga milonguera con un oído muy fino, recuerda de algún modo a los melismas del flamenco.

Garúa. En noviembre pasado puse la versión de Goyeneche, también con la orquesta de El Gordo. Ahora la misma orquesta con la voz del gran Francisco Fiorentino.

Buenos Aíres, la Reina del Plata. Agosto de 1943. La suerte de los nazis está cambiando definitivamente. Tras la batalla de Kursk comienza la carrera hacia Berlín. Sabido es que el gobierno argentino de aquel entonces coqueteaba con el Eje. Y lo hizo prácticamente hasta 1945. Aquello debía ser una Lisboa del fin del mundo. Un hervidero de espías y desesperados de toda condición.

Una ciudad, una milonga, una mina -cómo no.

Y por más que quiera odiarla, desecharla y olvidarla... la recuerdo más.

Hay que ser muy, muy hijo de puta para escribir así. Me oíste, che Cadícamo?

El Gordo pone la música. Siga el baile.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lisboa es el fin del mundo

Anónimo dijo...

Lisboa es el fin del mundo