miércoles, 13 de septiembre de 2017

Madrid

Me dices que solo bebes Fernet. Nos van echando de todos los sitios. Anda que encontrar un lugar abierto y que sirvan Fernet en pleno Madrid. ¿Por qué no pedir mate cocido ya que estamos?

Presenciamos un duelo de cubanos bailando como posesos en La Fontana de Oro. Momento mágico. Salimos junto al negrón que venció y nos dice que aquí tenemos un amigo para siempre. Es imposible que un blanco pueda igualar lo que vimos, ni en broma.

Hay cosas que solo se viven de noche. Como la madrugada en Siwa en que toqué y canté para ti.

La noche es apacible e invita a las confidencias. Esta ciudad de aluvión, tan mía.

Recorremos las calles de Madrid y pienso en los jóvenes que dieron su vida por la República. Desfilaban por la Gran Vía camino del frente. Muchos quedaron para siempre allí.

Argüelles era frontera. Se combatía en la Ciudad Universitaria, en la Casa de Campo, en el Puente de los Franceses...

Caían las bombas en la Puerta del Sol o en el entonces flamante edificio de Telefónica.

Madrid tiene una forma de festejar la vida que solo puede darse en quien ha contemplado la muerte cara a cara. Muchas veces. Quien no conozca las noches de Madrid se pierde algo único.

Regresamos a casa después de conversar toda la noche, tu mano en la mía. 

Sí, así es. Sobrevivimos al amor.

Como a otras cosas.

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