Nosotros, que hemos sobrevivido a todas las tormentas, que hemos pasado mil noches en vela haciendo guardia con olas de doce metros, que sacamos hijos y familias adelante trabajando como mulas. Y el hacha se puso a golpear. Nos quitó amigos, parientes, alegrías. Cambió nuestro cuerpo, la geografía de nuestro rostro, nos hizo más fuertes, más piadosos con las debilidades humanas.
¡Aquí estamos todavía! ¡Orientando las velas hacia donde se pone el sol y renovando la fe! Proa a altamar. Al fin del mundo si es preciso.
¡Solo navegar es preciso!
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