Escribo con las ventanas abiertas de par en par y oigo a un padre que ha ido con sus hijos pequeños a la piscina comunitaria. No los conozco, debe ser gente nueva.
El padre se pone a enseñarles a nadar y -no estoy viendo la escena así que me la imagino-, festeja cada avance de los niños.
—¡Muy bien, Andrea, muy bien! Así se hace. Ya sabéis nadar a braza... ¡vais a nadar estupendamente...!
Y los niños locos de amor festejan al padre (un pibe joven, andará en los 30-32...).
Así es como se educa a un niño. He conocido gente que usa el sistema de "el halago debilita" (lo dicen los toreros) y jode psicológicamente al niño para los restos, imposibilitando que crea en sí mismo y sus capacidades.
Definitivamente, hay gente que NO debería procrear. Sus neuras y sus enormes frustraciones deberían comérselas solitos. Son una máquina de destrucción masiva.
jueves, 6 de agosto de 2020
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