Mi querida amiga Adriana me envía esta foto desde Etiopía.
Con las estupideces de los independentistas y la miopía propia de occidentales que se miran el ombligo, desconocemos cómo se vive en el mundo real, aquel que ocupan las personas que no interesan a nadie.
Innovaciones como el bitcoin apuntan al desarrollo de una nueva conciencia planetaria, donde cada individuo puede convertirse en su propio banco e intercambiar bienes y servicios de persona a persona. Hay que perseverar en la descentralización de los servicios, de la energía, de la educación. Hay que crear unidades de desarrollo integral repartidas por toda la geografía de los olvidados.
En la mirada perdida de estas mujeres que acarrean materiales de construcción está inscrito todo el dolor del mundo. La imposibilidad de no poder siquiera imaginar otra clase de vida.
Queda mucho por hacer. Prácticamente todo.
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