Madoffs aparte (hasta el bueno de John Malkovich ha resultado afectado por el truhán de guante blanco. aunque siempre le quedará el Lux en Lisboa y su indiscutible talento para recuperarse ante cualquier pérdida), el estío caníbal de Hispania nos regala otro capítulo de "Los controladores aéreos también lloran", que ya nos tuvo entretenidos el pasado invierno.
Nuestro colectivo de controladores aéreos tiene estrés. ¿Qué tendrán nuestros controladores aéreos...? Desde que Pepiño Blanco, titular del Ministerio de Fomento, anunció que se iba a acabar el cachondeo, viven sin vivir en ellos mismos.
Recordemos que los poco más de 2.000 individuos que conforman esta casta sacerdotal de importancia estratégica vital para la economía de España, ganan de media por encima de los 300.000 euros anuales, llegando en casos extremos hasta el millón de euros.
Una nadería para los tiempos que corren. Cualquier maestro de escuela les da sopas con hondas.
Ahora resulta que en plena temporada punta se ponen todos enfermos a la vez. El estrés es lo que tiene, que se contagia con una facilidad pasmosa cual gripe española de comienzos del siglo XX. A ver si es que tienen que pasar un nuevo examen médico y "quedarse en tierra" ¡Tanto estrés y controlando la navegación aérea! ¿Y no estarían más tranquilitos, digo yo, currando en una oficina infame con el aire acondicionado estropeado, un jefe surgido de La matanza de Texas y 972,89 euros de paga mensual? O señalizando el tráfico en Écija a las 15:30 de la tarde. O educando adolescentes de 15 años expertos en valetudo.
traigo la camisa roja
larará
de sangre de un compañero
mira, mira Maruxina, mira
mira como vengo yo
Blanco, que no se asusta fácilmente, ha amenazado con situar controladores militares en las torres de toda España, como ya ocurriera en USA en tiempos de Reagan y en Francia en los años setenta. Puede que el estrés se transforme ahora en enfermedad estomacal de carácter crónico.
¿Y si se aprovecha la coyuntura para aumentar los sueldos de todos los que no somos controladores aéreos? ¿Acaso nuestros inefables y solidarios amigos se sentirían más acompañados? ¿El mundo les parecería más humano, menos raro? ¿Qué tal si multiplicamos el sueldo del resto de los españoles por 10, por 15, por 20 o por lo que haga falta para alcanzar los 300.000 euros de media que se levanta al año un controlador? ¿Qué haríamos con toda esa pasta? Conciencia de clase, he ahí la clave. ¡Veinticincomileuristas en lucha! ¡Compañeros del metal!
Dios mío, qué estrés. ¿Fondos de inversión? ¿Acciones por mi cuenta? ¿Casoplones para alquilar? ¡Qué cara de Madoff tiene ese señor del banco...! A controlar, a controlar hasta enterrarlos en el mar. Un gran poder -adquisitivo- implica una gran responsabilidad. ¡Cuánta razón tenía Spiderman!
miércoles, 21 de julio de 2010
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