Tristes, tristes guerras si no es amor la empresa.
Asistir al cúmulo de despropósitos que está generando el enfrentamiento entre las fuerzas independentistas de Cataluña y el resto de España resulta desgarrador.
No. Así no. Por ese camino no se llega a ningún sitio. Se va al desastre, a generar odios que pueden tardar décadas en desaparecer.
Es la lógica fascista, sin matices.
Hablan de Kosovo, como si la situación que se dio en Kosovo tuviera algo que ver con el estado español de las autonomías. Cero.
Aún hay margen para reconducir las cosas. Una vela encendida cerca de la almohada.
Después entramos en el territorio ignoto situado al otro lado del espejo. La nada negra del odio.
Y el odio tizna cuando estalla.
martes, 17 de octubre de 2017
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