Las imágenes que llegan de niños separados de sus padres como consecuencia de la nueva política migratoria de los Estados Unidos superan todo lo conocido hasta la fecha. Jaulas, prohibición a los carceleros -TAMBIÉN DE ORIGEN LATINOAMERICANO- de tocar a los niños, despropósitos sin cuento.
Más allá de la conocida táctica del presidente estadounidense de tensar la cuerda al máximo para negociar a la baja y agitar los medios de comunicación como si de un avispero se tratara, lo que están haciendo con los hijos de los emigrantes latinoamericanos indica que no hay límites para esta gente y podemos esperar cualquier cosa.
¿Qué está sucediendo con el pueblo norteamericano? ¿Qué manera es esta de solucionar los problemas? ¿Cómo puede permitirse en una democracia que una persona histriónica gobierne a golpe de ocurrencia saltándose todas las normas de convivencia universal, incluso aquellas no escritas?
Siento vergüenza de ser blanco y de pertenecer a la raza humana.
Esto tiene que acabar.
miércoles, 20 de junio de 2018
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