lunes, 11 de julio de 2011

Agonía

El gobierno Zapatero, herido de muerte, es un problema más para España. Uno más de los muchos que tiene. Los meses que transcurran hasta las elecciones generarán incertidumbre y las señales de confianza que esperan los mercados seguirán sin aparecer.

"Alfredo", el nuevo recambio del PSOE, dice cosas tales como "yo sé cómo acabar con el paro". Estupefacto que se queda uno. Si sabe qué hay que hacer por qué no lo ha hecho ya. ¿No lleva eones de tiempo ocupando las más altas responsabilidades en distintos gobiernos socialistas? ¿Cómo hay que interpretar esto? Él sabe y los demás compañeros no. Él lo guarda para sí mismo como si fuera "su tesoro". Se lo dice a sus compañeros de gobierno y los demás lo toman a chacota. ¿Qué clase de broma macabra es esta?

Alfredo quiere girar a la izquierda, pero el timón del PSOE parece demasiado pequeño para maniobrar a tiempo de no chocar con el iceberg. A buenas horas, "Alfredo", en el minuto 3 del décimoquinto asalto.

¿Y casos como el de la SGAE? ¿Acaso la ministra de cultura no tiene responsabilidad alguna? Es muy triste.

El destino del PSOE no tiene la menor importancia. Lo que importa es el conjunto del país y de los pueblos de España. Necesitamos gente imaginativa y resuelta en el puente de mando, sobre todo teniendo en cuenta el acoso y derribo de los mercados.

ZP empieza a parecerse a Teddy Bautista: corre el riesgo de cargarse todo lo bueno en aras de aguantar cabezonamente obviando el interés general.

La gente no es estúpida y, al igual que ocurrió con Acebes, el PP y sus burdas patrañas sobre la autoría del 11-M, cuando llegue la hora de votar el PSOE quedará convertido en una fuerza obligada a pactar imperiosamente o será arrinconada en la oposición como ocurre en Extremadura.

Amigo José Luis, ha llegado la hora de pensar en España, que pide un cambio a gritos. Si hubiera grandeza y altura de miras en la clase política española, sería la hora de un gobierno de concentración nacional, ya que estamos en pleno Mar de los Sargazos y hemos de navegar en ceñida. Pero eso es pedir demasiado. Es más fácil encontrar un hombre justo en la Junta Directiva de la SGAE.

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