jueves, 2 de julio de 2020

Mañana castellana

Ocho de la mañana. Me tomo un café en el pueblo. Pongamos en marcha la rueda de la economía, jaja. Café La Concordia. Será en homenaje a la plaza parisina, yo qué sé. Pero la concordia ni está ni se la espera.

Me siento en la barra. Camarero y camarera. Pin y pon.

─Es que me tienes harta. Harta es poco...

─Pero no te quites mérito, Maricarmen. ¡Tú eres la persona más insoportable de la Tierra! Todo el puto día quejándote...

─Serás gilipollas, pues para arar así... ¡prefiero arar sola, coño!

Antes de recibir daños colaterales me piro vampiro. Me marcho a casita silbando un tanguito. Uno va arrastrándose entre espinas y en afán de dar su amooooor...

Un episodio más de "Peleítas Rurales, Inc.". Por cierto, Maricarmen y consorte, vuestro café... ¡peor que pegarle a un padre! Mi casaaaaaaaa... teléfonoooooo...

Como podéis ver, en mi pueblo -que está emplazado en un valle muy fértil-, las mujeres aran la tierra igual que los hombres. Cualquiera le tose a la Maricarmen.

Aquí aplicamos a rajatabla el principio básico que convirtió Castilla en una potencia mundial. Para qué coño discutir si podemos resolverlo a hostias.

Como decía un amigo asturiano bajista con muy malas pulgas: "doyte una hostia y rómpote el focico". Esta tierra es cojonuda.

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