lunes, 17 de agosto de 2020

San Martín

Hoy es el día de San Yo. El Libertador. Mi país natal es un país realmente curioso. Ama a San Martín, lo venera. No es para menos. El correntino -Buenos Aires tiene problemas... CORRIENTES LA VA A AYUDAR!!!- se dejó la piel por la Argentina.

Luchó como un león, hizo cosas propias de Alejandro Magno o Aníbal: cruzó los Andes con 4.000 valientes y liberó Chile y, no contento con eso, embarcó hacia Lima (incluso en avión es todo un viaje) y liberó Perú.

Y la Argentina, que lo sigue venerando con fervor, en premio le clavó una estaca en el corazón y lo sacó cagando del territorio nacional al que nunca pudo volver.

Murió exiliado en una pequeña localidad francesa del Canal de la Mancha.

Es un héroe nacional. Tiene hasta himno personal y todo. Rosas, otro que debió exiliarse y murió lejos de la patria, intentó que regresara, pero no cuajó.

Morir lejos de casa, de los tuyos, de los que hablan, piensan y sienten como vos. ¿Hay dolor más grande?

La patria es el lenguaje. Una sola palabra tuya. Vos en lugar de tú. Vos, no toi, du o you.

Te cambio una estrofa de mi himno por mil paseos por Buenos Aires y un vino de Mendoza.

Volveremos a desenvainar, a calar la bayoneta, al campo de batalla! Volveremos a cruzar los Andes. Todavía queda tiempo. Todavía se puede ser feliz.

Un país Saturno. Devora a sus mejores hijos. Después les rinde homenaje y los pone en una estampilla. Después, qué importa el después.

Toda mi vida es el ayer. ¡A por ellos! (no nos engañemos: San Martín hablaba como yo, mezcla de gaita y argento. Un argeñol de pura cepa. Al ataque mis granaderos...!!!!!!).

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