domingo, 17 de septiembre de 2017

Tinta roja


Las actuaciones escaseaban. Había un aire de desbandada inminente. A modo de reflexión filosófica, un miembro del cuarteto apuntó que la prostitución era mucho más lucrativa que la música. Pero ninguno estábamos en edad de merecer. Merecer dos hostias si acaso.

—Oye, ¿qué tal el local ese donde están tocando los ñatos del otro día… ahí por Plaza de España?

—¿El restaurante decís…? Bueno, si te querés suicidar y no te atrevés a dar el paso es un buen plan para una noche de martes, por ejemplo. Después te matás y ya está… a otra cosa.

—Ahhh… ta bien. Voy a llamar.


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