Fede Álvarez, un uruguayo de 32 años, acaba de reeditar el viejo sueño de Hollywood. Con un corto de 5 minutos subido a You Tube como única carta de presentación -corto que lleva más de 5.700.000 visitas y que costó menos de 250 euros- ha logrado un contrato de ensueño en la Meca del cine. Como le sucedió a Orson Welles en la década de los 40 después del éxito de La Guerra de los Mundos.
Álvarez se ha ocupado de todo en esta microproducción, basada fundamentalmente en el manejo de la postpro y los efectos especiales. No hay prácticamente guión: robots gigantes se dedican a destruir Montevideo con una estética de videojuego. Es muy liberadora.
La "película" en sí es muy simple, pero tiene mucho ritmo y no aburre a las ovejas como casi el cien por cien del cine "sesudo", "intelectual" y "con mensaje". El uso de los efectos es estupendo. Las escenas de la niebla inicial son geniales. Puede ser tomado en clave revolucionaria: una providencial invasión de robots que nos ayudan a limpiar nuestras ciudades. Si el pibe puede hacer esto con dos mangos-dos duros, es que la cosa promete.
Es un ejemplo genial de lo que puede lograrse con escasos medios y mucho talento. ¡Bien por los uruguayos! Tipos que casi siempre caen bien (a diferencia de otras tribus rompepelotas...).
Me gusta mucho que la "productora" de Fede Álvarez se llame "Paris-Texas", película de Wim Wenders que en su momento me causó conmoción y que ahora, habiendo vivido el hielo agrio de una separación con hijos de por medio, recuerdo más vivamente si cabe.
Le deseo lo mejor al compañero uruguayo y desde aquí invito a todos los talentos de América Latina a destruir sus propias ciudades y a sus respectivos gobiernos (mediante After Effects, se entiende...).
Ando dándole vueltas a una invasión de Soretes Mutantes en Buenos Aires.
Día de calor muy espeso, desagradable. Los últimos borrachos de Baires dando vueltas.
De repente, en el Río de la Plata se forman extraños vórtices de luz verdosa, removiendo el fondo del río.
Viento helado y envoltorios de alfajores volando hacia el interior.
Masas informes de barro y merda -los susodichos Soretes Mutantes- se levantan sobre sí mismas y comienzan a arrastrase engullendo todo lo que encuentran a su paso.
[escenas de horror] [destrucción del Aeroparque] [primeros planos de rubias desencajadas] [el bótox se divuelve y provoca graves quemaduras] [regatistas cruelmente sodomizados por los Soretes] [burgueses paralizados en sus casitas del Tigre] [gritos espeluznantes]. Estética Saturno devorando a sus hijos.
Avanzan por un club de Polo y se comen a toda la gente linda. La novia de un jugador de polo intenta escuchar a Ricky Martin para evadirse: "Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando...". Pero el CD está mal etiquetado y suena RAMMSTEIN con un volumen brutal. ICH WILL DASS IHR MIR VERTRAUT, ICH WILL DASS IHR MIR GLAUBT...!
Llegan hasta la Casa Rosada y deciden quedarse a vivir ahí para siempre. Se adaptan a las mil maravillas. Luego se ocupan de Macri... [Nota del realizador: ¡sin piedad!]
Vamos con la crónica. ¡Vamos Uruguay, carajo!
Esta es la historia de un director de spots publicitarios que se convirtió en director de Hollywood en 15 días. Es la historia de un uruguayo de 32 años que el 3 de noviembre de 2009 colgó un corto, Ataque de pánico, en YouTube y el día 18 del mismo mes firmó un contrato de 30 millones de dólares (unos 22 millones de euros) para rodar su primera película con la productora de Sam Raimi, autor de la trilogía de Spiderman. Esta es la historia de Fede Álvarez.
Fede Álvarez tiene un contrato de 22 millones para rodar su primera película
Todo empezó con 300 dólares (223 euros). Los que le costó filmar cinco minutos de gigantescos robots destruyendo Montevideo. "Yo escribí el guión, hice los efectos especiales y la posproducción y, por supuesto, no me cobré a mí mismo. El rodaje fue muy sencillo: salimos a dar una vuelta con el coche por la ciudad y luego grabamos a 50 personas corriendo un rato", explica por teléfono. Para quitarle aún más hierro al asunto, cuenta que sólo dedicaba al proyecto "los ratos libres". Tardó siete meses en terminarlo. Sin prisa pero sin pausa. Luego lo subió en YouTube y todo se desencadenó a la velocidad de la luz. Al día siguiente, un blog español -cuyo nombre no consigue recordar- colgó Ataque de pánico. "Decía que era buenísimo y que esperaba que nos pasase lo mismo que a Neill Blomkamp, el director de Distrito 9 [que logró que el realizador Peter Jackson le produjese esta película, basada en su corto Vivo en Johannesburgo]. Nos emocionó, pero nos partíamos de la risa ¿Cómo íbamos a tener esa suerte?". No imaginaba que al día siguiente recibiría un correo electrónico de la productora de Sam Raimi interesándose por su trabajo. Y que a lo largo de esa misma semana llegarían otros de Warner, Sony, Fox, DreamWorks... "Rodolfo Sayaguez, mi coescritor, y yo no nos lo podíamos creer. Pensábamos que estaban locos. Hasta que empezaron a llegar más y más emails. Así que nos fuimos a Los Ángeles", cuenta. Tenían programadas dos semanas de entrevistas, pero no pasaron del tercer día. Raimi les ofreció algo imposible de rechazar. "Era un cheque en blanco. Nos dijeron: queremos hacer tu primera película, así que escribe lo que quieras". Llegaron a Hollywood "sin un peso, quebradísimos, comiendo arroz todos los días" y se fueron con un contrato de más de 20 millones debajo del brazo.
Mientras, en el mundo digital, el rapero Kayne West colgó en su web Ataque de pánico y las visitas se dispararon: en la primera semana 250.000. A día de hoy, casi seis millones.
Álvarez acaba de terminar el guión de la película junto al escritor John Hlavin, responsable del argumento de Underworld 4 y de la serie The shield: al margen de la ley. "Será un filme de ciencia-ficción con el mismo estilo visual que Ataque de pánico, pero no está concebida como una versión larga del cortometraje", adelanta. Espera empezar a rodar entre octubre y diciembre.
Pese a lo vertiginoso de este cuento de hadas en versión 2.0, Álvarez asegura que asume todo lo que ha pasado como algo natural. Se siente cómodo dentro de la mastodóntica industria cinematográfica estadounidense. Al fin y al cabo, dice, el proceso creativo y los ritmos laborales son muy parecidos a los del mundo de la publicidad, de donde proviene. "No es lujo, actrices y droga. Es un trabajo de lunes a viernes, sólo que estás haciéndolo para Hollywood".