viernes, 15 de enero de 2010

Éramos pocos y llegó Munilla...


Hace dos posts me interesaba yo por la justificación teológica del supremo mal sobre este planeta a cuenta de la tragedia de Haití. Inocente de mí: no es necesario. Munilla me ha aclarado los tantos. Lo del terremoto es una cuestión menor. Cabe preguntarse cómo es posible que un personaje con semejante don de la oportunidad para hacer declaraciones -y semejante grado de confusión mental- llegue a ocupar puestos de tal responsabilidad en la Iglesia de Roma. Si Ratzinger opta por despedirlo siempre puede hacer carrera como diplomático. El que no se consuela es porque no quiere. Se me ocurre que podría hacer un gran papel mediando en el conflicto de Medio Oriente. Pero dejemos hablar al hombre de la mirada beatífica. Luego la Iglesia se pregunta por qué escasean los fieles. En fin, PATER, DIMITTE ILLIS; NON ENIM SCIVNT QVID FACIVNT.


El recién nombrado obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha asegurado, en declaraciones a la cadena SER, que "existen males mayores" que el que está sufriendo el pueblo de Haití tras el potente terremoto que asoló Puerto Príncipe hace dos días. Para Munilla mucho peor que las muertes, el dolor y el caos instalado en la isla caribeña, donde los muertos superan ya los 50.000, es "nuestra pobre situación espiritual y nuestra concepción materialista de la vida". Son dos defectos que caracterizan a nuestra sociedad, en opinión del obispo, y por los que "deberíamos llorar".

Sobre la reforma de la ley del aborto del Gobierno, que está en plena tramitación parlamentaria, Munilla ha sido muy duro y ha aconsejado al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y aquellos políticos católicos que apoyan la nueva ley que no acudan a las iglesias a comulgar porque tal sacramento es incompatible con "desproteger la vida de los inocentes".

Munilla ha enmarcado esta ley así como otras políticas del Gobierno socialista en una ola de "anticlericalismo" que afecta a otros ámbitos de la sociedad y que se encargan de mantener activa, según él, algunos medios de comunicación que no ha querido nombrar.

"No me siento rechazado"

En cuanto a su polémica designación al frente de la diócesis de San Sebastián y al documento firmado por el 77% de los sacerdotes guipuzcoanos mostrando su disconformidad al respecto, el nuevo obispo ha restado importancia a este asunto y ha asegurado no sentirse "rechazado". "Yo no me siento rechazado", señaló monseñor Munilla, si bien después reconoció que esta imagen de la Iglesia ha sido "un mal ejemplo". Así pues, anunció que contactará con cada uno de los sacerdotes de Guipúzcoa. "Tengo que emplear muchos esfuerzos en las relaciones personales", ha añadido.

Preguntado por la línea marcada hasta ahora por la cúpula eclesiástica en el País Vasco, diferenciada del modelo del presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Antonio María Rouco Varela, Munilla ha considerado que "no responde a la realidad esa imagen partidista del Episcopado español".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

I want not concur on it. I over polite post. Expressly the title-deed attracted me to review the unscathed story.

Anónimo dijo...

Si el obispo Munilla se pierde en terrenos tan elementales del discurso cristiano, ¿qué será cuando penetre em sutilezas teológicas?
Este hombre no es normal, Martin. Despierta en mi una furia que rejuvenece.
Botox Munilla, piel que maravilla.Un abrazo, Joseba