Anoche subí a un metro triste y la última estación no fue el mar. Tenía que ser la línea 5, no podía ser otra. Verano de 1978. Solo, recorriendo todas las estaciones con la absurda esperanza de volver a casa. Esa línea es la más solitaria y gélida del mundo.
Amanece en el campo. Voy a intentar paladear lo que queda del día.
Paciencia y barajar.
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