Me escriben amigos muy queridos para decirme que me pasé unos cuantos pueblos hablando del tema de la gente que realiza servicios domésticos y de sus empleadores.
En primer lugar, mis sinceras disculpas si alguien se ha sentido directamente aludido. No era mi intención ofender a nadie. Me dejé llevar por la pasión del momento, la imagen del niño levantando un pico de su propia altura. Creo que es un tema complejo que levanta ampollas.
Intentaré hilar más fino, como corresponde a un señor majete de mi edad. Un hombre que peina canas -cuando peina algo- y que resulta a ratos cómico, a ratos venerable. Hasta puede que haya personas que emplearan el vocablo "adorable", pero será por simple similitud sonora, una confusión, vaya.
Vayamos por partes (Jack, siempre te citamos...)
¿El hecho de contratar personal de servicio nos convierte automáticamente en deleznables burgueses? No. No es así. Hay casos en que la ayuda en casa resulta esencial y la familia o el individuo en cuestión difícilmente podría funcionar sin esa asistencia.
Cabe afirmar, por otro lado, que a día de hoy el personal de servicio difícilmente encontraría colocación en otro puesto de trabajo.
Quede claro que considero el trabajo tan digno como cualquier otro. No es eso. Hablaba de una estructura de pensamiento e intentaré explicarme.
Mi comentario estaba centrado en América Latina porque pude comprobarlo personalmente en mis viajes. La mano de obra para realizar las tareas domésticas es muy barata. La contratación "en blanco" con todos los derechos sociales es una novedad reciente o en muchos casos se salta a la torera. Pero hay algo que creo más profundo: no verás muchos "hombres o mujeres de piel nívea" realizando estas tareas. No. Suelen ser personas con la piel oscura y con formación escasa o nula, que aceptan agradecidos lo que se les da y no plantean ninguna clase de reivindicación: es eso o nada. También se podría decir lo mismo del trabajo en el campo, el trabajo de peón en una estancia o de cosechador en una zafra.
La élite blanca ocupa los mejores puestos de la sociedad. Hágase una estadística de los presidentes desde la Independencia de América hasta el día de hoy. ¿Qué presidentes son siquiera mestizos? Hay que buscar los nombres con lupa.
Ni siquiera la Revolución Cubana, que en su momento fue un faro de esperanza para nuestra gente. Fidel Castro y Ernesto Guevara eran hijos de la burguesía y blancos. Como lo fueron la mayor parte de los revolucionarios franceses o el propio Marx.
El cambio siempre viene desde adentro. Son los hijos de la clase media los que aún tienen la capacidad de conmoverse ante el dolor humano. Los macris y demás pijos/recontrachetos son mudos, sordos y ciegos al sufrimiento. No lo perciben. Están programados para dar órdenes y decir "muy rico, Edelmira, puede retirarse". Es problema de todo el software, agravado por un hardware duro como la roca.
Quise llamar la atención sobre cuestiones cotidianas que damos por sentado. Que la composición demográfica de nuestros territorios sea la que es y el hecho de que haya una bolsa enorme de gente que nunca ha contado para los "estados nacionales latinoamericanos", salvo cuando se trataba de utilizarlos como carne de cañón, como se vio en la cobarde y salvaje guerra de la Triple Alianza, que diezmó el Paraguay y desequilibró su población durante décadas, no debe distraernos del hecho de que nunca podremos ser realmente libres si no integramos a esa parte de la población, si no logramos que se sientan ciudadanos de primera clase.
Ocurre igual que con la incorporación de la mujer a la sociedad moderna. Hace siete décadas se publicaban aberraciones como la que pueden ver más abajo, manuales de la Sección Femenina para dar consejos a las esposas. Cosas que resultan hasta graciosas de lo absurdas.
Hoy la mujer ha dejado de hacer "trabajos no remunerados y no reconocidos como tales" prácticamente en exclusiva -me dirán: y queda un mundo por hacer. Así es- y se ha incorporado al mercado de trabajo. Cuando se la ha dejado volar libremente, no ha tenido inconveniente en llegar a lo más alto, tanto en la política mundial como en los consejos de dirección de las grandes empresas.
Durante años se afirmó que las ingenierías industriales eran cosa de hombres. Véase la composición del alumnado hoy en día. Compárense los expedientes académicos de hombres y mujeres. Viví con una arquitecta española de la nueva horneada durante una década, una persona muchísimo más inteligente y preparada que yo.
Con el personal de servicio, con la gente de origen humilde que vende su fuerza de trabajo al precio que sea y en las condiciones que dicte el empleador, sucede igual. El daño es mayúsculo: es la propia persona la que termina creyendo que no sirve para nada mejor. Ni siquiera puede llegar a imaginar un futuro alternativo, no tiene las herramientas para hacerlo. Ha visto a sus padres y a sus abuelos servir, bajar la cabeza.
La mujer no tenía ningún defecto estructural que le impidiera tener una vida digna. Obama demostró que un negro puede ocupar la presidencia del país más poderoso del mundo (ahora lo estamos pagando con intereses insoportables. Un payaso capaz de negar el cambio climático y, al mismo tiempo, lanzar planes inmobiliarios en Groenlandia). Las mujeres, los negros, los mestizos, los indios, no tienen ninguna tara genética que les impida vivir sin servir a otros. Es un cambio de perspectiva.
El personal de servicio, las prostitutas, la gente que hace cosas que nadie querría hacer... todos contribuimos con nuestro silencio a perpetuar el statu quo.
Y se oye la frase constante: "este es un negro resentido" o "negro tenía que ser". Pregúntate tú cómo actuarías si estuvieras en esa situación.
La denostada Revolución Cubana -normalmente habla a gritos de ella gente que ni la conoce ni se ha acercado a Cuba jamás- cambió el destino de la población negra de la isla. Y estamos hablando de un porcentaje importante de la población.
La Revolución Rusa aplastó a la Alemania nazi en solitario. La historia de la Segunda Guerra Mundial debe reescribirse de cero. Los aliados entraron en Europa cuando los soviéticos ya habían perdido más de 20 millones de personas. Cifras de sufrimiento humano que ningún cerebro puede siquiera llegar a imaginar. Y puso a un hombre en órbita por primera vez en 1957. Cuarenta años después de haber salido de un régimen feudal que enviaba a los soldados al frente sin botas para la nieve y sin armas. Miento. Había un arma para cada cuatro soldados. Cuando caía uno la tomaba el que venía detrás.
La revolución fracasó, pero nos puso en el límite de las posibilidades. Y después de la revolución las cosas no pueden volver atrás. ¿Alguien cree que los avances sociales en Occidente son concesiones de los dueños del mundo por su simple "bondad natural"? Costaron toda la sangre y el dolor del mundo.
Voy a ver si localizo el apunte que hizo en su diario personal el Zar Nicolás II la misma tarde en que su guardia cosaca abrió fuego contra una multitud desarmada - hombres, mujeres y niños- en San Petersburgo. Habla de una partida de caza y de que el tiempo está cambiando creo recordar. Pedazo de mierda. Sorry... otra vez habla el siberiano, el Dersu Uzala que habita en mí. Tómate un vodka, anda.
La historia de la infamia se construye día a día. Con cada acto, con cada decisión. Y cuando un hombre o una mujer -así, tomados de uno en uno- toma conciencia de la injusticia, de que hay algo que está intrínsecame mal, entonces cabe avanzar.
¿Es una utopía pensar que resulta posible liberar a los verdaderos parias de la tierra? Aquellos que resultan invisibles. No. En ningún caso. Estamos asistiendo a cambios vertiginosos de la mano de la evolución tecnológica.
Empezando por la velocidad de diseminación de las ideas y los debates hasta la Inteligencia Artifical y la robótica. Estamos a las puertas de una revolución industrial que modificará el mundo hasta volverlo irreconocible. Decenas de millones de puestos de trabajo dejarán de existir en tiempo récord. Aún no sabemos ni cómo se llamarán las profesiones más demandas en los próximos 10 años. ¿Quién oyó hablar de Big Data, de Blockchain, de criptodivisas, de aprendizaje de máquina, de tantas cosas, hace solo unos años?
Hasta el momento, los cambios nos están trayendo lo peor. Gente espantosa sube a lo más alto apoyándose justamente en Twitter o cualquier red social. Es el imperio de la posverdad. Pero lo mismo que ha servido para fabricar engendros puede tener un potencial liberador. Solo es cuestión de corregir el tiro y redefinir las prioridades.
De qué lado estamos. Qué podemos hacer cada uno para mejorar el statu quo. Cada decisión cuenta.
Y hoy más que nunca, quien salva a una sola persona -de las miles de formas en que se puede salvar a un ser humano- salva a la Humanidad entera.
jueves, 29 de agosto de 2019
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