domingo, 24 de mayo de 2020

El optimista patológico

Como soy de natural optimista siempre he tenido un enfoque positivo sobre el arte y la vida en general. Si a la gente le gusta lo que hago, ideal de la muerte. Todo son parabienes, abrazos y besos maravillosos. ¿Dinero? Bueno...¡quién lo necesita! Alguna morena habrá que me invite a desayunar. La hora de la comida... ya la resolveré. El truco para ser artista es tener quince amigos. El número máximo de veces que un amigo te puede invitar a comer por mes sin que te mande a freír puñetas es dos. Está todo calculado.

En cambio, si lo que hago resulta un fracaso absoluto e incuestionable y el público, horrorizado y escandalizado a partes iguales, decide tirarme toda clase de hortalizas, ya se sabe, tomates, pimientos, pepinos, cebollas, ajos, pan duro... pues ya tengo ingredientes para el salmorejo de esa semana.

Sea como sea, de hambre no me muero. Y tan alta vida espero...

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