jueves, 21 de enero de 2010
Aterriza como puedas
En España se ha generado un interesante debate. En medio de una crisis pavorosa que ha puesto de manifiesto todas las debilidades del sistema productivo español, aparece el caso de un colectivo muy especial: el gremio de los controladores aéreos.
Un ministro socialista, José Blanco, a quien mucha gente menospreciaba por el hecho de no tener estudios reglados (¡como si el simple hecho de acudir a la Universidad garantizara la posesión de un cerebro o de independencia de criterio...!), ha criticado la posición de privilegio que ostentan las personas cuya profesión consiste en regular el tráfico aéreo.
Se trata de un colectivo de unas 2.300 personas. El sueldo fijo promedio de los controladores es de 175.000 euros (245.000 dólares), según AENA. El aumento desproporcionado de sus ingresos se debe a que las horas extraordinarias las cobran al triple de su valor y el convenio que los regula es muy generoso ya que fija su jornada laboral en apenas 1.200 horas al año. Esto supone, descontando vacaciones y fiestas, que un controlador tiene una jornada laboral de poco más de cinco horas. Todo lo demás son horas extras. En promedio, cada profesional hace unas 400 horas extraordinarias al año, lo que le supone duplicar su salario base. Esto se traduce en que, entre salario base y horas extra, el sueldo promedio de un controlador aéreo en España está situado en los 350.000 euros (490.000 dólares).
Medio millón de dólares al año... da para comer con aceite -de oliva- todos los días y para algún caprichito que otro... eso en promedio, ya que existen los príncipes del control aéreo (166 individuos que ingresan 600.000 euros brutos al año = 840.000 dólares) y los mariscales del aire (31 señores/as que se llevan a casa 720.000 euros = algo más de un millón de dólares antes de impuestos). Incluso hay un tipo que es una suerte de Barón Rojo en tierra, con cerca de 1.000.000 de euros para él solito. Como ocurre con los agraciados en los sorteos de lotería, su nombre permanece en un celoso anonimato.
Si hago memoria, recuerdo huelgas y conflictos protagonizados por esta casta de privilegiados cuando se acercan fechas clave. Como todo el mundo sabe, España depende del turismo para seguir en el "primer mundo", así que los controladores hacen valer su posición.
¿Es más importante el trabajo de un controlador aéreo que el de un bombero, el de un neurocirujano o el de un investigador? ¿Cómo se pueden dar semejantes diferencias cuando hay dinero público de por medio?
José Blanco, apodado "Pepiño" por su origen gallego, ministro de Fomento del gobierno de España, ha puesto sobre el tapete el caso de colectivos cuyos salarios no tienen nada que ver con la realidad española. El ministro plantea una rebaja de algo más del 40 por ciento del sueldo promedio. Aun así, este quedaría situado en... ¡200.000 euros anuales! ¡Lo que ganan 15 mileuristas! Todavía se quejarán.
He leído en algún medio de comunicación ciertas amenazas veladas por parte de miembros del colectivo de controladores aéreos. Cosas como que la actual polémica -o sea que lo que ganan estos vivales sea del dominio público- les puede generar "estrés" y que eso podría influir negativamente en el desempeño de sus funciones. Ergo, algún avión que otro podría sufrir las consecuencias. Sólo gano 200.000 euros. Tengo mucho estrés. Desapareció una lucecita de la pantalla... Upssssss....
¿Estrés dicen...? Ya los ponía yo a pescar en la Costa da Morte con olas de siete metros o a trabajar en una fábrica textil hasta los 70 años como mi abuelo Lázaro, Dios lo tenga en su gloria. Visité a mi abuelo cuando era niño. El ruido de los telares era ensordecedor. Serán capullos...
Ole por Pepiño. La pregunta es ¿cuántos colectivos más de "trabajadores" con sueldos absolutamente desproporcionados y relacionados con dinero público quedan por identificar? ¿Acaso la sociedad civil puede ser rehén de colectivos situados en sectores estratégicos para el país que periódicamente amenazan con paralizarlo? Hay un precedente en los años ochenta. En los Estados Unidos se produjo un escenario de conflictividad máxima y el control aéreo pasó a manos de personal militar.
Cuando las desigualdades son tan abusivas el Estado debe actuar, le pese a quien le pese. Como ha puesto de manifiesto la actual crisis, hasta Bush era partidario de la intervención estatal. Esto es como tener un hijo tonto colocado en la SGAE. Volando voy... a ver si quedan plazas...
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