martes, 21 de diciembre de 2021

Posfacio

6:32 de la mañana. Caí a las diez de la noche de ayer, así que he dormido más de ocho horas, como si estuviera poseído por la fiebre en una selva espesa. Tuve un sueño pesado, repleto de imágenes. Misiones, Corrientes, Entre Ríos. Avanzo lentamente desbrozando el destino, machete en mano. Me dejo llevar por el río inmenso y el sueño. Tentado estoy de pegar un zapucay que hiele la sangre de mis vecinos. Estoy vivo, aún vibro con el amor que inunda mi pecho, aún me bebo la vida hasta la hez de la copa. ¡Venid a por mí! Estaré en el sur de África lanza en mano. En la taiga de mis antepasados. Con un solo tigre no bastará. Más vale que me matéis en el primer envite, porque no me entregaré sin luchar. 

La última noche dormías a mi lado en el lecho más ancho del mundo mientras yo escribía en mi cuaderno japonés. No pegué ojo. No sabía que me estabas observando. Mis gafas. Mi barba. "Podría estar con alguien así", dijiste. La última de las mañanas. El tren. El abrazo definitivo. El abrazo vacío subiendo las escaleras mecánicas. El abrazo mecánico. Ya nunca más. Mensajes desesperados. Letras. Una sola palabra.

Soñé contigo. Con tu talle. Con mi mano en tu talle. Soñé que caminabas a mi lado. "Soy alta", dijiste un verano. Mis dimensiones siberianas en Praga, en Moscú o en Zagreb. Mi 1,91 se alegró, aunque ya debo estar menguando. Ya estoy jugando el segundo tiempo. Qué extraño... vivo la vida como un niño, con la misma alegría del día de Reyes por la mañana. Todo me parece un campo de juegos. Todo lo vivo por primera vez, con una sonrisa pintada en la boca.

La misma intensidad de tu recuerdo en esta madrugada de solsticio de invierno. De solsticio a solsticio. Un 20 de junio, 21 horas. Un 20 de junio de 2021 a las 21 horas. Yo llevaba la cuenta de los días, tú la de las olas.

[Martin Rasskin] Hola, soy Martin Rasskin. Wow. Así se llega a los sitios. ¿Y cómo se va uno de los sitios? Del recuerdo de fogatas rojas junto al mar en otoño que nunca compartimos.

Flores de jacaranda para nuestra soledad. En mi sueño te colmo de bendiciones. Sí. 

Feliz Navidad, niña. Todo el color del mundo para ti. Lo que haga falta para empezar de nuevo.


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