jueves, 2 de diciembre de 2021

M&Ms

Cuando una mujer no discute más está más que preparada para olvidarte. En realidad, ya te olvidó. Se nota en las inflexiones de su voz.

Es cierto que somos distintos en muchas cosas. No te digo nada si uno nació en Buenos Aires y canta gotán. Propenso a abrirse el pecho en canal y a depositar el corazón sobre la mesa.

Siempre me ha fascinado la capacidad femenina para pasar página. También se manifiesta ante la muerte. Si él se va primero -lo que suele ser ley de vida- es más fácil que ella continúe y vuelva a encontrarle el sabor a los días. Si ella es la que se marcha... ahí te quiero ver. Prefiero no imaginarlo siquiera.

Debe estar relacionado con la capacidad de dar vida. Ha de existir una comprensión profunda desde el punto de vista femenino del Alfa y el Omega. De la necesidad de final para un nuevo comienzo.

La sangre, la vida, el parto, la muerte. Las formas aristotélicas que se actualizan en el hijo. Potencia y Acto.

La percepción femenina es más piadosa, más plural. La nuestra se queda más en la superficie. Principio y final son parte de lo mismo. Son interdependientes. Y no mutuamente excluyentes. Al iniciar se aceptan los finales. Es condición necesaria pero no suficiente.

Toda mi filosofía está muy bien. Se nota que saqué matrícula de honor en la carrera. Quod erat demonstrandum, señor Rasskin. QED. Contra Te, Super Te! Análisis y Síntesis. Rara Temporum Felicitas Ubi Sentire Quae Velis et Quae Sentias Dicere Licet! Qué listo eres, Martín.

Y ya me dirás para qué mierda te sirve ser listo cuando se muere alguien como del rayo. Aunque ese alguien hayamos sido nosotros. Ya no existe la primera persona del plural. Los verbos huérfanos. Las tildes. Los acentos prosódicos. Tu cuerpo trenzado con el mío en modo pluscuamperfecto. Tu boca en mi boca, lucha grecorromana de pieses y mieses, atados a ese amor que nos consumía, que no entendía de relojes, de horas, de océanos de tiempo. Entre grito y risa. Pero iros a vuestra casa... tráenos ese vino sevillano de ayer. Sí, ese que tenía tantísimo cuerpo. ¡Ese!

Para qué coño te sirven todos los libros que has leído. Toda la filosofía y el pensamiento de este mundo cuando su voz ya no es la misma. Suena lejana, como un eco, como el viento en el mar. Suena a náufrago y a mil noches sin sueño.

Y sin embargo... seguiré esperándote para la cena. Quedamos en que las cenas las hacía yo.

Dejaré una luz encendida para que encuentres el camino. Y M&Ms a modo de Hansel y Gretel. Tranquila, amor. Ya se me pasará.

Sí. Sobrevivimos al amor como a tantas otras cosas... morimos porque otros han venido a crecer. Y algún día, cuando los submarinistas exploren esta tierra sumergida, encontrarán el amor que dejamos junto al fuego. 

Copas vacías.

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