martes, 19 de octubre de 2010

Francia es Francia


Corren vientos de cambio y de apretarse los cinturones. Pero eso no afecta a Díaz Ferrán, a los bancos o las generosas almas que habitan La Moraleja. ¿Cuánto apostamos que los bancos en medio de esta macrocrisis siguen ganando pasta a espuertas? Y sus ejecutivos, idem.

Para alguien que gana 15.000 al mes o veintipico mil como el esperpento de la Sgae o el controladorcito valiente de turno la crisis no es más que una brisa marina. A ellos qué puede afectarles la subida del IVA, la bajada de los sueldos o el estrangulamiento del crédito.

Un país que se permite tener a Díaz Ferrán como patrón de patrones obviamente es un cachondeo. ¡Un tío que se permite decir en público que de la crisis saldremos trabajando más y cobrando menos...! Precisamente ÉL, después de lo que ha ocurrido en sus empresas, en las que ha dejado a miles de personas en la calle y un tendal kilométrico de deudas. Y ahí sigue yendo a las reuniones y poniendo cara de póker. Insólito.

En el Infierno los constructores ya tienen reservado un adosado a su nombre. En Valdelucifer, naturalmente, esa villa con encanto. ¡Con el mismo diseño que los hizo multimillonarios! Qué ironia, ¿verdad? Lo que les ocurrirá dentro de esas casitas es secreto profesional del Averno, aunque la imaginación es libre. Probablemente, se les dará tanto como quitaron en vida. O algo más. Vete a saber tú por dónde se les dará, es que el diablo es tan pillo... Qué sabe nadie.

En Francia la gente es un poco menos pusilánime que en España. Es un hecho. Cuando a los franceses les tocan los huevos -1789, 1848, la Comuna, 1968, etc.-, salen a la calle a repartir, al igual que hacen los coreanos del sur, probablemente uno de los pueblos más valientes sobre la tierra. En España justo esa noche daban un partido por la tele, como hoy mismo, que juega el Madrid.

A los galos les quieren subir la edad de la jubilación a ¡62 años! Y se monta la de Dios es Cristo. A nosotros pronto nos la pondrán en 67 y luego en 70, 75 y lo que se tercie y aquí paz y después... gloria.

¿Qué hace falta para que las calles se enciendan, para que los jóvenes dejen de llorar porque no encuentran un trabajo a la medida de sus hipercualificados cerebros (ver el macrorreportaje recientemente publicado por El País denominado Pre-parados = de terror), para que la sociedad toda despierte y salga lo mejor que tiene España? ¿Que venga Mariano...? Pues hala Mariano, ven!

Mientras tanto, Vive la France cogno!

1 comentario:

Hugo dijo...

¡Coños, Martín! Pensar que aquí, en Argentina, nos metieron de un plumazo 5 años más para jubilarnos... y nadie movió un pelo.
Ahora, soy viejo para trabajar y joven para retirarme; estoy en el limbo, purgatorio, sala de espera o como se llame. Mejor dicho: estoy en la lona.