sábado, 30 de abril de 2011

Cinco euros


Un billete de cinco euros siembra el pánico en Puerto Banús.

“Ha sido súper fuerte, no sabíamos que hubiera billetes tan pequeños; no, si al final será verdad que estamos en crisis”, comenta uno de los testigos. Nadie puede explicar exactamente de dónde ha salido, pero el caos que se ha formado al encontrarlo ha sido monumental. “Uno de solo cincuenta ya nos pone de los nervios, así que figúrate el caos”, explicaba un testigo abanicándose con la Visa Oro, “ya es de mal gusto llevar dinero encima.”

Las autoridades tratan de averiguar quién ha introducido semejante objeto en la localidad, o si ha entrado “volando desde algún lugar más humilde”.

viernes, 29 de abril de 2011

Los problemas son puramente psicológicos



Los príncipes ya se han casado y ya me siento mucho más tranquilo. En su etapa de muerte, el gobierno español lo está haciendo genial y Messi es un dios. La oposición ayuda lo suyo, ya que sólo le interesa el bien general. Unos por otros...

Hay 5.000.000 personas muy ilusionadas con la boda real inglesa (¡yo también!). La gente se muere del amor...

Si alguien no encuentra trabajo en la piel de toro debe ir al psicólogo (esteeee... guau....). El problema es suyo y sólo suyo.

La crisis económica hostiga aún al mercado laboral, pese a encadenar ya más de tres años de destrucción de empleo. Y el paro pulveriza, otra vez, cualquier registro precedente: en el primer trimestre alcanzó los 4,91 millones de personas, tras sumar 213.500 desempleados más. Eso supone un 21,3% de la población activa, una tasa que también se sitúa entre las peores de la serie estadística. Como había sostenido el Gobierno, no se llegó a los cinco millones de desempleados, pero solo porque cundió el desánimo y la población activa retrocedió.

La Encuesta de Población Activa (EPA), que acaba de divulgar el Instituto Nacional de Estadística, revela además que entre enero y marzo hubo un notable descenso del número de personas con empleo, al registrarse 256.500 ocupados menos. La crisis se ha llevado ya por delante 2,37 millones de empleos, una medida inapelable de su voracidad.

La economía española apura el amargo trago de la Gran Recesión. Y el paro es el síntoma de que la crisis internacional ha encontrado aquí motivos para enraizarse. España es el país industrializado que más aporta al cómputo de empleos destruidos desde 2008. La comparación con las grandes economías es esclarecedora: en un extremo, España, con una tasa de paro que escala al 21,3%; en el otro, Alemania, el gran vencedor de la crisis, con una proporción de desempleados que baja al 7,1%. Además, atiza la inflación (un 3,8% en abril), del crecimiento económico apenas hay noticias y la desconfianza nunca se ha ido de los mercados financieros. Una realidad contundente que empequeñece cualquier atisbo de recuperación.

El primer trimestre suele ser el peor para el mercado laboral por razones estacionales (menos obras por el mal tiempo, menos consumo de las familias tras las fiestas navideñas, menor actividad turística y comercial). Y este año no ha escapado a la costumbre; más aún cuando la Semana Santa, que arrastra empleos en el sector servicios, se ha retrasado a abril. Es lo que ya habían anticipado, mes a mes, los datos de afiliación a la Seguridad Social.

Pero en más de un sentido, el dato es peor de lo esperado. La crisis llegó a su punto de ebullición en el primer trimestre de 2009, cuando desaparecieron 766.000 empleos de un golpe. Y solo empezó a ceder en el otoño de aquel año: a partir de entonces, la pérdida de puestos de trabajo siguió contándose por decenas de miles, pero fue siempre menor que en el mismo periodo del año anterior. La destrucción de empleo se moderaba paso a paso, antes de dar comienzo a la ansiada recuperación de puestos de trabajo. Pero ahora esa tendencia se ha quebrado: en el primer trimestre de este año se perdieron más empleos (256.500) que en el mismo periodo de 2010 (251.700).

El rastro de la destrucción de empleo por sectores deja también noticias preocupantes. La industria, donde se concentran los primeros síntomas de recuperación económica, se dejó 82.000 empleos. El desplome de la construcción (78.500 empleos menos) no tiene fin, pese a haber acaparado más de la mitad de los puestos de trabajo destruidos desde 2007. Ambos sectores perdieron más empleo que los servicios (74.600), que ocupa a un 70% de las personas con trabajo en España. De hecho, este sector es el único en el que el número de trabajadores es ahora mayor que un año antes.

A diferencia de otras etapas de destrucción de empleo, entre los asalariados se perdieron más puestos de trabajo indefinidos (193.400), que temporales (54.300). Mientras la tasa de temporalidad sigue anclada en el 24,8%, es en la contratación a tiempo parcial donde se registra una novedad reseñable. Este tipo de contratos, impulsados por un plan de bonificación de las cotizaciones sociales aprobado por el Gobierno en febrero, aumentó casi un 5%, con especial incidencia entre los hombres (un 15% más). Sin embargo, esta medida no fue suficiente para revertir la incidencia de la crisis entre los más jóvenes. El 80% de la destrucción de empleo en el trimestre se concentró en los menores de 34 años. Y el paro juvenil (hasta 25 años) llegó otra vez al 45%, un récord desde 1994. De hecho, la ocupación solo creció entre los mayores de 50 años.

En suma, no se llegó a los cinco millones de parados, la última barrera psicológica de contención a la que se ha agarrado el Gobierno, aunque la vicepresidenta económica, Elena Salgado, ya evitó esta semana mostrar señal de alivio alguna. "Eso no puede ocultar la gravedad de la cifra de paro, es inasumible", dijo el jueves. Más aún cuando, como ocurrió el trimestre anterior, el crecimiento del paro vino acompañado de una reducción de la población activa. Para los expertos, éste es un síntoma preocupante: en la primera mitad de 2010, el número de personas que tenía o buscaba un empleo había aumentado, lo que se tomó como una señal de que lo peor quedaba atrás. Pero desde otoño pasado vuelve a reinar el desánimo. Y muchas personas dejan de buscar trabajo porque no creen que lo vayan a encontrar.

En el arranque de este año, la población activa disminuyó en 42.900 personas; casi el 70% de ese retroceso se concentró en la población inmigrante. Desde que estalló la crisis, solo en el tercer trimestre de 2009 se registró una caída mayor. Si esta vez se hubiese seguido la pauta del trimestre inicial de 2009 y 2010 (en ambos periodos se sumaron más de 30.000 personas a la población activa), el número de parados habría estado mucho más cerca de los cinco millones de personas. Lo que sí acreditan las cifras del primer trimestre es que el paro volvió a aumentar más en las mujeres (123.800) que en los hombres (89.900), en contra de lo que pasaba en la fase inicial de la crisis.

Algunas estadísticas revelan que la situación bordea, para muchos, lo insostenible, después de tres años de crisis. El número de hogares con todos sus miembros en paro volvió a subir y se sitúa ya en los 1,38 millones. Hay más de dos millones de personas que llevan buscando trabajo más de un año. Y la red de seguridad empieza a resquebrajarse. Según los datos suministrados por el Ministerio de Trabajo, un millón de parados no percibe ni prestación ni subsidio por desempleo, ya sea por no haber cotizado lo suficiente, ya por haber agotado el tiempo de derecho a cobro. Y con el ajuste del déficit público como prioridad en la agenda política (y en la de los mercados financieros), es cada vez más improbable que la Administración vaya en su auxilio.

miércoles, 27 de abril de 2011

Lionel

El gol que Messi le acaba de meter al Real Madrid -el segundo y definitivo gol- es algo sublime, único, impecable, vigorizante, apabullante.

Recuerda al segundo gol que sentenció el partido Argentina-Inglaterra en el mundial de 1986. Quién podía ser... Diego Armando Maradona metió aquel golazo que paralizó el país.


La forma de jugar de Messi es arte puro. Algo que ocurre -si ocurre- muy de tanto en tanto.

No es un jugador de fútbol. Es una luz cegadora, un disparo de nieve. Un adelantado, un hombre que sueña e inventa caminos imposibles, trayectorias no descritas, geometrías de otra galaxia. Un electrón, un jugador cuántico. Imposible predecir dónde estará, es y no es al mismo tiempo, aparece y desaparece.

De esta época quedarán pocas cosas. Messi es una de ellas. Porque juega al billar en el campo de fútbol y deja una estela de emoción en el aire.

¡No somos dignos.......! Para ver el gol, pulsar en el link que aparece a continuación:

GOLAZO DE MESSI 27 de abril de 2011

martes, 26 de abril de 2011

Construção

He aquí la letra de una de las mejores canciones que he oído en mi vida, Construção, de un genio total llamado Chico Buarque. Construcción narra la muerte de alguien que no cuenta, que es un número en las estadísticas, un albañil que tropieza en el cielo y flota en el aire como se fosse um pássaro. Un magistral juego lingüístico que cuenta una historia terrible bajo tres prismas diferentes. Alguien como cualquiera de nosotros. Y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo.

All the lonely people
Where do they all come from?
All the lonely people
Where do they all belong?

Después de la versión original se encuentra la letra en castellano que tradujo Daniel Viglietti (es más una versión que una traducción). ¡Va por ustedes!

Amou daquela vez como se fosse a última
Beijou sua mulher como se fosse a última
E cada filho seu como se fosse o único
E atravessou a rua com seu passo tímido
Subiu a construção como se fosse máquina
Ergueu no patamar quatro paredes sólidas
Tijolo com tijolo num desenho mágico
Seus olhos embotados de cimento e lágrima
Sentou pra descansar como se fosse sábado
Comeu feijão com arroz como se fosse um príncipe
Bebeu e soluçou como se fosse um náufrago
Dançou e gargalhou como se ouvisse música
E tropeçou no céu como se fosse um bêbado
E flutuou no ar como se fosse um pássaro
E se acabou no chão feito um pacote flácido
Agonizou no meio do passeio público
Morreu na contramão atrapalhando o tráfego

Amou daquela vez como se fosse o último
Beijou sua mulher como se fosse a única
E cada filho seu como se fosse o pródigo
E atravessou a rua com seu passo bêbado
Subiu a construção como se fosse sólido
Ergueu no patamar quatro paredes mágicas
Tijolo com tijolo num desenho lógico
Seus olhos embotados de cimento e tráfego
Sentou pra descansar como se fosse um príncipe
Comeu feijão com arroz como se fosse o máximo
Bebeu e soluçou como se fosse máquina
Dançou e gargalhou como se fosse o próximo
E tropeçou no céu como se ouvisse música
E flutuou no ar como se fosse sábado
E se acabou no chão feito um pacote tímido
Agonizou no meio do passeio náufrago
Morreu na contramão atrapalhando o público
Amou daquela vez como se fosse máquina
Beijou sua mulher como se fosse lógico
Ergueu no patamar quatro paredes flácidas
Sentou pra descansar como se fosse um pássaro
E flutuou no ar como se fosse um príncipe
E se acabou no chão feito um pacote bêbado
Morreu na contra-mão atrapalhando o sábado

Por esse pão pra comer, por esse chão prá dormir
A certidão pra nascer e a concessão pra sorrir
Por me deixar respirar, por me deixar existir,
Deus lhe pague
Pela cachaça de graça que a gente tem que engolir
Pela fumaça e a desgraça, que a gente tem que tossir
Pelos andaimes pingentes que a gente tem que cair,
Deus lhe pague
Pela mulher carpideira pra nos louvar e cuspir
E pelas moscas bicheiras a nos beijar e cobrir
E pela paz derradeira que enfim vai nos redimir,
Deus lhe pague

----

Construcción

Amó aquella vez como si fuese última
besó a su mujer como si fuese última
y a cada hijo suyo cual si fuese el único
y atravesó la calle con su paso tímido
subió a la construcción como si fuese máquina
alzó en el balcón cuatro paredes sólidas
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico
sus ojos embotados de cemento y lágrimas
sentóse a descansar como si fuese sábado
comió su pan con queso cual si fuese un príncipe
bebió y sollozó como si fuese un náufrago
danzó y se rió como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico
y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
y terminó en el suelo como un bulto fláccido
y agonizó en el medio del paseo público
murió a contramano entorpeciendo el tránsito

Amó aquella vez como si fuese el último
besó a su mujer como si fuese única
y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo
y atravesó la calle con su paso alcohólico
subió a la construcción como si fuese sólida
alzó en el balcón cuatro paredes mágicas
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico
sus ojos embotados de cemento y tránsito
sentóse a descansar como si fuese un príncipe
comió su pan con queso cual si fuese el máximo
bebió y sollozó como si fuese máquina
danzó y se rió como si fuese el próximo
y tropezó en el cielo cual si oyese música
y flotó por el aire cual si fuese sábado
y terminó en el suelo como un bulto tímido
agonizó en el medio del paseo náufrago
murió a contramano entorpeciendo el público

Amó aquella vez como si fuese máquina
besó a su mujer como si fuese lógico
alzó en el balcón cuatro paredes flácidas
sentóse a descansar como si fuese un pájaro
y flotó en el aire cual si fuese un príncipe
y terminó en el suelo como un bulto alcohólico
murió a contromano entorpeciendo el sábado

Más contento que perro con dos colas


"Endijpué de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados. Porque si los abro elijo a otra".

- Dígame don Inodoro ¿usté está con la Eulogia por alguna promesa?
- Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota.

- Vago no soy, quizá algo tímido para el esjuerzo.

- Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas.

- ¿Y usted cómo se gana la vida?
- ¿Ganar? ¡De casualidá estoy sacando un empate!

- ¿No andará mal de la vista, don Inodoro?
- Puede ser. Hace como tres meses que no veo un peso.

- ¿Por qué esta agresión gratuita?
- ¡Si quiere se la cobro!

- El pingüino es monógamo.
- ¿Y por qué cree que le dicen Pájaro Bobo?

- Con la verdá no ofendo ni temo. Con la mentira zafo y sobrevivo, Mendieta.

- La historia lo juzgará. Pero tiene el mejor de los abogados: el olvido.


- Eso de "hasta que la muerte los separe" es una incitación al asesinato.

- Acepto que la Eulogia es fulera, pero es de las que demuestran la beyeza por el absurdo.

- Usté no está gorda, Eulogia. Es un bastión contra la anorexia apátrida.

- ¿Puede una persona disaparecer de a pedazos? Porque a la Eulogia le desapareció la cintura.

- Pereyra, míreme a la cara.
-¿Por qué este castigo, Eulogia? ¿Por qué tanta crueldá?

- La Eulogia es, lejos, la mejor prienda que conocí en mi vida. Bien lejos... 20, 30 kilómetros. De cerca es así, jodida...

- La Eulogia es una santa. No como mi cuñada que sufre el Síndrome de la Abeja Reina. Se cree una reina y es un bicho.

- A veces la picardía crioya es sólo desesperación, Mendieta.

- Ahura hay fertilización asistida. Vea el caso de la señora del viejo Aredes. Quedó embarazada. En el pueblo se comenta que al viejo lo ayudaron.

- ¡Mire esta vaca, Serafín! Musa inspiradora de miles de composiciones escolares... ¡Y ahora es acusada de traficante de colesterol por el naturismo apátrida! Nos da su leche, su carne, su cuero. ¡Lo quiero ver a usté haciéndose una campera de zapayitos!

- La muerte nivela a güenos y malos, don Inodoro. Lo malo es que nivela pa' bajo.

- No tenemos que copiar las cosas malas de ajuera, Lloriqueo. ¡Nosotros tenemos que crear nuestras propias cosas malas!

- Estuvo divertido el pesebre viviente este año, Mendieta.
- Bien la vaca. Algo sobreactuado el burro.

- Soy crítico meteorológico, señor. La tormenta de anoche. "Floja iluminación de los relámpagos, yuvia repetida, escenografía pobre y pésimo sonido de los truenos en otro fiasco de esta puesta en escena de Tata Dios. Una típica propuesta de verano, liviana, pasatista, para un público poco exigente".

- ¡No me diga que va a barrer, Pereyra! ¡La última tarea doméstica que hizo jué doblar una serviyeta!

- Yo no quiero ser irrespetuoso, Eulogia, pero lo que ha hecho Tata Dios con usté es abuso de autoridá.

domingo, 24 de abril de 2011

El curioso funcionamiento del ser humano

Acabo de encontrar la solución definitiva al problema de la energía. Y lo he hecho en soledad! Exijo ahora mismo un cargo político con cuenta de gastos y chófer. Ahí va, sin anestesia: para poder desplegar energías limpias lo primero que hay que hacer es contaminar bien ciertas zonas del planeta Tierra, a ser posible PARA SIEMPRE.

A raíz del aniversario del accidente en la central nuclear de Chernóbil, Ucrania difundió un nuevo atlas actualizado de las zonas contaminadas por las fugas radioactivas de Chernóbil tras la explosión en el cuarto reactor en la madrugada del 26 de abril de 1986. Este valioso documento registra una intensa contaminación del suelo en torno a Chernóbil con cesio-137, estroncio-90, y plutonio 238, 239 y 240, y pronostica también el nivel de contaminación con americio para el año 2056. En esa fecha precisamente la concentración de americio-241 "alcanzará su máximo valor", a consecuencia de la desintegración del plutonio-241, señala el atlas.

La zona de exclusión y la zona de total reasentamiento en torno a Chernóbil "nunca" serán aptas para vivir en ellas, según Mykola Proskura, vicejefe del departamento encargado de administrar los territorios contaminados. Proskura aclaró que el territorio en cuestión tiene un total de 2.600 kilómetros cuadrados (más de cuatro veces la superficie que ocupa la ciudad de Madrid) y "en el mejor de los casos se podrá reducir a 2.000 kilómetros cuadrados, aunque eso será en el futuro lejano".

El funcionario precisó que "entre 1.500 y 2.000 kilometros cuadrados nunca serán aptos para vivir" porque "hay isótopos radiactivos con un periodo de desintegración de 24.000 años y debido al cesio y al estroncio habrá que esperar por lo menos 300 años"
. La zona puede tener un uso limitado para la economía, opinó, mediante "alguna explotación limpia y que exija poco personal, como la producción de energía eólica". El atlas divulgado se limita al territorio de Ucrania y no da datos ni de Bielorrusia ni de Rusia, los otros Estados que, como parte de la URSS, fueron especialmente afectados por la catástrofe.

viernes, 22 de abril de 2011

¿Para qué más?

En la lanza tengo mi pan negro, en la lanza
mi vino de Ismaro, y bebo apoyado en mi lanza.

Arquíloco de Paros

Ameba Fernández

Decir que Alberto Fernández, jefe de gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, es un Tiranosaurio Rex resulta excesivo. Habría que situarlo en un estadio de la evolución muy anterior. No, la sangre de Aristóteles tampoco corre por sus venas.

La izquierda o la supuesta izquierda debería hacer exámenes de ingreso y no aceptar entre sus filas a personajes que hacen más daño que bien. Cero en capacidad dialéctica, diez en intolerancia.

En estos tiempos miserables en que resulta preciso refundar los movimientos progresistas, ya que los problemas tradicionales no sólo subsisten sino que se han visto amplificados por la voracidad de los tiburones financieros, el cambio global en marcha necesita personas de altura y discursos como el de Alberto Fernández con motivo de la participación de Vargas Llosa y Fernando Savater en la Feria del Libro de Buenos Aires resultan patéticos y muy lamentables.

Se miren como se miren, la intolerancia y la falta de sentido del humor revelan un alma pobre. Hay que superar la fase del insulto prehistórico y discutir con argumentos. Sin acritud, como diría aquél...

jueves, 21 de abril de 2011

Oriente y el futuro

Hace pocas semanas, mi amiga y excelente escritora y periodista portuguesa Susana Moreira Marques escribía un artículo sobre Portugal y los jóvenes. En dicho artículo se analizan cuestiones que bien pueden extenderse a España y al resto de la Unión Europea. Es como si el tiempo de Europa se hubiese agotado. Como si la Vieja Dama ya hubiese visto demasiadas cosas y no quedara mucho por hacer.

El ambiente en que uno se desarrolla influye directamente en lo que uno hace o es capaz de hacer. Si lo único que se escucha todo el día son pálidas acerca de la crisis, de lo mal que está todo, de que no hay de esto o de aquello, etc., etc., eso termina por afectar hasta al más equilibrado de los seres (advierto que ese no es mi caso) y nada es más contagioso que la desesperanza.

¿Qué futuro le aguarda a Europa? Incierto. Demasiadas estructuras rígidas, una forma de pensar retrógrada y envejecida, una población en retroceso.


Oriente es la otra cara de la moneda, claro que podríamos preguntarnos cuál es el precio que se paga por ese progreso, cuál es el marco laboral en que trabaja un obrero chino o hindú, qué grado de protección social alcanza la mano de obra que emigra del campo a la ciudad y que está dispuesta a trabajar por cuatro duros, cuál es el grado de protección a la infancia, etc.

He aquí el link al artículo de Susana Moreira Marques, Portugal: no country for young men?

A continuación, las experiencias de un grupo de españoles que optaron por probar suerte en China. Juzguen ustedes mismos.

"¿A China?". Cuando a Estibalitz Gete su pareja le comunicó el destino que le había asignado la multinacional vasca para la que trabaja, no supo si reír o llorar. Pero, en plena crisis financiera, él lo tenía claro. Tras la conmoción inicial, ella tampoco tuvo duda. "El proyecto iba a durar tres años, me pareció una experiencia enriquecedora, y tampoco tenía muchas expectativas en casa", recuerda esta donostiarra de 31 años, diplomada en Magisterio, que llegó al gigante asiático con la firme intención de no convertirse en un mero bulto del equipaje.

Lo que no podía prever es que en solo un mes encontraría trabajo en Shanghái produciendo material didáctico para la enseñanza del español en una escuela online, que terminaría dominando el chino y, mucho menos todavía, que dos años después bailaría el aurresku que dio la bienvenida en la caseta que Bilbao tuvo en la pasada Exposición Universal al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Ahora da clases de inglés en una guardería para niños coreanos de la capital económica de China y la pareja ha decidido extender su estancia de forma indefinida. "Todos mis amigos, menos uno, me llamaron loca por irme tan lejos. Pero creo que hay que aprovechar la juventud, que está demasiado acomodada en nuestro país, para buscar nuevos caminos de éxito profesional. No sé si la respuesta a la crisis está en China, pero de lo que estoy segura es de que no está en casa".

Las estadísticas sostienen de forma contundente, sin concesiones a la política, esas palabras de Gete. Después de la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial, España sufre para crecer unas rácanas décimas al año, mientras se disparan la tasa de desempleo y la desesperación. En el otro extremo de la globalización, el Partido Comunista de China lo que busca es enfriar el espectacular crecimiento (un 10,3% en 2010) que, en solo tres décadas, ha convertido a un país tercermundista en la segunda potencia mundial. La única capaz de hacer frente a la hegemonía estadounidense. Si se cumplen las expectativas del Fondo Monetario Internacional, España continuará creciendo por debajo del 2% al menos hasta 2017, una fecha en la que el relevo de Estados Unidos en lo alto del ranking mundial estará ya cerca. Es, como dijo Zapatero en Shanghái, "el siglo de China".

El mundo empresarial ya lo sabía y, por eso, a finales de los noventa puso una pica en el lomo del Gran Dragón. Con ella llegó un nutrido grupo de jóvenes, en su mayoría ingenieros y técnicos, que erigieron las fábricas que se han convertido en los pilares de la deslocalización, y engrasaron la maquinaria de la fábrica del mundo. Son los expatriados, un término que remite a un contrato con remuneración generosa y beneficios que superan a los de sus colegas en la empresa matriz.

Según el estudio realizado hace un año por Naiara Arnaez, investigadora de la Universidad de Mondragón, el perfil medio del expatriado es el de un hombre (85%) que tiene menos de 35 años (50%), está casado o vive en pareja (67%), cuenta con una licenciatura (53%), suma entre 11 y 15 de años de experiencia laboral (35%), y vive su primera experiencia internacional (47%) para un período de tres o cuatro años (37%).

Sin embargo, la crisis económica de Occidente ha creado una nueva figura en China que ya tiene una jocosa acepción en inglés: es el halfpat (medio expatriado). Son, en su mayoría, jóvenes con amplia formación que buscan en la nueva tierra de las oportunidades lo mismo que las multinacionales: un lugar en el que se les permita hacer realidad sus sueños profesionales.

Claro que estos llegan por su cuenta, sin contrato, con problemas de visado y, generalmente, solo con sus ahorros en el bolsillo. "En China puede que no tengamos unos ingresos superiores a los de España, pero la vida es mucho más barata y cunden más", asegura Yolanda Pascual, una diseñadora de moda riojana de 36 años que dejó hace ya tiempo Barcelona -"Porque los precios allí son astronómicos"- para buscar una base de producción más económica en Asia. De Tailandia saltó a Vietnam y, finalmente, ha terminado en China.

Sara Suárez Domínguez vive en Shanghái. Esta compostelana de 31 años, traductora de cinco idiomas, comenzó a estudiar chino en Granada. "Pensé que necesitaba dominar una lengua rara para diferenciarme del resto", explica. Hace seis años decidió que el chino solo podía perfeccionarse en la tierra de Mao, y se plantó allí. Pero no llegó sola. Su pareja, el cocinero bilbaíno Ion Alaña, de 30 años, decidió dejar su trabajo para acompañarla en ese viaje hacia lo desconocido. España todavía vivía la euforia de la burbuja inmobiliaria, pero la pareja temía ya estancarse en el mileurismo.

Como después le sucedió a Gete, Alaña tardó poco en colocarse. Lo hizo como chef del restaurante Garçon Chinoise. Mientras tanto, Suárez Domínguez obtuvo su certificado como intérprete y comenzó a buscarse la vida. Primero en Tornillería Catalana, que quebró, y luego, ya por su cuenta, en la organización de eventos culturales. Estuvo involucrada en el Año de España en China, celebrado en 2007, y dirigió el programa empresarial del Pabellón de España en la Expo del año pasado. Este mismo mes ha producido, con un éxito sin precedentes, uno de los primeros maratones de música alternativa de la capital económica china, Picnic, que ya promete continuidad y la participación de bandas españolas.

En este tiempo, Alaña ha abierto una taberna vasca, Kuluska, que se ha convertido en el punto de encuentro de expatriados y halfpats españoles. "La clientela es un buen termómetro para ver cómo están cambiando las cosas. Cada vez llegan más paracaidistas que vienen a estudiar chino y quieren quedarse luego a buscar trabajo. Incluso para el restaurante recibimos currículos de gente que quiere venir a China, desde los 22 hasta los 56 años", comenta el cocinero. Las corporaciones también han sentido el vuelco de una sociedad especialmente arraigada en su tierra. "Antes era difícil conseguir gente dispuesta a desplazarse a China, pero ahora hay cola", resume José María Luzarraga, experto en internacionalización empresarial.

La razón de este cambio la expone con crudeza Andrés Ferrer, un diseñador tinerfeño de 37 años que actualmente ejerce de profesor en la Facultad ModArt de la Universidad de Shanghái y que participa también en una nueva marca de ropa made in China, Lolovinz, en la que Ana Tafur, colombiana, lleva la batuta. Ambos escaparon de la crisis: "España está muerta. No hay oportunidades para la juventud. En Shanghái, sin embargo, está todo por hacer y es fácil llevar a cabo un proyecto. La gente es muy abierta y está ávida por conocer y recibir todo tipo de estímulos".

Esta combinación de factores se refleja en la cifra de residentes españoles registrados en la Embajada de Pekín, cuyo número se ha multiplicado por seis en la última década. En 2000 eran solo 697, mientras que el 7 de abril sumaban 4.125. Además, la demarcación consular de Shanghái vivió el año pasado el mayor número de inscripciones -más de 320-, y es la megalópolis que, junto con Pekín, concentra la mayoría de los halfpat españoles.

Muchos optan por abrir su propio negocio. Es el caso de Miguel Candela, que en 2009 fundó Midori junto a su pareja, Lam Fung, en la excolonia británica de Hong Kong. "Al terminar mis estudios en Estados Unidos pensé en hacer prácticas y me pareció que esta ciudad era un lugar idóneo porque sirve de puente entre culturas", comenta este alicantino de 25 años que considera su unión sentimental como un extra de conocimiento para una empresa de trading que no solo se limita a comprar y vender, sino que pone especial énfasis en el diseño. "Tenemos que crear valor añadido para competir con éxito. Y ahí creo que los jóvenes españoles podemos aportar elementos novedosos. No me he establecido aquí por la crisis, sino porque creemos que China es el futuro. Claro que en España la situación no ayuda a quedarse".

Esa idea es la que llevó a Pedro Pablo Arroyo a tender puentes, pero esta vez físicos, en las entrañas del Gran Dragón. Este arquitecto madrileño que acaba de cruzar la cuarentena es uno de los pocos que ya ha completado el viaje de ida y vuelta. Hace ya más de un lustro que obtuvo su doctorado en Japón y que previó el ladrillazo que se avecinaba sobre el sector de la construcción en España. Decidió que las oportunidades estaban en Shanghái, una ciudad en la que se construyen más metros cuadrados que en toda España. "En Europa parece que todo está hecho y solo hay espacio para los grandes nombres. China, sin embargo, nos da una oportunidad".

Arroyo la ha aprovechado al máximo. Hace cinco años creó CA Group, un estudio que le ha dado renombre internacional. Su coqueto puente de Qingpu, que aúna vanguardia tecnológica y estética y elementos tradicionales chinos, le reportó premios y la confianza de un cliente sólido: el Gobierno de Shanghái. Así, el año pasado inauguró los puentes gemelos de Xidayinggang, dos monstruos de acero de medio kilómetro de largo y 20 millones de euros de presupuesto y cuya estructura parece desafiar a la física. Ahora mismo ya tiene otros dos en construcción.

Claro que no todo es de color de rosa. "China es un país muy complicado, en el que hay que pelear a diario y uno siempre se siente extranjero". Pero la recompensa merece el esfuerzo, y Arroyo ahora da clases en Madrid. Su próximo reto es atacar proyectos en Europa desde el estudio que mantiene en Shanghái, una vía inversa a la habitual. Expatriados y halfpats siempre tienen como objetivo regresar a España. "Pero este no es el momento", apostilla Sara Suárez.

"Es la experiencia de mi vida: aprendo cada día"

Desde que abrió la primera residencia para artistas españoles en China, Judas Arrieta se ha visto desbordado por el número de peticiones de plazas y de becas. Este guipuzcoano de 39 años abrió el camino hace cinco cuando se estableció en Pekín con una idea clara: "Encontrar un país que me permitiera producir mis obras a precios más asequibles que los de España, donde los artistas somos los parias de la sociedad". Y vaya si lo ha conseguido. Aunque Japón había sido siempre su niña bonita, fue finalmente China la elegida. Y el país se ha convertido ya "en la meca de la deslocalización del arte, donde muchos producen su obra para luego exportarla".

Abraham Carmona es otro buen ejemplo. Este sevillano de 27 años, perteneciente a la dinastía gitana de los Carmona, es el primer cantaor de flamenco que ha compuesto, producido y grabado un disco en China, Silencio. "Y todo con mi propio dinero, sin estar a merced de una discográfica, porque aquí se puede hacer con la misma calidad y de forma mucho más económica que en España. China hace realidad nuestros sueños", sentencia. Además, Shanghái le sirve de inspiración. "Recibo muchos más estímulos que en nuestro país. Me codeo con músicos de todas las nacionalidades y estilos que enriquecen mi flamenco mestizo".

Claro que el ámbito artístico tiene sus limitaciones en China. Judas Arrieta lo comprobó cuando las autoridades censuraron y retiraron su obra Mickey Mao, en la que retrataba al Gran Timonel con las orejas típicas del ratón de Disney. Sin embargo, las restricciones que todavía imperan en el mundo del arte, y sobre todo de la escena alternativa, no han amedrentado a Borja Mata, un madrileño que roza la treintena y que trabaja en Chinatown, un cabaré de Shanghái en el que se transforma en diferentes personajes barrocos.

Ni su desconocimiento del idioma, incluso del inglés, ni su homosexualidad, restringida a un mundo underground y tabú para las autoridades, han impedido que tenga éxito. "No es fácil llegar aquí y hacerse un hueco. Pero en España hay mucha gente que hace un trabajo como el mío y aquí resulta innovador. No he escapado, pero es cierto que allí está todo parado y aquí estoy viviendo la experiencia de mi vida. Aprendo todos los días".

Eso sí, Borja Mata tiene que cuidarse mucho de que la sensualidad de sus actuaciones no derive en sexualidad, porque entonces podría ir a parar a una celda, como les sucedió a los 60 asistentes detenidos en un club gay de Shanghái acusados de participar en espectáculos pornográficos. "China tiene sus reglas, y hay que cumplirlas", zanja Mata.

miércoles, 20 de abril de 2011

Huertos de alquiler en la ciudad

El que no se inventa un negocio es porque no quiere...

Nieves Gárate pensó que el mejor regalo para su marido, un ingeniero de minas recién prejubilado a sus 62 años, era un huerto. El marido, Carlos, llevaba tiempo fantaseando con tener uno en Menorca, su lugar de origen. Cultivar sus propias plantas le parecía una buena salida para cuando le tocara emprender la retirada. El pasado lunes era su primer día sin trabajo. Y Nieves, que se dedica a la gestión de arte, le tenía preparada la sorpresa. Ya no tendría que cruzar el mar ni esperar unos años para cultivar su afición. Lo ha encontrado a 10 minutos de Madrid. Un huerto de 20 metros cuadrados muy cerca de las pistas de pádel donde ambos suelen ir a jugar.

Ese reducto de la naturaleza -disponible en régimen de alquiler- se encuentra en Fuencarral-Mirasierra, dentro de las instalaciones de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce. Un centro que nació en 1948 cuando la fundadora, y abuela de la actual presidenta, atendió la petición de los enfermos de la leprosería de Trillo, Guadalajara, que pedían otro entorno para sus hijos a fin de evitarles el contagio de la enfermedad. Así que la fundadora compró esos terrenos en la colonia de Mirasierra, que hoy acogen un centro especial para personas con discapacidad intelectual y da a empleo a 100 trabajadores. Y está también el club deportivo, con unas instalaciones de lujo, de ese lujo de los cincuenta sin pretensiones.

Sandra Carretié, la madre del invento, siempre ha sido una aficionada a la jardinería. Realizó algunos cursos, pero básicamente es una autodidacta con mucho tesón. Durante cuatro años ha estado maquinando la idea de poner en marcha huertos urbanos, algo así como traer el campo a la ciudad, rus in urbe, el lema del proyecto Huerta de Montecarmelo. Miró otros terrenos y no le convencieron. Hasta que se topó con estos en el momento justo. Presentó el proyecto a la presidenta de la Fundación, Carmen Cafranga, y le ofreció esos terrenos baldíos que a ella le parecieron un maná. No es para menos. En el horizonte, el skyline dibujado por las cuatro Torres de Castellana, Mirasierra, Arroyofresno, Peñagrande, hasta la cuenca del Manzanares y El Pardo; de fondo, Navacerrada y La Pedriza.

Carretié se puso manos a la obra inspirada en uno de sus viajes a Francia. "Frente a la maravillosa Huerta del Rey de Versalles pensé lo desvinculados que estamos de la huerta, cuando es el lugar de donde nace el jardín y que en la Edad Media era como el símbolo del paraíso perdido, donde se recogen los frutos". Empezó a diseñar los huertos a principios de 2010: primero, adecuar el terreno, limpiar el suelo, nutrirlo. Hasta ahora se han montado 80 huertos con su sistema de riego, los bancales y los tutores. Para estas faenas, contó felizmente con 20 trabajadores discapacitados de la Fundación ("Personal Keepers", precisa Carretié) que estaban a punto de perder sus trabajos por la crisis inmobiliaria. Una ayuda impagable para ella: "Estoy sorprendida de su energía, de su capacidad de trabajo y buena disposición, crean un buen ambiente que te invade".

El 18 de marzo se inauguró el proyecto. De los 80 huertos disponibles, que se irán ampliando hasta 150, ya se han alquilado la mitad. ¿El perfil de usuario? Muy variado, explica Carretié. "Grupos de amigos, o amigas, que alquilan un huerto entre cuatro; aficionados que viven en Madrid y añoran el huerto del pueblo; familias con niños, que les enseñan desde los tipos de semillas hasta el tipo de producto que comerán después en casa".

Cada cual elige el tipo de variedades que quiere cultivar. Aunque se parte de una base, sugiere Pablo Prieto, perito agrícola que, junto con Ramón Fernández, acompaña a la impulsora en el proyecto. "El huerto tiene que tener plantas clásicas, tomates, lechugas, calabacín, puerros, cebollas...; aromáticas, como tomillo, menta, perejil o romero, y flores de temporada". Después, solo hay que esperar a que la naturaleza con su ritmo haga el resto.

Este tipo de proyectos, que cabe encontrar en Londres, en algunas zonas de Italia y Alemania, no son habituales en Madrid. Existen algunos autogestionados por vecinos en terrenos abandonados, y otros que solo alquilan el terreno. La ventaja de Huerta de Montecarmelo es que si a uno le desaparece el ímpetu jardinero, el mantenimiento del huerto está asegurado.

El sol de la tarde primaveral aún resiste en el horizonte. Para Carlos es su segundo día de huerto. Como buen ingeniero, saca una carpeta donde ha dibujado detalladamente el orden de sus plantaciones. Mientras, Nieves ya piensa en el futuro ("estoy engrasando la Termomix"), cuando le lleguen los primeros productos recién sacados de la tierra. Cien por cien natural.

Las cifras

- El alquiler de un huerto de 20 metros cuadrados es de un año mínimo para que se cumpla un ciclo de producción.

- La cuota de inscripción es de 150 euros, que incluye montaje y plantas, y 85 euros al mes con riego y cuidados. Sin cuidados, 65.

- Horario: lunes a sábados, de 10.00 a 19.00, y domingos, de 10.00 a 15.00, que en verano se ampliará. Monasterio de las Huelgas, 15.

www.lahuertademontecarmelo.com / 917 355 790.

lunes, 18 de abril de 2011

La guerra

La guerra la hacen muchachos jóvenes que no se conocen y no se odian pero sí se matan.

Y esa misma guerra la dirigen viejos gordos que se conocen perfectamente y se odian a muerte, pero no se matan.

viernes, 15 de abril de 2011

Ideas creativas


En México DF tienen una imaginativa forma de combatir el paro. Estas son las Wunderwaffen que el Gobierno de España prepara para la campaña veraniega. ¡Estamos salvados!

jueves, 14 de abril de 2011

Un día más

El día amaneció como cualquier otro. El despertador, los quince minutos de bicicleta estática, el agua en la espalda. Regresó a la cama aún caliente y por un momento dudó si iniciar maniobras de aproximación a puerto, pero ella dormía plácidamente.

Bajó las escaleras, puso el café, la tostadora y consultó la prensa en el ordenador. A pesar de ser primavera, la mañana era fría. Cuando llegó a la estación de tren, aparcó en el sitio de siempre y oyó el último aviso.

“... con destino a Atocha y Chamartín... vía seis... va a efectuar su salida…"

Se puso a correr como si le fuera la vida en ello. Tras un esfuerzo supremo alcanzó a subir al vagón con una mueca de felicidad en la cara que duró las dos primeras paradas. A esa hora el trayecto entre Atocha y Recoletos, recorriendo el Túnel de la Risa como sardinas en lata, tenía el efecto de recordarle cuál era su lugar en el mundo.

Llegó por fin. Como de costumbre, saludó a la chica de seguridad de la empresa, siempre tan maja. Subió por las escaleras hasta la tercera planta y entró en su despacho. En su mesa de trabajo no había nada, ni ordenador, ni papeles, ni teléfono. Nada. Sus compañeros de planta eran una tumba, nadie cruzaba su mirada con la suya. Fue a ver a su mano derecha, compañera de tantas batallas.

-Maribel, ¿qué ha pasado con mis cosas? ¿dónde están?

-Creo que deberías hablar con Don Ezequiel- también ella lo miraba como a un extraño. Como si nunca hubiera habido nada entre ellos.

-¿Pero esto qué coño es?

Bajó a la primera planta como un rayo y entró en el despacho del Jefe de Personal, su pareja de mus de toda la vida. Estaba reunido con un joven de unos veintisiete años, muy bien vestido. La juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo, pero cuando ya te has curado te conviertes en un viejo de mierda.

-Estoy ocupado… ahora no puedo atenderte.

-Me importa un carajo que estés reunido. ¿Qué habéis hecho con mis cosas? La tercera persona se esfumó como por arte de magia.

-Escúchame con atención. Tranquilízate. Tú sabes perfectamente cómo es la situación de la empresa y cómo está el país en general. Bruselas dice que...

-Pero ¿de qué me estás hablando…? ¡qué Bruselas ni qué niño muerto! El viernes pasado estuvimos redactando los presupuestos para este ejercicio. Como todos los años… Hablamos de recolocar gente, pero no se dijo nada de despidos.

-Mira… va a haber recortes muy importantes en la empresa. Te ha tocado a ti como podía haberme tocado a mí.

-Sí, pero me ha tocado a mí. Tú sigues donde estabas. ¿Y qué hago yo ahora? ¿Tú sabes la cantidad de responsabilidades que tengo encima?

-Amigo mío, vales un montón. Estabas ocupando un puesto muy por debajo de tus capacidades reales. Míralo como una oportunidad de volver a empezar, de reinventarte.

-Pero ¿qué reinventarme ni qué cojones…? Tengo 44 años. ¿Adónde voy yo?

-Vas a recibir el dinero de la indemnización. Ya te saldrá algo... Puedes montar una cafetería, una franquicia.

-Esta es la parte en que me dices que esta empresa es poco para mí. ¿Te crees George Clooney...? Ezequiel, eres un hijo de la gran puta. Tú sabías lo que estaba pasando y no me dijiste nada. Eres un pedazo de mierda.

-Hombre… no te lo tomes así… hay que ser positivos…

-Positivos tu puta madre.

Salió aturdido de aquel despacho en el que había estado horas y horas. Caminó por los pasillos de la oficina y tuvo la sensación de ser un ectoplasma. Nadie reparaba en su presencia. Nadie le decía nada. Simplemente no lo veían.

Recibió un mensaje en su móvil que hablaba del finiquito y de recoger sus pertenencias. El día se había compuesto y el sol brillaba con intensidad. La vida seguía como siempre, el camión de la pescadería, el vendedor de cupones, la tienda de muebles de diseño.

Se sentó en la barra del mismo bar al que solía ir con los compañeros, pero ahora estaba solo. ¿Montar una cafetería? ¿Una franquicia? Será cabrón… Trabajó en empresas desde que acabó la carrera. Se sentía como si hubiera muerto su madre de repente, sin capacidad de respuesta. ¿Que valgo para mucho más…? ¿Para qué valgo? Nadie le había enseñado a pensar individualmente. No tenía ni la más remota idea de lo que hacer. Funcionaba dentro de una estructura, brillaba en el hormiguero, pero ¿solo? ¿qué iba a hacer solo? Levantarse tarde y venirse abajo. Dejar de viajar, de gastar, de existir. El conocimiento que no aporta beneficios.

Recordó entonces las veces que había participado en el despido de otros, la frialdad forense, la misma indiferencia. Todo pensando en la empresa, para que los números cuadraran y la Junta estuviera contenta. Pidió una copa de ginebra -el camarero tardó más de lo habitual y tampoco le miró a los ojos: también sabía- encendió un cigarrillo ilegal y creyó tener un instante de iluminación. Una comprensión mágica de cómo funciona el engranaje del Universo, del lugar que realmente le correspondía, del orden inmutable de las cosas. La cadena de muerte y resurrección, de alguien que muere porque otro ha venido a crecer.

Pero no, eran simples delirios de parado recental. Material descartable. Alguien para referirse en tiempo pasado. Que fue.

lunes, 11 de abril de 2011

Der Zauberberg

—Oh, l’amour, tu sais… Le corps, l’amour, la mort, ces trois ne font qu’un. Car le corps, c’est la maladie et la volupté et c’est lui qui fait la mort; oui, ils sont charnels, tous deux, l’amour et la mort, et voilà leur terreur et leur grande magie! Mais la mort, tu comprends, c’est d’une chose mal famée, impudente, qui fait rougir de honte; et d’autre part c’est une puissance très solennelle et très majestueuse (beaucoup plus haute que la vie riante gagnant de la monnaie et farcissant sa pensée; beaucoup plus venerable que le progrès qui lavarde par le temps), parce qu’elle est l’histoire et la noblesse et la pitié et l’eternel et le sacré qui nous fait tirer le chapeau et marcher sur la pointe des pieds… Or, de même le corps, lui aussi, et l’amour du corps, sont une affaire indecente et fâcheuse et le corps rougit et pâlit à sa surface par frayeur et honte de lui-même. Mais aussi il est une grande gloire adorable, image miraculeuse de la vie organique, sainte merveille de la forme et de la beauté, et l’amour pour lui, pour le corps humain, c’est de même un intéret extremement humanitaire et une puissance plus educative que toute la pédagogie du monde…! Oh, enchantante beauté organique qui ne se compose ni de teinture à l’huile ni de pierre, mais de matière vivante et corruptible, pleine du secret fébrile de la vie et de la pourriture! Regarde la symétrie merveilleuse de l’edifice humain, les épaules et les hanches et les mamelons fleurissants de part et d’autre sur la poitrine , et les côtes arrangées par paires, et le nombril au milieu dans la mollesse du ventre et le sexe obscur entre les cuisses! Regarde les omoplates se remuer sous la peau soyeuse du dos, et l’échine qui descend vers la luxuriance double et fraîche des fesses et les grandes branches des vases et de nerfs qui passent du tronc aux remeaux par les aiselles, et comme la structure des bras correspond à celle des jambes. Oh, les douces régions de la jointure intérieure au coude et du jarret avec leur abondance de délicatesses organiques sous leurs coussins de chair! Quelle fête inmense de les caresser ces endroits délicieux du corps humain! Fête à mourir sans plainte après! Oui, mon Dieu, laisse-moi sentir l’odeur de la peau de ta rotule, sous laquelle l’ingénieuse capsule articulaire sécrete son huile glissante! Laissse-moi toucher dévotement de ma bouche l’Arteria femoralis qui bat au front de la cuisse et qui se divise plus bas en les deux artères au tibia! Laisse-moi ressentir l’exhalation de tes pores et tâter ton duvet, image humaine d’eau et d’albumine, destinée pour l’anatomie du tombeau, et laisse-moi périr, mes lèvres aux tiennes!

Silencio en la noche

Ya todo está en calma, el músculo duerme, la ambición descansa. Hoy fue un buen día. Jugué al fútbol con Pablo en el Retiro y por la tarde tocamos el piano juntos. También vimos una magnífica exposición sobre arquitectura en el Salón de Reinos (antiguo Museo del Ejército). Muy recomendable. En Madrid el clima es veraniego. Hace años que en el centro de la península sólo hay dos estaciones: del frío siberiano se salta directamente al verano de Mercurio (al de la cara expuesta al sol).

Vimos "La vuelta al mundo en 80 días" y leímos El Eternauta. Mi hijo duerme en su habitación. El mundo sigue andando. Mañana será otro día.

viernes, 8 de abril de 2011

Los eurodiputados se han equivocado

En la prensa de hoy se publica el arrepentimiento de los eurodiputados socialistas en relación con los viajes en primera clase. Al parecer, votaron "por error".

Deberíamos considerar muy detenidamente si vale la pena tener a esta gente trabajando por los intereses del país, cobrando 8.000 euros al mes más prebendas, "equivocándose" en las votaciones.

No hay problema, también yo pienso votar "por error" el próximo día 22 de mayo e invito a todos los lectores del blog a que se equivoquen en masa. Ni PP, ni PSOE.

Me equivoqué al votar... Oooopsss!

jueves, 7 de abril de 2011

Eurodiputados

Existen los ladrones, los criminales, los genocidas, los estafadores y después están los políticos. He aquí una nueva muestra de solidaridad de esta "casta sacerdotal" que, a la hora de defender sus privilegios, no entiende de fronteras ideológicas. La culpa, obviamente, es nuestra por votar a semejantes impresentables y no fijar adecuadamente dónde están los límites del engaño.

Mientras piden austeridad a toda la población, aumentan la edad de jubilación y amenazan con lustros de contención salarial, ellos viajan en primera y viven a todo tren a costa del erario público. Magnífico. ¡Que siga la fiesta!

Los eurodiputados, entre ellos la mayoría de los políticos españoles que han emitido hoy su voto en la Eurocámara, han rechazado este jueves aplicarse a ellos mismos medidas de austeridad similares a las que han aprobado varios Estados miembros para sus funcionarios o pensionistas, como viajar en avión en clase económica en lugar de en primera clase, no acumular dietas o congelar sus salarios en 2012.

La noticia ha corrido como la pólvora por Internet, y la indignación de los usuarios de la red social Twitter contra unos políticos que no se quieren apretar el cinturón ha convertido en Trending Topic en España (es decir, el tema más comentado) la etiqueta #eurodiputadoscaraduras. Elena Valenciano, la vicecoordinadora y portavoz del Comité Electoral del PSOE, se encargó de contestar a través de su cuenta de Twitter a aquellos usuarios que increpaban a los socialistas tras su posición. Y tras la presión ejercida durante horas en la red, Valenciano anunciaba que tras hablar con los eurodiputados socialistas estos iban a modificar su voto. Valenciano ha explicado que el error se debió a que la enmienda "estaba mal planteada, en el contexto de un informe no vinculante", referente a los presupuestos del Parlamento Europeo, y ha concretado que los eurodiputados socialistas deberían haberse abstenido.

En una nota de prensa enviada esta madrugada, el PSOE anunciaba que sus eurodiputados han rectificado su voto para optar por la abstención, siendo "conscientes de la coyuntura de actual de austeridad".

Raül Romeva, uno de los cuatro españoles en votar a favor de la medida, asegura en cambio que, aunque ahora muchos diputados intenten dar marcha atrás en su votación, "la enmienda era muy clara y decía lo que decía". Para el representante de Iniciativa Per Catalunya Verds, Twitter ha sido clave para poner el foco sobre la polémica. "Primero algunos usuarios han acusado al conjunto de los diputados de actuar para defender sus privilegios, pero hemos logrado hacer entender que algunos hemos votado a favor de la enmienda, aunque no hayamos conseguido que prospere". Romeva recordó que algunos diputados, como él mismo, ya vuelan habitualmente en clase turista en sus desplazamientos a Bruselas.

"No entiendo cómo hay aquí eurodiputados que no dudan en defender en nuestros países medidas de austeridad como reducción de salarios y pensiones, pero que cuando se trata de decidir sobre su propio dinero no se aplican esta austeridad", se quejaba el eurodiputado portugués de Izquierda Unitaria Miguel Portas.

Desde el partido liderado por Rosa Díez se ha censurado igualmente la actitud del eurodiputado de UPyD Francisco Sosa Wagner por apoyar esta medida y ha anunciado que hoy se darán explicaciones al respecto a través de un comunicado. "UPyD está en contra de los privilegios, hemos actuado en este sentido en el tema de las pensiones de los diputados españoles, por ejemplo", ha señalado el partido en su cuenta de Twitter.

La enmienda -rechazada por 402 votos en contra frente a 216 a favor y 56 abstenciones- tiene sus matices. Y es que no se pedía a los eurodiputados que aceptasen viajar en los apretados asientos de turistas, sino que sólo hacía referencia a los vuelos de menos de cuatro horas. Por lo tanto, solo se reclamaba modificar las reglas sobre gastos de viaje "con el fin de establecer como regla general la compra de billetes de avión en clase económica para los vuelos de duración inferior a cuatro horas", tanto para los eurodiputados como para el personal del Parlamento. Incluso pedía excepciones en función de la edad y del Estado de salud.

"No es normal que los eurodiputados que viajaron siempre en clase económica hayan pasado a hacerlo en primera clase desde que los vuelos se reembolsan contra presentación del billete y no por kilómetro", ha destacado Portas.

De entre los eurodiputados españoles solo cuatro de los cincuenta que representan a los partidos españoles apoyaron la enmienda. Además de Romeva, fueron la popular Rosa Estarás, el convergente Ramon Tremosa y el de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, votaron a favor de viajar en clase económica. El resto (16 parlamentarios del PP y otros 18 del PSOE, incluidos sus jefes de fila, Jaime Mayor Oreja y Juan Fernando López Aguilar, respectivamente) se han opuesto a esta enmienda.

Otras medidas de austeridad

Los parlamentarios han tumbado otras enmiendas que reclamaban contención en el presupuesto de la Eurocámara para el año que viene, y que habían sido presentadas por los Verdes y por Izquierda Unitaria. Finalmente, el Parlamento Europeo contará con un presupuesto de 1.725 millones de euros, lo que representa un incremento del 2,3% respecto a 2011.

Entre estas ha sido derrotada -por 405 votos en contra, 151 votos a favor y 106 abstenciones- una propuesta para "evitar, durante los días en que se efectúen los desplazamientos, la acumulación de las dietas diarias y la dieta de tiempo".

Los eurodiputados han tumbado también sendas enmiendas que resaltaban que "el ahorro en el Parlamento debe empezar por sus propios miembros" y por ello llamaban a congelar en 2012 sus dietas y sus salarios. Entre los eurodiputados españoles, sólo Romeva y Junqueras se han mostrado dispuestos a congelarse el sueldo.

Bancos

El atraco a un banco no es nada, comparado con el hecho de fundarlo.

Bertold Brecht

miércoles, 6 de abril de 2011

martes, 5 de abril de 2011

La próxima revolución

Predice un cataclismo económico y una revolución social en EE UU. Pero no es el polémico y a veces abiertamente demagogo director de cine Michael Moore. Ni el predicador televisivo Glenn Beck, insignia mediática del movimiento conservador estadounidense del Tea Party. Ni, más cercanamente, Niño Becerra, el catedrático que vaticina el cataclismo de la economía española cada año y cada año lo aplaza. Se trata de Paul B. Farrell, un prestigioso columnista de The Wall Street Journal, el diario financiero por excelencia nada sospechoso de sensacionalismo. Y esta semana ha lanzado un aviso ciertamente preocupante aunque con argumentos y cifras mucho más contundentes que la de los otros teóricos apocalípticos citados.

"O los ricos comienzan a pagar impuestos o se enfrentarán a una revolución"
. Con ese provocativo arranque, Farell, que trabajó para Morgan Stanley, advierte en su columna que la brecha entre el 1% de los "súper ricos" y el 99% restante de la población en EE UU no había sido tan grande desde la Gran Depresión de 1929, y que solo el "engaño" o el "espejismo" que lanza esta clase privilegiada desde sus diversas tribunas, ya sean políticas o mediáticas, impiden a la gente darse cuenta de que estamos a punto de vivir otro colapso como el de hace casi un siglo. Y concluye que o los ricos vuelven a pagar los impuestos que les corresponden por su nivel de riqueza u Occidente se enfrentará a una revuelta social como las que se están viviendo en el norte de África

Farrell señala que, tras el estallido de la crisis financiera en 2008 y la intervención del Estado para salvar el sistema, Estados Unidos vive ahora de la falsa esperanza que le transmiten los súper ricos, las "estadísticas del Gobierno que tratan de exagerar la recuperación" o los mensajes sobre un nuevo mercado alcista de Wall Street.

"Sigan soñando", apunta Farrell, que avisa de que el 93% de lo que se oye acerca de los mercados, las finanzas y la economía "son conjeturas, ilusiones y mentiras con el único fin de manipular en la toma de decisiones para sacar el dinero de los bolsillos" de la gente. "Ellos se enriquecen diciendo mentiras sobre los valores. Odian las normas de la SEC [regulador de la Bolsa de EE UU] que les obligan a decir la verdad". Y pone un dato como ejemplo: en los últimos 10 años, el 20% de los fondos de pensiones de los trabajadores -10 billones de dólares- se ha esfumado en Wall Street.

Apoyado en otros testimonios, el columnista establece un paralelismo entre las revoluciones como las que han ocurrido en Egipto, y las que están por venir en los países desarrollados. Ambas serán impulsadas por los jóvenes, las mayores víctimas de la crisis, condenados a un desempleo crónico. "Los jóvenes van a ser los más doloridos cuando los gobiernos traten de reequilibrar sus presupuestos. Se elevarán los impuestos de los trabajadores y caerá el gasto de educación (...) mientras que los recortes fiscales para ricos siguen intocables"."¿Cuánto tiempo resta para que el resto de los países ricos estalle como Egipto?", se pregunta.

El análisis de Farrell no es aislado. En Estados Unidos se está formando una creciente corriente de opinión que denuncia que la crisis se ha cerrado en falso, que la recuperación económica que vende la Administración Obama no es sino un maquillaje estadístico y que cuando toque pagar la factura del rescate del sistema financiero mediante más impuestos para la clase media y recortes sociales, se desvelará la verdadera gravedad de la situación.

Una de las abanderadas de esta teoría es Arianna Huffington, la editora que acaba de hacerse multimillonaria tras la venta de su portal de noticias online a AOL. Pese a que su actitud personal no sea muy ejemplarizante (se vanagloria públicamente de no pagar a la mayoría de sus periodistas), su opinión es muy crítica hacia el sistema. "Se está madurando la América del Tercer Mundo. Washington se apresuró al rescate de Wall Street, pero se olvidó de Main Street (la calle principal, metáfora para expresar a la gente común en EE UU). Uno de cada cinco estadounidenses es desempleado o subempleado. Una de cada nueve familias no tiene un saldo mínimo en sus tarjetas de crédito. Una de cada ocho hipotecas está en mora o ejecución hipotecaria. Uno de cada ocho estadounidenses vive con cupones de alimentos. La movilidad social hacia arriba siempre ha estado en el centro del sueño americano. Y esa promesa se ha roto. El sueño americano se está convirtiendo en una pesadilla. Y pronto va a implosionar", asegura.

El magnífico documental Inside Job, ganador del último Oscar, también ha desperezado muchas conciencias, sobre todo las de aquellos que confiaron en que con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca se cambiarían las reglas del juego, se restablecerían los controles y la regulación sobre el sistema financiero y se pondría coto a la "avaricia de Wall Street"como prometió el ahora presidente durante la campaña electoral. Pero como denuncia la cinta, las tímidas reformas que inició están varadas en las comisiones del Congreso o han sido bloqueadas por el poderoso lobby financiero que controla no solo la esfera política sino la académica para hacer valer su falso mensaje.

Inside Job deja en evidencia también que Obama no solo no ha perseguido a los "avaros" que provocaron el desastre con productos financieros tóxicos como las subprimes o los CDO, sino que ha puesto al mando de su equipo económico a algunos de sus más señeros representantes, que participaron o, al menos no quisieron ver el inmenso fraude que se estaba fraguando, y fueron reclutados por el anterior presidente, George W. Bush, para diseñar el rescate a costa del contribuyente y sin pedir responsabilidad alguna a sus causantes. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, Timothy Geithner, secretario del Tesoro, o Lawrence Summers director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, están entre ellos.

El capitalismo refundado de rostro social con el que se presentaba Obama en las primeras reuniones del G-20 tras al estallido la crisis sigue teniendo el mismo perfil injusto e inmisericorde en EE UU: récord de desahucios en 2010 y récord de bonus para los ejecutivos de las agencias de calificación como Moody's o Standard & Poor's, que avalaron los productos financieros basados en las hipotecas basuras precipitando el desastre financiero. También fuera de las fronteras de la primera potencial mundial hay una creciente corriente en la misma dirección y que tiene en ¡Indignaos! (Destino), del francés de origen alemán Stèphane Hessel, uno de sus puntos de ignición. En España, el testigo lo ha cogido, entre otros, el escritor y pensador José Luis Sampedro.

Desde la sección de mercados del periódico de referencia de Wall Street, a Farrell no le tiembla el pulso al hacer un llamamiento a que la gente despierte ante "el espejismo de los súper ricos que está destruyendo el sueño americano para el resto de nosotros". "Los súper ricos no se preocupan por usted" exhorta a sus lectores, porque viven al margen de la crisis, a lo sumo se preocupan "en abstracto" por el bienestar del país, envueltos en una burbuja en la que "disfrutan de vacaciones en los mejores resorts, de los mejores profesores de pilates, el mejor masajista, los mejores cirujanos y las mejores escuelas privadas para sus hijos". "Y nada de lo que se escriba va afectarles". Y acaba: "No digan que no fueron advertido. Tienen tiempo para preparar la revolución que se avecina, la depresión".

domingo, 3 de abril de 2011

El flaco

Juan Pablo Feinmann dialoga con Néstor Kirchner. Resulta interesante acercarse a la figura del ex presidente argentino y reflexionar sobre su papel. Convencido de que tenía que encontrar una tercera vía distinta del Establishment o el aparato del partido. Viviendo los rescoldos del terrible fracaso del socialismo real en los noventa -con la posterior sensación de orfandad que generó en todos los movimientos de izquierda- y recibiendo la herencia de un país hecho moco que dejó el hombre del gato en la cabeza (que aún es senador de la República y al que encuentro cierto parecido físico con Ruiz Mateos, el empresario español que está como cien cabras).

Para leer y analizar. Gracias, Rauletti.

Otra vez la voz del vocero presidencial en el teléfono:

–El Presi quiere verte. Tarde, como a vos te gusta. A las 8 de la noche. ¿Está bien?

Tomo un taxi.

–A la Casa Rosada.

–¿No va a cualquier lado usted, eh?

–Soy contador. Sumo y resto. Lo mío son los números, no la política.

Ese día iba mejor vestido. Llevaba corbata y un traje oscuro.

–Ajá, los números y no la política. ¿Le creo?

–Oiga, ¿cómo no me va a creer?

–No sé, usted tiene voz de político. De dar discursos.

–No di un discurso en mi vida. Una vez, en un reencuentro con compañeros del secundario. Estábamos todos en pedo.

–¿Qué le parece este Presidente?

–Hasta ahora no mató a nadie. Mírelo a De la Rúa. Con esa cara de Luis XXXII y se fue dejando más de treinta cadáveres.

–¿Luis XXXII?

–Dos veces más boludo que Luis XVI.

–Qué bueno. ¿Y cree que..?

–Dígame, ¿a ustedes les pagan por hablar con los pasajeros?

Llego a la Rosada. Ahora estoy en la sala de espera. Me avisan que el Presidente me va a recibir en seguida. Aparece Omar Bravo. Lo conozco de los tiempos de la revista Medios y Comunicación, que salía por 1981 y tenía bastantes huevos. La dirigía Raúl Barreiros, colaborábamos Sasturain y yo y algunos otros.

(...)

–¿A qué viniste? ¿A ver al Flaco?

Así lo nombró Omar: El Flaco. Le dije que sí. Después, no lo vi más. Hubo algo que no cerró y se fue, supongo. Pero desde el 2004 es profesor de Política Internacional en TEA. Y le va muy bien. Lo sé porque me mandó un mail: “Sé que estás escribiendo un libro sobre el Flaco: acordate que el que te recibió en la puerta fui yo. Y cuando el Flaco andaba a los gritos pidiendo tu número de teléfono también se lo di yo, que lo tenía desde los tiempos de Medios y Comunicación”. Lo notable es que yo lo había puesto antes de que llegara su mail.

Pasé a la sala de gabinete. Primero hay que atravesar el universo de las secretarias. Saludan, sonríen. Se las ve radiantes.

Entro en la sala de gabinete. Kirchner está lejos. Mira por una ventana. La Plaza de Mayo, seguro. Sin saludarme, gira y dice:

–¿Ves estas coberturas doradas? ¿Son una mierda, no? Las puso Lanusse. Si las sacás, se ve la Plaza. Pero la Plaza te ve a vos. La seguridad aconseja dejarlas. Cubrir esas ventanas, así la Plaza no te ve a vos y vos no ves a la Plaza. Pero yo, a la Plaza, quiero verla. Quiero estar cerca de la gente. Total, ¿qué va a pasar? Es muy pronto para que me peguen un tiro. Vení, sentate. El se sienta en la cabecera. Me indica el asiento de la derecha. Los asientos son de cuero gris. O lo eran ese día. (...)

Néstor siguió hablando. Ninguna formalidad había tenido lugar. Entré y él ya estaba hablando. No hubo saludos de ninguna clase. Qué tal. Cómo andás. Cómo te va, Presidente. Leí una nota tuya este domingo. ¿Vas a ir con Filmus a Santa Fe? ¿Cómo está Cristina? Nada. Ahora estábamos en la mesa de gabinete. Y él seguía hablando. Era como un monólogo interno. Había empezado antes de que yo llegara y ahora continuaba. Pero en voz alta y dirigido a mí. Esa continuidad era lo esencial. Porque esa continuidad decía quién era Néstor Kirchner: alguien que no se detenía. No paraba. Pronto vamos a estar en la Quinta Presidencial, van a ser las 4.30 de la mañana, él va a tener que volar a las 6.15 para Córdoba y sigue hablando. Somos pocos. Alguien –Alberto Fernández– le dirá: “Néstor, tenés que salir para Córdoba en menos de dos horas”. El estaba metido en un rompecabezas político, lo venía delineando desde hacía diez minutos. Con algún fastidio por la interrupción, dirá: “No importa. A mí me gusta esto”. Hará un gesto con las manos, abarcándonos. Significaba: “Esto”. Y esto era la política. Su obsesión, lo que le impedía detenerse. Vamos, vamos por todo.

Esa frase lo define mejor que ninguna otra. Sería erróneo enfocarla desde la mira de la ambición. ¡Claro que era ambicioso! Un político tiene que ser ambicioso. La política es el juego del poder. De desear, de amar el poder, de ambicionarlo. Un político que no ame el poder es un perdedor antes de largarse a los conflictos, a los antagonismos y a los consensos. Pero el vamos por todo de Néstor era más que eso. Era su fuerza interior, una certeza profunda acerca de la realidad y sus resistencias: todas podían ser vencidas, derrotadas. No hay caída de la que uno no se levante. De toda derrota se sale. Estaba animado por la pasión de la voluntad. La voluntad era un ariete contra el muro de lo imposible. No creía, como Perón, que la única verdad es la realidad. (Aunque, si le venía bien, podía decirla. De hecho me la dirá en la carta que habrá de enviarme en junio de 2006, al analizar nuestras diferencias ¿irresolubles?) Creía que toda realidad puede ser creada, si la creamos nosotros como fruto de nuestro triunfo. Y que toda realidad, si es adversa, puede ser vencida, porque nuestra pasión, nuestra voluntad de vencerla es más fuerte que ella. Al fin y al cabo, ¿qué es la realidad? Algo ya constituido, ya hecho, un bloque en sí, que remite a sí, cuya fuerza es no cambiar, es ser lo que es para siempre, la realidad es un cascote en el camino invencible de la voluntad. (...)

Sigue Néstor:

–Yo no voy a andar con medias tintas. Ojo: soy un gradualista. Pero el país está por el piso y cuando uno encuentra un país así no se puede dar el lujo de ser gradualista.

–Hay mucha pobreza, Néstor. Hay hambre. En algunas escuelitas de provincia los pibes se desmayan en el aula. ¿De qué? De hambre. Ese pibe está condenado. Entre tanto, un pendejo del Liceo Francés, rico, bien alimentado, desarrolla sus neuronas. Ese es un triunfador. El otro, no. El otro está condenado. Tiene una existencia...

–Una existencia-destino.

–Gracias por leerme.

–Hace rato que te leo. Mis hijos también. Contame bien eso de la existencia-destino.

–Sartre se equivocó cuando dijo que la existencia precede a la esencia. Desde nuestro pensamiento situado se equivocó. Hablaba desde un país del Primer Mundo. Deteriorado por la guerra, pero sin hambre. Aquí, la esencia precede a la existencia. Porque la esencia de un pibe de una escuela rural no es la misma que la de un pibe de un colegio privado. La esencia es lo que cada uno trae al mundo. Al nacer ya tengo un pasado. Tengo padres, tengo una casa (si la tengo), tengo un lugar al que llegué, puede ser Jujuy, Yahvi o la calle Arroyo, tengo comida, mucha, poca o ni una mierda. Eso me condiciona. Condiciona mi vida. Construye mi destino. Si no me alimento bien de pibe, si no recibo amor de mis padres, no voy a saber dar amor, no voy a saber querer. En la escuela rural la maestra es una piba llena de generosidad que hace lo mejor que puede. Pero en una privada de San Isidro una maestra tiene una formación privilegiada que es la que trasmite a los pibes que van a ser la derecha de mañana. Casi siempre es así. A veces, no. Rebeldes nunca faltan. Pibes que rompen con su clase social. O sea, prioridad número uno: cero hambre.

–Eso lo anda diciendo Lula. Pero “hambre cero” implica el tema del poder. Decime, ¿qué pensás del poder? ¿Quién lo tiene? ¿Nosotros?

–No.

–De acuerdo: nosotros tenemos que pelearle el poder al poder. Sacárselo en la medida en que podamos. Pero no va a ser fácil. Ahora la derecha está tranquila. Se asustó con el “Que se vayan todos” y los despelotes del 2001 y el 2002. Pero no saben retroceder. Ya me dieron un pliego de condiciones.

–¡Qué hijos de puta! ¿Te dieron un pliego de condiciones?

–Sí.

(No me dijo quién. Fue José Claudio Escribano, el de La Nación. Ese tipo, durante la dictadura, era un ideólogo de primer nivel. Bajaba línea desde su “democrático” diario, que apoyó todos los golpes de Estado.) (...)

–¿Conocés la respuesta que le dio Perón a Braden cuando le llevó su pliego de condiciones?

Larga una carcajada.

–Sí, pero yo al hijo de puta que me trajo el pliego de condiciones no le podía haber dicho: “No quiero ser bien mirado en su país al precio de ser un hijo de puta en el mío”. Porque los dos tenemos el mismo país. El quiere una cosa. Yo quiero otra.

–Esa es la historia de la humanidad: unos quieren una cosa, otros quieren otra. No tiene arreglo. (...)

–Pero, ¿tan fuertes se creen como para traerte un pliego de condiciones? ¿O te creen tan débil?

–Lo segundo. No olvidés algo: soy el Presidente que asumió con sólo el 22 por ciento de los votos. Nadie, nunca, en la puta vida, asumió con menos votos la presidencia del país. ¿Cómo querés que no me vean débil?

–Entonces, la cuestión es: cómo hacer para que te vean fuerte. O mejor: cómo hacer para que sepan que sos fuerte, que no les tenés miedo y que el 22 por ciento te lo pasás por el culo. (...) La pregunta es la de siempre: ¿cómo se crea poder?, ¿cómo se construye poder? Yo siempre dije una frase. La dije desde pendejo. Cuando se hablaba de “tomar el poder”. Todo el tiempo todo el mundo hablaba de tomar el poder. Y yo decía: el poder no se toma, se crea. Quería decir: para tomar el poder hay que tener un poder superior al del poder. Ese poder, ¿de dónde sale? El poder para tomar el poder, ¿cómo se construye?

–Eso era en los setenta. Se creía que tomar el poder era asaltar la Casa Rosada. Como lo hicimos el 25 de mayo del ’73. Con Cámpora en los balcones y nosotros dominando la plaza. Pero hoy, ¿dónde está el poder? No creo que hoy –hoy, eh– construir poder sea algo posible de reducir al ámbito nacional. Y con esto vamos a la cuestión de América latina. Acá ya nadie se libera solo.

–No hay liberación nacional.

–Eso está muerto. O la cosa es continental o no va.

(...)

–¿Se le puede creer a un tipo que llegó a presidente de la República?

–Otra vez: ésos son prejuicios de intelectuales. –Se levanta y vuelve a caminar por la sala. Se pone las manos en los bolsillos. Le gusta hablar como si mirara alguna lejanía–. Sin embargo, es cierto: no es fácil creerle a un Presidente. Más aquí. Más en este país. Tantas veces nos metieron el dedo en el culo...

–Escribí una nota con ese título: El dedo en el culo.

–Cómo era.

–¿Te acordás cuando De la Rúa, casi al final, ya boqueando, lo llama a Menem a la quinta de Olivos?

–Sí, hasta me acuerdo de la foto. Daba asco verlos a los dos juntos.

–Precisamente. De la Rúa ya era un dedo en el culo. Ahora lo llamaba a Menem. Otro dedo en el culo. ¿Para qué lo llamó? Porque quería una segunda opinión. Está basado en un chiste muy bueno. Un famoso urólogo en lugar de un dedo te metía dos. Quería una segunda opinión.

Ni bola le dio al chiste. Me sentí medio pelotudo. Siguió dando algunos giros por la sala. Las manos, las dos manos en los bolsillos del pantalón. Estaba en mangas de camisa. El saco andaba por ahí, tirado en algún sillón, la corbata también. Dice:

–Pero es cierto. Un Presidente ya no tiene credibilidad. Me la tengo que ganar. Hago cada cosa. No te imaginás. A la mañana hablo por teléfono a cualquiera. A cualquiera, eh. Agarro, marco un número y espero. Alguien atiende y le digo: “Buenos días, disculpe que lo moleste. Quería hablar con usted”. “¿Quién habla?” “El Presidente.” “¿Quién?” “El Presidente, Néstor Kirchner. Quiero preguntarle si está de acuerdo con lo que estoy haciendo.” Algunos me reconocen la voz. Esos, aunque no lo pueden creer, me creen. “Qué honor, señor Presidente”, me dicen. Yo les digo que el honor es mío. Y que me diga qué le parece lo que estoy haciendo y qué haría él en mi lugar. Es genial, genial. De lo que estoy haciendo hablan poco. Ahora, de lo que harían en mi lugar... ¡mamita! Tengo que cortarles. O les digo que me disculpen. Que los vuelvo a llamar mañana.

No sé cómo, pero –lo recuerdo bien– ahora estaba Miguel Núñez. Que se reía y tenía un montón de papeles que sostenía como un tesoro o como la prueba irrefutable de algo. Sí, era esto: la prueba irrefutable de algo. Dice:

–Néstor, contale lo que te pasa con los que no te creen. (...)

–Uy, sí. Algunos no me creen. Los llamo a la mañana, ¿no? Como a todos. “Hola, qué tal. Cómo anda.” “¿Quién habla?”, dice el tipo. “Néstor Kirchner, el Presidente. Quería saber...” “¿Quién?” “Néstor Kirchner.” Y el tipo se encula y me grita: “¡Andá a cagar, Carlitos! ¿A vos te parece andar jodiendo a esta hora? Ni el mate me preparé, boludo”.

(...)

Se pone a mirar algo. Uno no sabe qué. Por ahí, nada. No mira nada. Se mira adentro. Busca. De pronto, el ejercicio se acaba y te mira de golpe:

–¿Cuántos poderes hay en la Argentina? –pregunta.

–En cualquier lugar del mundo hay muchos poderes.

–No, no, esas boludeces ya las conozco. La multiplicidad de poderes. Todo se multiplicó en los últimos años. Sin embargo, la globalización es una. Que no jodan. Es una. Son ellos los que nos globalizan. Nosotros, de boludos, nos dejamos globalizar.

–Hay dos poderes en la Argentina. Los dos que Menem armonizó: el establishment y el peronismo. Menem sometió el peronismo al establishment.

–Entones no los armonizó.

–Fue una armonía, pero desigual. Menem convenció al peronismo de que el gran negocio, en los noventa, con la URSS hecha pelota, era seguir al establishment, al neoliberalismo. Nadie dijo que no. Total, todo se había ido a la mierda. Era la hora de ser socios de los triunfadores, de ser parte de la gran cosecha, de afanarse el país con ellos. Esos dos poderes siguen siendo los de hoy.

–¿Y vos proponés que yo me abra de los dos?

–No, que crees uno nuevo.

–¿Y mientras tanto en qué me apoyo?

–Ni el peronismo ni el establishment te pueden atacar por lo menos durante un año y medio. Si abrís un nuevo espacio, muchos te van a seguir. De todos lados. Peronistas que están hartos del aparato, gente de la izquierda, de los derechos humanos, empresarios podridos de los carcamanes del peronismo, hasta Estados Unidos. En serio, puede interesarles una fuerza nueva, democrática, lúcida, limpia, más que la mafia del aparato duhaldista.

–A mí me interesa eso. Y lo voy a intentar. Sobre la marcha se verá cómo viene la mano. Para hacerlo voy a tener que hablar con todos. La política es eso, eh. La política es no hacerle asco a nada. (...)

–¿Eso y no otra cosa? –pregunto.

–Eso y no otra cosa –insiste Néstor–. No hacerle asco a nada.

–Es lo que dice Perón en Conducción política: “A algunos les quiero dar una patada y les doy un abrazo”.

–Eso se lo debe haber dicho Maquiavelo al príncipe.

–Puede ser. Pero seguro no le dijo: “Cuando se negocia hay que ceder el 50 por ciento. Pero quedarse con el 50 por ciento más importante”. En fin, mirá de lo que le sirvió con la Jotapé. Negoció cagándolos a tiros.

Otra vez se queda en silencio. Pero poco. Hace en seguida una de sus transiciones bruscas. Néstor Kirchner es capaz de tomar decisiones impulsado por una fuerza interior que casi no le cabe en el cuerpo. Son tan veloces que uno no sabe si las pensó, si las había pensado o si no las pensó ni por joda, se largó a la pileta nomás. Es algo tan suyo, tan personal como cuando alguien le dice una idea, él no tiene ganas de darle pelota y, moviendo la mano de un lado a otro, con los tres dedos unidos y en punta como si fueran una lapicera, le dice:

–Anotalo. En serio, anotalo. Después me lo das.

Eso y “metetelo en el culo” es lo mismo.

–¿Vos conocés la pobreza? ¿Le viste la cara a la pobreza?

–No mucho en los últimos tiempos. Les vi la cara a los obreros cuando tenía una fábrica con mi hermano. Entre 1965 y 1982. Vino Martínez de Hoz, mi hermano se puso un negocio de Puerto Libre, hizo guita a patadas y yo tuve que negociar la quiebra. Me quedé en pelotas.

–La cara de los obreros no es la cara de la pobreza. Los obreros de la época que mencionás tenían laburo, salario, casa, familia, dignidad. La pobreza es indigna. Menem humilló a los obreros. Los transformó en mendigos. Pero, ¿recorriste el conurbano?

–Lo siento, no. Casi no salgo de mi casa. Escribo como un poseído.

–Le ves la cara a la pobreza y no te olvidás más. ¿Vos peleás por los pobres?

–Peleo para que todo sea menos brutal. No creo que pueda cambiar este sistema de mierda. Además, no tengo ninguna receta. No sé por qué lo cambiaría. Aumentaría la participación de los marginados en la renta nacional. Haría un plan de viviendas. Crearía industrias para que tengan trabajo. Pero ya no creo en el socialismo de Marx ni de Lenin. Hay que hacer otra cosa.

–¿Cuál?

–No sé. O sólo algo sé, apenas algo: nada de dictadura del proletariado.

–Insisto: vos peleás por los pobres. ¿Cuando decís que peleás para que todo sea menos brutal pensás en ellos?

–Sí.

–¿Y cómo no les vas a ver la cara?

–Se la veo en Buenos Aires, Néstor. Los veo revolviendo los tachos de basura. Estoy comiendo en Lalo y desde la ventana veo a los pibes revolviendo la basura. Después, como con una culpa que me perfora el estómago.

–Es el precio que pagás para tener la conciencia tranquila.

–La tengo tranquila. No puedo hacer más de lo que hago. No puedo pirarme como Simone Weil. No puedo ir a laburar a la Renault. Que, además, se rajó de aquí.

–Podés venir conmigo a Tucumán.

Otra faceta de Néstor. Los viajes sorpresivos: “Te venís conmigo”. Sigue:

–Estuve ahí. Fui en tren. Para ver bien todo. Para no dejar de ver la miseria. Cuando el pobrerío se agolpaba junto al tren me tiré sobre ellos. Quería tocarlos, que me tocaran. Tenía un ramo de flores. Ellos sabían para qué había ido. Había una gran fosa. Los milicos habían enterrado ahí doscientos cadáveres. ¿Pocos, no? Total, estamos acostumbrados a cifras peores. ¿No son una mierda las cifras? Te dicen doscientos, quinientos, diez mil, treinta mil y no ves ni una cara. Te muestran la foto de un pibe, de una piba y te querés morir. Te ponés a llorar. “Hijos de puta”, decís. “¿Cómo pudieron matar a esta piba, a este pibe?”. Me llevaron hasta la fosa y ahí tiré el ramo de flores. Después volví al tren y me fui. Oíme bien, la próxima vez que vaya a Tucumán te venís conmigo. Te agarro de un brazo y nos tiramos juntos sobre la gente. Ahí le vas a conocer la cara a la pobreza.

No supe qué contestarle.

Entonces apareció Cristina. Venía contenta, cargaba con un libro de dimensiones temibles. Camina pisando fuerte, siempre decidida, siempre sabe a dónde va. Todo piso que pretenda tolerar esa pisadas deberá ser fuerte. Si no, se agrieta. Si se agrieta, ella no se hunde. Da un pequeño salto y sigue por otro carril. Hasta donde yo sé –no es mucho lo que sé, pero creo conocerla–, Cristina se fija una meta y la meta no se le escapa. Apunta hacia y hacia ahí va. (...) Ahora pone el enorme libro sobre la mesa de gabinete. Es un libro sobre los glaciares.

–Hola, José Pablo. –Y sin pausa alguna– Miren esto. ¿No es hermoso?

Néstor lo mira minuciosamente. (¡Cuánto hace que no meto este adverbio! Claro: apesta a prosa borgeana.) Del modo que sea, el adverbio ya está. Sigamos con él. Si Néstor mira minuciosamente, ¿con qué ojo lo hace? Se supone que con el que no se le piantó para un costado. ¿Cuál es? No es fácil la cosa.

Cuando hablo con él no sé bien dónde mirarlo. Porque uno no demora en descubrir el ojo correcto. Sin embargo, ¿hay que mirarlo siempre ahí? ¿No es remarcar su carencia (esa desviación es una carencia: la carencia de un ojo bien centrado) mirarle solamente el ojo sano? No hacerlo, me pone mal. ¿Por qué no mirarle los dos ojos? Tiene dos ojos. Uno, desviado. Pero no es menos suyo que el otro. Y los dos deben haber tenido la misma importancia en su vida. Y hasta acaso más la tuvo el desviado. Porque era el problema a superar. ¿Cómo superar que uno tiene un ojo para otro lado? ¿Qué cargadas habrá tenido que aguantar de pibe? ¿Cuántas veces se habrá tenido que agarrar a las piñas? Los pibes son muy crueles con esas cosas. (“¡Virola! ¡Bizcacho! ¡Se te piantó un ojo, boludo!”) ¿Acaso en esa frase admirativa de sus compañeros cuando conquistó el corazón de Cristina, la envidia no estaba aumentada por la cuestión del ojo?

–¿Vieron la mina que se levantó Lupín?

Podría significar:

–¿No es increíble que el virola éste, con ese ojo que se le fue a la mierda, se haya levantado esa mina?

Cuando me mira de frente trato de mirarle los dos ojos. Darles la misma jerarquía. Y, cuando no puedo, le miro el entrecejo. De esto debe estar más que apiolado porque lo deben hacer muchos. Es la más fácil. “Le miro el entrecejo y zafo.” Porque hay otro problema: no es tan fácil descubrir en todo momento cuál es el ojo al que hay que mirar. A veces se le mezclan a uno. Y se encuentra mirando el que no quería, el que se había vedado. La clave –creo– es no vedarse ninguno. Mirarlo a los ojos como suele decirse. Si uno lo mira así (a los ojos) lo mira indiferentemente a uno y a otro. Se libera del problema del ojo privilegiado. Total, a él ya le debe importar poco a dónde lo miran. Creo que delegó el problema en el otro. Con el tiempo encontrará una solución fantástica. Los grandes actores norteamericanos, los rudos, los que hacen películas de cowboys o de guerra y tienen que andar mucho bajo el sol, siempre entrecierran los ojos. Clint Eastwood tiene los ojos como dos rayitas. (...) El ceño siempre fruncido, siempre malhumorado, y la boca la ladeaba hacia la izquierda o hacia la derecha. Cuando lo hacía mostraba los dientes y cerraba ese ojo, el otro lo dejaba totalmente abierto. La excusa era el sol. Alguien (¡qué lástima que no fui yo!) le dio a Néstor estos datos. O él lo descubrió solo al asunto ese de cómo cerrar un ojo y quedar como un cowboy bravío. La cuestión es que empezó a hacerlo y le quedó bárbaro. Clint Kirchner reemplazó al pibe del ojo virado de la primaria, de la secundaria, de la facultad, de la militancia. Se acabó: ahora era el Marshall de la República, era Clint Kirchner y tenía, como siempre, a la chica más linda del pueblo.

La chica más linda del pueblo dice:

–¿No es hermoso?

–Son los glaciares –dice Néstor.

–Sí, ya sé, bobo. Pero el libro me lo regaló Joseph Stiglitz. Hace dos horas que estoy hablando con él y tiene un montón de ideas para ayudarnos.

Joseph Stiglitz es Premio Nobel de Economía. Suerte que Cristina no agregó: “Vos, en cambio, hace dos horas que estás con este nabo con el que no vas a ir a ningún lado”. Pero yo lo pensé. “Cristina debiera decirle eso.” Jamás lo habría hecho. Sin embargo, si así me pareció, tal vez fue porque algo de eso flotó en el ambiente. ¿O era yo el que lo sentí, era yo el que se sentía un intruso en la Casa de Gobierno, el que no tenía un Premio Nobel ni Saramago le había dicho cómo ganarlo? Stiglitz siempre fue importante para el gobierno de Néstor y Cristina y sigue ahora cerca de ella. Desde luego, está contra la libertad de mercado, a favor del intervencionismo estatal y el Mercosur. Para el establishment y sus periodistas, una pesadilla. Un enemigo mortal.

Cristina dice:

–Hasta luego –y desaparece tras la puerta.

–¿No querés ir con Stiglitz? –le pregunto a Néstor–. Debe tener cosas más importantes que yo para decirte.

Néstor sonríe sonoramente.

–No te creo que digas eso en serio. Para vos, un economista, aunque sea Stiglitz, es un tipo que sabe sumar y restar, pero de política nada.

–Conocés la frase: la política es algo muy importante para dejársela a los economistas.

–¡Claro! Miralo a Menem. Les dejó el país a los economistas. Lo hicieron mierda. Pero hay otra cosa.

–¿Otra cosa?

–Otra cosa por la que no te creo que digas en serio que me vaya con Stiglitz y te deje. Entre Stiglitz y vos, te parece mucho más importante que esté con vos.

–Bueno, con Stiglitz está Cristina. Es posible que ya sea suficiente.

–Tampoco es por eso. Mirá, José Pablo, vos tenés muchas buenas cualidades. Pero creo –creo, eh– que la modestia no figura entre ellas.

–¿La modestia es una buena cualidad? ¿No es una cualidad medio pelotuda? ¿De qué te sirve la modestia? (...) ¿Vos sos modesto? Si me decís que sí tampoco te creo.

–No sé si soy o no modesto. Pero soy bravo, peleador. Voy a tratar de armar un gran quilombo antes de que me saquen de aquí. ¿Y sabés cómo me sacan de aquí?

Se inclinó hacia mí y me miró fijo. No supe con cuál de los dos ojos, pero sin duda con el mejor. Y con una certeza que sostenía existencialmente todo su edificio político, dijo:

–De aquí me sacan con los pies para adelante. Solamente así.

Me encargó una misión que ya comentaré. Pero nuestra conversación en la sala de gabinete había terminado. Terminó con esa confesión de hierro. Esa confesión que implicaba la aceptación del riesgo de la vida y la decisión de entregarla si era necesario. Creo que también agregó:

–Yo, de aquí, no me voy en helicóptero.

Ese encuentro –el primero– había durado una hora y 45 minutos.

Los culpables de la crisis donde tienen que estar

Islandia nos da una lección. El capitalismo salvaje nos ha traído hasta aquí y alguien tiene que pagar los platos rotos. En España, de momento, pagamos los ciudadanos. El debate es muy amplio, porque las alternativas al capitalismo no está claro que funcionen (algunas son simplemente un desastre), sin embargo, "fabricar" de la nada la riqueza de un país puede tener las consecuencias que estamos viviendo desde Lehman Brothers y antes.

El daño ya está hecho. Como en el caso de los accidentes graves, se trata de analizar cuidadosamente la situación y de no repetir los mismos errores. El pensamiento ultraliberal debería estar muerto y enterrado, y la gente debería tener una enorme conciencia de lo que se está jugando.

Hay que generar un debate permanente en la calle, pero no sobre la última imbecilidad de Mourinho o la figura de Belén Esteban, sino sobre las reglas económicas del mundo en el que queremos vivir, el modelo energético y el grado de poder que puede concentrarse en pocas manos. Hay que superar la etapa del capitalismo salvaje.

Se busca. Hombre, 48 años, 1,80 metros, 114 kilos. Calvo, ojos azules. La Interpol acompaña esa descripción de una foto en la que aparece un tipo bien afeitado embutido en uno de esos trajes oscuros de 2.000 euros y tocado con un impecable nudo de corbata. Se ve a la legua que se trata de un banquero: este no es uno de esos carteles del salvaje Oeste. La delincuencia ha cambiado mucho con la globalización financiera. Y sin embargo, esta historia tiene ribetes de western de Sam Peckinpah ambientado en el Ártico. Esto es Islandia, el lugar donde los bancos quiebran y sus directivos pueden ir a la cárcel sin que el cielo se desplome sobre nuestras cabezas; la isla donde apenas medio millar de personas armadas con peligrosas cacerolas pueden derrocar un Gobierno. Esto es Islandia, el pedazo de hielo y roca volcánica que un día fue el país más feliz del mundo (así, como suena) y donde ahora los taxistas lanzan las mismas miradas furibundas que en todas partes cuando se les pregunta si están más cabreados con los banqueros o con los políticos. En fin, Esto es Islandia: paraíso sobrenatural, reza el cartel que se divisa desde el avión, antes incluso de desembarcar.

El tipo de la foto se llama Sigurdur Einarsson. Era el presidente ejecutivo de uno de los grandes bancos de Islandia y el más temerario de todos ellos, Kaupthing (literalmente, "la plaza del mercado"; los islandeses tienen un extraño sentido del humor, además de una lengua milenaria e impenetrable). Einarsson ya no está en la lista de la Interpol. Fue detenido hace unos días en su mansión de Londres. Y es uno de los protagonistas del libro más leído de Islandia: nueve volúmenes y 2.400 páginas para una especie de saga delirante sobre los desmanes que puede llegar a perpetrar la industria financiera cuando está totalmente fuera de control.

Nueve volúmenes: prácticamente unos episodios nacionales en los que se demuestra que nada de eso fue un accidente. Islandia fue saqueada por no más de 20 o 30 personas. Una docena de banqueros, unos pocos empresarios y un puñado de políticos formaron un grupo salvaje que llevó al país entero a la ruina: 10 de los 63 parlamentarios islandeses, incluidos los dos líderes del partido que ha gobernado casi ininterrumpidamente desde 1944, tenían concedidos préstamos personales por un valor de casi 10 millones de euros por cabeza. Está por demostrar que eso sea delito (aunque parece que parte de ese dinero servía para comprar acciones de los propios bancos: para hinchar las cotizaciones), pero al menos es un escándalo mayúsculo.

Islandia es una excepción, una singularidad; una rareza. Y no solo por dejar quebrar sus bancos y perseguir a sus banqueros. La isla es un paisaje lunar con apenas 320.000 habitantes a medio camino entre Europa, EE UU y el círculo polar, con un clima y una geografía extremos, con una de las tradiciones democráticas más antiguas de Europa y, fin de los tópicos, con una gente de indomable carácter y una forma de ser y hacer de lo más peculiar. Un lugar donde uno de esos taxistas furibundos, tras dejar atrás la capital, Reikiavik, se adentra en una lengua de tierra rodeada de agua y deja al periodista al pie de la distinguida residencia presidencial, con el mismísimo presidente esperando en el quicio de la puerta: cualquiera puede acercarse sin problemas, no hay medidas de seguridad ni un solo policía. Solo el detalle exótico de una enorme piel de oso polar en lo alto de una escalera saca del pasmo a quien en su primera entrevista con un presidente de un país se topa con un mandatario, Ólagur Grímsson, que considera "una locura" que sus conciudadanos "tengan que pagar la factura de su banca sin que se les consulte".

Y del presidente al ciudadano de a pie: de la anécdota a la categoría. Arnar Arinbjarnarsson es capaz de resumir el apocalipsis de Islandia con estupefaciente impavidez, frente a un humeante capuchino en el céntrico Café París, a dos pasos del Althing, el Parlamento. Arnar tiene 33 años y estudió ingeniería en la universidad, pero, al acabar, ni siquiera se le pasó por la cabeza diseñar puentes: uno de los bancos le contrató, pese a carecer de formación financiera. "La banca estaba experimentando un crecimiento explosivo, y para un ingeniero es relativamente sencillo aprender matemática financiera, sobre todo si el sueldo es estratosférico", alega.

Islandia venía de ser el país más pobre de Europa a principios del siglo XX. En los años ochenta, el Gobierno privatizó la pesca: la dividió en cuotas e hizo millonarios a unos cuantos pescadores. A partir de ahí, bajo el influjo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, el país se convirtió en la quintaesencia del modelo liberal, con una política económica de bajos impuestos, privatizaciones, desregulaciones y demás: la sombra de Milton Friedman, que viajó durante esa época a Reikiavik, es alargada. Aquello funcionó. La renta per cápita se situó entre las más altas del mundo, el paro se estabilizó en el 1% y el país invirtió en energía verde, plantas de aluminio y tecnología. El culmen llegó con el nuevo siglo: el Estado privatizó la banca y los banqueros iniciaron una carrera desaforada por la expansión dentro y fuera del país, ayudados por las manos libres que les dejaba la falta de regulación y por unos tipos de interés en torno al 15% que atraían los ahorros de los dentistas austriacos, los jubilados alemanes y los comerciantes holandeses. Una economía sana, asentada sobre sólidas bases, se convirtió en una mesa de black jack. Ni siquiera faltó una campaña nacionalista a favor de la supremacía racial de la casta empresarial, lo que tal vez demuestra lo peligroso que es meter en la cabeza de la gente ese tipo de memeces, ya sea "las casas nunca bajan de precio" o "los islandeses controlan mejor el riesgo por su pasado vikingo".

La fiesta se desbocó: los activos de los bancos llegaron a multiplicar por 12 el PIB. Solo Irlanda, otro ejemplo de modelo liberal, se acerca a esas cifras. Hasta que de la noche a la mañana -con el colapso de Lehman Brothers y el petardazo financiero mundial- todo se desmoronó, en lo que ha sido "el shock más brutal y fulminante de la crisis internacional", asegura Jon Danielsson, de la London School of Economics.

Pero volvamos a Arnar y su relato: "La banca empezó a derrochar dinero en juergas con champán y estrellas del rock; se compró o ayudó a comprar medio Oxford Street, varios clubes de fútbol de la liga inglesa, bancos en Dinamarca, empresas en toda Escandinavia: todo lo que estuviera en venta, y todo a crédito". Los ejecutivos se concedían créditos millonarios a sí mismos, a sus familiares, a sus amigos y a los políticos cercanos, a menudo, sin garantías. La Bolsa multiplicó su valor por nueve entre 2003 y 2007. Los precios de los pisos se triplicaron. "Los bancos levantaron un obsceno castillo de naipes que se lo llevó todo por delante", cuenta Arnar, que conserva su empleo, pero con la mitad de sueldo. Acaba de comprarse un barco a medias con su padre con la intención de cambiar de vida: quiere dedicarse a la pesca.

La fábula de una isla de pescadores que se convirtió en un país de banqueros tiene moraleja: "Tal vez sea hora de volver al comienzo", reflexiona el ingeniero. "Tal vez todo ese dinero y ese talento que absorbe la banca cuando crece demasiado no solo se convierte en un foco de inestabilidad, sino que detrae recursos de otros sectores y puede llegar a ser nocivo, al impedir que una economía desarrolle todo su potencial", dice el presidente Grímsson.

La magnitud de la catástrofe fue espectacular. La inflación se desbocó, la corona se desplomó, el paro creció a toda velocidad, el PIB ha caído el 15%, los bancos perdieron unos 100.000 millones de dólares (pasará mucho tiempo antes de que haya cifras definitivas) y los islandeses siguieron siendo ricos, más o menos: la mitad de ricos que antes. ¿De quién fue la culpa? De los bancos y los banqueros, por supuesto. De sus excesos, de aquella barra libre de crédito, de su desmesurada codicia. Los bancos son el monstruo, la culpa es de ellos y, en todo caso, de los políticos, que les permitieron todo eso. OK. No hay duda. ¿Solamente de los bancos?

"El país entero se vio atrapado en una burbuja. La banca experimentó un desarrollo repentino, algo que ahora vemos como algo estúpido e irresponsable. Pero la gente hizo algo parecido. Las reglas normales de las finanzas quedaron suspendidas y entramos en la era del todo vale: dos casas, tres casas por familia, un Range Rover, una moto de nieve. Los salarios subían, la riqueza parecía salir de la nada, las tarjetas de crédito echaban humo", explica Ásgeir Jonsson, ex economista jefe de Kaupthing. El también economista Magnus Skulasson asume que esa locura colectiva llevó a un país entero a parecer dominado por los valores de Wall Street, de la banca de inversión más especulativa. "Los islandeses hemos contribuido decisivamente a que pasara lo que pasó, por permitir que el Gobierno y la banca hicieran lo que hicieron, pero también participamos de esa combinación de codicia y estupidez. Los bancos merecen sentarse en el banquillo y nosotros nos merecemos una parte del castigo: pero solo una parte", afirma en el restaurante de un céntrico hotel.

Una cosa salva a los islandeses, de alguna manera les redime de parte de esos pecados. En su incisivo ¡Indignaos!, Stephane Hessel describe cómo en Europa y EE UU los financieros, culpables indiscutibles de la crisis, han salvado el bache y prosiguen su vida como siempre: han vuelto los beneficios, los bonus, esas cosas. En cambio, sus víctimas no han recuperado el nivel de ingresos, ni mucho menos el empleo. "El poder del dinero nunca había sido tan grande, insolente, egoísta con todos", acusa, y, sin embargo, "los banqueros apenas han soportado las consecuencias de sus desafueros", añade en el prólogo del libro el escritor José Luis Sampedro.

Así es: salvo tal vez en el Ártico. Islandia ha hecho un valiente intento de pedir responsabilidades. "Dejar quebrar los bancos y decirles a los acreedores que no van a cobrar todo lo que se les debe ha ayudado a mitigar algunas de las consecuencias de las locuras de sus banqueros", asegura por teléfono desde Tejas el economista James K. Galbraith.

Contada así, la versión islandesa de la crisis tiene un toque romántico. Pero la economía es siempre más prosaica de lo que parece. Hay quien relata una historia distinta: "Simplemente, no había dinero para rescatar a los bancos: de lo contrario, el Estado los habría salvado: ¡Llegamos a pedírselo a Rusia!", critica el politólogo Eirikur Bergmann. "Fue un accidente: no queríamos, pero tuvimos que dejarlos quebrar y ahora los políticos tratan de vender esa leyenda de que Islandia ha dado otra respuesta".

Sea como sea, la crisis ha dejado una cicatriz enorme que sigue bien visible: hay controles de capitales, un delicioso eufemismo de lo que en el hemisferio Sur (y más concretamente en Argentina) suele llamarse corralito. El paro sigue por encima del 8%, tasas desconocidas por estos lares. El desplome de la corona ha empobrecido a todo el país, excepto a las empresas exportadoras. Cuatro de cada diez hogares se endeudaron en divisas o con créditos vinculados a la inflación (parece que, por lo general, para comprar segundas residencias y coches de lujo), lo que ha dejado un agujero considerable en el bolsillo de la gente. Tras dejar quebrar el sistema bancario, el Estado lo nacionalizó y acabó inyectando montones de dinero -el equivalente a una cuarta parte del PIB- para que la banca no dejara de funcionar, y ahora empieza a reprivatizarlo: la vida, de algún modo, sigue igual.

Todo eso ha elevado la deuda pública por encima del 100% del PIB, y para controlar el déficit tampoco los islandeses se han librado de la oleada de austeridad que recorre Europa desde el Estrecho de Gibraltar hasta la costa de Groenlandia: más impuestos y menos gasto público. Al cabo, Islandia tuvo que pedir un rescate al FMI, y el Fondo ha aplicado las recetas habituales: se han elevado el IRPF y el IVA islandeses y se han creado nuevos impuestos, y por el lado del gasto se han bajado salarios y beneficios sociales y se están cerrando escuelas; se ha reducido el Estado del bienestar. Que es lo que suele suceder cuando de repente un país es menos rico de lo que creía.

"Hemos recorrido una década hacia atrás", cierra Bergman. Y aun así, el Gobierno y el FMI aseguran que Islandia crecerá este año un 3%: el desplome de la corona ha permitido un despegue de las exportaciones, hay sectores punteros -como el aluminio- que están teniendo una crisis muy provechosa, y, al fin y al cabo, Islandia es un país joven con un nivel educativo sobresaliente. Entre la docena de fuentes consultadas para este reportaje, sin embargo, no abunda el optimismo. Uno de los economistas más brillantes de Islandia, Gylfi Zoega, dibuja un panorama preocupante: "Los bancos aún no son operativos, los balances de las empresas están dañados, el acceso al mercado de capitales está cerrado, el Gobierno muestra una debilidad alarmante. No hay consenso sobre qué lugar deben ocupar Islandia y su economía en el mundo. Vamos a la deriva... No se engañe: ni siquiera el colapso de los bancos fue una elección; no había alternativa. Islandia no puede ser un modelo de nada".

Hay quien duda incluso de que los banqueros den finalmente con sus huesos en la cárcel: "Los ejecutivos han sido detenidos varias veces, y después, puestos en libertad: como tantas otras veces, eso es más un jugueteo con la opinión pública que otra cosa", asegura Jon Danielsson. Hannes Guissurasson, asesor del anterior Gobierno y conocido por su férrea defensa de postulados neoliberales, incluso traza una fina línea entre el delito y algunas de las prácticas bancarias de los últimos años. "Muy pocos banqueros van a ir a la prisión, si es que va alguno: ¿qué ley vulnera la excesiva toma de riesgos?", se pregunta.

Pero los mitos son los mitos (y un periodista debe defender su reportaje hasta el último párrafo) e Islandia deja varias lecciones fundamentales. Una: no está claro si dejar caer un banco es un acto reaccionario o libertario, pero el coste, al menos para Islandia, es sorprendentemente bajo; el PIB de Irlanda (cuyo Gobierno garantizó toda la deuda bancaria) ha caído lo mismo y sus perspectivas de recuperación son peores. Dos: tener moneda propia no es un mal negocio. En caso de apuro se devalúa y santas Pascuas; eso permite salir de la crisis con exportaciones, algo que ni Grecia ni Irlanda (ni España) pueden hacer.

La última y definitiva enseñanza viene de la mano del grupo salvaje, a quien nadie vio venir: ni las agencias de calificación ni los auditores anticiparon los problemas (aunque lo que no descubre una buena auditoría lo destapa una buena crisis: Pricewaterhousecoopers está acusada de negligencia). Pero los problemas estaban ahí: la prueba es que la inmensa mayoría de los ejecutivos de banca están de patitas en la calle y algunos esperan juicio. Nuestro Sigurdur Einarsson, el banquero más buscado, se compró una mansión en Chelsea, uno de los barrios más exclusivos de Londres, por 12 millones de euros. La mayoría de los banqueros que tienen problemas con la justicia hicieron lo mismo durante los años del boom, y menos mal que lo hicieron: la gente les abucheaba en el teatro, les tiraba bolas de nieve en plena calle, les lanzaba piropos en los restaurantes o les dejaba ocurrentes pintadas en sus domicilios. Salieron pitando de Islandia. El caso es que Einarsson no tuvo que marcharse: vivía en su estupenda mansión londinense desde 2005. La hipoteca no era problema: Einarsson decidió alquilársela al banco mientras vivía en la casa; al fin y al cabo, un presidente es un presidente, y ese es el tipo de demostraciones de talento financiero que solo traen sorpresas en el improbable caso de que la justicia se meta por medio. Islandia parece el lugar adecuado para que sucedan cosas improbables: según las estadísticas, más de la mitad de los islandeses cree en los elfos. En el avión de vuelta se entiende mejor la publicidad del aeropuerto, sobre todo porque las fuentes consultadas descartan que, si finalmente hay condena a los banqueros, el Gobierno islandés vaya a conceder un solo indulto. Esto es Islandia: paraíso sobrenatural. ¡Vaya si lo es! -

El 'caso Icesave' (y otras rarezas)

El tiburón putrefacto es uno de los platos típicos de Islandia, que tiene una noche inacabable (no solo por las horas de oscuridad), una de las pocas primeras ministras del mundo (Johana Sigurdardottir, abiertamente lesbiana) y un museo de penes (y esto no es una errata). La lista de rarezas es inacabable: es más fácil entrevistar al presidente de Islandia que al alcalde de Reikiavik, Jon Gnarr, célebre por pactar solo con quienes hayan visto las cuatro temporadas de Mad Men. Con la crisis, las singularidades han alcanzado incluso al siempre aburrido sector financiero: en Londres han llegado a aplicarle métodos antiterroristas.

Landsbanki, uno de los tres grandes bancos islandeses, abrió una filial por Internet con una cuenta de ahorro a altos tipos de interés, Icesave, que hizo furor entre británicos y holandeses. Cuando las cosas empezaron a torcerse y el Gobierno británico detectó que el banco estaba repatriando capitales, le aplicó la ley antiterrorista para congelar sus fondos. Ese fue el detonante de toda la crisis: provocó la quiebra en cadena de toda la banca. Y sigue dando tremendos dolores de cabeza a Islandia.

Holanda y Reino Unido devolvieron a sus ciudadanos el 100% de los depósitos y ahora exigen ese dinero: 4.000 millones de euros, un tercio del PIB islandés, nada menos. El Gobierno llegó a un acuerdo para que los ciudadanos pagaran en 15 años y al 5,5% de interés: la gente se organizó para echarlo abajo en un referéndum, tras el veto del presidente. Así llegó un segundo pacto, más ventajoso (tipos del 3%, a pagar en 37 años), y de nuevo la gente decidirá en abril en referéndum si paga o no por los desmanes de sus bancos. Agni Asgeirsson, ex ejecutivo que fue despedido de Kaupthing y ahora trabaja como ingeniero en Río Tinto, es tajante al respecto: "El primer acuerdo era claramente un fraude. Este es más discutible. No queremos pagar, pero eso añadiría incertidumbre legal sobre el futuro del país. Pero lo interesante es cómo ha reaccionado la gente". Ese es quizá el mayor atractivo de la respuesta islandesa: la parlamentaria y ex magistrada francesa Eva Joly (a quien se encargó el inicio de la investigación sobre la banca) asegura que lo más llamativo de Islandia es que en un país "que se consideraba a sí mismo un milagro neoliberal, y donde se había perdido gradualmente todo interés por la política, ahora la gente quiere tener su destino en sus propias manos".

"Eso sí: la fe en los políticos y los banqueros tardará en volver, pero que mucho, mucho, tiempo", cierra el cónsul de España, Fridrik S. Kristjánsson. -