y yo feliz, me arrincono pa llorarte... ¡Qué hijo de puta!
viernes, 30 de mayo de 2014
jueves, 29 de mayo de 2014
¡Onetti, carajo!
Ya hace veinte años. Entonces pronto hará veinte años de la muerte de Manuel Picón, alguien a quien quise mucho y aún sigo queriendo. Cómo es posible que haya pasado todo ese tiempo. Dos uruguayos innolvidables.
Habla su inseparable Dolly, la compañera de siempre. Parejas eran las de antes. Con el debido respeto a todos los demás escritores en lengua hispana, Onetti es para mí el Bach de su siglo. Ningún cirujano está tan familiarizado con la raíz del dolor como este escritor inimitable. Onetti sabe algo que los demás vislumbran. Carreteras sin luz. Contrapicados. Enfermos de soledad.
Vigencia y esplendor de Onetti, publicado en El País por Winston Manrique Sabogal.
“¿Quién se va a acordar de Onetti dentro de 20 o 30 años?”. Esa pregunta que se hacía el propio Juan Carlos Onetti llega ahora a su primer tiempo: hace 20 años, el 30 de mayo de 1994, murió en Madrid el escritor uruguayo. Una pregunta que ya antes de morir empezó a tener respuesta positiva y que ha aumentado en cascada en dos décadas. La penúltima respuesta llega en la voz de Dorothea Muhr, Dolly, la mujer con la que vivió desde los años cincuenta. Ella ha vuelto a Madrid estos días. Recuerda, no, evoca al escritor con ráfagas acerca de su vida, creando una especie de homenaje a uno de sus títulos más conocidos, Dejemos hablar al viento, añadiendo aquí, “sobre Onetti”.
“¿Quién se va a acordar de Onetti dentro de 20 o 30 años?”, cuenta Dolly que decía con frecuencia el autor de El pozo, El astillero, La vida breve o Juntacadáveres. Es la reflexión de esta mujer de 89 años, violinista, en el madrileño Centro de Arte Moderno, donde se han preparado varios homenajes. “Cómo no se van a acordar si era un adelantado a su tiempo. Y su tiempo es más este”.
Onetti frente al mundo pero alejado del ruido de la vida. El murmullo entrando por su ventana en Madrid, donde llegó exiliado de la dictadura de su país y tras haber estado preso. Sus lectores que no paran de crecer y los escritores que no cesan de reivindicarlo y convertirlo en uno de los autores latinoamericanos más admirados por ellos. Empezando por Mario Vargas Llosa. Era anterior al boom latinoamericano junto a Borges, Rulfo o Asturias, entró en él sin mucha alharaca, y siguió de largo. Jóvenes autores hablan de él. El Nobel surafricano J. M. Coetzee ha pedido novelas suyas, cuenta Dolly.
El escritor, nacido en 1909, se adelantó tanto que le quedó tiempo para estar en casa, en cama, con su whisky, con sus charlas. Existencialista, moderno, avanzado… Onetti no creía del todo lo que ocurría a su alrededor. “No porque no creyera que fuera bueno, sino porque no le interesaba ser una especie de servidor de la fama”.
Dejemos hablar a su mujer con su musicalidad argentina en estos recuerdos sueltos como el viento que va y viene...
“Él solo quería leer, quería escribir, quería estar en su hogar”.
“No eligió ser así, no pensó en ser así, un poco aislado y todo eso. Simplemente era así”.
“Tal vez lo único que le alteró fue cuando le concedieron el Cervantes en 1980. La noche anterior a recibirlo, del 22 al 23 de abril, ¡no durmió nada! Luego no asistió a la fiesta. Así es que me tocó ir a mí a poner la cara”.
“Una de nuestras pasiones era la novela negra. Nos intercambiábamos libros y teníamos nuestras propias claves”.
“Se habla mucho de los autores que le gustaban o lo habían influido como Faulkner o Joyce o Proust… ¿Conrad? Pocos hablan de Conrad y le apasionaba”.
“Periodista fue su primer trabajo. En una agencia de noticias. Le gustaba informar de la Segunda Guerra desde Buenos Aires porque era el primero que se enteraba de lo que sucedía. A veces hablaba de lo mucho que le había enseñado el periodismo: te enseña a contar a ir al grano, de lo que en verdad interesa a la gente”.
“Se ha hablado tanto de su existencialismo, su lado pesimista y esas cosas… La verdad es que le molestaba que se insistiera tanto en su parte de sombras. Creía, y yo también, que tenía un poco de todo. Encara la realidad”.
“Y tenía un gran humor sin que fuera muy bien entendido”.
“Se rebelaba contra la decadencia. Le dolía envejecer”.
“Tenía una gran capacidad para expresar y hacerle sentir al lector cosas que este aún no había vivido”.
“Y la música. Era fanático de Gardel. Le encantaba la música clásica… Bach… Beethoven… Shostakóvich… ¡Todo eso después de Gardel, claro!”.
“No releía sus obras. No leía críticas. Decía que, como el perro, no volvía sobre su vómito”.
“Cada vez que lo leo me enternezco. Y me río. Y comprendo”.
“Madrid, gracias a los amigos, fue el lugar para refugiarse de la dictadura uruguaya que lo amargó tanto. Su habitación aquí era un trozo de Uruguay”.
Y las ráfagas evocadoras de Dorothea Muhr siguen por Madrid. La violinista habla, y a su alrededor parece acudir un pasaje de Dejemos hablar al viento, escrita en Madrid y con la cual Onetti cerró el ciclo de Santa María, donde hay poco espacio para el amor, todos están abatidos por los sueños y las realidades; menos una pareja de ancianos que venden cuerdas para violín sin haberse dejado de querer “mediante la ironía, la burla y la ineludible ternura”.
Habla su inseparable Dolly, la compañera de siempre. Parejas eran las de antes. Con el debido respeto a todos los demás escritores en lengua hispana, Onetti es para mí el Bach de su siglo. Ningún cirujano está tan familiarizado con la raíz del dolor como este escritor inimitable. Onetti sabe algo que los demás vislumbran. Carreteras sin luz. Contrapicados. Enfermos de soledad.
Vigencia y esplendor de Onetti, publicado en El País por Winston Manrique Sabogal.
“¿Quién se va a acordar de Onetti dentro de 20 o 30 años?”. Esa pregunta que se hacía el propio Juan Carlos Onetti llega ahora a su primer tiempo: hace 20 años, el 30 de mayo de 1994, murió en Madrid el escritor uruguayo. Una pregunta que ya antes de morir empezó a tener respuesta positiva y que ha aumentado en cascada en dos décadas. La penúltima respuesta llega en la voz de Dorothea Muhr, Dolly, la mujer con la que vivió desde los años cincuenta. Ella ha vuelto a Madrid estos días. Recuerda, no, evoca al escritor con ráfagas acerca de su vida, creando una especie de homenaje a uno de sus títulos más conocidos, Dejemos hablar al viento, añadiendo aquí, “sobre Onetti”.
“¿Quién se va a acordar de Onetti dentro de 20 o 30 años?”, cuenta Dolly que decía con frecuencia el autor de El pozo, El astillero, La vida breve o Juntacadáveres. Es la reflexión de esta mujer de 89 años, violinista, en el madrileño Centro de Arte Moderno, donde se han preparado varios homenajes. “Cómo no se van a acordar si era un adelantado a su tiempo. Y su tiempo es más este”.
Onetti frente al mundo pero alejado del ruido de la vida. El murmullo entrando por su ventana en Madrid, donde llegó exiliado de la dictadura de su país y tras haber estado preso. Sus lectores que no paran de crecer y los escritores que no cesan de reivindicarlo y convertirlo en uno de los autores latinoamericanos más admirados por ellos. Empezando por Mario Vargas Llosa. Era anterior al boom latinoamericano junto a Borges, Rulfo o Asturias, entró en él sin mucha alharaca, y siguió de largo. Jóvenes autores hablan de él. El Nobel surafricano J. M. Coetzee ha pedido novelas suyas, cuenta Dolly.
El escritor, nacido en 1909, se adelantó tanto que le quedó tiempo para estar en casa, en cama, con su whisky, con sus charlas. Existencialista, moderno, avanzado… Onetti no creía del todo lo que ocurría a su alrededor. “No porque no creyera que fuera bueno, sino porque no le interesaba ser una especie de servidor de la fama”.
Dejemos hablar a su mujer con su musicalidad argentina en estos recuerdos sueltos como el viento que va y viene...
“Él solo quería leer, quería escribir, quería estar en su hogar”.
“No eligió ser así, no pensó en ser así, un poco aislado y todo eso. Simplemente era así”.
“Tal vez lo único que le alteró fue cuando le concedieron el Cervantes en 1980. La noche anterior a recibirlo, del 22 al 23 de abril, ¡no durmió nada! Luego no asistió a la fiesta. Así es que me tocó ir a mí a poner la cara”.
“Una de nuestras pasiones era la novela negra. Nos intercambiábamos libros y teníamos nuestras propias claves”.
“Se habla mucho de los autores que le gustaban o lo habían influido como Faulkner o Joyce o Proust… ¿Conrad? Pocos hablan de Conrad y le apasionaba”.
“Periodista fue su primer trabajo. En una agencia de noticias. Le gustaba informar de la Segunda Guerra desde Buenos Aires porque era el primero que se enteraba de lo que sucedía. A veces hablaba de lo mucho que le había enseñado el periodismo: te enseña a contar a ir al grano, de lo que en verdad interesa a la gente”.
“Se ha hablado tanto de su existencialismo, su lado pesimista y esas cosas… La verdad es que le molestaba que se insistiera tanto en su parte de sombras. Creía, y yo también, que tenía un poco de todo. Encara la realidad”.
“Y tenía un gran humor sin que fuera muy bien entendido”.
“Se rebelaba contra la decadencia. Le dolía envejecer”.
“Tenía una gran capacidad para expresar y hacerle sentir al lector cosas que este aún no había vivido”.
“Y la música. Era fanático de Gardel. Le encantaba la música clásica… Bach… Beethoven… Shostakóvich… ¡Todo eso después de Gardel, claro!”.
“No releía sus obras. No leía críticas. Decía que, como el perro, no volvía sobre su vómito”.
“Cada vez que lo leo me enternezco. Y me río. Y comprendo”.
“Madrid, gracias a los amigos, fue el lugar para refugiarse de la dictadura uruguaya que lo amargó tanto. Su habitación aquí era un trozo de Uruguay”.
Y las ráfagas evocadoras de Dorothea Muhr siguen por Madrid. La violinista habla, y a su alrededor parece acudir un pasaje de Dejemos hablar al viento, escrita en Madrid y con la cual Onetti cerró el ciclo de Santa María, donde hay poco espacio para el amor, todos están abatidos por los sueños y las realidades; menos una pareja de ancianos que venden cuerdas para violín sin haberse dejado de querer “mediante la ironía, la burla y la ineludible ternura”.
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miércoles, 28 de mayo de 2014
Pessoa en Cádiz
El amor quiere posesión. Pero no sabe lo que eso significa. Si yo no soy mío, ¿cómo sería tuyo o tú mía? Si no poseo ni mi propio ser, ¿cómo poseería el de otro? Si hasta soy diferente de alguien idéntico a mí, ¿cómo sería igual a aquel del cual soy diferente? El amor es un misticismo. Es una imposibilidad sólo posible en los sueños.
domingo, 25 de mayo de 2014
Dos reflexiones desde Lisboa
A lo que hayas de negarte, hazlo cuanto antes.
Si no rematas las faenas, te meten cuatro por la espalda.
Si no rematas las faenas, te meten cuatro por la espalda.
viernes, 23 de mayo de 2014
Allons enfants
Hubo un tiempo, ya muy, muy lejano, en que Francia era la luz del mundo. La revolución, la república, las libertades individuales, los derechos del hombre. También fue la cuna del racionalismo, un caldo de cultivo fundamental para el desarrollo de la ciencia y el pensamiento. Prefería la tinta de los sabios a la sangre de los mártires. El propio Napoleón fue un déspota egregio que terminó perdiendo el norte pero, en cuanto tensión humana, extendió la luz de la revolución a sitios que vivían en el neolítico. Basta leer sus comentarios a El Príncipe de Maquiavelo para comprobar que allí había un cerebro muy bien amueblado. A años luz de otras bestias pardas que alcanzaron el poder absoluto sobre cuerpos y almas.
Hasta los famosos Cien Días después de Elba parecen el argumento central de una novela de Tolstoi. Una ola de fervor sin límites.
Nombres universales en los más diversos campos del saber y las artes: Lavoisier, Laplace, Descartes, Pascal... y más recientemente Malraux, de Beauvoir, Sartre, Camus. Capaces de alcanzar las cumbres más altas. Un mundo en blanco y negro, Jean Gabin sabiendo que el amor es imposible en Le Quai des brumes, una película que te tritura. Una atmósfera poética y embriagadora. Renoir... Deine blauen Augen machen mich so sentimental... Cómo no.
Si Cádiz hubiera triunfado nuestro país habría dado un salto de gigante. Vive la République! Una España republicana desde comienzos del XIX nos habría permitido estar entre las primeras naciones del mundo.
Pero vivimos otra época. En los tabloides de esta semana, Francia es el lugar de origen de dos extrañas noticias. Al parecer, la imbecilidad comienza en los Pirineos. En dirección NORTE.
Que Tutatis, Taranis -sobre todo Taranis- y Esus nos cojan confesados...
Jean-Marie Le Pen: 'El Ébola puede solucionar el problema de la inmigración en tres meses'
Francia compra por error 2.000 vagones que no caben en sus estaciones
Hasta los famosos Cien Días después de Elba parecen el argumento central de una novela de Tolstoi. Una ola de fervor sin límites.
Nombres universales en los más diversos campos del saber y las artes: Lavoisier, Laplace, Descartes, Pascal... y más recientemente Malraux, de Beauvoir, Sartre, Camus. Capaces de alcanzar las cumbres más altas. Un mundo en blanco y negro, Jean Gabin sabiendo que el amor es imposible en Le Quai des brumes, una película que te tritura. Una atmósfera poética y embriagadora. Renoir... Deine blauen Augen machen mich so sentimental... Cómo no.
Si Cádiz hubiera triunfado nuestro país habría dado un salto de gigante. Vive la République! Una España republicana desde comienzos del XIX nos habría permitido estar entre las primeras naciones del mundo.
Pero vivimos otra época. En los tabloides de esta semana, Francia es el lugar de origen de dos extrañas noticias. Al parecer, la imbecilidad comienza en los Pirineos. En dirección NORTE.
Que Tutatis, Taranis -sobre todo Taranis- y Esus nos cojan confesados...
Jean-Marie Le Pen: 'El Ébola puede solucionar el problema de la inmigración en tres meses'
Francia compra por error 2.000 vagones que no caben en sus estaciones
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miércoles, 21 de mayo de 2014
Nuestros bancos malos son los mejores del mundo
El banco malo tuvo en 2013 un gasto medio por empleado en sueldos y
salarios de 105.127 euros, una cifra superior a la de cualquier empresa
del Ibex y que duplica el sueldo medio por empleado de grandes bancos
como el Santander o el BBVA. La cifra está calculada con los datos del
informe anual de 2013 de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb),
el nombre oficial de la entidad. La alta retribución media se debe a la
peculiar estructura del banco malo, que consta sobre todo de la parte
directiva de la estructura y subcontrata la mayoría de los servicios.
Además, viene marcada por un ejercicio irregular en el que el número de
empleados ha ido creciendo.
Según la memoria de sus cuentas anuales, la Sareb destinó 13,246 millones a retribuir a su plantilla, que pasó de las 17 personas de enero a las 207 con que cerró el año. Para calcular la retribución por empleado en términos anuales lo relevante es la plantilla media, esto es, el número equivalente de personas si hubieran trabajado todo el año, que según la empresa fue de 126. Eso da una media de 105.127 euros por empleado. Fuentes de la Sareb consideran que el dato está distorsionado por el hecho de que la plantilla no estaba completa durante la mayor parte del año y la Sareb contrató primero a directivos con sueldos más altos. Dichas fuentes aseguran que con los datos más recientes, los de abril de 2014, el sueldo medio de la plantilla, una vez que se ha alcanzado una configuración más estable, es de unos 80.700 euros anuales.
La retribución media de la empresa en 2013, en la que el primer accionista es el Estado con un 45% del capital, fue de casi cinco veces el salario medio en España. La Sareb tiene una estructura peculiar. De la media de 126 empleados de 2013, 31 eran directivos, 62 jefes y técnicos y 33 administrativos y comerciales. Esa abundancia de directivos en proporción a la plantilla se debe no solo al perfil creciente sino también a la peculiar estructura de la Sareb. La empresa ha preferido contratar como empleados a quienes se sitúan en la punta de la pirámide y subcontratar buena parte de los servicios. Por ello, su configuración es diferente de la de empresas que, por así decirlo, tienen dentro a empleados de todo el escalafón. La entidad considera que así minimiza su plantilla y que eso le da mucha más flexibilidad futura, teniendo en cuenta que su balance se irá reduciendo y que la vida del banco malo tiene fecha de caducidad en 2028.
En su informe anual la empresa explica que su política de remuneración y compensación “tiene como elemento principal el de equidad, tanto en funciones como entre personas”. Sareb también señala que el 88% de la plantilla está formada por titulados, que “trabaja para que su labor permita mejorar la economía española, de forma que repercuta favorablemente en el conjunto de la sociedad” y que en ese proceso “es clave la cualificación profesional y ética de sus empleados”. Al presentar los resultados del primer ejercicio completo de la Sareb, su presidenta, Belén Romana, aseguró que recibió en 2013 una retribución de 295.000 euros, por debajo del tope máximo de 500.000 euros establecido, y que además había renunciado a cobrar sueldo variable. En 2013, la firma sufrió unas pérdidas de 261 millones de euros. Según el informe anual de Sareb, la cúpula directiva del banco malo (consejo de administración y alta dirección) cobró 3,458 millones en 2013. De esa cifra, 1,435 millones corresponden al consejo de administración, incluidos 680.000 euros para la presidenta y el consejero delegado, Walter de Luna, y otros 2,023 millones, a la alta dirección. El informe anual no desglosa las retribuciones que ha cobrado cada uno de los consejeros, pese a que destaca como primer compromiso de Sareb y como uno de sus tres valores clave la transparencia, pues la firma asegura que es “consciente de que actúa bajo la mirada atenta de la sociedad en su conjunto”.
Según la memoria de sus cuentas anuales, la Sareb destinó 13,246 millones a retribuir a su plantilla, que pasó de las 17 personas de enero a las 207 con que cerró el año. Para calcular la retribución por empleado en términos anuales lo relevante es la plantilla media, esto es, el número equivalente de personas si hubieran trabajado todo el año, que según la empresa fue de 126. Eso da una media de 105.127 euros por empleado. Fuentes de la Sareb consideran que el dato está distorsionado por el hecho de que la plantilla no estaba completa durante la mayor parte del año y la Sareb contrató primero a directivos con sueldos más altos. Dichas fuentes aseguran que con los datos más recientes, los de abril de 2014, el sueldo medio de la plantilla, una vez que se ha alcanzado una configuración más estable, es de unos 80.700 euros anuales.
La retribución media de la empresa en 2013, en la que el primer accionista es el Estado con un 45% del capital, fue de casi cinco veces el salario medio en España. La Sareb tiene una estructura peculiar. De la media de 126 empleados de 2013, 31 eran directivos, 62 jefes y técnicos y 33 administrativos y comerciales. Esa abundancia de directivos en proporción a la plantilla se debe no solo al perfil creciente sino también a la peculiar estructura de la Sareb. La empresa ha preferido contratar como empleados a quienes se sitúan en la punta de la pirámide y subcontratar buena parte de los servicios. Por ello, su configuración es diferente de la de empresas que, por así decirlo, tienen dentro a empleados de todo el escalafón. La entidad considera que así minimiza su plantilla y que eso le da mucha más flexibilidad futura, teniendo en cuenta que su balance se irá reduciendo y que la vida del banco malo tiene fecha de caducidad en 2028.
En su informe anual la empresa explica que su política de remuneración y compensación “tiene como elemento principal el de equidad, tanto en funciones como entre personas”. Sareb también señala que el 88% de la plantilla está formada por titulados, que “trabaja para que su labor permita mejorar la economía española, de forma que repercuta favorablemente en el conjunto de la sociedad” y que en ese proceso “es clave la cualificación profesional y ética de sus empleados”. Al presentar los resultados del primer ejercicio completo de la Sareb, su presidenta, Belén Romana, aseguró que recibió en 2013 una retribución de 295.000 euros, por debajo del tope máximo de 500.000 euros establecido, y que además había renunciado a cobrar sueldo variable. En 2013, la firma sufrió unas pérdidas de 261 millones de euros. Según el informe anual de Sareb, la cúpula directiva del banco malo (consejo de administración y alta dirección) cobró 3,458 millones en 2013. De esa cifra, 1,435 millones corresponden al consejo de administración, incluidos 680.000 euros para la presidenta y el consejero delegado, Walter de Luna, y otros 2,023 millones, a la alta dirección. El informe anual no desglosa las retribuciones que ha cobrado cada uno de los consejeros, pese a que destaca como primer compromiso de Sareb y como uno de sus tres valores clave la transparencia, pues la firma asegura que es “consciente de que actúa bajo la mirada atenta de la sociedad en su conjunto”.
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viernes, 16 de mayo de 2014
Europa
Patético debate entre Arias Cañete y Valenciano, cabezas de cartel de los partidos políticos mayoritarios españoles a las elecciones europeas del próximo 25 de mayo. Muy lastimoso. La imagen de Arias Cañete leyendo su chuleta manuscrita lo dice todo. Una catarata de recriminaciones y lugares comunes. Una estafa.
Confiamos en que sea el comienzo del final de dos partidos que se turnan en el poder y cubren sus respectivas miserias.
Es la hora de buscar alternativas a la caspa.
Confiamos en que sea el comienzo del final de dos partidos que se turnan en el poder y cubren sus respectivas miserias.
Es la hora de buscar alternativas a la caspa.
martes, 13 de mayo de 2014
Dinero bien invertido
En la Universidad Central de Eterna Castilla se ha constituido un grupo de investigación multidisciplinar, transversal de toda transversalidad que, tras largos y costosos estudios de campo y publicaciones de diversos tomos en pasta debidamente anotados e ilustrados, ha establecido un principio de relación entre el inexplicable y masivo éxito de la lata de celuloide denominada Ocho apellidos vascos y el actual lugar que nuestro querido país ocupa en el mundo.
Si esa sucesión de imbecilidades desprovista de la más mínima gracia puede ser la película más taquillera de la historia de España, entonces Zapatero es Manuel Azaña y Rajoy, Winston Churchill.
Matemático. Todo encaja a la perfección. Un nuevo Siglo de Oro.
Si esa sucesión de imbecilidades desprovista de la más mínima gracia puede ser la película más taquillera de la historia de España, entonces Zapatero es Manuel Azaña y Rajoy, Winston Churchill.
Matemático. Todo encaja a la perfección. Un nuevo Siglo de Oro.
domingo, 11 de mayo de 2014
Rafa Nadal no sirve para político
Comentarista: tu rival en la final del Open de Madrid te lo estaba poniendo difícil.
Rafa Nadal: Pues no...
Comentarista: ¿Ah, no?
Rafa Nadal: no, Nishikori me estaba dando una paliza.
Rafa Nadal: Pues no...
Comentarista: ¿Ah, no?
Rafa Nadal: no, Nishikori me estaba dando una paliza.
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sábado, 10 de mayo de 2014
¿Qué debemos hacer?
Esta pregunta que a lo largo de la historia se han hecho Lenin y decenas de revolucionarios cobra hoy un significado siniestro.
¿Qué debería hacer Occidente con los secuestradores de las niñas de Nigeria? ¿Deberíamos intervenir? ¿Habría que presionar a nuestros gobiernos para enviar tropas de élite, los SEALS, los gurkas, los boinas verdes? Porque para una misión de estas características los cascos azules no sirven. Hacen falta tropas de primera clase.
¿Cuál es el límite de la corresponsabilidad moral en casos extremos? ¿Qué se puede hacer con gente que secuestra a niñas que se han "atrevido" a estudiar y las condena a la esclavitud sexual? Por extensión, ¿hasta dónde cabe respetar prácticas tradicionales arraigadas en culturas ancestrales pero que resultan bárbaras y casualmente casi siempre contra las mujeres?
¿Qué tiene que decir la izquierda ante lo que está ocurriendo en Nigeria? Si finalmente Occidente se decide a intervenir -cosa de por sí harto compleja, ya que Nigeria es una potencia regional de primera magnitud y tiene nada menos que 177 millones de habitantes- ¿se acusará a las fuerzas internacionales de intervencionismo, de neocolonialismo, de paternalismo sin límites? ¿Cuántos ataúdes podríamos tolerar?
¿Qué clase de materia oscura hay en los corazones y en los cerebros de personas que practican semejantes actos contra su propio pueblo, atacando a la parte más débil de la sociedad y sometiéndola a un trato animal?
Hay cosas que resultan inadmisibles. El exterminio calculado de un pueblo, el sometimiento a la esclavitud de los más débiles, la destrucción salvaje de la vida humana.
Se trata de crímenes contra la humanidad. Los occidentales criticamos una y otra vez nuestro sistema, literalemente lo despellejamos. Pero ¿qué otro sistema admite la crítica desde dentro? ¿Qué hace el resto del mundo con la más mínima disidencia?
Tendemos a pensar que nuestro bienestar se basa en la desgracia de los demás, idea bastante cercana a la realidad. Para que compremos camisetas en los grandes almacenes los esclavos de la tierra han de trabajar en lugares inmundos por sueldos que no alcanzan la categoría de miseria. Las horas que haga falta. Si los balones de fútbol los tienen que coser niños, pues se "contrata" a niños. El niño yuntero de Miguel Hernández. Dios te tenga en su Gloria, Miguelito. Un esclavo romano vivía igual o incluso mejor.
Nos quejamos porque no hay trabajo, pero un europeo miserable -y cada día hay más- es un magnate comparado con un africano que no pertenezca a la exigua casta dominante. No hay otra forma de explicar el fenómeno de las pateras: los mejores hijos de los parias africanos arriesgan sus vidas para pedir limosna en la puerta de Mercadona o intentar vender La Farola. Reyes y reinas africanas, héroes del mar reducidos a una condición humillante.
Desde el 8 de mayo de 1945, día de la victoria de los rusos en Berlín, no ha habido una sola jornada de paz completa en esta bola azul repleta de tierra apenas transformada que se hace llamar ser humano. Corea, Vietnam, Biafra, Bangladesh, Afganistán, Israel-Palestina, Egipto, Yugoslavia, Uganda, Sudáfrica, Praga, Budapest, Angola, Mozambique, Irán, Irak, Kuwait, Ruanda, Camboya, Siria, Argentina, Chile, Colombia, Nicaragua, Guatemala... cada día la gente muere a cientos, mientras otros son torturados, violados o quemados.
La guerra es el padre de todas las cosas, dijo Heráclito. También es el mejor negocio del mundo, consume recursos inimaginables y destruye todo lo que ha de ser reconstruido. Hay trabajo para décadas. Fabricantes y dealers de armas, empresas de seguridad, ingenierías, constructores y arquitectos se frotan las manos. Los vencidos pagarán la insoportable factura. Durante siglos.
Al mismo tiempo, una mínima capa de la población goza de todos los privilegios, envía a sus hijos a colegios caros, utilizan coches de alta cilindrada, tienen casas que podrían albergar a cien personas, disfrutan de sus jardines y sus campos de golf kilométricos, viven en los aeropuertos, en los cruceros y tratan al resto del planeta como servidumbre. Completamente ajenos al dolor, aunque hipócritamente visitan las iglesias con asiduidad. Suelen generar familias disfuncionales, porque con su desconfianza irracional crían cuervos vociferantes e inoculan su odio a vástagos que terminan devorándose entre sí para alzarse con los bienes de sus progenitores. El rey Lear en versión para tontos. El diablo sobre la tierra. La obra del diablo.
En medio los demás. Los epsilones que trabajan todo el día y pagan impuestos -porque los intocables tienen sus SICAVs a buen recaudo o sus dineros en paraísos fiscales. Y las leyes siempre los protegen. Como protegen a las empresas que se instalan en Irlanda, en Luxemburgo o en cualquier país con trato fiscal de favor. Todo ello dentro de la propia UE. A la cena vamos 15, pero pagamos 6.
La clase media. La más golpeada por esta crisis que es un invento como todas las crisis para recomprar a precio de saldo las propiedades y los despojos de los que desesperan. Pero el pueblo -clase media y nuevos pobres- es la única fuerza que alza la voz y para en seco locuras como ya sucedió en Vietnam. Fue la opinión pública la que paró a tiempo a los yanquis y evitó que lanzaran una bomba atómica en Corea o en Vietnam. Total, ya lo habían hecho en Japón y por partida doble. De no haber habido prensa presente en estos conflictos se habría repetido el holocausto, porque para un ser humano en guerra el enemigo está despersonalizado. Es inferior. Totalmente prescindible.
Entonces, ¿qué debe hacer Occidente con gente que secuestra niñas y las viola, las mata o las vende? Y si intervenimos en esta ocasión, ¿debemos intervenir siempre? ¿Cuándo sí y cuándo no? ¿Dónde está el límite de las causas justas y las injustas?
Tengo para mí que la Biblia es un relato fabulado de las distintas etapas de la vida de todo ser humano. Una suerte de mapa esotérico de los desiertos y las esquinas que hay que atravesar. En los días previos a la aniquilación de Sodoma y Gomorra el Ser Supremo buscaba una razón para preservar su torcida creación. Con un candil. Dame diez hombres justos y salvaré el mundo (la mujer en la Biblia es atenta madre y esposa). Me basta con diez. Descargo de responsabilidad.
Los más viejos del lugar cuentan que aún los anda buscando.
¿Qué debería hacer Occidente con los secuestradores de las niñas de Nigeria? ¿Deberíamos intervenir? ¿Habría que presionar a nuestros gobiernos para enviar tropas de élite, los SEALS, los gurkas, los boinas verdes? Porque para una misión de estas características los cascos azules no sirven. Hacen falta tropas de primera clase.
¿Cuál es el límite de la corresponsabilidad moral en casos extremos? ¿Qué se puede hacer con gente que secuestra a niñas que se han "atrevido" a estudiar y las condena a la esclavitud sexual? Por extensión, ¿hasta dónde cabe respetar prácticas tradicionales arraigadas en culturas ancestrales pero que resultan bárbaras y casualmente casi siempre contra las mujeres?
¿Qué tiene que decir la izquierda ante lo que está ocurriendo en Nigeria? Si finalmente Occidente se decide a intervenir -cosa de por sí harto compleja, ya que Nigeria es una potencia regional de primera magnitud y tiene nada menos que 177 millones de habitantes- ¿se acusará a las fuerzas internacionales de intervencionismo, de neocolonialismo, de paternalismo sin límites? ¿Cuántos ataúdes podríamos tolerar?
¿Qué clase de materia oscura hay en los corazones y en los cerebros de personas que practican semejantes actos contra su propio pueblo, atacando a la parte más débil de la sociedad y sometiéndola a un trato animal?
Hay cosas que resultan inadmisibles. El exterminio calculado de un pueblo, el sometimiento a la esclavitud de los más débiles, la destrucción salvaje de la vida humana.
Se trata de crímenes contra la humanidad. Los occidentales criticamos una y otra vez nuestro sistema, literalemente lo despellejamos. Pero ¿qué otro sistema admite la crítica desde dentro? ¿Qué hace el resto del mundo con la más mínima disidencia?
Tendemos a pensar que nuestro bienestar se basa en la desgracia de los demás, idea bastante cercana a la realidad. Para que compremos camisetas en los grandes almacenes los esclavos de la tierra han de trabajar en lugares inmundos por sueldos que no alcanzan la categoría de miseria. Las horas que haga falta. Si los balones de fútbol los tienen que coser niños, pues se "contrata" a niños. El niño yuntero de Miguel Hernández. Dios te tenga en su Gloria, Miguelito. Un esclavo romano vivía igual o incluso mejor.
Nos quejamos porque no hay trabajo, pero un europeo miserable -y cada día hay más- es un magnate comparado con un africano que no pertenezca a la exigua casta dominante. No hay otra forma de explicar el fenómeno de las pateras: los mejores hijos de los parias africanos arriesgan sus vidas para pedir limosna en la puerta de Mercadona o intentar vender La Farola. Reyes y reinas africanas, héroes del mar reducidos a una condición humillante.
Desde el 8 de mayo de 1945, día de la victoria de los rusos en Berlín, no ha habido una sola jornada de paz completa en esta bola azul repleta de tierra apenas transformada que se hace llamar ser humano. Corea, Vietnam, Biafra, Bangladesh, Afganistán, Israel-Palestina, Egipto, Yugoslavia, Uganda, Sudáfrica, Praga, Budapest, Angola, Mozambique, Irán, Irak, Kuwait, Ruanda, Camboya, Siria, Argentina, Chile, Colombia, Nicaragua, Guatemala... cada día la gente muere a cientos, mientras otros son torturados, violados o quemados.
La guerra es el padre de todas las cosas, dijo Heráclito. También es el mejor negocio del mundo, consume recursos inimaginables y destruye todo lo que ha de ser reconstruido. Hay trabajo para décadas. Fabricantes y dealers de armas, empresas de seguridad, ingenierías, constructores y arquitectos se frotan las manos. Los vencidos pagarán la insoportable factura. Durante siglos.
Al mismo tiempo, una mínima capa de la población goza de todos los privilegios, envía a sus hijos a colegios caros, utilizan coches de alta cilindrada, tienen casas que podrían albergar a cien personas, disfrutan de sus jardines y sus campos de golf kilométricos, viven en los aeropuertos, en los cruceros y tratan al resto del planeta como servidumbre. Completamente ajenos al dolor, aunque hipócritamente visitan las iglesias con asiduidad. Suelen generar familias disfuncionales, porque con su desconfianza irracional crían cuervos vociferantes e inoculan su odio a vástagos que terminan devorándose entre sí para alzarse con los bienes de sus progenitores. El rey Lear en versión para tontos. El diablo sobre la tierra. La obra del diablo.
En medio los demás. Los epsilones que trabajan todo el día y pagan impuestos -porque los intocables tienen sus SICAVs a buen recaudo o sus dineros en paraísos fiscales. Y las leyes siempre los protegen. Como protegen a las empresas que se instalan en Irlanda, en Luxemburgo o en cualquier país con trato fiscal de favor. Todo ello dentro de la propia UE. A la cena vamos 15, pero pagamos 6.
La clase media. La más golpeada por esta crisis que es un invento como todas las crisis para recomprar a precio de saldo las propiedades y los despojos de los que desesperan. Pero el pueblo -clase media y nuevos pobres- es la única fuerza que alza la voz y para en seco locuras como ya sucedió en Vietnam. Fue la opinión pública la que paró a tiempo a los yanquis y evitó que lanzaran una bomba atómica en Corea o en Vietnam. Total, ya lo habían hecho en Japón y por partida doble. De no haber habido prensa presente en estos conflictos se habría repetido el holocausto, porque para un ser humano en guerra el enemigo está despersonalizado. Es inferior. Totalmente prescindible.
Entonces, ¿qué debe hacer Occidente con gente que secuestra niñas y las viola, las mata o las vende? Y si intervenimos en esta ocasión, ¿debemos intervenir siempre? ¿Cuándo sí y cuándo no? ¿Dónde está el límite de las causas justas y las injustas?
Tengo para mí que la Biblia es un relato fabulado de las distintas etapas de la vida de todo ser humano. Una suerte de mapa esotérico de los desiertos y las esquinas que hay que atravesar. En los días previos a la aniquilación de Sodoma y Gomorra el Ser Supremo buscaba una razón para preservar su torcida creación. Con un candil. Dame diez hombres justos y salvaré el mundo (la mujer en la Biblia es atenta madre y esposa). Me basta con diez. Descargo de responsabilidad.
Los más viejos del lugar cuentan que aún los anda buscando.
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Continuidad en los parques
Julio Cortázar solía decir que la novela gana a los puntos pero el cuento debe ganar por knock-out...
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
* * *
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestion de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
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martes, 6 de mayo de 2014
domingo, 4 de mayo de 2014
sábado, 3 de mayo de 2014
El otro lado
Amigos cubanos anónimos me envían este ácido cuento breve inspirado en una realidad escasamente fantasiosa.
"Solo unas palabras de un profesional. Mi padre es ingeniero, mi madre es licenciada y yo soy médico...
Menos mal que mi hermana es puta y nos mantiene a todos".
"Solo unas palabras de un profesional. Mi padre es ingeniero, mi madre es licenciada y yo soy médico...
Menos mal que mi hermana es puta y nos mantiene a todos".
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