domingo, 30 de enero de 2011
El gran doctor Hugo Z. Hackenbush
Conviene regresar de tanto en tanto a los genios del humor. Es saludable y cuesta mucho menos que visitar al psicoanalista. En esta entrevista, el inimitable Groucho Marx da una lección magistral nada menos que a Bill Cosby. Aquellos que aún no hayan leído "Groucho y yo", las memorias del genio de Brooklyn, ya están tardando.
Groucho es un antídoro perfecto contra la tristeza, como lo son cada una de sus películas. Al mismo tiempo, los hermanos Marx nos enseñan que todo es absurdo, que la vida carece de sentido y que no vale la pena calentarse por nada.
John Lennon solía decir sobre los Beatles: "lo mejor de todo lo que hicimos nunca se grabó". Lo mismo afirma Groucho, quien considera que la etapa de teatro de variedades fue el punto álgido en la carrera de la enloquecida troupe de hermanos a la que incluso se sumó su madre -bien es cierto que de forma muy fugaz y, como no podía ser de otro modo, en un episodio desopilante.
Esta entrevista tiene además el valor histórico de ser la última que concedió el comediante. Corría 1973, en plena crisis del petróleo, Groucho tenía más de ochenta años y le quedaban cuatro de vida.
Aún así, su inteligencia para el humor surrealista, su permanente contorsionismo lógico y su capacidad de anticipación a la velocidad de la luz siguen presentes. El hijo del peor sastre de Brooklyn es la clase de personas que uno desearía que no se murieran nunca.
Señoras y señores, con ustedes: Groucho Marx.
En la siguiente escena, Groucho nos enseña cómo se adjudican los puestos de importancia en cualquier organismo. Estoy dispuesto a jurar sobre una Biblia en pasta que los nombramientos en el ministerio de Cultura, la SGAE o el Cervantes se hacen así. Debería estudiarse atentamente en todas las escuelas de administración de empresas.
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sábado, 29 de enero de 2011
Wanted! Dead or alive
He aquí el rostro de un criminal. Un individuo que ha ganado mucho dinero con las hipotecas basura, es decir, con la desgracia de mucha gente. Hay que tener el alma negra para comerciar con las necesidades básicas de las personas. En vez de enviar a los artífices de la crisis a la cárcel -como ya está sucediendo en Islandia- nosotros les damos dinero público. A los bancos, a las empresas privadas y a los fondos especulativos. Y si hace falta, les volvemos a dar. Será por dinero, hombre...! Nadie levanta un dedo para protestar. Luego resulta que todos hemos de trabajar más años porque el cerdito del Estado se queda sin pasta. Pero para sostener a bancos o a empresas como General Motors el dinero público sobra. ¿Será que somos un poco IMBÉCILES?
Ayer Túnez, hoy Egipto, mañana el resto del mundo. Los criminales donde deben estar: a la sombra.
Una ganancia personal de 5.000 millones de dólares es, quizá, la más alta de la historia de las inversiones. John Paulson obtuvo esta cantidad en 2010 y superó, así, la cifra de casi 4.000 millones de dólares que obtuvo en 2007, según publica The Wall Street Journal. Paulson dirige su fondo de hedge funds (fondos de inversíón de alto riesgo) Paulson & Co y es más conocido porque durante la crisis de las hipotecas basura consiguió obtener amplios beneficios de la situación. En 2007, cuando comenzaba a torcerse la situación, Paulson consiguió un beneficio de 3.700 millones de dólares. A los que fue sumando cantidades, hasta llegar en 2009 a aumentar sus ganancias con 2.300 millones de dólares.
El año pasado fue un ejercicio positivo para algunos administradores de fondos de cobertura, mientras que Paulson consiguió el récord a otros tampoco les fue mal. David Tepper, fundador de Appalloosa Management, y Ray Dalio, de Bridgewater Associates, ganaron el año pasado 2.000 millones de dólares y 3.000 millones, respectivamente, según inversionistas y fuentes conocedoras de la situación. James Simons, fundador de Renaissance Technologies LLC, también produjo ganancias en ese rango, dicen inversores en su empresa.
En comparación, Goldman Sachs, el banco de inversión más rentable de Wall Steet, repartió 8.350 millones de dólares entre sus 36.000 empleados el año pasado. James Gorman, presidente ejecutivo del banco de inversión Morgan Stanley, recibiría una remuneración inferior a los 15.000 millones de dólares.
jueves, 27 de enero de 2011
All you need is love
In Transition 1.0 - From oil dependence to local resilience (sub español)
Resiliencia: dícese de la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.La gente empieza a organizarse para un sociedad post-petróleo.
El problema del petróleo es que no sólo lo utilizamos para el transporte, la producción de electricidad o la calefacción. También se emplea para fabricar plásticos, medicinas, pinturas, fertilizantes y un larguísimo etcétera. DEPENDEMOS DEL PETRÓLEO.
Pero esto es así porque alguien ha decidido que sea así. Obviamente, sin consultarnos. También alguien decide que comamos manzanas que proceden del otro lado del mundo con el consiguiente gasto energético, que en el Primer Mundo haya de todo en todo momento -creando una sociedad de niños malcriados-, que los coches y las calefacciones contaminen de forma salvaje las ciudades, que el dinero esté en manos de buitres que fabrican crisis para comprar países enteros a precio de saldo, etc.
Ha llegado el momento de decir basta, de tener una vida distinta, más equilibrada, lejos de los estúpidos ideales materiales de la derecha y de la izquierda-derecha.
Vean cómo se las gastan en estas comunidades que pertenecen al movimiento "En transición". Y se basan en la ACCION COTIDIANA y el PENSAMIENTO CREATIVO.
- Reducir drásticamente los niveles de consumo
- Dejar de ser esclavo del dinero e imaginar nuevos sistemas de organización económica.
- Utilizar el transporte con criterios racionales
- Recuperar la relación con la tierra y los alimentos locales
- Preparar el cambio anticipándolo
- Educar a las nuevas generaciones en el respeto a la tierra
- Reciclar, recuperar, regenerar
- Reforzar el sentido de comunidad
- Establecer nuevas escalas de valores basadas en compartir antes que atesorar y acumular fétidas propiedades
- Exigir que al frente de los gobiernos haya gente con un mínimo de preparación para entender a qué nos enfrentamos (Sinde, no estoy pensando en ti, qué va...)
La revolución ya está en marcha. Hay dos opciones: seguir viendo la tele hasta que el tsunami nos pase por encima o ponerse a actuar desde hoy mismo.
A por ellos, que son muy pocos, muy cobardes, son tan pobres que sólo tienen dinero y tienden a tener graves desarreglos intestinales en cuanto ven un par de milicianos mal armados! EL ESPÍRITU DE TÚNEZ Esos son mis hermanos!
martes, 25 de enero de 2011
El automóvil
El automóvil privado es un gigantesco error. Una trampa saducea. Es caro, es insolidario, genera contaminación, produce un grado de estrés descomunal en los conductores, convierte las ciudades en inmensas ratoneras y se cobra un peaje en vidas que resulta intolerable.
Tener un coche en propiedad es antieconómico. Al precio desorbitado del vehículo (después de la casa en propiedad, la principal inversión del hombre común -también ruinosa, te lo dice un "separao"-, la segunda "gran inversión" es el vehículo propio), hay sumar el coste del combustible siempre en aumento (aunque baje el precio del barril, ellos tienen "gastos"), los impuestos, las reparaciones, las multas, la ITV, las plazas de garaje, la zona azul, la zona verde, el copón bendito y un largo etcétera.
El caso del automóvil es de manual. Se supone que es algo que necesitamos y que nos da una gran independencia. Es una mentira gigantesca. Como las "mentiras y gordas" de Sinde. El coche nos hace esclavos, destruye el medioambiente -el caso extremo lo tenemos en los aficionados a los 4x4 que causan verdaderos desastres en los entornos naturales- y perpetúa el "estado natural de las cosas" en el que los poderosos dictan cómo hemos de vivir.
Desplazarse en transporte urbano -Madrid tiene una red excelente- y en bicicleta es revolucionario y, además, resulta barato. Hay que empezar a desmontar este invento. El coche sólo debe utilizarse cuando no existe otra opción y hay que obligar a la industria a proponer modelos no contaminantes y cercanos a un pensamiento colectivo.
El propietario de un coche lo utiliza en promedio una hora al día. Las veintitrés horas restantes, el coche está aparcado. ¿Qué clase de inversión es esa?
Los modelos urbanos rinden pleitesía al coche. Es el modelo "Los Ángeles", una urbe en la que los peatones sobran.
Estamos cerca del cénit del petróleo, el momento en que extraerlo y refinarlo empiece a resultar poco rentable. Obviamente, las compañías petroleras nos obligarán a consumir petróleo pesado hasta la última gota. Venga de Venezuela o de las pizarras bituminosas de Canadá.
El hidrógeno, los biocombustibles, los vehículos eléctricos... soluciones también en manos de las mismas empresas que sostienen el statu quo. Las aplicarán a cuentagotas, obligándonos a pagar de más. Siempre de más.
¿Y si nos organizáramos en cooperativas para producir electricidad al margen de las grandes multinacionales que contratan a Felipe González o a Aznar como consejeros? ¿Nos iba a dejar el gobierno? ¿Iba a renunciar a sus jugosos impuestos? ¿Para qué coño necesitamos un gobierno?
Partamos de una idea simple: la mayor parte de lo que nos cuentan es MENTIRA o no dice toda la verdad. Hagamos lo contrario de lo que se supone que debemos hacer (comprar una casa y estar entrampados de por vida, adquirir un coche y mantenerlo como si fuera un hijo tonto, etc.) y acertaremos de pleno.
Este mundo necesita un poco de ROCK'N'ROLL. Rammstein!!!
Si pinchas aquí puedes ver un interesante documental sobre el tema. Se llama "Cambio de sentido". El cambio depende de cada uno de nosotros. Nosotros hacemos que las cosas ocurran. Y si no, véase el caso de Túnez.
Los dejo que mi autobús está a punto de partir...
Tener un coche en propiedad es antieconómico. Al precio desorbitado del vehículo (después de la casa en propiedad, la principal inversión del hombre común -también ruinosa, te lo dice un "separao"-, la segunda "gran inversión" es el vehículo propio), hay sumar el coste del combustible siempre en aumento (aunque baje el precio del barril, ellos tienen "gastos"), los impuestos, las reparaciones, las multas, la ITV, las plazas de garaje, la zona azul, la zona verde, el copón bendito y un largo etcétera.
El caso del automóvil es de manual. Se supone que es algo que necesitamos y que nos da una gran independencia. Es una mentira gigantesca. Como las "mentiras y gordas" de Sinde. El coche nos hace esclavos, destruye el medioambiente -el caso extremo lo tenemos en los aficionados a los 4x4 que causan verdaderos desastres en los entornos naturales- y perpetúa el "estado natural de las cosas" en el que los poderosos dictan cómo hemos de vivir.
Desplazarse en transporte urbano -Madrid tiene una red excelente- y en bicicleta es revolucionario y, además, resulta barato. Hay que empezar a desmontar este invento. El coche sólo debe utilizarse cuando no existe otra opción y hay que obligar a la industria a proponer modelos no contaminantes y cercanos a un pensamiento colectivo.
El propietario de un coche lo utiliza en promedio una hora al día. Las veintitrés horas restantes, el coche está aparcado. ¿Qué clase de inversión es esa?
Los modelos urbanos rinden pleitesía al coche. Es el modelo "Los Ángeles", una urbe en la que los peatones sobran.
Estamos cerca del cénit del petróleo, el momento en que extraerlo y refinarlo empiece a resultar poco rentable. Obviamente, las compañías petroleras nos obligarán a consumir petróleo pesado hasta la última gota. Venga de Venezuela o de las pizarras bituminosas de Canadá.
El hidrógeno, los biocombustibles, los vehículos eléctricos... soluciones también en manos de las mismas empresas que sostienen el statu quo. Las aplicarán a cuentagotas, obligándonos a pagar de más. Siempre de más.
¿Y si nos organizáramos en cooperativas para producir electricidad al margen de las grandes multinacionales que contratan a Felipe González o a Aznar como consejeros? ¿Nos iba a dejar el gobierno? ¿Iba a renunciar a sus jugosos impuestos? ¿Para qué coño necesitamos un gobierno?
Partamos de una idea simple: la mayor parte de lo que nos cuentan es MENTIRA o no dice toda la verdad. Hagamos lo contrario de lo que se supone que debemos hacer (comprar una casa y estar entrampados de por vida, adquirir un coche y mantenerlo como si fuera un hijo tonto, etc.) y acertaremos de pleno.
Este mundo necesita un poco de ROCK'N'ROLL. Rammstein!!!
Si pinchas aquí puedes ver un interesante documental sobre el tema. Se llama "Cambio de sentido". El cambio depende de cada uno de nosotros. Nosotros hacemos que las cosas ocurran. Y si no, véase el caso de Túnez.
Los dejo que mi autobús está a punto de partir...
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domingo, 23 de enero de 2011
Tomás Pollán
Conocí a Tomás Pollán a comienzos de los años ochenta. Tuve la suerte de coincidir con él siendo estudiante de filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid. Me puse a estudiar aquello por una afirmación de Marx: "la filosofía ha pensado suficientemente el mundo, ya es hora de transformarlo".
Sin embargo, y a pesar de haber tenido grandes maestros como Javier Ordóñez, Manuel Castells, Carlos París, Javier Sádaba, el actual ministro de Educación (quién te ha visto y quién te ve) Ángel Gabilondo y, sobre todo, Tomás Pollán, muy pronto la facultad supuso una tremenda desilusión. Corrían los supuestamente felices años ochenta (hice la carrera del 83 al 88) y vivíamos cerca del derrumbe del socialismo real. Por supuesto, nadie anticipó la caída del muro que cerró la década y el subsiguiente desastre en los países en la órbita de la Unión Soviética.
Los analistas son estupendos y aciertan siempre (...siempre que su análisis se realice a posteriori).
De momento, nadie ha estudiado en profundidad las causas y las múltiples consecuencias para la lucha obrera de aquellos acontecimientos.
No tardamos en comprobar que el PSOE era el mismo perro con otro collar, pero la universidad no ardía como en tiempos del destierro de García-Calvo, Aranguren y Tierno. No. A nadie le interesaba cambiar las cosas. Todo era un devenir constante de apuntes, lecturas obligadas e hitos que cumplir. De la revolución, ni rastro. La dialéctica, la propia retórica, en horas bajas. El pensamiento independiente se había ido de vacaciones. Ni está ni se le espera.
Es como si tras el terrible desgaste de los setenta, la universidad española hubiera decidido tomarse un respiro eliminando la agitación, la pasión y las ganas de ser joven. La universidad se había convertido en un respetable cincuentón, pagado de sí mismo y sin mayor preocupación que el destino de las siguientes vacaciones.
También conocí a los aristócratas de izquierdas, fenómeno español donde los haya. Burgueses y pequeñoburgueses que se autoproclamaban revolucionarios con "chica" en casa, casita en la playa y una cuenta de gastos bien provista. Un tema que da para hablar largo y tendido. Mi amigo Mariano Marín, pianista y compositor al que tengo en gran estima, habla de "comunistas de La Moraleja", haciendo alusión a un especimen de la Nova Cançó que acompañamos en algunos conciertos. El fenómeno del intelectual y las masas. Nunca pisaron una fábrica, pero reclaman el derecho a hablar en nombre de los trabajadores. Hay algo llamado coherencia, pero ese es otro tema.
No había revolución, ni amor libre, ni sexo salvaje en la facultad. Un coñazo del siete. Eso tuve que descubrirlo por mí mismo y fue gracias al rock'n'roll.
Pollán, por entonces profesor de Antropología Cultural, realizaba un seminario en La Chocolatería de Chueca. Tengo unos recuerdos fantásticos de aquellos encuentros, alejados de las tristes aulas. The Great Transformation... Karl Polanyi. Era nuestro libro de cabecera. Sigue siendo un libro fantástico. Nabokov. Irremplazable. Conversaciones con Goethe, de Eckermann. Libros que vale la pena leer. Había un cierto halo de leyenda que rodeaba su figura: a diferencia de otros colegas, no publicaba o publicaba muy poco. Sus actitudes decían mucho del circo intelectual. Recuerdo una breve polémica con Juan Cueto, que lo llamó "ágrafo" en su columna de El País. Pollán pasaba de Cueto (al que envió caballerosamente a pastar a La Pampa) y de todos los que le afeaban que no se mojara y participara en el ¿debate? de las ideas. Sádaba, por contra, se había convertido en una "estrella mediática" con sus ocurrencias, Saber vivir y otras cosas por el estilo.
Habiendo preguntado Sádaba a Tomás Pollán sobre su presunta belleza y superioridad intelectual, el de León no pudo sino alabarle su "belleza griega".
Mi novia de aquel entonces, la poeta Isabel París (con ese nombre qué otra cosa se puede ser salvo poeta y de los buenos...), lo llamaba "el joven erudito". Efectivamente, a Pollán no había que picarle mucho para que se arrancara a recitar la Ilíada (Menin áeide, Zeá, Peleiádeo Achiléos uloménen... todavía me acuerdo) en griego, naturalmente, para pasar a recitar fragmentos completos de El Capital o diseccionar la primera sinfonía de Brahms con verdadera maestría. Recuerdo los encuentros con Pina Carmirelli, solista de I Musici.
Pollán siempre estaba donde había que estar. Era un faro para todos nosotros.
La Facultad de Filosofía siempre me pareció una colección de momias excesivamente bien alimentadas, donde la discusión de modelos alternativos de sociedad, problemas como la relación entre libertad e igualdad o encarnizados debates para superar la herencia recibida estaban simplemente al margen. Había un pacto tácito entre profesores y alumnos para que la exigencia intelectual mutua estuviera bajo mínimos. Me refiero a la exigencia creativa, la que supera la infinita tristeza, la calculada pesadumbre del "programa de estudios". La universidad es el triunfo de la mentalidad funcionarial.
Pollán era una excepción en todo aquel desaguisado. Más por omisión que por acción. Leo con agrado que sigue yendo a un monasterio alemán a estudiar en verano. En esta época de ideología cero necesitaríamos más personajes como él. Pero seguro que tiene cosas más interesantes que hacer.
Habiendo pasado más de veinte años de todo aquello, Tomás Pollán no ha hecho carrera política y no se ha convertido en vedette cultural al servicio de los poderes establecidos (¿se puede ser "intelectual del PSOE"? ¡Qué contradictorio!). Cuando menos, eso hace que su voz merezca ser oída.
"Solo discuto con mis compañeros de universidad cuando coincido con ellos en el extranjero". Lo dice Tomás Pollán (Valdespino, León, 1948) en la biblioteca de la Fundación Juan March rodeado de profesores de filosofía: Jesús Moreno, Antonio Valdecantos, Eduardo Álvarez, Carlos Fernández Liria y Tommaso Mengazzi.
Para compensar esa costumbre de la que habla Pollán, la institución que dirige Javier Gomá organiza regularmente seminarios de filosofía en los que un pensador expone sus ideas en una sesión abierta al público y, al día siguiente, discute sus argumentos a puerta cerrada con un grupo de colegas. El jueves, la Fundación Juan March tuvo que abrir sus dos salones de actos para acomodar al público que había acudido a escuchar a Tomás Pollán.
Fuera de sus clases de Antropología y Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid, es más fácil escuchar a Pollán en California o en México que en España. La semana que viene, por ejemplo, hablará en la Biblioteca de Alejandría.
Bajo un título interrogativo -¿Fin de la excepción humana?-, este filósofo que se resiste a publicar lo que escribe recordó las tres grandes "afrentas" que, según Freud, la ciencia ha infligido al "amor propio" de los seres humanos: cuando descubrió que la tierra no es el centro del universo; cuando la teoría de la evolución redujo a la nada el privilegio del hombre como un ser excepcional en la creación y cuando, con su teoría del inconsciente, el psicoanálisis sembró la sospecha de que el yo "ni siquiera es el amo en su propia casa".
Mientras el pensamiento occidental se centraba en dialogar con la física y la matemática, la biología le adelantaba por la izquierda a toda velocidad. Si la filosofía se resiste a asimilar del todo la lección de Darwin es porque, por remoto que parezca, existe un vínculo entre la vieja doctrina de la unicidad de Dios y la de la excepción humana. Esta, dice Pollán, tiene "el estatuto de una trascendencia". Liquidar esa teoría es liquidar el antropocentrismo, el esencialismo y la teleología (la creencia en la existencia de una causa final). A algunos les produce "zozobra" reconocer que el cosmos no emite señales, que es mudo e indiferente, dice Pollán. Lo mismo que admitir que la evolución no supone necesariamente progreso: "No se supera nada con el hombre".
Doce horas después de la conferencia, Javier Gomá recordó que, por esencialista que pudiera ser, la occidental es la única cultura que ha sido capaz de volverse contra sí misma. Lo hizo para animar un debate que él mismo introdujo celebrando la charla de su invitado como "un ejemplo de retorno de la gran teoría", una cosmovisión que atañe a la ciencia, a la sociología, a la psicología... Dicho con unas palabras de Thomas Carlyle que le gusta citar a Pollán: "Los señores hablan de las cosas. Los criados hablan de los señores". No lo dice pensando en sí mismo, pero él, obviamente, habla de "las cosas".
Después de agradecer (y de quitarse amablemente de encima) la "ocurrencia" de hacerle una entrevista, Tomás Pollán aclara en un descanso del debate las consecuencias más prácticas de sus ideas: "Cambia la actitud. Y eso lleva tiempo, no se hace a golpe de decisión. Saber que hay una continuidad entre los seres vivos nos obliga a tener un mayor respeto hacia lo que nos rodea. Causar sufrimiento gratuitamente no se sostiene. Y siempre, claro, está el límite de la sobreviviencia: matar para comer". ¿Tienes derechos los animales? "Los derechos no tienen por qué ser lo más elevado. Tal vez el cuidado y el respecto sean más meritorios. ¿Aceptaríamos que un genio tiene más derechos que una persona normal? Si ahora se presentara aquí un homo erectus, ¿lo llevaríamos al zoo o a la escuela?".
La lección que la biología ha dado a la filosofía no supone, sin embargo, que aquella no tenga límites: "No todo lo que puede hacerse debe hacerse. Aunque desgraciadamente, tiende a hacerse: ahí está la bomba atómica. Existe incluso una autonomía de la técnica". Todo arsenal reclama una guerra. Como dice su amigo Rafael Sánchez Ferlosio -Pollán fue el comisario de la exposición que celebraba su Premio Cervantes-: cuando uno tiene un martillo ve clavos por todas partes.
La sangre de Aristóteles
Tomás Pollán suele acompañar sus críticas al vuelo gallináceo de algunos pensadores con una sonrisa y una frase: "La sangre de Aristóteles no corre por sus venas". Basta, sin embargo, hablar con él para sospechar que corre por las suyas. De joven, y después de pasar por la Universidad de Tubinga, Pollán trabajó dos años en el Collège de France con Claude Lévi-Strauss. Todavía, a los 63 años, se encierra cada verano "a estudiar" en un monasterio alemán. Capaz de analizar la última biografía de Naipaul a la semana de que aparezca, dice que quiere dedicarse a releer "cronológicamente" los libros que un día le gustaron. No hace tanto que andaba aún por Tácito. En latín.
Aunque hay toda una fundamentada leyenda en torno a sus reticencias a publicar, en 1982 la fiscalía pidió para él un año de cárcel por injurias al Ejército. ¿El motivo? Cinco artículos contra un campo de tiro cerca de su pueblo, en la Maragatería. Los publicó El Faro Astorgano. Antes de ser profesor visitante en la London School of Economics, Tomás Pollán lo fue de la mítica Facultad de Zorroaga, fundada en San Sebastián en 1978. Allí creó para él la asignatura de filosofía de las formas simbólicas un claustro de profesores formado, entre otros, por Félix de Azúa, Víctor Gómez Pin, Javier Echeverría o Fernando Savater. Como escribió este último en sus memorias: "Dudo que en ninguna otra parte de España se diese en esos días una concentración de talentos indudables y a menudo heréticos como la que se reunió en nuestras desvencijadas aulas".
Sin embargo, y a pesar de haber tenido grandes maestros como Javier Ordóñez, Manuel Castells, Carlos París, Javier Sádaba, el actual ministro de Educación (quién te ha visto y quién te ve) Ángel Gabilondo y, sobre todo, Tomás Pollán, muy pronto la facultad supuso una tremenda desilusión. Corrían los supuestamente felices años ochenta (hice la carrera del 83 al 88) y vivíamos cerca del derrumbe del socialismo real. Por supuesto, nadie anticipó la caída del muro que cerró la década y el subsiguiente desastre en los países en la órbita de la Unión Soviética.
Los analistas son estupendos y aciertan siempre (...siempre que su análisis se realice a posteriori).
De momento, nadie ha estudiado en profundidad las causas y las múltiples consecuencias para la lucha obrera de aquellos acontecimientos.
No tardamos en comprobar que el PSOE era el mismo perro con otro collar, pero la universidad no ardía como en tiempos del destierro de García-Calvo, Aranguren y Tierno. No. A nadie le interesaba cambiar las cosas. Todo era un devenir constante de apuntes, lecturas obligadas e hitos que cumplir. De la revolución, ni rastro. La dialéctica, la propia retórica, en horas bajas. El pensamiento independiente se había ido de vacaciones. Ni está ni se le espera.
Es como si tras el terrible desgaste de los setenta, la universidad española hubiera decidido tomarse un respiro eliminando la agitación, la pasión y las ganas de ser joven. La universidad se había convertido en un respetable cincuentón, pagado de sí mismo y sin mayor preocupación que el destino de las siguientes vacaciones.
También conocí a los aristócratas de izquierdas, fenómeno español donde los haya. Burgueses y pequeñoburgueses que se autoproclamaban revolucionarios con "chica" en casa, casita en la playa y una cuenta de gastos bien provista. Un tema que da para hablar largo y tendido. Mi amigo Mariano Marín, pianista y compositor al que tengo en gran estima, habla de "comunistas de La Moraleja", haciendo alusión a un especimen de la Nova Cançó que acompañamos en algunos conciertos. El fenómeno del intelectual y las masas. Nunca pisaron una fábrica, pero reclaman el derecho a hablar en nombre de los trabajadores. Hay algo llamado coherencia, pero ese es otro tema.
No había revolución, ni amor libre, ni sexo salvaje en la facultad. Un coñazo del siete. Eso tuve que descubrirlo por mí mismo y fue gracias al rock'n'roll.
Pollán, por entonces profesor de Antropología Cultural, realizaba un seminario en La Chocolatería de Chueca. Tengo unos recuerdos fantásticos de aquellos encuentros, alejados de las tristes aulas. The Great Transformation... Karl Polanyi. Era nuestro libro de cabecera. Sigue siendo un libro fantástico. Nabokov. Irremplazable. Conversaciones con Goethe, de Eckermann. Libros que vale la pena leer. Había un cierto halo de leyenda que rodeaba su figura: a diferencia de otros colegas, no publicaba o publicaba muy poco. Sus actitudes decían mucho del circo intelectual. Recuerdo una breve polémica con Juan Cueto, que lo llamó "ágrafo" en su columna de El País. Pollán pasaba de Cueto (al que envió caballerosamente a pastar a La Pampa) y de todos los que le afeaban que no se mojara y participara en el ¿debate? de las ideas. Sádaba, por contra, se había convertido en una "estrella mediática" con sus ocurrencias, Saber vivir y otras cosas por el estilo.
Habiendo preguntado Sádaba a Tomás Pollán sobre su presunta belleza y superioridad intelectual, el de León no pudo sino alabarle su "belleza griega".
Mi novia de aquel entonces, la poeta Isabel París (con ese nombre qué otra cosa se puede ser salvo poeta y de los buenos...), lo llamaba "el joven erudito". Efectivamente, a Pollán no había que picarle mucho para que se arrancara a recitar la Ilíada (Menin áeide, Zeá, Peleiádeo Achiléos uloménen... todavía me acuerdo) en griego, naturalmente, para pasar a recitar fragmentos completos de El Capital o diseccionar la primera sinfonía de Brahms con verdadera maestría. Recuerdo los encuentros con Pina Carmirelli, solista de I Musici.
Pollán siempre estaba donde había que estar. Era un faro para todos nosotros.
La Facultad de Filosofía siempre me pareció una colección de momias excesivamente bien alimentadas, donde la discusión de modelos alternativos de sociedad, problemas como la relación entre libertad e igualdad o encarnizados debates para superar la herencia recibida estaban simplemente al margen. Había un pacto tácito entre profesores y alumnos para que la exigencia intelectual mutua estuviera bajo mínimos. Me refiero a la exigencia creativa, la que supera la infinita tristeza, la calculada pesadumbre del "programa de estudios". La universidad es el triunfo de la mentalidad funcionarial.
Pollán era una excepción en todo aquel desaguisado. Más por omisión que por acción. Leo con agrado que sigue yendo a un monasterio alemán a estudiar en verano. En esta época de ideología cero necesitaríamos más personajes como él. Pero seguro que tiene cosas más interesantes que hacer.
Habiendo pasado más de veinte años de todo aquello, Tomás Pollán no ha hecho carrera política y no se ha convertido en vedette cultural al servicio de los poderes establecidos (¿se puede ser "intelectual del PSOE"? ¡Qué contradictorio!). Cuando menos, eso hace que su voz merezca ser oída.
"Solo discuto con mis compañeros de universidad cuando coincido con ellos en el extranjero". Lo dice Tomás Pollán (Valdespino, León, 1948) en la biblioteca de la Fundación Juan March rodeado de profesores de filosofía: Jesús Moreno, Antonio Valdecantos, Eduardo Álvarez, Carlos Fernández Liria y Tommaso Mengazzi.
Para compensar esa costumbre de la que habla Pollán, la institución que dirige Javier Gomá organiza regularmente seminarios de filosofía en los que un pensador expone sus ideas en una sesión abierta al público y, al día siguiente, discute sus argumentos a puerta cerrada con un grupo de colegas. El jueves, la Fundación Juan March tuvo que abrir sus dos salones de actos para acomodar al público que había acudido a escuchar a Tomás Pollán.
Fuera de sus clases de Antropología y Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid, es más fácil escuchar a Pollán en California o en México que en España. La semana que viene, por ejemplo, hablará en la Biblioteca de Alejandría.
Bajo un título interrogativo -¿Fin de la excepción humana?-, este filósofo que se resiste a publicar lo que escribe recordó las tres grandes "afrentas" que, según Freud, la ciencia ha infligido al "amor propio" de los seres humanos: cuando descubrió que la tierra no es el centro del universo; cuando la teoría de la evolución redujo a la nada el privilegio del hombre como un ser excepcional en la creación y cuando, con su teoría del inconsciente, el psicoanálisis sembró la sospecha de que el yo "ni siquiera es el amo en su propia casa".
Mientras el pensamiento occidental se centraba en dialogar con la física y la matemática, la biología le adelantaba por la izquierda a toda velocidad. Si la filosofía se resiste a asimilar del todo la lección de Darwin es porque, por remoto que parezca, existe un vínculo entre la vieja doctrina de la unicidad de Dios y la de la excepción humana. Esta, dice Pollán, tiene "el estatuto de una trascendencia". Liquidar esa teoría es liquidar el antropocentrismo, el esencialismo y la teleología (la creencia en la existencia de una causa final). A algunos les produce "zozobra" reconocer que el cosmos no emite señales, que es mudo e indiferente, dice Pollán. Lo mismo que admitir que la evolución no supone necesariamente progreso: "No se supera nada con el hombre".
Doce horas después de la conferencia, Javier Gomá recordó que, por esencialista que pudiera ser, la occidental es la única cultura que ha sido capaz de volverse contra sí misma. Lo hizo para animar un debate que él mismo introdujo celebrando la charla de su invitado como "un ejemplo de retorno de la gran teoría", una cosmovisión que atañe a la ciencia, a la sociología, a la psicología... Dicho con unas palabras de Thomas Carlyle que le gusta citar a Pollán: "Los señores hablan de las cosas. Los criados hablan de los señores". No lo dice pensando en sí mismo, pero él, obviamente, habla de "las cosas".
Después de agradecer (y de quitarse amablemente de encima) la "ocurrencia" de hacerle una entrevista, Tomás Pollán aclara en un descanso del debate las consecuencias más prácticas de sus ideas: "Cambia la actitud. Y eso lleva tiempo, no se hace a golpe de decisión. Saber que hay una continuidad entre los seres vivos nos obliga a tener un mayor respeto hacia lo que nos rodea. Causar sufrimiento gratuitamente no se sostiene. Y siempre, claro, está el límite de la sobreviviencia: matar para comer". ¿Tienes derechos los animales? "Los derechos no tienen por qué ser lo más elevado. Tal vez el cuidado y el respecto sean más meritorios. ¿Aceptaríamos que un genio tiene más derechos que una persona normal? Si ahora se presentara aquí un homo erectus, ¿lo llevaríamos al zoo o a la escuela?".
La lección que la biología ha dado a la filosofía no supone, sin embargo, que aquella no tenga límites: "No todo lo que puede hacerse debe hacerse. Aunque desgraciadamente, tiende a hacerse: ahí está la bomba atómica. Existe incluso una autonomía de la técnica". Todo arsenal reclama una guerra. Como dice su amigo Rafael Sánchez Ferlosio -Pollán fue el comisario de la exposición que celebraba su Premio Cervantes-: cuando uno tiene un martillo ve clavos por todas partes.
La sangre de Aristóteles
Tomás Pollán suele acompañar sus críticas al vuelo gallináceo de algunos pensadores con una sonrisa y una frase: "La sangre de Aristóteles no corre por sus venas". Basta, sin embargo, hablar con él para sospechar que corre por las suyas. De joven, y después de pasar por la Universidad de Tubinga, Pollán trabajó dos años en el Collège de France con Claude Lévi-Strauss. Todavía, a los 63 años, se encierra cada verano "a estudiar" en un monasterio alemán. Capaz de analizar la última biografía de Naipaul a la semana de que aparezca, dice que quiere dedicarse a releer "cronológicamente" los libros que un día le gustaron. No hace tanto que andaba aún por Tácito. En latín.
Aunque hay toda una fundamentada leyenda en torno a sus reticencias a publicar, en 1982 la fiscalía pidió para él un año de cárcel por injurias al Ejército. ¿El motivo? Cinco artículos contra un campo de tiro cerca de su pueblo, en la Maragatería. Los publicó El Faro Astorgano. Antes de ser profesor visitante en la London School of Economics, Tomás Pollán lo fue de la mítica Facultad de Zorroaga, fundada en San Sebastián en 1978. Allí creó para él la asignatura de filosofía de las formas simbólicas un claustro de profesores formado, entre otros, por Félix de Azúa, Víctor Gómez Pin, Javier Echeverría o Fernando Savater. Como escribió este último en sus memorias: "Dudo que en ninguna otra parte de España se diese en esos días una concentración de talentos indudables y a menudo heréticos como la que se reunió en nuestras desvencijadas aulas".
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martes, 18 de enero de 2011
El futuro se desplaza hacia Oriente
Por si a alguien le cabía alguna duda sobre las posibilidades de Europa y los Estados Unidos en el futuro, aquí va este informe (ver al final del post) que nos coloca ante un escenario totalmente distinto, multipolar y cuyo centro de gravedad se desplaza hacia el Pacífico.
Las enormes tasas de crecimiento del PIB que los países emergentes llevan años experimentando van a darle la vuelta muy pronto al orden económico mundial. China será la primera potencia en 2018; India superará este mismo año a Japón y en 2045 a Estados Unidos. España, por su parte, descenderá de su duodécima plaza de 2009 hasta la decimoctava en 2050.
Son datos de un informe elaborado por PwC, El mundo en 2050, que tiene en cuenta el cálculo del PIB de las 22 mayores economías a precios de mercado y según la paridad de poder adquisitivo (PPP, por sus siglas en inglés). Los datos que arroja el estudio, proyectando la evolución de estos países, dibujan un escenario mundial que ya se entrevé en la actualidad pero que será un hecho dentro de muy pocos años.
China será la economía más grande del planeta en 2018 y un 57% superior a la estadounidense en 2050, a pesar del freno que supone para la actividad productiva la política de hijo único aplicada en los últimos 30 años. Siguiendo los pasos de su gigantesco vecino del norte, India superará a Japón en 2011 y será la segunda economía del mundo en 2045. La previsión indica que este país será el que más crezca en las próximas cuatro décadas, debido a la juventud de su población activa.
España, duodécima economía en 2009, descenderá al puesto 18 en 2050 superada por Indonesia, Canadá, Corea del Sur, Turquía, Nigeria (por primera vez un país africano entre los 20 primeros) y Vietnam. PwC pronostica que el crecimiento anual español será del 1,9% en los próximos 40 años, superior al de Francia, Italia y Alemania y algo inferior al del Reino Unido, Australia y Estados Unidos.
El PIB de grupo conocido como E7 (China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, México y Turquía) superará en seis años al del G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) y casi lo duplicará en 2050. Actualmente supone el 72% del PIB del G7.
Tampoco hay que olvidar a Brasil, que en cuatro años rebasará al Reino Unido y será la cuarta economía del mundo en 2050, ni a Indonesia, que ese año alcanzará la octava posición del ránking, por delante de las principales economías europeas.
Las palabras del economista jefe de PwC, John Hawksworth, ilustran la magnitud del cambio al que prevé que asista la humanidad: "El renovado dominio de las economías de China e India en 2050, con su enorme población, constituye un regreso a la situación histórica previa a la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII, que provocó un desplazamiento del poder económico desde Asia a Europa occidental y Estados Unidos".
Este es el informe completo >>> world-in-2050-jan-2011
Las enormes tasas de crecimiento del PIB que los países emergentes llevan años experimentando van a darle la vuelta muy pronto al orden económico mundial. China será la primera potencia en 2018; India superará este mismo año a Japón y en 2045 a Estados Unidos. España, por su parte, descenderá de su duodécima plaza de 2009 hasta la decimoctava en 2050.
Son datos de un informe elaborado por PwC, El mundo en 2050, que tiene en cuenta el cálculo del PIB de las 22 mayores economías a precios de mercado y según la paridad de poder adquisitivo (PPP, por sus siglas en inglés). Los datos que arroja el estudio, proyectando la evolución de estos países, dibujan un escenario mundial que ya se entrevé en la actualidad pero que será un hecho dentro de muy pocos años.
China será la economía más grande del planeta en 2018 y un 57% superior a la estadounidense en 2050, a pesar del freno que supone para la actividad productiva la política de hijo único aplicada en los últimos 30 años. Siguiendo los pasos de su gigantesco vecino del norte, India superará a Japón en 2011 y será la segunda economía del mundo en 2045. La previsión indica que este país será el que más crezca en las próximas cuatro décadas, debido a la juventud de su población activa.
España, duodécima economía en 2009, descenderá al puesto 18 en 2050 superada por Indonesia, Canadá, Corea del Sur, Turquía, Nigeria (por primera vez un país africano entre los 20 primeros) y Vietnam. PwC pronostica que el crecimiento anual español será del 1,9% en los próximos 40 años, superior al de Francia, Italia y Alemania y algo inferior al del Reino Unido, Australia y Estados Unidos.
El PIB de grupo conocido como E7 (China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, México y Turquía) superará en seis años al del G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) y casi lo duplicará en 2050. Actualmente supone el 72% del PIB del G7.
Tampoco hay que olvidar a Brasil, que en cuatro años rebasará al Reino Unido y será la cuarta economía del mundo en 2050, ni a Indonesia, que ese año alcanzará la octava posición del ránking, por delante de las principales economías europeas.
Las palabras del economista jefe de PwC, John Hawksworth, ilustran la magnitud del cambio al que prevé que asista la humanidad: "El renovado dominio de las economías de China e India en 2050, con su enorme población, constituye un regreso a la situación histórica previa a la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII, que provocó un desplazamiento del poder económico desde Asia a Europa occidental y Estados Unidos".
Este es el informe completo >>> world-in-2050-jan-2011
lunes, 17 de enero de 2011
Comprar, tirar, comprar
He aquí un documental para ver. Para ver, comentar, indignarse y actuar. El consumo desaforado es una de las prácticas que nos está llevando al desastre. ¿Cómo saber si las farmacéuticas guardan en sus laboratorios curas definitivas para enfermedades crónicas? Mejor vender a los pacientes miles de pastillas durante años y años... ¿Coches eléctricos? Existen desde hace más de cien años. ¿Cuánto debe costar el kilovatio para que el Estado pueda seguir recaudando lo que recauda con cada litro de gasolina? Nos van a engañar con eso también. Nos cobrarán un riñón por cada vehículo, nos alquilarán las baterías, nos exprimirán alegremente. Y todo seguirá en su sitio.
La obsolescencia programada. Aparatos que dejan de funcionar. Marcas como Apple, supuestamente representantes de la excelencia y lo cool, te tangan de forma salvaje. Nos engañan de continuo y nos convencen de que nuestra vida cambiará radicalmente si adquirimos sus productos. Claro que cambiará: nos convertiremos en esclavos de sus gadgets y de sus chorradas. Países del Tercer Mundo utilizados como basureros electrónicos. Y los centros comerciales a rebosar....
Como se afirma en el documental, hay que optar por consumir "materias primas" que no se deterioran con el uso, sino que se potencian con el mismo, como es el caso de la amistad o el conocimiento. Hay que parar el carro y regresar a niveles de consumo material per cápita (me refiero a los países desarrollados) de décadas anteriores.
Por eso, entre otras cosas, Internet debe ser un vehículo de conocimiento de primera magnitud. Hay que convertir la red en una gigantesca biblioteca -de libre acceso, obviamente- que llegue hasta el último rincón del planeta. Al tiempo que debe ser un vehículo de trabajo para los países en vías de desarrollo. La inmigración desesperada no es la solución, ya que la gente terminará haciendo cualquier cosa para sobrevivir en las ciudades del mundo desarrollado. Nadie emigra por gusto: es un proceso doloroso y difícil. Hay que crear unidades de desarrollo -generando un nuevo concepto del mismo- en los destinos finales. Hay mucho por hacer.
domingo, 16 de enero de 2011
La indignación como materia prima
El actual fenómeno literario en Francia se llama Stéphane Hessel y es un hombre delgado, con el pelo rapado, simpático, atento y lúcido. Tiene 93 años, se dirige a su mujer, de parecida edad, llamándola "amor mío", ha vivido una vida de aventuras, coraje y determinación que no cabría en varias películas y reside en un piso discreto y acogedor en un barrio del sur de París.
Canturrea al pasearse por el apartamento. Recibe muchas llamadas que no contesta. Su fax temblequea constantemente. Su librito, un panfleto político de 32 páginas titulado Indignez vous! (¡Indignaos!) ya ha sido comprado por 850.000 franceses, va a sobrepasar el millón, se encuentra en las listas de los libros más buscados en Francia y se va a traducir a una veintena de lenguas. Editado de forma casi artesanal por Indigène, empresa perteneciente a un matrimonio de editores militante y comprometido de Montpellier, se vende a tres euros. Al principio imprimieron 8.000 ejemplares pensando que no iría más allá. Pero el librito, que salió en plena tormenta social en Francia por el retraso de las jubilaciones, cobró vida propia.
Nacido en Berlín, Hessel llegó a París en 1924, a los siete años. Sus padres fueron unos alemanes cultos y curiosos, escritor y pintora respectivamente, amigos de Duchamp y Picasso y su relación amorosa sirvió de modelo para la película Jules et Jim, de François Truffaut. "Conocí a Walter Benjamin a los 15 años. Toda esa gente era mi familia. Por eso, cuando el nazismo calificó esa cultura de degenerada, tuve que rebelarme. Por cierto, a mi madre le gustó mucho la película. Y escribió a Truffaut para decírselo".
Hessel estudió en la Escuela Normal Superior, donde conoció a Sartre: "Era un tipo influyente, que te convencía de cómo había que ser y cómo debía uno actuar". Tras el armisticio, se levantó contra Pétain, luchó en la Resistencia, fue hecho prisionero por la Gestapo y estuvo en un campo de concentración, entre otras vivencias. Pero su libro no habla de eso.
"Mi obra exhorta a los jóvenes a indignarse, dice que todo buen ciudadano debe indignarse actualmente porque el mundo va mal, gobernado por unos poderes financieros que lo acaparan todo". Y prosigue: "En nuestra época teníamos un adversario claro: Hitler, Stalin. Y dijimos 'no'. Ahora, el enemigo es más difícil de encontrar. Pero es igual de importante decir 'no'. Hay que resistir otra vez. Nosotros nos jugábamos la vida. Pero los jóvenes de ahora se juegan la libertad y los valores más importantes de la humanidad".
Sabe de lo que habla. En junio de 1940, se levantó contra el régimen colaboracionista de Vichy. "Muchos franceses pensaban que la guerra había terminado ya y no querían saber nada del llamamiento de De Gaulle desde Londres. Otros nos negábamos a que todo acabara así". El joven subteniente Hessel saltó al norte de África. De ahí a Lisboa, antes de llegar a Londres, donde se puso a las órdenes del general. "De Gaulle era muy alto, muy cortés. Entonces éramos muy pocos a su alrededor. Cuando llegué, me invitó a comer: a mí, a un subteniente. Supe entonces que era el hombre al que debíamos seguir". Trabajó tres años en la capital británica como organizador de la red de espionaje en Francia. Después, harto del despacho, fue enviado a Francia como jefe de espías. "Trabajábamos enviando información a Londres por radio. Pero no se imagine las radios de ahora. Eran aparatos que funcionaban muy mal, y no podíamos emitir más de 20 minutos porque nos interceptaban los alemanes".
Un camarada, tras ser torturado por la Gestapo, le traicionó: "Me citó ahí cerca, en el cruce entre la calle de Edgar Quinet y la avenue Raspail. Era el 10 de julio de 1944 y los aliados ya estaban en Caen. Quienes me esperaban de verdad eran los de la Gestapo". Le trasladaron al campo de concentración de Buchenwald. "Allí a los espías o los fusilaban o los ahorcaban. Me libré de la muerte gracias a que, a última hora, pude hacerme con la identidad de un francés que había muerto de tifus", explica. Volvió a ser apresado. Retornó a un campo de concentración. Se escapó otra vez. Alcanzó París, ya liberada.
Se reunió con su esposa Vitia y sus tres hijos. Se convirtió en diplomático. En 1948 participó en la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, redactada en el Palacio de Chaillot, en París. Trabajó en Nueva York, en Viena y en París, viajó por todo el mundo, siempre fiel a los valores de la Resistencia y a los Derechos Humanos, escribió un libro de memorias de hermoso título Dance avec le siecle (Baile con el siglo) y aunque anima a la gente a indignarse, aboga por la no violencia, aparentemente no guarda ninguna amargura y sonríe incluso cuando recuerda los peores momentos, como cuando le torturó la Gestapo en un calabozo de la Avenue Foch, en París: "Yo les hablaba en alemán. Muchos camaradas me dijeron después que había cometido una locura, que era mejor fingir que no les entendía. Pero yo les hablé. Me metían la cabeza en una bañera llena de agua hasta que estaba a punto de ahogarme, y luego me levantaban y me preguntaban. Yo les dije en alemán que la guerra estaba terminándose y que la iban a perder, que no les convenía torturarme mucho porque les podría denunciar yo luego. Quién sabe. Tal vez eso me salvó la vida. Y lo de la bañera era muy desagradable, sí, pero se sobrevivía. La prueba soy yo".
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sábado, 15 de enero de 2011
I've got a feeling
Acabo de recibir un mail de Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete del gobierno de CFK (no es la prima de Kennedy, sino Cristina de Argentina).
El mail es un poco confuso. Me viene a decir algo así como que tiene la sensación de que a su jefa le han robado el bolso. Bueno, no exactamente, parece que fue la mochila de un ayudante con un "dinerito" para gastos de viaje. Extraño todo esto en plena era de las tarjetas de crédito. Very strange.
Me dice que no me caliente. Que no es para tanto. Que no hubo tal robo. No hay motochorros en la Argentina actual. Es una sensación de robo. Y confundir las sensaciones con la realidad es peligroso y puede conducir a la locura y que, como decía Aristóteles (bien Aníbal!), sólo los dioses y las bestias pueden prescindir de los demás.
También en España hemos tenido la extraña sensación de que los ex-presidentes González y Aznar, además de recibir sus sueldos como ex mandatarios pagados religiosamente por todos los españoles, han fichado por empresas privadas que se dedican a suministrar servicios básicos como gas o electricidad. Parece que la ética no está. Se fue. ¿Volverá pronto? No lo sé.
Hay una cierta inflación de pelotas flotando en el ambiente.
Una sola palabra: TÚNEZ.
El mail es un poco confuso. Me viene a decir algo así como que tiene la sensación de que a su jefa le han robado el bolso. Bueno, no exactamente, parece que fue la mochila de un ayudante con un "dinerito" para gastos de viaje. Extraño todo esto en plena era de las tarjetas de crédito. Very strange.
Me dice que no me caliente. Que no es para tanto. Que no hubo tal robo. No hay motochorros en la Argentina actual. Es una sensación de robo. Y confundir las sensaciones con la realidad es peligroso y puede conducir a la locura y que, como decía Aristóteles (bien Aníbal!), sólo los dioses y las bestias pueden prescindir de los demás.
También en España hemos tenido la extraña sensación de que los ex-presidentes González y Aznar, además de recibir sus sueldos como ex mandatarios pagados religiosamente por todos los españoles, han fichado por empresas privadas que se dedican a suministrar servicios básicos como gas o electricidad. Parece que la ética no está. Se fue. ¿Volverá pronto? No lo sé.
Hay una cierta inflación de pelotas flotando en el ambiente.
Una sola palabra: TÚNEZ.
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jueves, 13 de enero de 2011
Marketing made in Spain
En tiempos de penuria se agudiza el ingenio. Vean si no este ejemplo de marketing español de pura cepa, rápido, directo, de rompe y rasga. Como una bulería en las cuevas del Sacromonte, una saeta en Sevilla o un tango de la Rinaldi. Sensibilidad por arrobas...
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miércoles, 12 de enero de 2011
La cena del miedo
En casa de los pijoprogres. Mientras el servicio compuesto por inmigrantes sirve atún rojo en platos de diseño, la izquierda ilustrada analiza cómo poner puertas al campo.
Amador Fernández-Savater se enfrenta a la miopía del club de los privilegiados del mundillo cultural hispano. Sus argumentos son dignos de leerse y han der ser discutidos. Por fin alguien con cerebro y pelotas a partes iguales aborda el tema. Lo demás son Sindes y cenizas... (Juan Diego Botto, tu quoque...! O tempora, o mores!)
Al poder no le interesa en absoluto que la cultura circule libremente. Tampoco busca nuevas oportunidades de negocio en un mundo nuevo. Se aferra a un pasado que no puede volver. El poder es torpe, lerdo, obtuso y patético. La anarquía vuelve a ser una necesidad histórica. No podemos seguir manteniendo a esta caterva de inútiles.
¿Todo gratis? SI. Y mañana la luz, el pan, el teléfono, la sanidad, una casa. Todo lo que sea derecho fundamental del hombre. Derecho a recibir una formación digna, a tener lo básico. Las mismas empresas públicas que nos suben la luz un 10 por ciento contratan a González (Gas Natural) o a Aznar (Endesa) por 200.000 € anuales. Doscientas mil HOSTIAS...!
Que nadie pase hambre ni un solo día. Debajo de los chalets de La Moraleja está la dignidad perdida como seres humanos. Esta sociedad de privilegiados huele a muerto. No nos cansaremos de pedir. Hasta enterrarlos en el mar.
Ahora en la red, mañana en la realidad.
A por ellos!
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La cena del miedo
La semana pasada recibí una llamada del Ministerio de Cultura. Se me invitaba a una reunión-cena el viernes 7 con la ministra y otras personas del mundo de la cultura. Al parecer, la reunión era una más en una serie de contactos que el Ministerio está buscando ahora para pulsar la opinión en el sector sobre el tema de las descargas, la tristemente célebre Ley Sinde, etc. Acepté, pensando que igual después de la bofetada que se había llevado la ley en el Congreso (y la calle y la Red) se estaban abriendo preguntas, replanteándose cosas. Y que tal vez yo podía aportar algo ahí como pequeño editor que publica habitualmente con licencias Creative Commons y como alguien implicado desde hace años en los movimientos copyleft/cultura libre.
El mismo día de la reunión-cena conocí el nombre del resto de invitados: Álex de la Iglesia, Soledad Giménez, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Alberto García Álix, Ouka Leele, Luis Gordillo, Juan Diego Botto, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez (relacionado con el ámbito de los vídeo-juegos), Cristina García Rodero y al menos dos personas más cuyos nombres no recuerdo ahora (perdón). ¡Vaya sorpresa! De pronto me sentí descolocado, como fuera de lugar. En primer lugar, porque yo no ocupo en el mundo de la edición un lugar ni siquiera remotamente comparable al de Álex de la Iglesia en el ámbito del cine o Muñoz Molina en el de la literatura. Y luego, porque tuve la intuición de que los invitados compartían más o menos una misma visión sobre el problema que nos reunía. En concreto, imaginaba (correctamente) que sería el único que no veía con buenos ojos la Ley Sinde y que no se sintió muy triste cuando fue rechazada en el Congreso (más bien lo contrario). De pronto me asaltaron las preguntas: ¿qué pintaba yo ahí? ¿En calidad de qué se me invitaba, qué se esperaba de mi? ¿Se conocía mi vinculación a los movimientos copyleft/cultura libre? ¿Qué podíamos discutir razonablemente tantas personas en medio de una cena? ¿Cuál era el objetivo de todo esto?
Con todas esas preguntas bailando en mi cabeza, acudí a la reunión. Y ahora he decidido contar mis impresiones. Por un lado, porque me gustaría compartir la preocupación que me generó lo que escuché aquella noche. Me preocupa que quien tiene que legislar sobre la Red la conozca tan mal. Me preocupa que sea el miedo quien está tratando de organizar nuestra percepción de la realidad y quien está tomando las decisiones gubernamentales. Me preocupa esa combinación de ignorancia y miedo, porque de ahí sólo puede resultar una cosa: el recurso a la fuerza, la represión y el castigo. No son los ingredientes básicos de la sociedad en la que yo quiero vivir.
Por otro lado, querría tratar de explicar lo que pienso algo mejor que el viernes. Porque confieso desde ahora que no hice un papel demasiado brillante que digamos. Lo que escuchaba me sublevó hasta tal punto que de pronto me descubrí discutiendo de mala manera con quince personas a la vez (quince contra uno, mierda para...). Y cuando uno ataca y se defiende olvida los matices, los posibles puntos en común con el otro y las dudas que tiene. De hecho me acaloré tanto que la persona que tenía al lado me pidió que me tranquilizara porque le estaba subiendo la tensión (!). Tengo un amigo que dice: "no te arrepientas de tus prontos, pero vuelve sobre los problemas". Así que aquí estoy también para eso.
Quizá haya por ahí algún morboso preguntándose qué nos dieron para cenar. Yo se lo cuento, no hay problema, es muy sencillo. Fue plato único: miedo. El miedo lo impregnaba todo. Miedo al presente, miedo al porvenir, miedo a la gente (sobre todo a la gente joven), miedo a la rebelión de los públicos, miedo a la Red. Siento decir que no percibí ninguna voluntad de cambiar el rumbo, de mirar a otros sitios, de escuchar o imaginar alternativas que no pasen simplemente por insistir con la Ley Sinde o similares. Sólo palpé ese miedo reactivo que paraliza la imaginación (política pero no sólo) para abrir y empujar otros futuros. Ese miedo que lleva aparejado un conservadurismo feroz que se aferra a lo que hay como si fuera lo único que puede haber. Un miedo que ve enemigos, amenazas y traidores por todas partes.
Quien repase la lista de invitados concluirá enseguida que se trata del miedo a la crisis irreversible de un modelo cultural y de negocio en el que "el ganador se lo lleva todo" y los demás poco o nada. Pero no nos lo pongamos demasiado fácil y pensemos generosamente que el miedo que circulaba en la cena no sólo expresa el terror a perder una posición personal de poder y de privilegio, sino que también encierra una preocupación muy legítima por la suerte de los trabajadores de la cultura. Ciertamente, hay una pregunta que nos hacemos todos(1) y que tal vez podría ser un frágil hilo común entre las distintas posiciones en juego en este conflicto: ¿cómo pueden los trabajadores de la cultura vivir de su trabajo hoy en día?
Lo que pasa es que algunos nos preguntamos cómo podemos vivir los trabajadores de la cultura de nuestro trabajo pero añadiendo (entre otras muchas cosas): en un mundo que es y será infinitamente copiable y reproducible (¡viva!). Y hay otros que encierran su legítima preocupación en un marco de interpretación estrechísimo: la industria cultural, el autor individual y propietario, la legislación actual de la propiedad intelectual, etc. O sea el problema no es el temor y la preocupación, sino el marco que le da sentido. Ese marco tan estrecho nos atrapa en un verdadero callejón sin salida en el que sólo se puede pensar cómo estiramos lo que ya hay. Y mucho me temo que la única respuesta posible es: mediante el miedo. Responder al miedo con el miedo, tratar de que los demás prueben el miedo que uno tiene. Ley, represión, castigo. Lo expresó muy claramente alguien en la reunión, refiriéndose al modelo americano para combatir las descargas: "Eso es, que al menos la gente sienta miedo". Me temo que esa es la educación para la ciudadanía que nos espera si no aprendemos a mirar desde otro marco.
Tienen miedo a la Red. Esto es muy fácil de entender: la mayoría de mis compañeros de mesa piensan que "copiar es robar". Parten de ahí, ese principio organiza su cabeza. ¿Cómo se ve la Red, que ha nacido para el intercambio, desde ese presupuesto? Está muy claro: es el lugar de un saqueo total y permanente. "¡La gente usa mis fotos como perfil en Facebook!", se quejaba amargamente alguien que vive de la fotografía en la cena. Copiar es robar. No regalar, donar, compartir, dar a conocer, difundir o ensanchar lo común. No, es robar. Traté de explicar que para muchos creadores la visibilidad que viene con la copia puede ser un potencial decisivo. Me miraban raro y yo me sentía un marciano.
Me parece un hecho gravísimo que quienes deben legislar sobre la Red no la conozcan ni la aprecien realmente por lo que es, que ante todo la teman. No la entienden técnicamente, ni jurídicamente, ni culturalmente, ni subjetivamente. Nada. De ahí se deducen chapuzas tipo Ley Sinde, que confunde las páginas de enlaces y las páginas que albergan contenidos. De ahí la propia idea recurrente de que cerrando doscientas webs se acabarán los problemas, como si después de Napster no hubiesen llegado Audiogalaxy, Kazaa, Emule, Megavideo, etc. De ahí las derrotas que sufren una y otra vez en los juzgados. De ahí el hecho excepcional de que personas de todos los colores políticos (y apolíticos) se junten para denunciar la vulneración de derechos fundamentales que perpetran esas leyes torpes y ciegas.
Tienen miedo a la gente. Cuando había decidido desconectar y concentrarme en el atún rojo, se empezó a hablar de los usuarios de la Red. "Esos consumidores irresponsables que lo quieren todo gratis", "esos egoístas caprichosos que no saben valorar el trabajo ni el esfuerzo de una obra". Y ahí me empecé a poner malo. Las personas se bajan material gratuito de la Red por una multiplicidad de motivos que esos clichés no contemplan. Por ejemplo, están todos aquellos que no encuentran una oferta de pago razonable y sencilla. Pero la idea que tratan de imponernos los estereotipos es la siguiente: si yo me atocino la tarde del domingo con mi novia en el cine viendo una peli cualquiera, estoy valorando la cultura porque pago por ella. Y si me paso dos semanas traduciendo y subtitulando mi serie preferida para compartirla en la Red, no soy más que un despreciable consumidor parásito que está hundiendo la cultura. Es increíble, ¿no? Pues la Red está hecha de un millón de esos gestos desinteresados. Y miles de personas (por ejemplo, trabajadores culturales azuzados por la precariedad) se descargan habitualmente material de la Red porque quieren hacer algo con todo ello: conocer y alimentarse para crear. Es precisamente una tensión activa y creativa la que mueve a muchos a buscar y a intercambiar, ¡enteraos!
Lo que hay aquí es una élite que está perdiendo el monopolio de la palabra y de la configuración de la realidad. Y sus discursos traducen una mezcla de disgusto y rabia hacia esos actores desconocidos que entran en escena y desbaratan lo que estaba atado y bien atado. Ay, qué cómodas eran las cosas cuando no había más que audiencias sometidas. Pero ahora los públicos se rebelan: hablan, escriben, se manifiestan, intervienen, abuchean, pitan, boicotean, silban. En la reunión se podía palpar el pánico: "nos están enfrentando con nuestro público, esto es muy grave". Pero, ¿quién es ese "nos" que "nos enfrenta a nuestro público"? Misterio. ¿Seguro que el público no tiene ninguna razón verdadera para el cabreo? ¿No es esa una manera de seguir pensando al público como una masa de borregos teledirigida desde algún poder maléfico? ¿Y si el público percibe perfectamente el desprecio con el que se le concibe cuando se le trata como a un simple consumidor que sólo debe pagar y callar?
Tienen miedo al futuro. "¿Pero tu qué propones?" Esa pregunta es siempre una manera eficaz de cerrar una conversación, de dejar de escuchar, de poner punto y final a un intercambio de argumentos. Uno parece obligado a tener soluciones para una situación complejísima con miles de personas implicadas. Yo no tengo ninguna respuesta, ninguna, pero creo que tengo alguna buena pregunta. En el mismo sentido, creo que lo más valioso del movimiento por una cultura libre no es que proponga soluciones (aunque se están experimentando muchas, como Creative Commons), sino que plantea unas nuevas bases donde algunas buenas respuestas pueden llegar a tener lugar. Me refiero a un cambio en las ideas, otro marco de interpretación de la realidad. Una revolución mental que nos saque fuera del callejón sin salida, otro cerebro. Que no confunda a los creadores ni a la cultura con la industria cultural, que no confunda los problemas del star-system con los del conjunto de los trabajadores de la cultura, que no confunda el intercambio en la Red con la piratería, etc.
Eso sí, hablé del papel fundamental que para mí podrían tener hoy las políticas públicas para promover un nuevo contrato social y evitar la devastación de la enésima reconversión industrial, para acompañar/sostener una transformación hacia otros modelos, más libres, más justos, más apegados al paradigma emergente de la Red. Como se ha escrito, "la inversión pública masiva en estudios de grabación, mediatecas y gabinetes de edición públicos que utilicen intensivamente los recursos contemporáneos -crowdsourcing, P2P, licencias víricas- podría hacer cambiar de posición a agentes sociales hasta ahora refractarios o poco sensibles a los movimientos de conocimiento libre"(2). Pero mientras yo hablaba en este sentido tenía todo el rato la sensación de arar en el mar. Ojalá me equivoque, porque si no la cosa pinta mal: será la guerra de todos contra todos.
Ya acabo. Durante toda la reunión, no pude sacarme de la cabeza las imágenes de la película El hundimiento: encerrados en un búnker, sin ver ni querer ver el afuera, delirando planes inaplicables para ganar la guerra, atados unos a otros por fidelidades torpes, muertos de miedo porque el fin se acerca, viendo enemigos y traidores por todos lados, sin atreverse a cuestionar las ideas que les arrastran al abismo, temerosos de los bárbaros que están a punto de llegar...(3)
¡Pero es que el búnker ni siquiera existe! Los "bárbaros" ya están dentro. Me gustaría saber cuántos de los invitados a la cena dejaron encendidos sus ordenadores en casa descargándose alguna película. A mi lado alguien me dijo: "tengo una hija de dieciséis años que se lo baja todo". Y me confesó que no le acababa de convencer el imaginario que circulaba por allí sobre la gente joven. Ese tipo de cosas constituyen para mí la esperanza, la posibilidad de razonar desde otro sitio que no sea sólo el del miedo y los estereotipos denigratorios. Propongo que cada uno de los asistentes a la próxima cena hable un rato sobre el tema con sus hijos antes de salir de casa. O mejor: que se invite a la cena tanto a los padres como a los hijos. Sería quizá una manera de sacar a los discursos de su búnker, porque entonces se verían obligados a asumir algunas preguntas incómodas: ¿es mi hijo un pobre cretino y un descerebrado? ¿Sólo quiero para él que sienta miedo cuando enciende el ordenador? ¿No tiene nada que enseñarme sobre el futuro? El búnker ya no protege de nada, pero impide que uno escuche y entienda algo.
NOTAS
1. Alguien en la cena reveló que había descubierto recientemente que en "el lado oscuro" también había preocupación por el tema de la remuneración de los autores/trabajadores/creadores. ¡Aleluya! A pesar de esto, durante toda la reunión se siguió argumentando como si este conflicto opusiera a los trabajadores de la cultura y a una masa de consumidores irresponsables que lo quieren "todo gratis".
2. "Ciberfetichismo y cooperación", por Igor Sadaba y César Rendueles
3. Por supuesto, el búnker es la vieja industria. El "nuevo capitalismo" (Skype, Youtube, Google) entiende muy bien que el meollo de la cosa está hoy en que la gente interactúe y comparta, y en aprovecharse de ello sin devolver más que precariedad.
Amador Fernández-Savater se enfrenta a la miopía del club de los privilegiados del mundillo cultural hispano. Sus argumentos son dignos de leerse y han der ser discutidos. Por fin alguien con cerebro y pelotas a partes iguales aborda el tema. Lo demás son Sindes y cenizas... (Juan Diego Botto, tu quoque...! O tempora, o mores!)
Al poder no le interesa en absoluto que la cultura circule libremente. Tampoco busca nuevas oportunidades de negocio en un mundo nuevo. Se aferra a un pasado que no puede volver. El poder es torpe, lerdo, obtuso y patético. La anarquía vuelve a ser una necesidad histórica. No podemos seguir manteniendo a esta caterva de inútiles.
¿Todo gratis? SI. Y mañana la luz, el pan, el teléfono, la sanidad, una casa. Todo lo que sea derecho fundamental del hombre. Derecho a recibir una formación digna, a tener lo básico. Las mismas empresas públicas que nos suben la luz un 10 por ciento contratan a González (Gas Natural) o a Aznar (Endesa) por 200.000 € anuales. Doscientas mil HOSTIAS...!
Que nadie pase hambre ni un solo día. Debajo de los chalets de La Moraleja está la dignidad perdida como seres humanos. Esta sociedad de privilegiados huele a muerto. No nos cansaremos de pedir. Hasta enterrarlos en el mar.
Ahora en la red, mañana en la realidad.
A por ellos!
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La cena del miedo
La semana pasada recibí una llamada del Ministerio de Cultura. Se me invitaba a una reunión-cena el viernes 7 con la ministra y otras personas del mundo de la cultura. Al parecer, la reunión era una más en una serie de contactos que el Ministerio está buscando ahora para pulsar la opinión en el sector sobre el tema de las descargas, la tristemente célebre Ley Sinde, etc. Acepté, pensando que igual después de la bofetada que se había llevado la ley en el Congreso (y la calle y la Red) se estaban abriendo preguntas, replanteándose cosas. Y que tal vez yo podía aportar algo ahí como pequeño editor que publica habitualmente con licencias Creative Commons y como alguien implicado desde hace años en los movimientos copyleft/cultura libre.
El mismo día de la reunión-cena conocí el nombre del resto de invitados: Álex de la Iglesia, Soledad Giménez, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Alberto García Álix, Ouka Leele, Luis Gordillo, Juan Diego Botto, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez (relacionado con el ámbito de los vídeo-juegos), Cristina García Rodero y al menos dos personas más cuyos nombres no recuerdo ahora (perdón). ¡Vaya sorpresa! De pronto me sentí descolocado, como fuera de lugar. En primer lugar, porque yo no ocupo en el mundo de la edición un lugar ni siquiera remotamente comparable al de Álex de la Iglesia en el ámbito del cine o Muñoz Molina en el de la literatura. Y luego, porque tuve la intuición de que los invitados compartían más o menos una misma visión sobre el problema que nos reunía. En concreto, imaginaba (correctamente) que sería el único que no veía con buenos ojos la Ley Sinde y que no se sintió muy triste cuando fue rechazada en el Congreso (más bien lo contrario). De pronto me asaltaron las preguntas: ¿qué pintaba yo ahí? ¿En calidad de qué se me invitaba, qué se esperaba de mi? ¿Se conocía mi vinculación a los movimientos copyleft/cultura libre? ¿Qué podíamos discutir razonablemente tantas personas en medio de una cena? ¿Cuál era el objetivo de todo esto?
Con todas esas preguntas bailando en mi cabeza, acudí a la reunión. Y ahora he decidido contar mis impresiones. Por un lado, porque me gustaría compartir la preocupación que me generó lo que escuché aquella noche. Me preocupa que quien tiene que legislar sobre la Red la conozca tan mal. Me preocupa que sea el miedo quien está tratando de organizar nuestra percepción de la realidad y quien está tomando las decisiones gubernamentales. Me preocupa esa combinación de ignorancia y miedo, porque de ahí sólo puede resultar una cosa: el recurso a la fuerza, la represión y el castigo. No son los ingredientes básicos de la sociedad en la que yo quiero vivir.
Por otro lado, querría tratar de explicar lo que pienso algo mejor que el viernes. Porque confieso desde ahora que no hice un papel demasiado brillante que digamos. Lo que escuchaba me sublevó hasta tal punto que de pronto me descubrí discutiendo de mala manera con quince personas a la vez (quince contra uno, mierda para...). Y cuando uno ataca y se defiende olvida los matices, los posibles puntos en común con el otro y las dudas que tiene. De hecho me acaloré tanto que la persona que tenía al lado me pidió que me tranquilizara porque le estaba subiendo la tensión (!). Tengo un amigo que dice: "no te arrepientas de tus prontos, pero vuelve sobre los problemas". Así que aquí estoy también para eso.
Quizá haya por ahí algún morboso preguntándose qué nos dieron para cenar. Yo se lo cuento, no hay problema, es muy sencillo. Fue plato único: miedo. El miedo lo impregnaba todo. Miedo al presente, miedo al porvenir, miedo a la gente (sobre todo a la gente joven), miedo a la rebelión de los públicos, miedo a la Red. Siento decir que no percibí ninguna voluntad de cambiar el rumbo, de mirar a otros sitios, de escuchar o imaginar alternativas que no pasen simplemente por insistir con la Ley Sinde o similares. Sólo palpé ese miedo reactivo que paraliza la imaginación (política pero no sólo) para abrir y empujar otros futuros. Ese miedo que lleva aparejado un conservadurismo feroz que se aferra a lo que hay como si fuera lo único que puede haber. Un miedo que ve enemigos, amenazas y traidores por todas partes.
Quien repase la lista de invitados concluirá enseguida que se trata del miedo a la crisis irreversible de un modelo cultural y de negocio en el que "el ganador se lo lleva todo" y los demás poco o nada. Pero no nos lo pongamos demasiado fácil y pensemos generosamente que el miedo que circulaba en la cena no sólo expresa el terror a perder una posición personal de poder y de privilegio, sino que también encierra una preocupación muy legítima por la suerte de los trabajadores de la cultura. Ciertamente, hay una pregunta que nos hacemos todos(1) y que tal vez podría ser un frágil hilo común entre las distintas posiciones en juego en este conflicto: ¿cómo pueden los trabajadores de la cultura vivir de su trabajo hoy en día?
Lo que pasa es que algunos nos preguntamos cómo podemos vivir los trabajadores de la cultura de nuestro trabajo pero añadiendo (entre otras muchas cosas): en un mundo que es y será infinitamente copiable y reproducible (¡viva!). Y hay otros que encierran su legítima preocupación en un marco de interpretación estrechísimo: la industria cultural, el autor individual y propietario, la legislación actual de la propiedad intelectual, etc. O sea el problema no es el temor y la preocupación, sino el marco que le da sentido. Ese marco tan estrecho nos atrapa en un verdadero callejón sin salida en el que sólo se puede pensar cómo estiramos lo que ya hay. Y mucho me temo que la única respuesta posible es: mediante el miedo. Responder al miedo con el miedo, tratar de que los demás prueben el miedo que uno tiene. Ley, represión, castigo. Lo expresó muy claramente alguien en la reunión, refiriéndose al modelo americano para combatir las descargas: "Eso es, que al menos la gente sienta miedo". Me temo que esa es la educación para la ciudadanía que nos espera si no aprendemos a mirar desde otro marco.
Tienen miedo a la Red. Esto es muy fácil de entender: la mayoría de mis compañeros de mesa piensan que "copiar es robar". Parten de ahí, ese principio organiza su cabeza. ¿Cómo se ve la Red, que ha nacido para el intercambio, desde ese presupuesto? Está muy claro: es el lugar de un saqueo total y permanente. "¡La gente usa mis fotos como perfil en Facebook!", se quejaba amargamente alguien que vive de la fotografía en la cena. Copiar es robar. No regalar, donar, compartir, dar a conocer, difundir o ensanchar lo común. No, es robar. Traté de explicar que para muchos creadores la visibilidad que viene con la copia puede ser un potencial decisivo. Me miraban raro y yo me sentía un marciano.
Me parece un hecho gravísimo que quienes deben legislar sobre la Red no la conozcan ni la aprecien realmente por lo que es, que ante todo la teman. No la entienden técnicamente, ni jurídicamente, ni culturalmente, ni subjetivamente. Nada. De ahí se deducen chapuzas tipo Ley Sinde, que confunde las páginas de enlaces y las páginas que albergan contenidos. De ahí la propia idea recurrente de que cerrando doscientas webs se acabarán los problemas, como si después de Napster no hubiesen llegado Audiogalaxy, Kazaa, Emule, Megavideo, etc. De ahí las derrotas que sufren una y otra vez en los juzgados. De ahí el hecho excepcional de que personas de todos los colores políticos (y apolíticos) se junten para denunciar la vulneración de derechos fundamentales que perpetran esas leyes torpes y ciegas.
Tienen miedo a la gente. Cuando había decidido desconectar y concentrarme en el atún rojo, se empezó a hablar de los usuarios de la Red. "Esos consumidores irresponsables que lo quieren todo gratis", "esos egoístas caprichosos que no saben valorar el trabajo ni el esfuerzo de una obra". Y ahí me empecé a poner malo. Las personas se bajan material gratuito de la Red por una multiplicidad de motivos que esos clichés no contemplan. Por ejemplo, están todos aquellos que no encuentran una oferta de pago razonable y sencilla. Pero la idea que tratan de imponernos los estereotipos es la siguiente: si yo me atocino la tarde del domingo con mi novia en el cine viendo una peli cualquiera, estoy valorando la cultura porque pago por ella. Y si me paso dos semanas traduciendo y subtitulando mi serie preferida para compartirla en la Red, no soy más que un despreciable consumidor parásito que está hundiendo la cultura. Es increíble, ¿no? Pues la Red está hecha de un millón de esos gestos desinteresados. Y miles de personas (por ejemplo, trabajadores culturales azuzados por la precariedad) se descargan habitualmente material de la Red porque quieren hacer algo con todo ello: conocer y alimentarse para crear. Es precisamente una tensión activa y creativa la que mueve a muchos a buscar y a intercambiar, ¡enteraos!
Lo que hay aquí es una élite que está perdiendo el monopolio de la palabra y de la configuración de la realidad. Y sus discursos traducen una mezcla de disgusto y rabia hacia esos actores desconocidos que entran en escena y desbaratan lo que estaba atado y bien atado. Ay, qué cómodas eran las cosas cuando no había más que audiencias sometidas. Pero ahora los públicos se rebelan: hablan, escriben, se manifiestan, intervienen, abuchean, pitan, boicotean, silban. En la reunión se podía palpar el pánico: "nos están enfrentando con nuestro público, esto es muy grave". Pero, ¿quién es ese "nos" que "nos enfrenta a nuestro público"? Misterio. ¿Seguro que el público no tiene ninguna razón verdadera para el cabreo? ¿No es esa una manera de seguir pensando al público como una masa de borregos teledirigida desde algún poder maléfico? ¿Y si el público percibe perfectamente el desprecio con el que se le concibe cuando se le trata como a un simple consumidor que sólo debe pagar y callar?
Tienen miedo al futuro. "¿Pero tu qué propones?" Esa pregunta es siempre una manera eficaz de cerrar una conversación, de dejar de escuchar, de poner punto y final a un intercambio de argumentos. Uno parece obligado a tener soluciones para una situación complejísima con miles de personas implicadas. Yo no tengo ninguna respuesta, ninguna, pero creo que tengo alguna buena pregunta. En el mismo sentido, creo que lo más valioso del movimiento por una cultura libre no es que proponga soluciones (aunque se están experimentando muchas, como Creative Commons), sino que plantea unas nuevas bases donde algunas buenas respuestas pueden llegar a tener lugar. Me refiero a un cambio en las ideas, otro marco de interpretación de la realidad. Una revolución mental que nos saque fuera del callejón sin salida, otro cerebro. Que no confunda a los creadores ni a la cultura con la industria cultural, que no confunda los problemas del star-system con los del conjunto de los trabajadores de la cultura, que no confunda el intercambio en la Red con la piratería, etc.
Eso sí, hablé del papel fundamental que para mí podrían tener hoy las políticas públicas para promover un nuevo contrato social y evitar la devastación de la enésima reconversión industrial, para acompañar/sostener una transformación hacia otros modelos, más libres, más justos, más apegados al paradigma emergente de la Red. Como se ha escrito, "la inversión pública masiva en estudios de grabación, mediatecas y gabinetes de edición públicos que utilicen intensivamente los recursos contemporáneos -crowdsourcing, P2P, licencias víricas- podría hacer cambiar de posición a agentes sociales hasta ahora refractarios o poco sensibles a los movimientos de conocimiento libre"(2). Pero mientras yo hablaba en este sentido tenía todo el rato la sensación de arar en el mar. Ojalá me equivoque, porque si no la cosa pinta mal: será la guerra de todos contra todos.
Ya acabo. Durante toda la reunión, no pude sacarme de la cabeza las imágenes de la película El hundimiento: encerrados en un búnker, sin ver ni querer ver el afuera, delirando planes inaplicables para ganar la guerra, atados unos a otros por fidelidades torpes, muertos de miedo porque el fin se acerca, viendo enemigos y traidores por todos lados, sin atreverse a cuestionar las ideas que les arrastran al abismo, temerosos de los bárbaros que están a punto de llegar...(3)
¡Pero es que el búnker ni siquiera existe! Los "bárbaros" ya están dentro. Me gustaría saber cuántos de los invitados a la cena dejaron encendidos sus ordenadores en casa descargándose alguna película. A mi lado alguien me dijo: "tengo una hija de dieciséis años que se lo baja todo". Y me confesó que no le acababa de convencer el imaginario que circulaba por allí sobre la gente joven. Ese tipo de cosas constituyen para mí la esperanza, la posibilidad de razonar desde otro sitio que no sea sólo el del miedo y los estereotipos denigratorios. Propongo que cada uno de los asistentes a la próxima cena hable un rato sobre el tema con sus hijos antes de salir de casa. O mejor: que se invite a la cena tanto a los padres como a los hijos. Sería quizá una manera de sacar a los discursos de su búnker, porque entonces se verían obligados a asumir algunas preguntas incómodas: ¿es mi hijo un pobre cretino y un descerebrado? ¿Sólo quiero para él que sienta miedo cuando enciende el ordenador? ¿No tiene nada que enseñarme sobre el futuro? El búnker ya no protege de nada, pero impide que uno escuche y entienda algo.
NOTAS
1. Alguien en la cena reveló que había descubierto recientemente que en "el lado oscuro" también había preocupación por el tema de la remuneración de los autores/trabajadores/creadores. ¡Aleluya! A pesar de esto, durante toda la reunión se siguió argumentando como si este conflicto opusiera a los trabajadores de la cultura y a una masa de consumidores irresponsables que lo quieren "todo gratis".
2. "Ciberfetichismo y cooperación", por Igor Sadaba y César Rendueles
3. Por supuesto, el búnker es la vieja industria. El "nuevo capitalismo" (Skype, Youtube, Google) entiende muy bien que el meollo de la cosa está hoy en que la gente interactúe y comparta, y en aprovecharse de ello sin devolver más que precariedad.
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Este sistema que tenemos
Como no está el horno para bollos, Gas Natural y Endesa han decido contratar a dos ex-presidentes españoles (a saber, Felipe González y José María Aznar) como consejeros por la módica suma de 200.000 euros al año en el caso de Aznar. La retribución de González -que últimamente anda diciendo "inconveniencias" a los cuatro vientos- es un dato que desconozco, pero seguro que le da para enviar la ropa al tinte. Así se demuestra que en lo esencial, PSOE y PP son la misma mierda.
Perfecto. Que siga el baile. No sólo el Estado -o sea los contribuyentes como tú y yo- les compensa por haber estado al frente de la jefatura del país, sino que también aprovechan su red de contactos para hacer su agosto.
Paralelamente, se nos suben las tarifas a todos los peatones de forma salvaje y totalmente desproporcionada en relación al IPC y no digamos ya al "aumento" de los sueldos. La luz ha subido un 10 por ciento este enero, pero en la era ZP lleva acumulado más de un 40 por ciento de subida. Los tíos zorros nos cuentan que si los costes de tal y de pascual, pero ellos siguen llevándose unos sueldazos a casa. Como si aquí no pasara nada. ¡Yonkis del dinero!
¿Cómo es posible que servicios de primera necesidad estén en manos privadas y se sometan a la lógica del beneficio como si se tratara de un producto suntuario? ¿Cómo es posible que los CEOs y los demás consejeros y encorbatados de distinta ralea ganen sueldos astronómicos con la que está cayendo? ¿Cómo se permite que un ex-presidente aproveche sus influencias para convertirlas en pasta?
Algo huele a podrido en Dinamarca. Y en España, y en Francia, y en USA... Un día todo esto va a estallar de verdad y no va a haber suficientes guardas jurados para contener la marea. La toma de la Moraleja.
Perfecto. Que siga el baile. No sólo el Estado -o sea los contribuyentes como tú y yo- les compensa por haber estado al frente de la jefatura del país, sino que también aprovechan su red de contactos para hacer su agosto.
Paralelamente, se nos suben las tarifas a todos los peatones de forma salvaje y totalmente desproporcionada en relación al IPC y no digamos ya al "aumento" de los sueldos. La luz ha subido un 10 por ciento este enero, pero en la era ZP lleva acumulado más de un 40 por ciento de subida. Los tíos zorros nos cuentan que si los costes de tal y de pascual, pero ellos siguen llevándose unos sueldazos a casa. Como si aquí no pasara nada. ¡Yonkis del dinero!
¿Cómo es posible que servicios de primera necesidad estén en manos privadas y se sometan a la lógica del beneficio como si se tratara de un producto suntuario? ¿Cómo es posible que los CEOs y los demás consejeros y encorbatados de distinta ralea ganen sueldos astronómicos con la que está cayendo? ¿Cómo se permite que un ex-presidente aproveche sus influencias para convertirlas en pasta?
Algo huele a podrido en Dinamarca. Y en España, y en Francia, y en USA... Un día todo esto va a estallar de verdad y no va a haber suficientes guardas jurados para contener la marea. La toma de la Moraleja.
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martes, 11 de enero de 2011
Con una escopetita verde
Se apagó la vida de un ídolo de mi niñez. María Elena Walsh hacía canciones para niños de una extraña belleza, adaptando ritmos folklóricos y buscando sonoridades nuevas. En lugar de considerarlos infradotados, como suelen hacer la mayor parte de las canciones infantiles, trataba a los pequeños como seres poseedores de inteligencia y sensibilidad, creando un paisaje poblado de personajes entrañables. Asimismo, ha hecho una obra "para adultos" más que considerable. Ocurre como en el caso de Saint-Exupéry: no se sabe dónde está la frontera de lo "infantil" y lo "adulto", tal vez porque lo genuinamente infantil es totalmente adulto. La Walsh era una artista de pies a cabeza.
Aún me pregunto qué extraña coincidencia me ha devuelto un ejemplar de "Mi planta de naranja lima" en su versión portuguesa, un libro que tembién perdí en la partida y que he reencontrado en Lisboa en la librería mais pequena do mundo. Las mareas son así. Nunca sabes qué te van a traer.
Y ahora esto.
El árbol de guitarritas de Portugal. Todo el mundo sabe que en Portugal hay un árbol que da guitarras. Yo lo he visto. Espera un poco que vine el doctor manejando un cuatrimotor. Y ¿saben lo que pasó? Cazó viva una naranja. ¡Qué coraje, qué valor! Tanto tiempo tardó en cruzar el mar que al fin se volvió a arrugar. Y por eso regresó... vieja como se marchó. A buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó. Vamos a ver cómo es el mundo del revés. Cuentopos de Gulubú. ¡Me encantaba el dibujo de Don Fresquete!
María Elena Walsh es la más grande autora de canciones para niños que he conocido. En España, una tal Rosa León destrozó sus creaciones. Otro ser que se dedica desde hace años a los niños en la piel de toro es Teresa Rabal. Sobran los comentarios.
Mi tío Santiago coincidió con ella en un boliche de Buenos Aires y logró que nos autografiara "Canciones para Mirar". Debía ser 1971 y vivíamos en la calle José León Cabezón. Qué tranquila parecía en el verano austral de 2009 y, sin embargo, allí tuvo lugar el más temido de los infiernos para gente muy querida. En alguna pared del barrio habrán quedado impresas las huellas de los asesinos. El mal tizna.
En 1971, Perón aún estaba en España; para variar, había un gobierno militar. Nos habíamos mudado de Villa Bosch a la capital. Yo tenía 6 años y mi hermano 4. Hice primer grado en la Escuela de Experiencia Extendida "Coronel Mayor Ignacio Álvarez Thomas", situada en la calle Terrada y Nueva York de la Capital Federal de la Nación Argentina. Dirigida con mano férrea y guante de seda por el profesor Héctor Sacco (cuya firma era muy difícil de falsificar).
"Canciones para mirar" siempre fue un preciado trofeo. El disco es uno de los tres que se salvaron de la quema e hicieron el viaje con nosotros de Buenos Aires a Madrid, junto con un longplay de Gardel y "La guitarra virtuosa". En 1978 escuché esos tres discos docenas de veces y me aprendí los arreglos de memoria.
Supongo que con su muerte me he hecho definitivamente mayor. No concibo destino más grande que hacer reír o soñar a un niño. Convertirse de una vez por todas en el guardián entre el centeno. Alguien que te dice al oído que no hay límites, que cualquier empeño es santo, posible y necesario. Había una vez una vaca, en la quebrada de Humahuaca... María Elena Walsh lo logró con creces. Descansa en paz, mi amor de infancia! (confío en que, si me está leyendo, el Hada Patricia no se me ponga celosa...). Bueno, yo era fiel a mi manera.
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lunes, 3 de enero de 2011
Voltaire
Un pensamiento de Voltaire para empezar el día:
"Para juzgar a un hombre, fíjate en la clase de preguntas que hace antes que en sus respuestas"
El viejo libertino hilaba fino...
"Para juzgar a un hombre, fíjate en la clase de preguntas que hace antes que en sus respuestas"
El viejo libertino hilaba fino...
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domingo, 2 de enero de 2011
Mi vida en La Habana
Voy caminando por el Malecón hacia la casa de las Cariátides. El sol cae a pico en la acera de los bobos. Me voy a pasar el día escribiendo en un café. Sí, ese que está a la vuelta de la Catedral, el que se cae a trozos. Comeré en casa de Lola (...) Comida cubana de toda la vida. Ropa vieja, mayormente. Me voy a fumar un cigarro interminable y políticamente bien incorrecto. Cuando termine ese cigarro me fumaré otro. A las 9 vendrá el negro Dávila para llevarme a la Casa de la Música. Iremos a toda hostia por Quinta hacia la marina Hemingway en su Lincoln rojo del año 52. Los semáforos no funcionan o no existen o no los vemos. Hoy toca Manolito y su Trabuco.
Las putas nos conocen bien y nos quieren a morir, después de todo somos músicos y en la escala social estamos un paso por debajo de las jineteras, pero si alguien, por ejemplo un turista hijodeunagranputa, se pasa un pelo con ellas tiramos de cuchillo. Vivir en la cárcel o vivir como músico, me dirás tú dónde está la diferencia, nosotros ya vivimos en una jaula y sus barrotes son el mundo. Todos hemos de morir, un día u otro. Muchos ni siquiera han vivido. Casa particular, casa particular... Maté mi jugada, ¡ya hice mi pan!
Tremenda descarga. Bailaremos toda la noche. Castellano, qué bueno baila usted...! Chico, para ser blanco no bailas mal. ¿Tú sabes? ¿Has visto a esa mulata...? Sí, ya la conozco, es un pozo de líos. Un pozo sin fondo. Pero es una diosa de ébano. Aléjate de ella, mi helmano. Hazme caso. Acabarás en un hotel de mala muerte con un dolor de cabeza monumental y sin un peso en la cartera, y sin cartera, sin ná. Ya, pero después del polvo del siglo. Vete de mi casa, que no tienes ni un kilo prieto. Aprende a cocinar. Tus camisas te las planchas tú. Que te aguante tu abuela, arroz con habichuelas. Devuélveme las llaves. Por qué me tiraste los instrumentos desde un décimo piso, desgraciada.
Con las primeras luces nos daremos un baño en el mar. Daiquiris en el Riviera. Por la tarde quedamos para ensayar en lo de Leyva. Vienen 2 trompetas, un percusionista del carajo y una mina que tiene terciopelo en la garganta. Y una pena clavada en lo más hondo. Cuando canta nos hace llorar a todos, por eso no podemos parar de beber, nos deshidrata el alma. Leo trajo malanga de Pinar del Río. A los vecinos que les den por culo. Que corra el ron, invito yo. A saber dónde amanezco.
El cielo está en llamas y enciendo un cigarro. Bebo apoyado en mi lanza. Estoy vivo, carajo. Va a regresar a casa su puta madre. Tipo cero, factor RH negativo. Nacido bajo el signo de Escorpio. El año del Dragón. Abran cancha!
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sábado, 1 de enero de 2011
Estábamos tan bien
Estoy recibiendo una serie de comentarios a la publicación del post "Los "fans" de Cristina". Como cabe comprobar releyendo la nota, aclaré que se trataba de la opinión de una "colaboradora anónima". No me siento para nada identificado con lo que se dice en la misma, pero me parece interesante la posibilidad de un debate teniendo en cuenta todas las posiciones, alejándose si es posible de la visión apocalíptica de Clarín o la paradisíaca de Página 12.
La creencia en un determinado proyecto no debe cegar la capacidad crítica. Volvemos a la cuestión de la "infalibidad" de los iconos argentinos (Gardel, Perón, Evita, Maradona). La imposibilidad de cuestionar las cosas o contemplar otras visiones genera amores u odios viscerales. Si alguien no puede decir lo que piensa con absoluta libertad, entonces el proyecto que se está generando corre el riesgo de transformarse en un error.
Veamos la otra cara de la moneda para los que tienen la memoria flaca acerca de lo que han significado los años del saqueo.
ESTÁBAMOS TAN BIEN... HASTA QUE LLEGARON LOS Ks!
exacto... éramos tan felices y llegaron los k...
Argentina era un país hermoso, lleno de personas alegres, lleno de riquezas, lleno de esperanzas ...pero llegaron los k y todo cambió.......
los grandes medios elogiaban la economía
existía el federalismo y cada provincia tenia su propia moneda, en el marco de una economía fuerte, robusta, en crecimiento:
el gobierno cuidaba nuestros ahorros. Para ello, crearon el corralito
eran tan buenos los gobiernos , que el pueblo salió a la calle para pedirles que se tomaran vacaciones...
no existía el problema de las monedas como ahora, porque la gente recurría al
en cambio existían los shoppings, pero estaban vacíos porque a la gente le sobraba de todo
A LA GENTE LE SOBRABA TANTO y crearon los clubes de trueque
eramos todos millonarios!
¡Éramos todos empresarios!
SI HASTA LOS JUBILADOS Y EMPLEADOS ESTATALES GANABAN TANTO QUE, PARA EVITAR QUE DESPILFARRARAN LA PLATA EL GOBIERNO (A TRAVÉS DE DOMINGO CAVALLO, PATRICIA BULLRICH, GERARDO MORALES) DECIDIO QUE SE LES REBAJARA EL 13% DE SUS HABERES.
En aquellos días sí que existía la redistribución de la riqueza!
LA GENTE ESTABA TAN FELIZ QUE SALIA A FESTEJAR CON GRANDES BATUCADAS
EL INDEC ERA CONFIABLE Y SE MOSTRABAN LOS INDICADORES QUE CRECIAN: por ejemplo, la deuda externa
también algo bajaba: las reservas
1997 :19.680.000.000(Argentina vende todo el oro 124.417 Kg. por u$s 1.485.000.000 )
1998 :23.000.000.000.
1999 :26.838.000.000
cuidaban las reservas
2001 : 27.389.000.000 (enero) 24.781.000.000
(marzo) 17.482.000.000 (agosto) GOBIERNO UCR ALIANZA (gastaron)
2002 : 10.050.000.000
2003 : 8.148.000.000 (Se pagaron 1.600 millones para poder firmar con el FMI)
2004: 14.160.000.000
2005: 1.947.000.000
2006: 28.090.000.000
2007: 32.070.000.000
2008: 46.180.000.000
ahora superan los 50.000.000.000 de dólares
EL GOBIERNO NO SE QUEDABA CON LA CAJA!! EN CAMBIO REPARTÍA LA CAJA PAN
estábamos tan bien que para sufrir un poquito la gente hacia largas colas en las embajadas
existía la libertad de expresión
todos podíamos decir lo que pensábamos!
La creencia en un determinado proyecto no debe cegar la capacidad crítica. Volvemos a la cuestión de la "infalibidad" de los iconos argentinos (Gardel, Perón, Evita, Maradona). La imposibilidad de cuestionar las cosas o contemplar otras visiones genera amores u odios viscerales. Si alguien no puede decir lo que piensa con absoluta libertad, entonces el proyecto que se está generando corre el riesgo de transformarse en un error.
Veamos la otra cara de la moneda para los que tienen la memoria flaca acerca de lo que han significado los años del saqueo.
ESTÁBAMOS TAN BIEN... HASTA QUE LLEGARON LOS Ks!
exacto... éramos tan felices y llegaron los k...
Argentina era un país hermoso, lleno de personas alegres, lleno de riquezas, lleno de esperanzas ...pero llegaron los k y todo cambió.......
los grandes medios elogiaban la economía
existía el federalismo y cada provincia tenia su propia moneda, en el marco de una economía fuerte, robusta, en crecimiento:
el gobierno cuidaba nuestros ahorros. Para ello, crearon el corralito
eran tan buenos los gobiernos , que el pueblo salió a la calle para pedirles que se tomaran vacaciones...
no existía el problema de las monedas como ahora, porque la gente recurría al
en cambio existían los shoppings, pero estaban vacíos porque a la gente le sobraba de todo
A LA GENTE LE SOBRABA TANTO y crearon los clubes de trueque
eramos todos millonarios!
¡Éramos todos empresarios!
SI HASTA LOS JUBILADOS Y EMPLEADOS ESTATALES GANABAN TANTO QUE, PARA EVITAR QUE DESPILFARRARAN LA PLATA EL GOBIERNO (A TRAVÉS DE DOMINGO CAVALLO, PATRICIA BULLRICH, GERARDO MORALES) DECIDIO QUE SE LES REBAJARA EL 13% DE SUS HABERES.
En aquellos días sí que existía la redistribución de la riqueza!
LA GENTE ESTABA TAN FELIZ QUE SALIA A FESTEJAR CON GRANDES BATUCADAS
EL INDEC ERA CONFIABLE Y SE MOSTRABAN LOS INDICADORES QUE CRECIAN: por ejemplo, la deuda externa
también algo bajaba: las reservas
1997 :19.680.000.000(Argentina vende todo el oro 124.417 Kg. por u$s 1.485.000.000 )
1998 :23.000.000.000.
1999 :26.838.000.000
cuidaban las reservas
2001 : 27.389.000.000 (enero) 24.781.000.000
(marzo) 17.482.000.000 (agosto) GOBIERNO UCR ALIANZA (gastaron)
2002 : 10.050.000.000
2003 : 8.148.000.000 (Se pagaron 1.600 millones para poder firmar con el FMI)
2004: 14.160.000.000
2005: 1.947.000.000
2006: 28.090.000.000
2007: 32.070.000.000
2008: 46.180.000.000
ahora superan los 50.000.000.000 de dólares
EL GOBIERNO NO SE QUEDABA CON LA CAJA!! EN CAMBIO REPARTÍA LA CAJA PAN
estábamos tan bien que para sufrir un poquito la gente hacia largas colas en las embajadas
existía la libertad de expresión
todos podíamos decir lo que pensábamos!
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Lisboa en llamas
Um olhar. Nueva década. Lisboa arde desde a nossa janela aberta para o mundo. Mi corazón también.
Va por ustedes...!
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