miércoles, 8 de julio de 2020

Negra sombra

Para algo que estoy escribiendo me estoy documentando sobre el genoma. Un mínimo cambio, una mutación, en una de sus "letras" puede hacer que un virus como el que tiene paralizado el mundo cambie su letalidad o su facilidad para infectar.

Una novela actual tiene aproximadamente 100.000 palabras. Imaginemos que el cambio de una sola letra de una sola palabra implicara un cambio de sentido completo en toda la historia. En términos borgianos es muy interesante, pero al mismo tiempo, espeluznante.

Bien. Todo esto me ha hecho recordar una historia de mi juventud. Mi novia de aquellos años universitarios solía ir en Navidades a la casa solariega familiar, casa a la que nunca fui invitado ya que no estábamos casados y además, pertenecía a otra clase de social, mucho más baja. A mucha honra, cogno! Era gente realmente maravillosa, pero no parecía reparar en cómo le hacían sentir a uno cuando llegaba esa parte del año. En fin.

Pero a lo que iba. Nos hicimos novios justo antes de las Navidades de 1982. Ese año me contrataron como guitarrista para tocar en Galicia. Allá que me fui con mis 18 años recién estrenados.

Ella estaba en la frontera con Portugal con su familia de posibles y yo en El Ferrol, rompeolas de todas las Galicias. El caso es que nos escribíamos cartas, porque aquello duró más de tres semanas.

En una de sus cartas ella me decía que quería dedicar su vida a la escritura, pero tenía letra de médico y en mi solitaria habitación del hotel Almirante yo entendí "ESCULTURA". Como soy un romántico totalmente pasado de rosca -hasta el día de hoy- moví Roma con Santiago desde mi destino gallego hablando con amigos de mi padre (pintor y escultor) para tratar de encontrar una plaza para mi novia en algún taller y que pudiera hacer su sueño realidad.

Lo logré, pero al regresar a Madrid a ella le entró un ataque de risa. Estuvimos seis años juntos y siempre nos acordamos con ternura infinita de aquel cambio de letras que pudo haber torcido un destino, porque a día de hoy ella es una excelente poeta, de las más apreciadas en la lírica contemporánea galega.

Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.






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